Capítulo 01. Hoy es un día irreal
Efren se convirtió en un lugar famoso desde el misterioso caso ya resuelto por las autoridades y el encierro rutinario que solo existía en dicho territorio hasta después de los sucesos que llevaron a retirarlo por completo. Efren, ahora una ciudad común y corriente de Wisconsin, se había vuelto una zona tenue y relajada a comparación de los anteriores años.
A casi tres años del caso de Mara Sayler, La Estatal de Efren siguió siendo la universidad modelo a pesar de todos los fantasmas que contenían sus paredes, pero con la diferencia de que ahora pasó a ser un lugar más humano y lleno de detalles simples que hacían la diferencia. Desde hace poco estaba lleno de estudiantes, no solo de Efren, sino de todos los lugares conocidos y por conocer que pudieran pagar el lugar, pasando el examen de ingreso como es común en un establecimiento de educación.
Tener personas confortables y hospitalarias era una de las nuevas modalidades integradas desde el año pasado, todo bajo la memoria de la joven rubia de ojos azules que siempre fue de dicha manera para el que lo necesita.
O algo parecido fue lo dicho por la nueva directora de la universidad cuando decidió crear el comité más conocido del lugar: "El comité de bienvenida". Un grupo encargado específicamente para aquellos de nuevo ingreso que no saben cómo comenzar su estadía tanto en la ciudad como en el establecimiento. Y ahí estaba yo, siendo la vicepresidenta responsable de recibir a aquellos de nuevo año que habían sido interesados en el amplio pensum entregado por Efren mientras que mi hermano era el cabecilla de este proyecto.
Habría sido yo, de no haberse Karter encaprichado del puesto y tenido que ceder para que la directora lo seleccionara como el encargado. Algunas cosas nunca cambiarían al parecer.
Este nuevo semestre me tocaría recibir a los nuevos estudiantes solamente con Conley. Mi mellizo había decidido visitar a nuestros padres en las vacaciones de invierno, yo preferí quedarme para adelantar algunas clases que había cedido en verano, cuando él se quedó tomando las de él y yo fui de visita a España.
La idea original de un comité de bienvenida siempre fue de los hermanos Sayler, ellos me la habían presentado aquel día en el parque cuando... Bueno, recordamos lo que sucedió en aquel parque con Mara. Así que Karter y yo decidimos presentarla a la dirección siempre tomando en cuenta de quién fue la opinión original, y estos parecieron de acuerdo.
— Ay no... —La voz de Conley a mi lado me hizo observarla al instante, ella tenía un gesto de preocupación mientras tomaba el celular con ambas manos—. Hoy es la operación de mi hermana mayor. Lo había olvidado por completo.
— ¿Cómo? ¿Hoy? —Ella asintió—. ¿Ahora? —Repitió el gesto—. ¿Cómo se te olvidó?
— No lo sé. He estado muy ocupada con los últimos detalles de la tesis que no he reparado en nada más allá de eso.
— Está bien. Si te debes ir, hazlo. Yo puedo con esto.
La rubia me miró con asombro y negó con rapidez ante el enunciado que había emitido.
— No, yo...
— Como quiera debes ir. No querrás dejar a tu hermana a la deriva de un colapso antes de la operación por los nervios, ¿verdad? Tu padre no puede estar ahí, así que lo mejor será que vayas.
— Sí, pero-
— Pero nada—le interrumpí—. Ve.
Conley dudó unos segundos antes de solo suspirar y darme la espalda para tomar sus cosas, abriendo el bolso para echar el celular allí.
Desde que Lohan y Amaya se graduaron el año pasado, Conley se volvió alguien más cercana a mi hermano y a mí. Su actitud y personalidad se fueron abriendo a otros para dejar ver quien en realidad era todo este tiempo.
Algo que también le hizo cambiar mucho fue Maxwell. Desde que se destaparon todas las controversias bajo su nombre y las cosas que pudo llegar a hacer, su forma dio un giro de ciento ochenta grados. Al parecer a ella le gustaba más de lo que todos creíamos, porque llegó al punto de cortar su cabello de una manera radical y teñírselo de un rubio un tono más claro que el suyo natural. No le quedaba mal, pero fue una impresión para nosotros la primera vez que la vimos.
