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Capítulo 34. Parte del plan. Parte 01


El plan era sencillamente ir a la casa después de la consulta con la médico encargada del embarazo de Amaya. Pero terminó viendo hacia una vitrina de una tienda para bebés y me obligó a estacionar el auto de Lohan para entrar al lugar. Si apenas tenía cinco meses de gestación y ya estaba vuelta loca al saber el género de la criatura.

— ¡Vamos amor! Solo será para ver.

— Amaya, si no te conociera, te creería. Pero sé a la perfección que no me darás la tarjeta al entrar porque querrás comprar todo lo que ves así que, por favor, hazme caso y-

— ¡Oye! ¿Quién es ella? ¿Es Cooke?

— ¡¿Dónde?! —Miré al frente hacia donde ella había señalado y busqué la mencionada, luego entendí lo que sucedía al sentir el auto moverse de un lado a otro y detenerse de golpe al cerrarse la puerta. Sí, era débil con esa mujer, me imaginaba que sería peor con mi futura hija. No me quedaba de otra. Tras un suspiro, abrí la puerta y salí del lugar para colocarle la alarma con el llavero. Era toda una suerte que Lohan tomara prestado el auto de su padre mientras yo usaba el de él para llevar a Amaya tanto al médico como a otros lados.

Entré a la tienda y pude divisar a la morena embarazada casi saltando de aquí para allá, enamorada de cada prenda que veía de un color rosa que le hiciera ilusión. La alcancé a los minutos y pude ver una pequeña camiseta que decía algo como «La princesa de papi» y no sé por qué me dieron ganas de comprarlo al instante. ¡NO! Debía contenerme, debía detener a Amaya y mantener mis impulsos al margen, no podía dejar que la belleza de esa linda y pequeña ropa me ilusionara.

Sí, la compraríamos, pero no ahora.

— Amaya, debemos irnos, sabes que Lohan usará el auto en la noche.

— Sí amor, ¡pero mira que bello! —Levantó una faldita con brillantina y me hicieron entenderle un poco, si se veía muy tierna. Maldita sea, no podía ser el único con sentido común, era más fácil cuando Cooke tenía que ser la que llevaba el juicio y yo era el divertido.

Por un momento me entristecí. No sé por qué aun mi hermana no entendía la parte de mi emoción y me acompañaba a este tipo de situaciones, sabía que para ella sería más fácil detenernos a los dos a la hora de comprar impulsivamente. Amaya al notar que mi gesto había cambiado, dejó la prenda a un lado y llevó su diestra a su mano para que la mirara.

— ¿Qué pasa? ¿No te gustó?

— No es eso, es que... Si Cooke estuviera aquí, con nosotros, creo que ella nos habría hecho entrar en sentido común y dejar las compras para cuando reuniéramos lo suficiente.

Sonreí con angustia al intentar mejorar la situación, sin lograrlo del todo.

— Karter, ya te lo he dicho. Dale tiempo, solo necesita entender lo que pasa y aceptarlo, no es tan fácil dejar ir a un hermano tan de pronto como lo hizo ella. Y menos a un gemelo. —La seguí mirando por unos segundos y tras un suspiros dejé pasar el tema, aun no estaba muy convencido de eso, pero era posible que, si todos lo decían, era por algo—. Todo estará bien amor. —Dejó un beso en mi mejilla y luego mostró una gran sonrisa de boca cerrada para tomar mi mano y halarme a la salida.

Vaya, al parecer de algo sirvió el estar triste, porque esto hizo que las ganas de obtener ropa de bebé se le fueran. Al lado de la tienda había una heladería y de eso si tuve que comprarle para poder irnos en paz, no saben lo insoportable que se pondría al decirle que no a algo que quiere Amaya y menos con aquel embarazo.

