Capítulo 36. Parte del plan. Parte 03
Siendo sincera, no podía creer lo que estaba viendo frente a mí. Unos toques en la puerta me hicieron despertar ese lunes por la tarde, me había dormido sobre los papeles en los que escribía mi supuesto discurso de graduación que estaban sobre la mesa.
Me levanté cuando los toques insistieron en la madera y tuve que asistir antes de que la persona detrás de la puerta se desesperara, aunque no podría imaginar quién era. Giré el pomo al llegar a él y al quitar el seguro me retiré los lentes de lectura que apenas me había percatado que tenía en mi cara.
— ¿Sí?
— Hola Cooke.
Me quedé inmovilizada al ver la figura de mi hermano, mi mellizo menor, parado frente a mí con una llave en su mano, siendo sincera casi no lo reconocía. Se había cortado el cabello y se había dejado el bello facial, seguía siendo el mismo rostro de niño que empezaba a adoptar unos toques maduros a través del tiempo. ¿Cuánto había pasado para que se viera así?
«Mucho, supongo». Dijo mi interior, y me concienticé de sus palabras, ¿algunos cuatro meses, quizá?
Guardó la llave en el bolsillo delantero de su pantalón para después sonreír.
— Karter, ¿qué tal? —Saludé con cierta sorpresa en mis palabras—. Cuanto tiempo.
— Lo mismo digo. Veo que te sigues durmiendo sobre la mesa cuando estás estudiando, ¿dormiste bien anoche? —Preguntó él al adentrarse sin que fuera invitado. Yo cerré la puerta después.
— Sí, estoy trabajando en los últimos toques de mi tesis, me toca presentarlo la próxima semana, estoy muy tensa.
— Mh, ¿esto también es de tu tesis? —Karter levantó los papeles en los que justo me había dormido y pareció leerlos por encima—. Parece más un discurso.
— Es por que es un discurso. —Una sonrisa cómplice se asomo en mis labios cuando le arrebaté los escritos de sus manos y los moví un poco en el aire—. Adivina quien será la encargada de dar el discurso de la generación.
Mi mellizo abrió los ojos ampliamente por unos segundos y negó después, despacio, como si no pudiera creer lo que decía. Después de digerirlo, una gran sonrisa se asomó en sus labios e hizo que sus brazos me rodearan de golpe para abrazarme, apretándome con fuerza contra él.
— ¡No es posible, Cooke! No me lo puedo creer. Eres... Eres una genio, era cierto cada vez que lo decías, ahora más lo afirmo. —Comentó entre las carcajadas de alegría, meciéndonos de un lado a otro con felicidad que era emana de él—. ¿Ya le dijiste a papá y mamá?
— No les he dicho aún, quiero sorprenderlos.
— ¿Cómo? ¿El mismo día de la graduación?
Asentí.
— Estarán muy orgullosos de ti, al igual que yo. —Su mano pasó por mi cabeza sin dejar la gran sonrisa que era rodeada por la copiosa barba recién nacida de su rostro.
— ¿Cómo? Tú te graduarás conmigo, ¿no?
En su rostro se dibujó una mueca al instante y me hizo entender todo al instante.
— ¿Es por Amaya? —Solté la pregunta casi por inercia y él pareció dudar el responder casi al instante.
— Me he enfocado más en el embarazo, al menos en estos últimos meses. Hablé hace poco con la orientadora y no hubo problemas en hacerlo ya que me restan pocas materias, pero...
— Karter, ¿por qué hiciste eso?
Le corté el rollo al instante, primero la mudanza repentina, luego la lejanía y ahora esto. ¿A quién estaba viendo ahora? ¿En realidad era Karter? Mi boca estaba abierta, pero de ella no se emitió más otra palabra al seguir sorprendida por la medida que había tomado mi hermano.
— Mejor hablemos de otra cosa, ¿quieres?
— ¿Cómo quieres que lo hablemos? Haz atrasado tu graduación, la beca, tu vida se ha detenido por...
— Kylee. —Me cortó la oración mordazmente—. Cambiemos de tema.
— Bien—murmuré a regañadientes, rodando los ojos con algo de incomodidad.
No podía creer que Amaya había logrado retrasar a mi hermano con su estúpido embarazo, ni siquiera sabía si era de él, de eso estaba segura. No era posible que llegara del extranjero, embarazada de la nada, solo diciendo que era de mi hermano. A veces Karter podía ser tan inocente que me enfermaba. Un niño atrapado en el cuerpo de un hombre.
