Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 23. La mala idea de seguir


Soledad. Al parecer era eso a lo que estaba destinada.

Mi hermano viviendo junto a Amaya, Lohan cada vez más distante de mí y yo, siendo cada vez menos yo.

Me senté en la cama y los recuerdos de las horas atrás llegaron a mi mente como si de fotos instantáneas se tratara. Era justo como aquel sueño que tuve noches antes de este suceso, en el que Maxwell hizo lo que quiso conmigo. Cuando su frenético deseo de poseerme se hizo eco en la habitación y me tomó de las mil maneras que tuvo en su mente.

Pasé mi mano por mi brazo izquierdo, acariciándolo al sentir el vació de la cama a mi lado. No sabía lo que pensaba, ¿qué se quedaría? ¿Por qué lo haría? De ser el caso contrario, yo tampoco lo habría hecho. Maxwell seguramente se fue a los segundos de haberme quedado dormida, al tocar ese lado en el que él estuvo, el frío invadió mi palma.

Flexioné mis piernas hacia mi pecho y las arropé con mis manos, sintiendo solo la calidez de mi cuerpo por debajo de las sábanas, las mismas que cubrían la parte inferior de mi cuerpo después del escenario caóticamente bello que me había dejado el enemigo.

Solo quedaban cuatro meses para concluir la carrera, al igual que a Karter. Pero no sabía por qué tenía esa sensación de que algo malo pasaría, de que todo el tiempo atrás fuera lo único lindo que recordaría y que, de aquí en adelante, todo sería un desastre. ¿Acaso era porque Karter se había alejado de mí? ¿En serio era culpa de Amaya que eso sucediera? ¿Cuándo todo cambió tan de pronto?

«Quizá estuvo cambiando desde siempre, y solo te diste cuenta en el momento en el que fue notable».

— Cállate—susurré.

Ahí estaba. Esa voz. La misma que años atrás me atormentó y solamente había desaparecido en el momento que empecé a tomar mis medicamentos, los mismo que ahora no funcionaban al igual que antes. Desde que esa voz se instaló de nuevo en mi cerebro, perdí la cuenta de cuando fue que estuve en paz por última vez.

«Nunca has tenido paz» —Respondió ella a mis pensamientos—. «No desde la vez que mataste a tu abuelo».

— No lo recuerdo—continué la conversación en voz alta a pesar de que intercambiábamos las palabras dentro de mí—. No sé cómo sucedió lo de mi abuelo.

«Lo sé». —Afirmó—. «Lo sé, porque yo lo hice».

Me sorprendí, aparentemente, de mí misma, ¿qué acababa de decir?

— ¿Quieres decir...? ¿Quieres decir que sí lo hice yo?

«No, lo hice yo». Fruncí el ceño ante esa respuesta y me enderecé un poco en mi lugar.

— No entiendo, acaso tú... ¿No eres yo?

«¿Crees que somos la misma persona?».

La puerta de la habitación se abrió por completo, de golpe, cortando todo rollo interno y asustándome de paso. Tomé la sabana para cubrir mis pechos, que aun seguían al aire.

Entre la oscuridad del lugar no pude distinguir de quién se trataba y eso me inquietaba, ¿quién abriría la puerta de esa manera a tal hora de la madrugada? ¿Acaso Maxwell había vuelto? ¿Para qué?

— ¿Cooke? —Las palabras vinieron acompañadas de la imagen reflejada por la tenue luz que entraba por la ventana. Era Lohan.

— ¿Lohan? —Debilité un poco el agarre sobre mi pecho de la tela, él se acercó entre las sombras para distinguirse con más detalle. Llevaba esa camisa que le enmarcaba el cuerpo con una sutileza que adoraba y me hizo reconocerla en un instante. Pero no pude prestarle tanta atención a la prenda como hubiese querido, no con ese rostro que traía y me hacía secar la boca ante la duda—. ¿Cómo entraste?

— La puerta estaba abierta, ¿por qué la dejaste así?

Mierda. De seguro había sido Maxwell, pero... Eso no tenía sentido, ¿por qué la dejaría abierta? ¿En realidad sí volvería?

— Yo... Al parecer lo olvidé—inventé—, estoy demasiado estresada. Pero ¿por qué estás tú aquí a esta hora? —Levanté la sábana aún más sobre mi pecho, con intenciones de esconderme de su mirada azulada, que inspeccionaba todo en mí. Debía inventarme algo antes de que él notara de que estaba completamente desnuda debajo de las telas de cama.

— Te dije que vendría, que no te durmieras, ¿acaso lo olvidaste?

— Ah... —Sí, lo había olvidado. Mas, no podía hacerlo notar—. No, no lo hice.

El silencio se hizo presente en la oscuridad.

— ¿Quieres que hablemos mañana? Creo que estás muy cansada.

