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Capítulo 9

Logro entrar con un poco de trabajo a mi apartamento, llego a la cama y me tiro en ella. Aun no creo lo que acaba de suceder. Aún no creo que Christopher me ha besado. Pero si lo hizo. Deslizo uno de mis dedos por mis labios, hinchados por el reciente beso. Aún puedo sentir el calor de sus labios quemando contra los míos y esto solamente hace que se me vuelva a acelerar la respiración. Tengo que tranquilizarme no ha sido la gran cosa.
A quien quiero engañar, he estado esperando ese beso mucho tiempo. Cierro los ojos y al poco tiempo caigo en un profundo sueño donde vuelvo a recordar el ardiente beso de Christopher.

El fin de semana pasa rápidamente. A diferencia de lo que yo pensé, Christopher no me llamó, aunque eso era un poco complicado porque ni siquiera le había dado mi número de teléfono. Pero, por otra parte, me pregunto si lo que sucedió significó algo para él. A mi me tomó por sorpresa, pero eso es todo, bueno casi todo. Cada vez que veo a Christopher, mi respiración se acelera. No entiendo porque después de tanto tiempo continúa afectándome de esa forma.

Lizzy no regresó al apartamento en todo el fin de semana, dijo que nos veíamos el lunes, que Nathan la había secuestrado o algo por el estilo, no entendí bien. Y por mucho que quise en esa llamada telefónica contarle lo que había sucedido, me contuve, lo que tenía que contarle iba ser mucho mejor en persona que por teléfono.

El lunes llego temprano al trabajo, más temprano que de costumbre, prácticamente no he dormido la noche anterior pensando en que sucedería hoy cuando lo viera. Me había despertado con una extraña sensación en mi cuerpo, las manos me temblaban ligeramente, tenía un gran salto en el estómago y así como me encontraba no había podido desayunar. Es la misma sensación de cuando estás en la escuela y tienes exámenes, la misma sensación de cuando estás muy ansiosa por ir a un concierto y llega el gran día. Estoy ansiosa y nerviosa al mismo tiempo.

En cuanto las puertas del ascensor se abren en el sótano me dirijo hacia mi puesto de trabajo mientras miro brevemente hacia la oficina de Christopher y este me devuelve la mirada.  Me sonríe y hace que casi pierda el equilibrio. ¿Acaso no es muy temprano para que él esté aquí? Debo admitir que he venido tan temprano para evitar encontrarme con él, pero al parecer no ha funcionado.

A excepto de nuestro cruce de miradas en la mañana, no ocurre nada más en todo el día, no me presta atención, al parecer decidió ignorarme completamente. Esto lo comprobé cuando salió de su oficina a inspeccionar todos los trabajos de restauración excepto el mío. Creo que decidió volver a ser el patán que era una semana atrás, lo que me confirma que lo sucedido el fin de semana no significó lo más mínimo para él.

A la hora del almuerzo les pedí a Molly y a Ben que se adelantaran y me dirigí hacia su oficina. Me he cansado de esperar y buscar una explicación a su comportamiento, tengo que preguntarle y salir de dudas de una vez por todas. Toco a la puerta y antes de que él me conteste entro en su oficina.

Christopher se encuentra sentado detrás de su escritorio y en cuanto entro sus ojos van hacia mí y me mira fijamente sonriendo maliciosamente.

—Cierra la puerta por favor. —dice sin apartar la mirada de mi mientras yo muy nerviosa cierro la puerta detrás de mí y me enfrento a él.
—Te gusta mucho jugar con los sentimientos de las personas, ¿verdad? —le pregunto enfadada cruzándome de brazos.
—No, la verdad no. — me contesta muy serio.
— ¿No tienes nada que decirme entonces? —lo miro fijamente mientras frunzo el ceño.
—No sé qué quieres que te diga. — me contesta mientras se recuesta hacía atrás en su silla.
— ¿Por qué carajos me besaste el viernes Christopher? —alzo la voz enfadada mientras puedo ver que él sonríe levemente enarcando una ceja, o eso me parece a mí.
— ¿Quieres saber porque te besé el viernes? —me pregunta levantándose de su silla y caminando hasta llegar frente a mí.

Si antes estaba nerviosa, ahora lo estoy mucho más con Christopher parado a solo un metro de mí mirándome fijamente. Saca un mando de su bolsillo y tras presionar un botón en este las ventanas se cierran. Esto solo hace que mi respiración se acelere aún más. Puedo sentir como mi corazón retumba en mi pecho ante la expectativa de lo que él va a hacer. Se acerca aún más a mí quedando nuestros rostros a escasos centímetros de distancia.

—Una vez que te lo diga, no hay marcha atrás Amelia, ya rompí una de mis reglas y pienso continuar adelante. — me dijo como en un susurro mientras yo trago nerviosa el nudo que se ha formado en mí garganta. — ¿Estás segura que eso es lo que quieres saber? — pregunta una vez más mirándome fijamente a los ojos.

¿Acaso el quiere que le conteste eso? Su insistente mirada me confirma que quiere una respuesta a su interrogante. Así que le contesto.

—Sí, estoy segura. —contesto firmemente.

Su mirada está fijamente en mis ojos, y ya mi respiración está acelerada. Entreabro mis labios para respirar mejor. Entonces su mirada se desplaza a mis labios entreabiertos y sin darme tiempo a nada, me besa.

Una de mis manos inconscientemente se enreda en su pelo y con la otra me sostengo de su brazo mientras las de él se dirigen hacia mis nalgas. Me las aprieta suavemente y pega mi cuerpo al suyo. Lentamente comienza a caminar, empujándome, hasta que mis piernas chocan con algo duro. Pero él no se detiene, sigue empujándome hasta que me hace caer acostada en el sofá de su oficina y el sobre mí. Nuestros labios no se han separado, se necesitan y nos devoramos sin siquiera detenernos en busca de aire para respirar. Sus manos recorren mi cuerpo lentamente mientras las mías exploran por debajo de su camisa, sintiendo por primera vez su cuerpo desnudo. Puedo sentir sus músculos definidos y su cuerpo caliente estremecerse antes mis caricias.

Inconscientemente comienzo a zafar su camisa mientras sus manos se cuelan debajo de mi blusa haciéndome estremecer. Nuestras caricias aumentan cada vez más al igual que nuestras respiraciones. En esos momentos no quiero pensar hacia donde nos está conduciendo esa situación, solamente deseo que el continúe con sus caricias hasta hacerme completamente suya. No pienso detenerlo, por muy mal que me parezca la situación. Y no tuve que hacerlo porque alguien más tocando a la puerta hizo que ambos nos quedáramos congelados. Christopher deja de besarme.

—Sí. — contesta fuertemente su mirada de mis ojos y aun acostado sobre mi.
—Disculpe que lo moleste Sr. Randall, intenté localizarlo por teléfono, pero parece estar mal colgado, lo buscan en la recepción. —le habla la voz desde el otro lado de la puerta.
—Enseguida salgo, gracias. —contesta disimulando su respiración acelerada mientras se levanta de encima de mí.

Se sienta en el sofá y comienza a abrocharse la camisa. Al igual que él, me siento en el sofá y acomodo un poco mi ropa mientras cientos de interrogantes comienzan a rondar mi mente.

¿Él quiere tener algo conmigo?
¿Acaso yo quiero tener algo con él después de lo sucedido años atrás? ¿Todavía sigo sintiendo algo por él? ¿Estoy dispuesta a averiguarlo?
¿Estoy preparada para que destrocen el corazón nuevamente?

Tengo que pensar claramente las cosas, y estando junto a Christopher no puedo hacerlo, él me nubla la mente por completo y me olvido del tiempo y del lugar donde estoy. Necesito salir de aquí y pensar las cosas un poco, pero aún él tiene que contestarme una pregunta importante.

—Al final no me contestaste la pregunta. — le digo aún con la respiración acelerada por el reciente beso, si es podía llamar así a lo ocurrido hace solo unos minutos.
—Creo que acabo de hacerlo. — me mira fijamente. —Te deseo Amelia, y cuando yo deseo algo, siempre logro mi cometido. —me brinda una sonrisa de lado.
— ¿Estás tan seguro de ti mismo?
—Sí, sobre todo por como tú reaccionas ante mis besos… —hace una pausa y se mueve hasta quedar sentado junto a mí y comienza a besar mi cuello lentamente y a mí se me acelera la respiración una vez más. —mis caricias… —desliza una de sus manos por mi mejilla y la otra por mi pierna mientras yo cierro los ojos ante su toque.

Sus caricias desaparecen y siento como se aparta de mí. Abro los ojos y lo veo levantarse del sofá, acomodar su ropa y salir de la oficina dejándome nuevamente excitada.

¡Oh dios!
¿Acaso yo escuché bien?

Él acaba de decir que me desea. Si lo hizo. Y por más que yo quiera negarlo lo deseo también. Ahora mucho más después de haber sentido su cuerpo desnudo debajo de la camisa.

¡Mierda! Tengo que dejar de pensar en Christopher, esto no es bueno para mí.
Salgo de su oficina dispuesta a almorzar, no he desayunado nada y la verdad es que después de una soda a las 10 am, necesito almorzar algo urgente para así poder organizar mis ideas en paz. Me dirijo a la misma cafetería donde me llevó Christopher unos días atrás y me siento tranquilamente a disfrutar de mi hamburguesa. Ahora que estoy alimentándome es hora de pensar en él.

El sonido de la canción A Message de Coldplay en mi celular interrumpe mis pensamientos. Saco el celular y al mirar la pantalla en efecto tengo un mensaje. Pero lo más extraño es que no conozco el número.

— “¿Quieres almorzar conmigo?”

¡Qué extraño! Como no lo conozco decido no contestar y continuar con mi almuerzo, lo más probable es que alguien se ha equivocado de número. En eso suena nuevamente el celular con otro mensaje

— “¿No piensas contestarme?”. —¿Quién es este idiota? Decido contestarle el mensaje.
— “Está equivocado de número, no te conozco”. —escribo rápidamente y al momento me llega la respuesta.
— “Esa hamburguesa se ve deliciosa”
¡Que!

Entonces miro en todas direcciones. Quien sea que me está mandando los mensajes me está observando en estos momentos. Y tras una rápida mirada me encuentro con la traviesa mirada de Christopher en una mesa bastante alejada de mí. Mi celular vuelve a sonar.

— “¿Me vas a acompañar?”. —pregunta nuevamente. Lo miro y después le respondo.
— “Estoy muy cómoda aquí, gracias”. —le vuelvo a escribir mientras sonrío. Su respuesta llega igual de rápido que la anterior.
— “Yo lo estaba más hace 15 minutos en mi oficina”. —su respuesta me hace sonreír.
— “Déjame terminar mi hamburguesa en paz”
— “Como quieras, pero no te librarás de mi tan fácilmente”

¿Qué quiere decir con eso? Cuando alzo mi mirada nuevamente hacia donde él se encuentra ya se está marchando. Guardo su número en el celular bajo el nombre de “imbécil maleducado” y termino mi hamburguesa tranquilamente.

Regreso al trabajo con una estúpida sonrisa en mi rostro. No sé lo que hay entre nosotros, aparte de una salvaje atracción y un fuerte deseo sexual. Pero hay algo seguro y es que en cuanto nos quedemos nuevamente solos, algo nos iba a interrumpir. Lo de su oficina es solo el comienzo. Además, aun tengo dudas sobre si quiero involucrarme nuevamente con él.

Al llegar a mi puesto de trabajo me meto de lleno en la restauración, y me concentro tanto que pierdo la noción del tiempo.

— ¿Piensas trabajar horas extras? —dice Molly a mi lado.
—No, porque lo dices. —le pregunto frunciendo el ceño extrañada.
—Bueno debe ser porque son las 5:25 pm y aún continúas ahí. — me dice mientras me señala el reloj que hay en la pared.
—Wau, la tarde se me ha ido muy rápido. —contesto asombrada.
— ¿Te esperamos?
—No se preocupen, váyanse ustedes. — le respondo mientras detengo mi trabajo y me levanto del puesto para recoger mis cosas y marcharme.
—Bueno, nos vemos mañana. —Molly se despide de mi al igual que Ben.
—Hasta mañana. — les respondo mientras termino de organizar mi puesto y busco mi bolso.

Me dirijo al ascensor, la oficina de Christopher está completamente apagada así que supongo que se ha marchado ya. Tras salir del museo y bajar las escaleras comienzo a caminar hacia mi apartamento atravesando central park.

