Capítulo 43
Íbamos en autos separados, Lizzy y Nathan en un auto y nosotros en otro ya que Christopher y yo el domingo regresábamos hacia su apartamento.
Es una hermosa mañana de domingo, muy soleada, excelente para pasarse el día en un yate. Tras zarpar Lizzy y yo nos metimos de lleno en la cocina y preparamos unos macarrones con jamón y queso mientras escuchábamos música y bailábamos. Estábamos muy concentradas hasta que sentimos a alguien riéndose.
Christopher y Nathan se encontraban parados ambos en la puerta de la cocina riendo.
—Veo que están muy animadas. —dijo Christopher cruzado de brazos.
—Creo que deberíamos hacer esto más a menudo. —dijo Nathan girándose hacia Christopher.
—Ya podemos almorzar, terminamos ahora mismo.
—Era hora, tengo hambre. —dijo Nathan riendo.
—Tú siempre tienes hambre. —le dijo Christopher mientras le pasaba un brazo por los hombros y ambos caminaban rumbo a la barra para sentarse.
En cuanto terminamos de almorzar salimos a cubierta.
—Vamos a bañarnos. —me dijo Christopher mientras se sacaba la camisa y los jeans rápidamente.
—Voy a coger un poco de sol. —le dije mientras me sacaba la camiseta, el short y las converse y me dispuse a acostarme en una tumbona.
—Sí, pero lo vas a coger conmigo en el agua. —me dijo y sin darme tiempo a reaccionar me cargó en sus brazos y saltó conmigo hacia el agua mientras yo gritaba.
—¡Christopher! ¡Eso no es gracioso! —le grité cuando saqué mi cabeza del agua, pero él no estaba por ninguna parte. —¡Ya no tiene gracia! —le grité mientras continuaba buscándolo, ya comenzaba a preocuparme. — ¡Christopher! —volví a gritar.
—No es necesario que grites. —dijo una voz detrás de mí.
Me giré y me encontré con Christopher sonriéndome.
—No me hagas más eso, me has asustado. —le grité mientras arrojaba agua en su rostro y el reía.
—Lo siento amor, perdóname.
—Lo pensaré. —le contesté mientras lo miraba fijamente sin reír.
—Cuidado que voy. —gritó Nathan antes de saltar sosteniendo sus pies desde el yate y empaparnos a todos.
Lizzy se unió a nosotros y estuvimos un rato bañándonos y disfrutando del agua salada y el calor del sol sobre nuestros cuerpos.
—Voy por algo de beber. —dije mientras salía y me dirigía rumbo a la cocina tras haberme secado con una toalla y enredarla en mi cuerpo.
—Esa toalla no va contigo.
— ¡Mierda! —dije soltando el vaso que tenía en las manos que terminó en el suelo hecho añicos. —¡Debes dejar de hacer eso! —le dije golpeándolo en el pecho con la mano.
—Y tú debes deshacerte de esa toalla. —me dijo sonriendo tratando de zafarla, pero yo le quité la mano dándole un manotazo.
—Aún no te he perdonado. —le dije caminando lejos de su alcance.
— ¿Y qué tengo que hacer para que me perdones? —dijo mientras sentía sus pasos detrás de mí, siguiéndome.
—No lo sé, aún lo estoy pensando. —continué caminando rumbo a los camerinos.
—Pues ya yo tengo pensada una forma en que me perdones. —dijo mientras yo me giraba brevemente y lo veía sonriéndome de la forma que tanto me gustaba.
—No creo que logres convencerme. —le contesté mientras llegaba al camarote principal y entraba.
—Pues yo creo que sí. —me dijo mientras cerraba la puerta después de entrar él y venía rápidamente sobre mí atacando mis labios y deshaciéndose de la toalla.
No tengo ni idea de donde cayó la toalla solo sé que sus manos me apretaban por la cintura mientras el devoraba mis labios y me conducía hacia algún lugar. Solo supe donde me encontraba cuando sentí el agua caliente caer sobre mi cuerpo. Mis ojos se encontraban cerrados mientras absorbía todas las sensaciones. Sus cálidos labios mordiendo ligeramente los míos mientras su lengua experta exploraba mi boca haciéndome gemir. Su cuerpo me aprisionó contra la pared dejándome sentir lo excitado que estaba. Sus manos bajaron rápidamente la parte de debajo de mi biquini y tras deshacerse de su short comenzó a rozarse contra mi sexo.
— ¿Estás segura que no puedes perdonarme? —dijo bajando sus labios calientes por mi piel, besando y mordiendo mi cuello.
—Todavía...lo estoy...pensando. —le contesté entre gemidos mientras enredaba mis manos en su cuello y el levantaba una de mis piernas para entrar solo un poco en mi y luego retroceder.
—Voy a hacer que no lo pienses mucho más. —me contestó mientras tomaba mi otra pierna, me cargaba y entraba de una sola vez en mí
Me apoyó contra la pared y comenzó a entrar y salir de mí, una y otra vez, cada vez más rápido, con más energía. Con movimientos controlados y envestidas fuertes y rápidas que nos hacían gemir a ambos. Christopher había cerrado el agua antes de cargarme y ahora lo único que había en el baño era el calor que escapaba de nuestros cuerpos con cada envestida de él. Los labios de Christopher no dejaban los míos conteniendo nuestros gemidos.
— ¡Dios! —exclamé contra sus labios mientras lo sentía muy profundo en mi interior.
— ¿Ya me perdonas? —me preguntó entre gemidos mientras detenía sus envestidas y ambos nos mirábamos fijamente a los ojos.
— ¿Vas a continuar con esta tortura? —le pregunté mientras apretaba mis piernas más en su cintura.
—Solo hasta que digas que me perdonas. —dijo mientras comenzaba a moverse lentamente.
— ¡Chris!—exclamé en un gemido—Ya te perdoné desde el momento en que me sonreíste en el corredor.
Y entonces mordió levemente mi labio inferior y comenzó a envestirme rápidamente haciendo que mis paredes se contrajeran alrededor de su miembro caliente y palpitante en mi interior.
Entonces se detuvo, salió de mí, me bajó y me giró. Y yo apoyé mis manos en la pared mientras él me inclinaba hacia adelante y separando mis piernas entraba en mí una vez más. En esta posición llegaba más profundo y se movía deliciosamente lento. Sus manos estaban en mi cintura apretándome fuertemente a medida que aumentaba sus envestidas.
A cada segundo mis paredes se apretaban más a su alrededor y nuestros gemidos se intensificaban cada vez más. Christopher subió una de sus manos desde mi cintura por toda mi espalda hasta mi hombro para aferrarse y aumentar aún más sus movimientos. Su mano en mi hombro lanzó una descarga eléctrica por toda mi columna vertebral y entonces no pude contenerme más, exploté en un intenso orgasmo mientras gemía fuertemente sintiendo como Christopher gemía también y me llenaba completamente con unas cuantas envestidas más.
Mi cuerpo, que había soportado tanto, no aguantó más y mis piernas se doblaron haciendo que cayera en el suelo extasiada de tanto placer. Christopher se agachó a mi lado y tiró de mí hacia su pecho donde su corazón latía desenfrenadamente como si quisiera escapar de ahí, igual que el mío.
—Esto ha sido... ¡Wau! —dije con la respiración entrecortada tratando de encontrar las palabras para describir lo intenso que había sido.
—Sabes, es la primera vez que me quedo sin aire. —dijo haciéndome reír.
—Esto ha sido intenso, muy intenso. —le dije mientras el deslizaba la mano por mi cabello.
—Creo que la palabra que buscas es alucinante. —me dijo mientras yo lo miraba sonriendo.
—Tienes razón, ha sido alucinante. —le dije mientras le robaba un beso.
Ambos estábamos en el suelo del baño abrazados mientras el agua caía sobre nosotros relajando nuestros cuerpos. No recuerdo en qué momento el había abierto la ducha nuevamente, solamente recordaba lo que era sentirlo en mi interior, y no pude evitar que se me escapara un gemido de mis labios mientras mi cuerpo se estremecía tan solo con pensar en sentirlo dentro de mi una vez más. Soy adicta a él, a sus besos a sus caricias y a todo lo que compartimos juntos.
—Sabes que te amo, ¿verdad? —me dijo haciendo que yo volviera a la realidad y me girara para mirarlo sonriéndome tiernamente.
—Lo sé, yo también te amo. —le contesté mientras él me besaba lentamente.
—Y ahora qué tal si vamos a preparar algo para cenar. —me dijo levantándose del suelo y ayudándome a levantar también.
—Cierto, la cena, lo había olvidado. —le contesté sonriéndole mientras el cerraba la ducha.
Adoraba estos momentos en que estábamos juntos, cada uno era único. Salimos de la ducha y Christopher comenzó a secarme con una toalla mientras apretaba mi cuerpo y yo sonreía. Entonces sentimos un celular sonando y claramente no era el mío.
—Debo atender la llamada. —dijo mientras se enredaba una toalla en la cintura y salía del baño.
Terminé de secarme y entonces recordé que la ropa la había dejado arriba en la cubierta. ¿Ahora que me pongo? Enredé la toalla en mi cuerpo y estaba dispuesta a salir cuando escuché a Christopher discutiendo con alguien. Me asomé lentamente abriendo solo un poco la puerta y escuché parte de la conversación.
— ¿Cómo conseguiste este número?...No, no me interesa nada de lo que tengas que decir... ¿Cómo dices?... —a cada momento Christopher se enfadaba más y más. —...si le tocas un pelo o te le acercas, te juro que te encontraré, seas quien seas, estés donde estés y lo pagarás... ¡Hola!... ¡Hola!... —y después de eso arrojó el celular fuertemente contra la pared.
— ¡Joder! —gritó mientras se ponía las manos en la cabeza y daba vueltas por la habitación, frustrado.
Cerré lentamente la puerta y unos segundos después decidí salir pretendiendo que no había escuchado nada. Respiré varias veces y después abrí nuevamente la puerta. Christopher se encontraba sentado en la cama con la cabeza entre las manos. Pude divisar los restos del celular esparcidos en el suelo.
— ¿Qué sucedió con el celular? —le pregunté mientras señalaba hacia los restos en el suelo y el levantaba la cabeza.
Pero no me dijo nada solamente me miró y volvió a colocar su cabeza entre las manos. Me senté a su lado y lo miré fijamente.
— ¿Tal vez si me cuentas podría ayudarte? —le pedí mientras el levantaba la cabeza y me miraba.
—No creo que puedas. —me contestó mientras yo lo miraba entrecerrando los ojos.
—Si no me lo cuentas no sabrás. —le pedí mientras él me miraba entrecerrando los ojos.
—Como están las cosas, solo veo dos opciones, una es buscarte guardaespaldas. —me dijo mientras yo arrugaba las cejas ante la idea de tener a alguien todo el tiempo vigilando mis pasos.
— ¿Y la otra opción cual es? La verdad no me gusta mucho la primera.
—Mantenerte todo el tiempo junto a mí. —me contestó mientras sonreía levemente, pero volvía a ponerse serio rápidamente.
—Me gusta más esta opción. —le dije mientras reía, pero él se mantenía serio lo cual me daba a entender que el problema era más serio de lo que yo me imaginaba.
—Supongo que todo esto tiene que ver con la persona que llamó por teléfono. No me dirás quien fue, ¿verdad?
Pensé que no me lo diría. Por un momento se me quedó mirando fijamente a los ojos hasta que exhaló el aire de sus pulmones.
—Creo que la mejor forma de protegerte es contándotelo. —me dijo mientras tomaba mis manos entre las suyas y me miraba a los ojos. —El desgraciado que llamó por teléfono es el que incendió el club.
— ¿Pero como sabes que fue él?
—El mismo me lo dijo, pero eso no es todo. —me dijo mientras ahora se ponía mucho más serio. —Amenazó con secuestrarte. —me dijo mientras yo ponía cara de horror.
