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Capítulo 09. Más que desconfianza


Nunca el auto de Lohan estuvo tan silencioso como en ese momento. Sabía cómo era él, esa situación fue lo suficientemente tensa para que su cerebro trabajara por sí solo e imaginara todo lo que quisiera.

— Lohan.

Intenté varias veces hablarle para romper la incomodidad del aire, pero él no respondía, y no era porque estuviera concentrado por completo en conducir, sino porque no quería responderme. Estaba molesto.

No era mi culpa que Alessandro se haya aparecido allí justo en la madrugada cuando nos disponíamos a salir de la universidad para tener un momento a solas, pero era de saberse que la presencia del europeo no le sentó muy bien que digamos, y menos al ocultarla su presencia en la universidad.

Llegamos al establecimiento de comida que frecuentábamos a la hora de la madrugada cuando sucedían los casos de pesadillas, estaba abierto veinticuatro horas y decorado con aquellas luces de color neón que era lo único que iluminaba la calle en la que él detuvo el auto. Nos bajamos y cuando di la vuelta al carro para tomarle del brazo en deseo de llamar su atención, justo se giró hacia mí para enfrentarme, deteniéndome en el proceso.

— ¿Por qué? —Soltó él de repente con las luces a sus espaldas, dándole sombra a su rostro facialmente corrugado por la situación.

— ¿Eh?

— ¿Por qué me sigues ocultando cosas como estas después de tanto tiempo? No te entiendo Cooke.

— No creí que fuera importante.

— No creíste que fuera importante. —Repitió él con evidente sorna en sus palabras. Su lengua se movió por su cavidad bucal, notándose en su mejilla como era de costumbre cuando estaba molesto. Miró a otro lado por unos segundos para colocar sus manos sobre sus caderas.

— Considero que no es necesario el andar contando a los cuatro vientos que mi ex está en la misma universidad que yo.

— Pero sí lo dices cuando lo hace de la nada. —Refutó él.

— ¿Cómo voy a saber yo que es de la nada? ¿Y si quizá solo fue coincidencia?

Lo noté exasperarse cuando su vista volvió a mí. Intenté relajarme para no empeorar la situación, sabía que si seguíamos como estábamos, no llegaríamos a nada.

— Escucha Lohan—respiré profundo—. Sé que hay cosas que oculto, pero son porque considero que... es posible que sean estupideces. Pequeñeces que no hay que darles importancia.

— Perfecto. —Asintió con lentitud, para quedarse con la cabeza agachada—. ¿Entonces le doy importancia cuando se te lance? —Se cruzó de brazos para enfrentarse de nuevo con su posición. Y yo que creía que Karter era terco.

— ¿Qué? ¿Crees que es mi culpa que estuviera casi a las cuatro de la mañana fumando a las afuera de la universidad? ¡Por favor, Lohan!

— ¿Lo es para ti, mi amor? —Cuestionó con ironía en sus palabras. Yo entrecerré los ojos al entender las líneas escondidas en esa pregunta. Fruncí el ceño con obvia incomodidad cuando él se dio la vuelta para alejarse, con intenciones de entrar a la tienda de comida rápida.

— ¿Insinúas que tengo que ver algo con esto?

— Cooke—suspiró mi nombre—, sabes que las insinuaciones no son lo mío.

— No. —Ladeé la cabeza al comprender al instante a donde quería llegar—. Pero las acusaciones sí.

Se detuvo.

— No te acusé.

— Vale —caminé hasta él—. ¿Entonces que hiciste? No insinúas, pero tampoco acusas, ¿entonces por qué peleamos, Lohan?

Cuando estuve frente a Lohan hizo su cabeza hacia atrás y suspiró pesadamente al cerrar los parpados por unos segundos, cuando sus ojos cayeron por tercera vez sobre mi cuerpo se le notó el cansancio de la conversación.

— Odio esto.

— ¿Qué odias?

— Esto. Este juego de gato y ratón, en el que siempre uno persigue al otro. En el que siempre usas las palabras como si... Como si...

— ¿Te manipulara? —Concluí la oración y él mordió el interior de su mejilla—. Sí, me lo han dicho con anterioridad, «mi amor».

Enfaticé en la palabra en lo que giraba sobre mis talones dándole una última mirada, solo notando como su nuez de Adán se movió al tragar en lleno. Sonreí al imaginarme todo lo que podía estar imaginando el ojiazules que ahora me seguía el paso y entraba después de mí al establecimiento.