—Te molesta si me uno a ti. — esa dulce y melodiosa voz la reconocería donde fuera.
— ¿No tienes otra chica a la que acosar afuera del trabajo? —le pregunto mirándolo brevemente y enarcando una ceja.
—La verdad no, de todas las que salieron a esta hora, tu llamaste más mi atención. —contesta sonriendo y haciéndome reír también.
— ¿No cambiarás de parecer verdad?
—No. —contesta rotundamente mientras puedo ver una leve sonrisa en su rostro.
—Parece que no me queda otra opción, ¿verdad?
—Así es. —responde sin dejar de sonreír.

Continúo caminando mientras siento la presencia de Christopher a mi lado. Por muchas ganas que tengo de mirarlo, me contengo. No sé lo que ocurrirá si lo miro nuevamente. Caminamos en silencio, no me canso de admirar la vista del parque.

Lo único que me distrae por momentos es la mano de Christopher al rozar la mía cuando pasan personas a nuestro lado y se pega más a mí. Y cada breve momento que se tocan siento una descarga eléctrica recorrer mi cuerpo completamente. En apenas veinticinco minutos y sin siquiera darme cuenta llegamos frente a mi apartamento y al mirar hacia el frente recuerdo el beso de Christopher del viernes pasado. Y esto solo hace que se me acelere la respiración. Puedo sentir el calor inundar mis mejillas.

Me giro hacia él, y este me mira con una sonrisa pícara en su rostro. Luce muy sexy cada vez que sonríe de esa forma. Con una simple sonrisa el hace que yo deje de respirar y me ponga nerviosa.

—Bueno, ya me has acosado hasta mi apartamento, ahora creo que debo entrar. —me dirijo hacia la puerta.
—Si debes hacerlo. — me dice mientras yo lo miro nuevamente, esta vez está serio.
—Hasta mañana Christopher. — me despido de él dándole la espalda.
—Bueno ya que no me vas a invitar a entrar. — me detengo y me giro. —lo observo mientras avanza hacia mí que me encuentro justo frente a la puerta del edificio. —Al menos me puedes dar un beso de despedida.

Vaya esto sí que es el descaro personificado, él sí que es directo. Avanzo los metros que nos separan y tras pararme en punta de pies, le doy un ligero beso en los labios.

—Creo que lo puedes hacer mucho mejor, este se me olvidará apenas doble la esquina. —me dice sonriendo tiernamente.

Esto sí que es el colmo de los colmos. La gente que pasaba por la acera se nos queda mirando. Acerco mis labios a los suyos nuevamente y lo beso esta vez colocando una mano en su cuello y la otra en su brazo. Nuestros labios se juntan mientras a él se le escapa un leve gemido. Me separo de él satisfecha por la reacción que provocó mi beso en él. Christopher me toma por sorpresa agarrándome por el brazo.

—Te voy a mostrar algo, el próximo beso que me des, y esto recuérdalo bien, lo harás así.

Y tira de mi brazo fuertemente mientras junta nuevamente sus labios con los míos. Sus labios son insistentes, calientes y su lengua tentadora se desliza por mis labios pidiendo una invitación.

Entreabro los labios mientras el explora lentamente mi boca con su lengua y yo hago lo mismo con la mía en la suya. Sus besos son adictivos, nunca me voy a cansar de ellos, cada vez quiero más y más, tienen el poder de desarmarme completamente y hacer que me sienta tan ligera como una pluma. Mis piernas apenas me sostienen, lo más probable es que si él suelta mi cintura, caiga al suelo completamente derretida.

Siempre que sus labios tocan los míos me sucede lo mismo. Siento esa deliciosa corriente comenzar a recorrer mi cuerpo comenzando en nuestros labios y lenguas que se juntan hasta terminar de recorrer mi cuerpo completamente. Sus manos bajan desde mi cintura hasta mis nalgas y las mías se enredan en su pelo tirando levemente de él, haciéndolo gemir contra mis labios nuevamente. Cuando se separa de mí, Christopher está sonriendo.

—Veo que has captado la idea, hasta mañana Amelia. — y diciendo esto se marcha.

Esta es ya la tercera vez que me hace lo mismo, me besa hasta el punto de excitarme completamente y después se marcha. No entro al edificio hasta que Christopher desaparece entre la multitud y mis piernas recuperan su estado original.

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Espero les guste este capítulo. ¿Que creen de Christopher? Veamos qué sucede con estos dos.
Déjenme sus comentarios y no olviden votar si els gusto en capítulo.
Xoxo🐦⭐

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