— Cooke, te debo una grande.
— No es nada—le sonreí.
— ¿Malteadas?
— Mejor quiero Brownies.
— Debí suponerlo—soltó una leve risa cuando llevó su bolso hasta su hombro para acomodarlo—. Los traeré mañana antes de mi clase de computación.
— Vale. Hablamos mañana.
Se despidió con rápido abrazo y luego con la mano mientras se alejaba por el césped del campus, giró en una acera y allí desapareció de mi vista.
Sostuve con fuerza el portapapeles en mis manos al sentir los acostumbrados nervios de este tipo de trabajo que me había hecho tan popular con todos los de nuevo ingreso, y no por ser de las primeras personas en conocer, sino por el hecho de mi característico color de cabello natural. Dos colores a la vista que hacían un llamado a la atención de todo el que me veía.
Sí. Las reglas dejaron de ser tan estrictas desde que el director Tyler desapareció, así que podía darme el lujo de no teñirme el pelo y seguir adelante.
Saqué mi celular de mi bolsillo para percatarme de que se marcaba las diez con cuarenta y siete minutos, la reunión era a las once, así que aún tenía tiempo para hacer otra cosa en que los chicos llegaban. El lugar de encuentro era la puerta de la universidad, un lugar donde sabía a la perfección que nadie se perdería al ser el primer lugar en conocer a llegar.
Me apoyé de la columna de la entrada mientras revisaba mis redes sociales y respondía mensajes de WhatsApp. Cuando menos lo pensé, una pelinegra se acercó para preguntar sobre la reunión de bienvenida y yo rápidamente le respondí. Así poco a poco fueron llegando los demás hasta hacer un gran grupo que hablaban entre ellos.
Di una rápida revisión y levanté el portapapeles para contar la cantidad de personas que se suponía debían estar.
— Bueno, creo que estamos todos.
Ellos fueron haciendo silencio y callándose los unos a los otros para prestarme atención.
— Muy bien. Bienvenidos a todos a la universidad Estatal de Efren, la más reconocida universidad del mundo por sus altas competencias y gran sentido de humanidad.
Continué dando la introducción ante la atenta mirada de los presente que solo murmuraban entre ellos de vez en cuando. Cuando creí que era suficiente, empecé a nombrar los inscritos para que me dieran a entender su acto de presencia y ellos respondían con un rápido levantamiento de mano.
— ¿Gales Selvit? ¿No? —Miré alrededor, pero nadie levantó la mano, ya era la tercera vez que lo nombraba, al parecer aun no llegaba—. Bueno, tal parece que no está. Continuemos—levanté la hoja para seguir y me detuve cuando leí los dos nombres que continuaban entre sí.
No pude seguir. Las palabras se atropellaron en mi garganta y solo pude tragar en seco. No, no era posible. Debía ser un sueño, se suponía que me había deshecho de ambos, ¿qué hacían en esa lista?
— Disculpe—esa voz. Esa maldita masculina voz. Levanté la mirada para solo ver... No una. Sino dos sonrisas que tanto me habían atormentado en el pasado, y ahora estaban de nuevo ahí, frente a mí, buscando abrumarme de nuevo—. Señorita Sorní. Mi amigo y yo estamos esperando que nos nombre, ¿no estamos en la lista?
No. No otra vez.
— Nuestro apellido es Sayler...
— Y Cassone—siguió el pelinegro a su lado que tan bien conozco—. Alessandro Cassone.
Mierda. Otra vez no. Este era un día irreal.
¡El primer capítulo de Irreales! ¡AAAH!
Ok, ok, ya me calmo :3 ¿Qué tal les pareció? ¿Qué creen que va a hacer Alessandro? ¿Por qué creen que estará con Maxwell? Y sí, por si se lo preguntan, es bien pinchi guapo el nene. Ok, me vuelvo a calmar.
Espero que les haya gustado, no duden en seguirme en mis redes sociales y no se olviden de dar una estrellita linda, compartir o dejar su lindo comentario si les agrada lo que escribo.
¡Nos vemos el próximo martes!
¡Besitos misteriosos y hermosos mis nenes!
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