— ¡Que! —exclamé asustada. — ¿Pero por qué?
—No lo sé. No has tenido ningún problema con nadie, ¿verdad?
—No la verdad, no sé porque alguien querría hacerme daño.
—No te preocupes amor, no dejaré que nada te ocurra.
— ¿Y cómo piensas protegerme? No creo que puedas enfrentarte a un maniático, te vi pelear en la escuela y recuerdo que recibiste varias palizas en múltiples ocasiones. —le dije exasperada, pero al mirar su rostro el sonreía. — ¿Qué es lo que no me estás contando? —pregunté ahora intrigada.
—Estudié Aikido en Inglaterra. —me contestó mientras yo lo miraba asombrada.
—Por eso Nathan te tiene miedo. —le dije riendo mientras el asentía con la cabeza.
—En Inglaterra me buscaba muchos problemas, sobre todo cuando me emborrachaba en algún bar, así que comprenderás que después de varias golpizas decidí no dejar que me apalearan otra vez y decidí aprender algún arte marcial para defenderme.
—Creo que ahora me siento mucho mejor al saber que tengo a alguien protegiéndome. —le dije mientras él me sonreía e inclinaba sus labios hasta los míos para besarme.
—Lo que más me intriga es cómo consiguió mi número. —me dijo pensativo mientras buscaba una ropa en el armario para ponerse.
— ¿Y que se supone que me ponga yo? —le pregunté mientras él se giraba brevemente a mirarme envuelta en la toalla y sentada a los pies de la cama.
—Creo que puedo ayudarte en eso. —dijo mientras abría el armario y después de buscar dentro me tiraba un short y una camiseta.
Me quedé asombrada al ver que eran de mi talla y lo miré entrecerrando los ojos.
— ¿En qué momento compraste esto? —le pregunté mientras sostenía la ropa en mis manos.
—Unos días después que nos besáramos frente a tu apartamento. —me dijo caminando en mi dirección. —Cuando te invité a pasar el fin de semana a mi apartamento. Te demorabas tanto en contestarme que tenía la intención de secuestrarte y tenerte completamente a mi merced por unos días si no aceptabas. —me dijo mientras llegaba donde yo estaba y me deslizaba la mano por la mejilla haciendo que yo cerrara los ojos. —Así que te compre un poco de ropa y la traje para aquí. —me dijo como si fuera la cosa más natural del mundo. Abrí los ojos y me encontré con un Christopher sonriente.
— ¿Y en qué momento pensabas secuestrarme?
—Cuando bajaras con la maleta de Nathan del apartamento.
—¿Te puedo confesar algo? —le dije mientras el asentía y yo me acercaba a su oído para susurrarle. —No tuve que pensar mucho tu invitación, al otro día cuando te vi en la mañana me decidí, solo que quería torturarte un poco. —le contesté mientras me separaba de él y me miraba sonriendo pícaramente.
—Entonces todo fue para divertirte un poco, ¿verdad? —me dijo mientras me quitaba la ropa de las manos, la tiraba para la cama y ponía sus manos en mi cintura aún cubierta por la toalla. —Sabes, yo también se divertirme. —me dijo mientras me empujaba en la cama y me abría la toalla.
Entonces comenzó a besarme desde el cuello, lentamente, estaba llegando a mis senos cuando tocaron a la puerta del camarote.
—Los tortolos, la cena está casi lista, cuando quieran salen. Bueno si quieren. —dijo Nathan del otro lado.
Christopher y yo nos miramos y nos echamos a reír mientras ambos nos sentábamos en la cama.
—Creo que será mejor ir a cenar. —dijo mientras iba nuevamente al armario y sacaba una ropa para vestirse él.
Recogí la ropa que él me había sacado y me la puse. La verdad es que me quedaba perfecta, como si la hubieses comprado yo.
— ¿Nos vamos? —me preguntó mientras yo lo miraba vestido con unos jeans desgastados y una camisa gris.
—Sí, vamos. —le contesté mientras me dirigía hacia la puerta y Christopher me cedía el paso para ir yo delante.
Al salir al pasillo sentí sus labios en mi oído.