Lohan se sentó en la orilla de la cama, observándome a detalle, como si quisiera que decidiera lo que haríamos. Pero la cercanía le dio la oportunidad de que notara el que no llevaba nada debajo, o eso entendí cuando sus cejas se fruncieron sobre sus ojos y acercó su cara más para confirmar si estaba en lo cierto.

— Acaso estás... ¿desnuda?

¡Joder! Tenía que pensar algo más rápido. Moví mis ojos a distintos lugares en busca de algún objeto que me ayudara a salir de aquel apuro. Sin embargo, la idea llegó a mí cuando vi su mano y todo se dejó fluir suavemente por mi mente como la hiel sobre un árbol.

«Que descarado es tu plan, Kylee». —Soltó de repente mi voz interna—. «Aun después de todo lo que le hiciste a Maxwell, tienes las intenciones de seguir».

— Yo...

— ¿Tú...? —Cuestionó él ante el monosílabo que emití.

Cambié mi gesto facial a uno más avergonzado. A uno en el que pareciera haber sido descubierta en algo que tenía planeado. Ya sabía que tenía esto en la palma de mi mano.

— Me descubriste Lohan—solté sin más—. El plan era que entraras y, me encontraras así... Dispuesta para ti. —Sus ojos se abrieron con sorpresa—. Tengo mucho tiempo en la soledad de mi habitación, esperando por algo interesante en mi vida luego de todas las malas decisiones que he tomado.

Me acerqué a él lentamente, retirando con lentitud la sábana de mi pecho. Solo para ver como los ojos azules de mi novio se clavaban de repente en mis senos desnudos, tragando grueso sin pensarlo mucho.

— Sabes... —Volvió a tragar—. Sabes que solo quiero hablar Kylee, es algo muy importante, tenemos que dejar estos términos muy-

— Lohan—lo llamé en un suspiro casi suplicante, uno que se vio desde lejos afectarle de sobremanera. Apartó su mirada en un intento de recuperar los sentidos que estaba empezando a perder.

Tomé su mano, la misma que estaba más cerca de mí. La apreté para llamar su atención y, al solo levantar el rostro, restregué mis labios sobre los de él con un desespero irónico al tomar en cuenta de que hace menos de dos horas había hecho lo mismo con Maxwell.

Lohan se resistía y se dejaba, estaba en una constante lucha por entregarse o retroceder en sus deseos. Y fue así hasta el momento en el que nuestras lenguas se encontraron. Mentiría si no dijera que era más allá de lo satisfactorio. Sentí como su zurda se posó en mi hombro y con este gesto me apartó para clavar sus ojos en los míos.

— Cooke.

— ¿Sí? —Inhalé con fuerza con una sonrisa con cierta intención que sabía de sobra que había entendido.

— Sé... Sé lo que quieres-

— Si lo sabes, ¿por qué lo intentas evitar? —Siseé mientras me acomodaba en mi lugar para poder llevar mis manos a su rostro en lo que sus ojos se cerraban con fuerza por el contacto—. ¿Por qué no te dejas llevar?

— Porque eres mi perdición —confesó entre dientes—. Porque si te sigo, me perderé mí mismo.

— ¿Y no es lo que quieres? ¿Perderte unos segundos en mí?

Sus ojos se abrieron de golpe y siguieron observando como si de un niño curioso viendo un juguete nuevo se tratara. Fue cuestión de tiempo para que sus labios volvieran a unirse a los míos, ahora acercándose para sentir su calor elevarse al pasar de los segundos. La tensión se vio elevarse cuando quedó sobre mí por completo en la cama, con ese rostro lleno de intenciones de corromperme y yo, me excitaba de solo imaginar lo que pasaba por su mente.

«¿Crees que podrás luego de cómo te dejó Maxwell?». Preguntó mi yo interior.

«Aun puedo hasta con el mismo infierno». Respondí. ¿Hablar? Lo haríamos de otra manera. Lo que sea que quería decirme, lo dejaríamos para después.

Nunca dudas de las capacidades de una mujer con un plan, y más, si es un plan Ideal.

¡Oh Dios mío! ¿Qué será lo que está planeando Cooke? ¿Acaso la voz seguirá en su cabeza por más tiempo? ¿Todo está tan calculado como lo dejó ella visto? ¿Podré comerme un sándwich doble antes de terminar de escribir esto? DX ¡Oh Dios! ¡Cuanto suspenso!

Desde ahora faltan: 17 Capítulos.

No olviden seguirme, darle me gusta/estrellita, comentar y compartir si te gusta la historia, eso me ayuda mucho y me hace tener más fuerza para seguir escribiendo. :3

¡Besitos suspensivos! Nos vemos en el próximo capítulo: «Capítulo 24. La carta de K. & K.».

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro