Capítulo 11. Desde y para Cuba. Parte 02
Pasaron treinta minutos de nuestra llegada al conjunto de estanques azules de la universidad, donde ya se encontraban varias personas junto con su público. Ya yo estaba vestido con shorts elásticos apropiados para el deporte mientras seguía usando una camiseta en lo que nos acomodábamos a la situación. Me estiré en mi lugar cuando unos amigos se acercaron para conversar y pasar el tiempo, unas que otras risas salieron de nosotros al hacer chistes que intentaran dispersar los nervios que nos mantenía.
Di una mirada rápida a las gradas y las personas ya se encontraban sentadas en sus respectivos lugares, eran tanto visitantes como propios de Efren y de la universidad, algunos con sus banderas de distintos colores para indicar su grupo a apoyar. Moví mis ojos de un lado a otro hasta que encontré a la chica de cabello bicolor que destacaba de la multitud. Cooke veía algo en su celular y escribía una que otra cosa, pero cuando pareció sentir mi mirada en ella, apartó sus ojos de la pantalla y me observó con poca importancia, al percatarse de que era yo, mostró una gran sonrisa y levantó su bandera azul con anaranjada en el que se leía el nombre de la universidad, agitándola con fuerza. Al finalizar, leí por el movimiento de sus labios que había dicho: «Tú puedes, hermanito».
No pude evitar sonreír por los nervios ante la presión y saludarla con la mano.
La competencia empezó con el sonido del micrófono siendo encendido y llamando la atención de los presentes. Una mujer alta de pelo rojo intenso hecho una coleta se vio delante del parlante. Ella llevaba una ropa ejecutiva muy acorde a su posición de directora de la universidad mientras sus zapatos dorados de punta y tacón fino destacaron. En su cara portaba unos lentes un poco redondos que le daban el aire más juvenil. A su lado, los profesores del deporte de las distintas universidades se acomodaron para esperar por las palabras.
— Buenos días queridos estudiantes, visitantes y ciudadanos de Efren. —Inició de manera potente al erguirse mirando a su alrededor—. ¿Cómo se encuentran el día de hoy? ¿Están listos para ver a su universidad ganar?
Algunos aplausos y gritos se hicieron llegar, entusiasmándonos a todos en el paso. Tal vez no lo habíamos dicho, pero era cierto que esa emoción nos puso más nerviosos que antes.
— Nos reunimos el día de hoy para continuar con esta nueva tradición que decidimos comenzar desde el año anterior con el fin de activar las competencias interuniversitarias y realizar conexiones amistosas que, antes de mi gestión, eran casi nulas.—La mujer de imponente figura movió el papel frente a ella para continuar—. Espero que este año veamos las mejorías prometidas el año anterior, que continuemos haciendo nuevas amistades, avanzando en esta disciplina y abrir el espacio para las relaciones del crecimiento físico como intelectual de nuestros estudiantes. —Una corta pausa para terminar volteando los papeles a su frente y dejar ver una gran sonrisa que era lo que más destacaba de su personalidad—. ¡Y que gane el mejor!
Otra vez la emoción se disparó con el movimiento de las banderas, los gritos en coro y aplausos que nos indicaron que las divisiones empezarían a ser llamadas. Nos ubicamos en nuestros lugares. Por mi parte, era uno de los últimos en participar, pertenecía a el tipo de natación masculina libre y ahora empezarían con el género femenino, así que tocaba esperar.
— ¡Ey! —La voz de Steven, mi amigo de natación, el mismo que estuvo conmigo y Mara desde el principio, me llamó la atención a la vez que el silbato daba en inicio a las chicas de nado de espaldas—. ¿Viste cómo se lanzó la ocho? Diablos, que potencia.
— ¡Por Dios Steven! ¿puedes bajar tu promiscuidad alguna vez? —Ese fue mi otro amigo, George, que también estaba en la misma división que yo. Y sí, ambos participaríamos representando la universidad—. Que la chica tiene fuerza, no tienes que sexualizarla por eso.
— No lo hice, solo dije que tiene potencia.
— Si no te conociéramos, te creeríamos —decidí opinar y el pelinegro me dio una mirada de pocos amigos—. ¿Qué? No hay chica que no veas que no sea de tu agrado.
— Buen punto. —Concordó George.
— Para amigos así, para qué querer enemigos. —Bufó el acusado y tanto el otro moreno como yo nos reímos.
Las charlas continuaron con otros compañeros, el tiempo siguió pasando y los ganadores se fueron viendo. Llegó la competencia de hombres y los nervios se me dispararon otra vez, se estaba acercando mi turno cada vez más y me hacía tragar en seco. El año pasado había quedado en el quinto lugar, este año quería dar mucho más de mí y no pensaba estar bajo de ese podio.