—Ya me haré cargo de ti más tarde. —me dijo mientras me daba una nalgada.
— ¡Ay! —grité por la sorpresa y me giré para verlo sonriéndome y con su pelo desordenado. —No creo que quieras vértelas conmigo. —le dije mientras continuaba caminando.
—Porque no, me gusta vérmelas contigo, sobre todo en la cama. —me dijo pegado a mí mientras nos dirigíamos rumbo al comedor a cenar.
Lizzy se me quedó mirando cuando llegamos al comedor.
— ¿Ropa nueva? —me preguntó señalándome, y yo solamente me reí.
Christopher me hacía olvidarme de todo como era costumbre ya, y ni siquiera le presté atención a la cena o la conversación, solamente había una cosa en mi mente y era él. Estaba ansiosa, solo quería que la cena terminara rápido, al igual que la película que a Nathan se le ocurrió ver. Y para colmo, esta duraba más de dos horas. Chris y yo nos acomodamos en el sofá mientras Nathan y Lizzy se sentaron en la alfombra del suelo justo delante de nosotros. Y en cuanto comenzó la película Christopher pasó un brazo por mis hombros mientras deslizaba la yema de sus dedos en mi hombro desnudo y con la otra mano sujetaba las mías.
Sus dedos recorriendo mi hombro enviaban descargas por toda mi piel mientras a cada rato se inclinaba hacia mí para darme un beso en el cuello, deslizar su lengua lentamente por este o simplemente robarme un beso. Cuando había pasado media hora no aguanté más la tensión que había entre nosotros. En ese momento quería sus manos recorriendo mi piel y sus labios en otras zonas de mi cuerpo. Me levanté del asiento y Christopher se me quedó mirando al igual que Lizzy y Nathan que se giraron hacia mí.
—Si nos disculpan, Christopher y yo tenemos un asunto que tratar. —les dije muy seria y Christopher se me quedó mirando entrecerrando los ojos mientras se recostaba al sofá con los brazos cruzados poniéndose serio también.
—Tienes razón, estábamos tratando el asunto cuando Nathan nos interrumpió. —Nathan y Lizzy se miraron y después nos miraron a nosotros nuevamente sin entender nada. —Si nos disculpan, tenemos que terminar de dilucidar el asunto. —contestó mientras se levantaba y me seguía rumbo al camarote principal donde cerró la puerta después de entrar.
—Y bien, tenías mucha prisa por terminar el asunto pendiente.
—No sabes lo atormentada, no esa no es la palabra, excitada creo que lo describe mejor, que me tenías con tus leves caricias y besos robados. —le contesté mientras me acercaba a él aún parado en la puerta.
— ¿Te tenía? Eso quiere decir que ya no lo estás. —me contestó mientras yo llegaba donde él estaba y lo miraba a los ojos fijamente.
—¿De veras quieres que te conteste eso? —le dije mientras enredaba mis manos en su cuello y lo miraba seductoramente.
—No, no hace falta, porque ahora voy a terminar lo que dejamos inconcluso hace un rato. —me dijo mientras iba caminando conmigo hasta que al llegar a la cama me empujó sobre esta y él vino sobre mí desvistiéndome rápidamente y devorando mi cuerpo hasta haber ambos haber saciado nuestra hambre voraz.
El agua cae sobre mi cuerpo y golpea la carretera mientras la sangre corre por mi rostro. No recuerdo cómo había logrado salir del auto. Pestañeo varias veces y todo cambia. Estoy nuevamente dentro de este mientras conduzco a toda velocidad bajo una tormenta.
— ¿Puedes ver la matrícula?
Las palabras resonaron cerca de mí, pero no supe quien las dijo. Tomé el cuaderno de dibujo a mi lado, lo abrí en una de las últimas páginas y anoté lo poco que pude visualizar de la matrícula y el modelo del auto. Entonces todo sucedió una vez más, el choque, el auto dando vueltas sobre la carretera y yo saliendo de este...
Desperté sobresaltada y me senté en la cama, el sueño había sido muy intenso. Christopher a mi lado se despertó al sentirme con la respiración acelerada.