Levanté los ojos para ver a mi mellizo castaño mirando al alrededor, como si buscara algo muy en específico, cuando se dio vuelta y nuestras miradas se sostuvieron, él negó unos segundos con la cabeza.
— No ha sido fácil estar aquí sola aquí, ¿no?
— No tienes idea.
— Veo que acomodas las cosas al igual que mamá, con un orden tan... Tan de ella.
— La genética no se puede evitar, ¿no?
«¿En serio? ¿La genética? La genética es que tiene tu cordura pendiente de un hilo». Otra vez la irritante yo de mi interior.
— Ya cállate—me dije a mí misma casi por inercia, llamando la atención de Karter y haciendo que este frunciera el ceño.
— ¿Disculpa?
— Digo que... —«Vamos Cooke, piensa rápido»—. Ya ha pasado mucho desde que no estás aquí, ¿no te da nostalgia?
— Se puede decir que un poco.
Karter asintió mientras empezó a caminar a paso lento sin dejar de mirar a detalle la habitación, como si en realidad fuera la primera vez de que su presencia estuviera allí. Su actitud me era extraña hasta cierto punto, pero de alguna forma se lo atribuí a los meses sin visita. Suspiré un poco más aliviada cuando vi que se dirigió a la cocina y no le importó mucho el que hubiera hablado prácticamente sola, ¿qué pensaría él si supiera que hablaba con una voz en mi interior con la cual entablaba conversaciones hasta de horas? ¿Qué estaba loca? Era lo más seguro. Considerablemente se preocuparía y haría un millón de preguntas, mejor sería evitar el punto de las pastillas, o mentir, en todo caso.
— Veo que todo está exactamente igual. —Él volvió sin apartar la sonrisa de sus labios, entrando sus manos en los bolsillos de sus pantalones y extendiéndose un poco en su lugar mientras fijaba sus ojos en mí—. Siendo sincero, apostaba que no harías los quehaceres del hogar al estar tan metida en las clases.
— Como siempre, querido hermano, piensas mal. Sé cuidarme sola, ¿se te olvida?
Di unos cuantos pasos por el lugar, imitando el gesto de su rostro, al llegar a la cama decidí el sentarme en su orilla y le indiqué a él que hiciera lo mismo. Él me hizo caso y se ubicó a mi derecha en silencio por un largo momento, hasta que decidió volver a hablar.
— ¿Cómo vas con tus medicamentos?
— ¿Qué te han dicho?
— La última vez que hablé con Lohan de ti supe que terminaron, así que sé lo de la última vez que estuve aquí.
— He estado mucho mejor. Conley me recomendó con un psicólogo de confianza y cambió mis medicamentos, creo que han sido para bien.
— No has... Ya sabes, tenido visiones ni...
— ¡Oh, no! Claro que no, todo está muy bien, creo que me sorprendido a mí misma con solo ver como me pude manejar desde que te fuiste.
«Vives de mentiras, respiras falsedad. Estás en el fondo de la desesperación. Hasta aquí lo puedo sentir».
— Estoy muy feliz de saber eso, estaba muy preocupado al principio por tu estado.
— ¿Y por qué no llamaste? —Mi sonrisa se esfumó al instante con sus palabras.
— Por miedo. Estabas muy enojada por... «La situación» —hizo comillas con los dedos—, y no quería joderlo más de lo que estaba. Pero ya estoy bien, ¿lo ves? —Coloqué mi mano en su hombro para mirarlo con dulzura y su mirada se volvió a mí con interés, escaneando mi rostro para luego soltar un resoplido de risa y tomar mi mano sobre su hombro con la suya,
— Lo veo. —Una larga pausa mientras nuestras miradas se sostenían me hicieron creer que pensaba algo a detalle—. Te quiero mucho.
— Y yo a ti.
Otra abrazo nos fundió en un momento íntimo, lleno de recuerdos. Continuamos hablando, recordando cosas pequeñas y dulces de nuestra hermandad que nos hacía reír de vez en cuando. Olvidé por completo el estrés o los planes que tenía, olvidé que mi hermano se encontraba instalado en una nueva familia, en que Lohan había cortado conmigo, el que Maxwell y Alessandro estaban en el recinto universitario. Todo lo olvidé al solo tener una conversación pasiva con mi mellizo como siempre lo habíamos hecho hasta meses atrás.
Desde ahora faltan: 04 Capítulos.
No olviden seguirme, darle me gusta/estrellita, comentar y compartir si te gusta la historia, eso me ayuda mucho y me hace tener más fuerza para seguir escribiendo. :3
¡Besitos suspensivos! Nos vemos en el próximo capítulo: «Capítulo 37. Katerine».
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