Estábamos comiendo de nuestros respectivos helados en la acera, al lado del auto, mi amada devoraba una paleta de chocolate mientras yo había optado por un cono del mismo sabor. Estábamos hablando de lo linda que sería la niña con una ilusión que solo podía adjudicárselo a ser padres primerizos que no nos percatamos del hecho de que otro auto se detuvo frente al de nosotros. Restamos importancia hasta que las sombras fueron reconocidas por parte de Amaya e hicieron que diera unos pasos hacia atrás, cuando miré hacia las personas que venían hacia nosotros, me levanté del apoyo del auto y me coloqué delante de ella.

— Tranquilos, venimos en son de paz. —Dijo entre risas el castaño que estaba delante del pelinegro. Maxwell y Alessandro, de todas las personas que existen en el mundo, tenían que ser ellos a quienes nos encontráramos.

— Íbamos a la casa de Lohan, pero ya que te encontramos en el camino, es mejor hablar aquí —siguió con las palabras Alessandro con la misma sonrisa de idiota como siempre, mirando a Amaya detrás de mí—. Por cierto, felicidades, ¿qué es?

— A ti que te importa—solté al instante y parecieron sorprenderse un poco por la respuesta, Maxwell levantó sus manos como si intentara mostrar que no haría nada que nos hiciera daño.

— Ey, tranquilo, solo queremos hablar contigo Karter.

— Yo no tengo nada que hablar con ustedes.

— Es sobre Kylee. —Miré al instante a el italiano ante la mención del nombre de mi hermana, pero fue por unos breves segundos cuando retorne la mirada a Maxwell.

— Ya ese no es mi problema, tengo una familia y es mi prioridad. Así que les pediré amablemente el que se larguen de aquí antes de que yo los eche de mala gana.

— No, no entiendes —se apresuró Maxwell en hablar bajando sus manos y borrando su sonrisa—. Kylee no está nada bien, Karter.

Aunque no quise escucharlo, aunque quise creer que era mentira, le oí con atención a sus palabras y, aparentemente, Amaya también ya que la sentí acercarse a la situación.

— Pero no hablemos de esto aquí en la calle, ¿no quieren ir a un lugar más apropiado?

— No iré con ustedes a ninguna parte Maxwell, si quieren hablar, háganlo aquí.

Se quedaron en silencio por unos segundos y se miraron entre ellos, luego Alessandro se alzó de brazos e hizo que Maxwell suspirara para volver a verme.

— Bien, como digas —se cruzó de brazos—. Hace días atrás Kylee presentó un cuadro algo preocupante.

— ¿A qué refieres con preocupante? —Soltó Amaya desde atrás de mí mientras yo me relajaba al escucharle.

— La encontré desmayada en la puerta de la enfermería cuando me dirigía al salón de tesis, al levantarla estaba delirando y decía cosas sin sentido.

No. No, de seguro tenía que ser una mentira. Una maldita mentira por parte de un mentiroso, como lo había hecho en el pasado.

— ¿Y qué me dice que debo creerte eso? No dudaría ni un minuto que lo inventas para llegar a mí y hacerle daño a través de mí.

— Espera Karter, tranquilo —mi novia se acercó a mí y posó su mano en mi hombro para después acariciar mi brazo—, terminemos de escuchar, nos daremos de cuenta si es mentira.

— Pero Amaya-

— Karter—me cortó—, yo sabré si es mentira. No te preocupes.

Suspiré profundamente mirándola y ella sonrió al saber que le haría caso, volví la vista hacia los dos hombres frente a nosotros.

— Bien, prosigan.

— De acuerdo. —Dio unos pasos hacia delante Alessandro para tener el enfoque en él—. Hablé con Kylee hace menos de una semana y aparentemente no se encuentra muy bien desde que terminó con Lohan, debo admitir que no hice algo bueno y la manipulé para que me dijera la verdad de todo lo que ha hecho hasta ahora y pude grabarlo.

— ¿Lo grabaste? —La sorpresa de Amaya me sorprendió a mí—. Pero... Pero ¿Cómo lo hiciste? ¿Cómo ella cedió tan fácil?

— Créeme, tengo buen don de convencimiento. —Una tos por parte del más alto de lo tres le hizo entender que se había salido del tema y continuar—. Bueno, el problema es que ella logró llevárselo, robó mi cámara.