— ¿Otra pesadilla?
—Sí, nuevamente con el accidente, recordé algo más. —le dije mientras él me miraba abriendo mucho los ojos. —Recordé que anoté la matrícula del auto en mi cuaderno de dibujo.
—Eso es genial amor, con eso espero que podamos encontrar al culpable. —me dijo mientras tomaba mis manos entre las suyas. —Mañana en cuanto lleguemos a puerto iremos al Departamento de Policía, ahora vamos a dormir. —me dijo mientras me acariciaba lentamente la mejilla y yo asentía.
Me recosté en la cama y mientras Christopher me abrazaba y besaba mi cabello, me quedé dormida.
Tras llegar al puerto y despedirnos de Lizzy y Nathan fuimos directo a mi apartamento. Decidimos no contarles nada, no quisimos que se involucrara más personas en esto después de que Christopher recibiera la llamada telefónica. Al llegar al apartamento fui directo a mi habitación y busqué el cuaderno de dibujos, lo abrí en la última página y comencé a hojearlo hacia adelante hasta que encontré la página que estaba buscando. La arranqué del cuaderno y se la di a Christopher que se quedó mirando el papel estupefacto.
—Bien, no está anotada completa, pero creo que con esto servirá para que inicien una investigación. —dijo mientras me tomaba de la mano fuertemente. — Vamos, cuanto antes mejor.
—Vamos. —le dije mientras salíamos del apartamento rumbo al Departamento de Policía.
Una hora más tarde salíamos del Departamento de policías. Entregamos los datos de la matrícula del auto y tras dar nuestra información de contacto, prometieron mantenernos al tanto si avanzaban algo en encontrar a quien pertenecía. Ahora solo nos quedaba esperar a ver si aparecía el culpable.
Lizzy se fue con Nathan a su apartamento, así que estábamos nosotros solos. Preparamos una cena rápida de macarrones con queso y después estuvimos abrazados sentados en el sofá mientras en la Tv había alguna película a la cual no le estábamos haciendo ni caso.
Solamente estábamos abrazados mientras Christopher deslizaba su mano por mi hombro y yo sonreía ante el contacto que provocaba en mi piel. Y me giraba para mirarlo a los ojos. El solamente me sonrió mientras acercaba sus labios a los míos y me besaba lentamente a medida que sus manos iban apretando mi cuerpo contra el suyo y yo gemía contra sus labios unos segundos antes de que me cargara en sus brazos y me condujera rumbo a la habitación.
A la mañana siguiente despertamos temprano y después de desayunar salimos caminando rumbo al museo.
Es una mañana hermosa, y los rayos del sol nos bañan calentando poco a poco nuestra piel. Caminábamos tomados de la mano mientras nos sonreíamos. No teníamos que decirnos nada, nuestros gestos lo decían todo. Nos amábamos y no importaba nada más.
Al transcurrir una semana recibimos la tan ansiada llamada de la policía. Estábamos en el apartamento y para variar, estábamos los cuatro riéndonos de algún chiste que había hecho Nathan cuando sonó el teléfono.
—Yo voy. —les dije mientras me levantaba del sofá y me dirigía a responder el teléfono que sonaba insistentemente. —Oigo. —dije mientras aún reía.
—Buenas tardes, por favor con Amelia Hart.
—Sí, es la que habla. —le contesté mientras todos me miraban por un momento.
—Disculpe, es del Departamento de Policía, llamamos por lo de su accidente. —me decía mientras yo me dirigía donde estaban todos y ponía el teléfono en speaker para que todos escucharan.
Al final le habíamos contado a Lizzy y a Nathan que había recordado algo del accidente, pero solo le contamos eso.
— ¿Descubrieron algo? —les pregunté esperanzada.
—Sí, hay un vehículo que coincide con los datos que nos dio. Pertenece a Alex Powell, lo reportó como robado hace poco más de un mes. ¿Lo conoce?
La verdad es que ese nombre no me sonaba de nada.
—Lo siento, pero no lo conozco.