Las luces en su interior eran muy brillantes y daba la sensación de pasar de un mundo al otro con solo entrar, dejando atrás la oscura noche en la calle. En silencio nos sentamos en una de las mesas centrales a pesar de que le local estaba vacío a excepción de nosotros y otra persona con apariencia de vagabundo en la esquina. Una joven rubia que miraba su celular frente al mostrador se movió de su lugar al notar nuestra presencia en una de las mesas, se acercó a nosotros y preparó su libreta y lápiz para tomar nuestra orden, pero al distinguirnos solo preguntó de si queríamos lo mismo.

Asentimos con una sonrisa fingida y Lohan agregó un extra de cebolla a su pedido, yo alcé una ceja con curiosidad. La chica apuntó esta nueva solicitud y se alejó del donde estábamos, removiendo su coleta rubia con su andar hasta desaparecer por la puerta de la cocina.

— ¿Cebollas extras?

— Se me antojaron.

— Sabes que soy alérgica.

Él mostró una sonrisa divertida.

— Es exactamente para que no quieras comer de lo mío.

— Nuestras peleas no tienen que pagarse con la comida.

— Mi molestia, mi venganza. —Concluyó él alzándose de hombros, restándole importancia a la evidente contienda que teníamos con el otro.

— Por más molesto que estés conmigo, sabes que tengo razón.

— ¿Por qué crees que tienes razón? —Se cruzó de brazos al recostarse del asiento y deslizarse un poco en él.

— ¿Por qué debes saber de mis exnovios? Eres el de ahora, ¿en qué te beneficiaría eso?

— En tener a esas personas en la mira, por ejemplo.

— Eso sería muy inmaduro de tu parte.

— Inmadures sería el creer que saber que tu exnovio está en la universidad me afecta.

— ¡Claro que te afecta! —Reaccioné ante la estupidez que había dicho—. ¿No ves que peleamos por eso?

— Peleamos porque te quedaste callada con la información, no por tu ex.

— Lohan, es exactamente lo mismo.

— No lo es.

— Que sí.

— Que no.

— Eres un inmaduro, Trego—rodeé los ojos, ahora yo recostándome de la silla y cruzarme de brazos al igual que él.

— Sí, soy un niño —se burló él de mi molestia—, pero soy tu niño.

De acuerdo, eso fue demasiado tierno por parte de él, sabía que ahora quería intentar arreglar las cosas para que no siguiéramos peleando. Sin embargo, él continuó con una pregunta que hizo que la paz no volviera a nosotros como antes.

— ¿Cuándo llegó él?

— ¿Para qué quieres saber? ¿No que no te importaba mi ex?

— Es que me extraña el hecho de que tu ex y Maxwell llegaran en el mismo semestre, ¿a ti no?

Me quedé en silencio. Bien Cooke, si no te mueves, es posible que no se dé cuenta de que no sepas algo, pero si no hablas también sentirá que sabes de ello. No, mejor no me muevo, Lohan puede oler el miedo.

— Cooke —él entrecerró los ojos—, ¿acaso sabes algo?

— Mh... ¿No?

— Cooke... —El tono de reproche me hizo entender que la había cagado.

Pero por suerte la puerta de la cocina emitió un sonido que llamó nuestra atención e hizo observar a la rubia que salía de allí con sus manos ocupadas por la bandeja que llevaba los pedidos. Ella la colocó el mismo entre nosotros y con un deseo de provecho sobre el alimento, se alejó a su puesto otra vez.

Cuando quise tomar mi hamburguesa de doble carne y queso, lechuga, pepinillos y sin kétchup ni cebolla, una mano me detuvo en el proceso y al seguirla noté la vista de mi novio el indicarme que termináramos el tema.

— Lohan, ya dije que la comida no tiene que pagar por nuestros problemas —me quejé y un resoplido. A él le importó de poco.

— ¿Qué sabes de la llegada de esos dos?

— ¿Qué quieres que sepa? —El castaño alzó la ceja y yo rodeé los ojos otra vez—. ¡Bien! Llegaron juntos en el comité de bienvenida, ¿feliz? —Tomé la Hamburguesa aun en su envoltura.

— ¿El comité de bienvenida?

— Sí —quité el papel de la comida.

— ¿En el que Conley, Karter y tú reciben a los nuevos?

— El mismo —estuve a punto de darle un mordisco.

— ¿Pero no se supone que Karter estaba en España y Conley en la operación de su hermana?

Me detuve por completo.

Oh, oh...

Oh... Oh...  ¿Creen que esto saldrá bien?

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¡Besitos misteriosos!

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