— Perfecto, era tu supuesta única prueba, ¿Entonces? ¿Qué quieres de mí? —Me estaba sacando de quicio el tema, ¿en serio creen que les iba a creer?

— Necesitamos que la convenzas de devolver la cámara.

— O como máximo, robarla —se interpuso Maxwell—. Si quieres no nos creas a nosotros, pero... Si logras obtener la cámara, tienes el derecho de verla y saber la verdad.

— ¡¿En serio creen que-...?!

— ¡Vamos a pensarlo! —Gritó Amaya de repente ante mi voz y la miré de golpe al igual que los otros dos—. Lo pensaremos, yo se los aseguro.

— Amaya, ¿qué haces? —Me di la vuelta para enfrentarla con irritación y ella pareció intimidarse por unos segundos antes de tomar más fuerza al hacer puños sus manos.

— Lo que deberías hacer, te están diciendo que Kylee está mal y que pasa algo con ella, ¿crees que Kylee robaría una cámara de la nada?

— No, lo que creo es que estos dos son unos malditos mentirosos y lo único que quieren es hacerle daño a mi hermana, y no les voy a ayudar.

Me alejé de ella para acercarme al carro y quitarle la alarma antes de abrir la puerta de copiloto, la miré con intensidad para que entendiera que debía subirse ya. Pero ella miró a Maxwell y a Alessandro con algo de cautela.

— Amaya. Entra, ahora.

— Karter...

— ¡No voy a ayudar a estos dos, y menos para joder a mi hermana!

— ¡Entonces lo haré yo! —Gritó en nueva cuenta ella y me hizo sentir la sangre hervir en mi interior.

Cerré el auto con más fuera de la que esperaba y esto pareció asustarla, me acerqué a ella a paso pesado y cuando estuve al punto de tomarle el brazo con fuerza, una mano me detuvo. Miré al responsable y pude divisar a Maxwell, estaba tranquilo a pesar de que me miraba con cierta advertencia.

— Mira su estado antes de que le hagas un daño del que te puedas arrepentir, Sorní.

Me solté de su agarre con rabia y me hizo volver a ver a mi novia, su rostro me estaba incomodando, parecía estar sorprendida de lo que iba a hacer, de que le haría daño a pesar de su estado. Y no quería, no se lo haría, jamás le haría daño a Amaya y menos cuando tiene a mi hija en su vientre. Pero tenía tantas cosas en mi cabeza, tantas emociones y confusiones con solo tener a los dos idiotas allí.

— Karter, por favor, escúchame por una vez.

— Te escucho cada vez que quieres Amaya, ahora tú escúchame a mí. Si Kylee está mal, si Kylee no está en sus cabales como dicen ellos y existe tal video, ¿qué crees que harían? ¿Qué crees que pasaría?

Se mantuvo en silencio, poco a poco fue bajando sus ojos y me hizo saber que había entendido mi punto. Entonces, me di la vuelta para enfrentarlos por una vez.

— Y no les ayudaré, cualquier mierda que quieran hacer, háganla por su maldita cuenta. Esto es lo último.

Ahora sí Amaya me hizo caso y fue detrás de mí, subió al auto con cuidado mientras yo me sentaba al lado del piloto con la ira intacta. Cuando estuvimos cómodos, arranqué el auto y me alejé de allí sin despedirme, menos mirando hacia atrás. Que se la solucionaran como quisieran, por mí podían irse al infierno si trataban de joder a mi hermana.

Estoy asustada de como terminará esto, si Karter no quiso ayudar, ¿cómo se la harán Alessandro y Maxwell para continuar el plan?

Desde ahora faltan: 06 Capítulos.

No olviden seguirme, darle me gusta/estrellita, comentar y compartir si te gusta la historia, eso me ayuda mucho y me hace tener más fuerza para seguir escribiendo. :3

¡Besitos suspensivos! Nos vemos en el próximo capítulo: «Capítulo 35. Parte del plan. Parte 02».

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