—Eso es todo lo que hemos averiguado hasta ahora, estamos avanzando en la investigación para localizar el auto robado y el ladrón, en cuanto tengamos más información se lo informaremos.
—De acuerdo, muchas gracias. — le dije mientras colgaba el teléfono. —Nos encontramos donde mismo comenzamos. —dije frustrada mientras me dejaba caer al lado de Christopher en el sofá.
—Al menos ya están avanzando, ya verás como terminan atrapando al culpable. —me dijo mientras me frotaba los hombros y yo le sonreía levemente.
Solo espero que lo encuentren en verdad para poder relajarnos y continuar con nuestra vida sin preocupaciones y sin tener que mirar constantemente sobre nuestro hombro.
Más tarde esa noche y después de que Christopher se hubiera dormido, yo aún me mantenía despierta mientras el me abrazaba.
Desde hace dos o tres días no puedo dormir bien. Por una parte, continúo sintiendo la sensación de que me vigilan, pero no veo a nadie, y no le quise decir nada a Christopher. Sobre todo, después de que llevaba unos días muy extraño. Nunca tenía reuniones y ya llevaba varios días de reuniones donde Nathan era el que me recogía en el trabajo mientras él se quedaba y llegaba unas horas más tarde.
No sé porque me parecía extraño, era el jefe, en algún momento tendría que reunirse con sus superiores. Últimamente todo me parecía fuera de lo normal.
Lo mejor sería dejar a un lado mi paranoia y olvidarme de todo eso. Me giré entre sus brazos mientras me recostaba contras su pecho y el sonreía dormido.
El me amaba y eso era lo que importaba.
— ¿Otra reunión? —le pregunté enarcando una ceja mientras me sentaba en una silla de su oficina.
—Lo siento, James dice que es urgente y que no demorará mucho, pero sabes cómo es eso. —me decía mientras yo lo miraba fijamente.
— ¿Entonces no almorzaremos juntos?
— ¡Mierda! Lo olvidé.
—No te preocupes, si me apuro alcanzo a Molly y Ben, voy a mandarles un mensaje para que me esperen.
—De veras lo siento Amy, tenía planeado algo especial para el almuerzo, pero al parecer tendrá que ser en otra ocasión. ¿Quizás en la cena? —me preguntó esperanzado.
—De acuerdo, nos vemos después. —le dije mientras le daba un rápido beso y me dirigía hacia la puerta de la oficina.
Pero justo antes de salir, cuando ya la tenía abierta Christopher me llamó.
—Amelia, ten cuidado. —me dijo preocupado.
Aun recordaba la amenaza que le habían hecho a Christopher, pero ya había pasado mucho tiempo de eso.
—Lo tendré. —le contesté con una sonrisa mientras le lanzaba un beso y salía de su oficina.
Estaba bajando los escalones de la entrada del museo cuando divisé a los chicos del otro lado de la avenida esperándome y les hice un gesto con la mano. Había mucho tráfico a esta hora. Un momento antes de cruzar, sentí el celular sonando, avisando de un mensaje. Cuando miré la pantalla era de Christopher.
—"¿Estas molesta conmigo? Prometo compensarte cuando estemos en la casa, recuerda que te amo."
¿Molesta? ¿Porque iba a estar molesta? Estaba parada en la acera así que decidí contestarle y comencé a escribir una respuesta a su mensaje. El chillido de un auto cerca de mí me asustó y me hizo soltar el teléfono al suelo. Una camioneta negra estaba estacionada frente a mí.
— ¡Idiota! —Le grité.
Y entonces alguien salió de la camioneta con un pasamontaña puesto, evitando así que le viera el rostro. Me tomó fuertemente por las manos y me metió a la camioneta. Y mientras yo forcejeaba tratando de liberarme, me puso un paño en él rostro y poco a poco fui perdiendo el conocimiento.
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Este capítulo está dedicado a mariajoselinares1
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Espero les haya gustado el capítulo.
¿Acaso creían que todo iba a continuar feliz?
Déjenme sus comentarios y no olviden dejar su voto. Xoxo🐦⭐
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