Acabaron los de natación de estilo mariposa de cuatrocientos metros, eso quería decir que era mi turno. George y yo nos levantamos, caminamos hacia las duchas y chocamos los puños con Steven, que volvía de su reciente participación, quedando en cuarto lugar por un solo segundo de diferencia.
Tras el baño de agua fría, seguí al moreno hasta que se colocó en el puesto número cinco, el mío era el número siete. Acomodé mis shorts y me moví un poco para acomodarme, continué con el gorro de goma que cubría mi cabello y luego coloqué mis lentes de protección para hacer mis practicas rápidas de respiración y estiramiento.
Por un momento todo se puso en cámara lenta y decidí volver mi mirada hacia donde sabía que estaba mi melliza, y allí la encontré, de pie, moviendo su bandera y vociferando cosas con una gran sonrisa como no era de costumbre en ella, Cooke era muy tranquila y creía que apenas se movería con la competencia. Pero ahí estaba mi hermana, casi saltando en su lugar para que la viera y supiera que su apoyo estaba conmigo. Otra sonrisa se me escapó y la saludé esta vez con ambas manos, ella respondió de la misma manera si bajar una pizca su emoción.
Entonces me coloqué en mi posición al igual que mis compañeros, me incliné para sostenerme de la posición, casi en las puntas de mis pies. La última respiración fue la más profunda que sentí antes de que el silbato me diera el impulso de lanzarme al agua. Debajo de esta no sentí más nada que el líquido fluir a mi alrededor.
Empecé a bracear con la mayor fuerza que pude entregar y sacaba la cara solo para obtener las bocanadas de respiración necesarias para continuar. En ningún momento me percaté de la situación de mis otros compañeros por estar más pendiente a mi desempeño y el ruido de la gente para dar más ánimo. Y a pesar de que cuando estaba dentro del agua sentía los minutos pasar con rapidez, esos fueron los minutos más largos de mi vida.
Al divisar la pared, extendí mi mano para tocar la meta y sacar mi cabeza al enderezarme en el agua, buscando el aire y observar mi alrededor. Justo en ese momento estaba llegando George y pude impulsarme desde la orilla de la alberca para salirme. No sabía en qué posición había quedado con exactitud al salir, pero vi a mi entrenador a mi lado pasando mi toalla y diciéndome: «Felicidades, obtuvimos plata». Una gran sonrisa vino a mi cuando tomé la tela y la pasé por mi cara. Me levanté colocándome la toalla sobre mis hombros y reuniéndome con mi amigo que tenía la misma sonrisa que yo al enterarse que se había llevado el bronce. La diferencia, nuevamente, fue por un segundo de mi parte, de dos por parte de George.
Y aunque pareciera poco, para mí fue lo mismo que ganar el oro. De estar en el quinto lugar en el año pasado y llegar al segundo hablaba muy bien de mi progreso en el entrenamiento.
Otra ducha rápida de agua fría y terminé secándome para retirar tanto las gafas como el sombrero elástico en mi cabeza. La sonrisa no se apartó ni por un segundo de mi rostro y fuimos recibidos por los compañeros al igual que todos los que habían ganado al igual que nosotros. Cuando participaron todos los que faltaban, terminamos por colocarnos una ropa más común y esperar a que nos llamaran para la premiación. Quedamos en hacer una fiesta de celebración al terminar las mismas, y yo no pensaba en perdérmela al tener la emoción de mi primera medalla del deporte al que tanto tiempo le había dedicado.
Ya estaba muy emocionado y solo me imaginaba el rostro de mi hermosa novia Amaya cuando supiera esto.
Aquí estamos con la segunda parte de este capítulo que me salió tan largo y tuve que dividir en tres pedazos jajaja. ¿Alguna vez se han subido a una montaña rusa? Digamos que en estos dos capítulos todavía estamos en la parte baja y saldremos disparados en el tercer capítulo que se acerca. Preparen sus pastillas de la presión y a sus cerebros de derrames, ¡esto será muy emocionante!
Vuelvo a recordarles que no olviden seguirme en mis redes sociales y aquí en Wattpad, seguiré subiendo historias y tengo pensado muy fielmente el también terminar la historia de «Rumersh», ya que, al igual que esta, la tengo terminada y solo tengo que subirla. :3
Tampoco olviden el dar me gusta/estrellita, compartir y comentar para relacionarnos más con la historia. Responderé todos los comentarios que pueda. :D
¡Besitos misteriosos! Nos vemos en el siguiente capítulo: «Capítulo 12: Desde y para Cuba. Parte 03».
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