Capítulo 42
— ¿Ordenamos algo para cenar o lo hacemos fuera?
Nos encontrábamos en la tina del baño después de una tórrida tarde de sexo. La espuma cubre nuestros cuerpos mientras Christopher desliza una de sus manos por mi cuerpo. Está sentado detrás de mí, mientras sus labios rozan mi cuello enviando descargas eléctricas por toda mi piel.
—Por mí no te preocupes, prefiero quedarme aquí toda la noche. —le contesté mientras lo sentí reírse contra mi cuello.
— Por muy tentadora que me resulte la idea, tenemos que salir en algún momento. —dijo mientras sus manos viajaban lentamente hacia el sur de mi cuerpo.
—Solo unos minutos más. —le contesté mientras me giraba hacia él para besarlo.
—Vamos, ordenemos algo para cenar, solo así sé que te tendré más tiempo entre mis brazos. —dijo devolviéndome el beso y ayudándome a levantar de la tina.
Christopher ordenó la cena y después de cenar tranquilamente conversamos hasta bien entrada la noche donde nos retiramos a dormir abrazados el uno con el otro.
— ¿Estás lista para conducir tu nuevo auto? —me preguntó Christopher a la mañana siguiente mientras se cerraban las puertas del ascensor.
Si hubiera sido por Christopher, en estos momentos estaría en la cama acostada y no a punto de conducir mi nuevo auto prestado. Me sentía mucho mejor, no había tenido más fiebre y después de convencerlo con mi nueva técnica de seducción infalible, el había accedido a dejarme ir a trabajar.
—He esperado mucho tiempo ya. — respondí con una sonrisa.
—Pues es todo tuyo. —dijo mientras me tendía las llaves del auto.
—Solo por un tiempo. —le recordé mientras tomaba las llaves del auto sonriendo.
Las puertas se abrieron en el sótano y nos encaminamos hacia el auto. La elegancia del poderoso deportivo resaltaba a la vista. Desactivé la alarma del auto y abrí las puertas con el mando a distancia. Por dentro era mucho más suntuoso que por fuera. Se notaba el cariño que le tenía Christopher a este auto por la sonrisa de idiota que traía en su rostro.
Toda la tapicería del auto es en negro y rojo. Tras cerrar la puerta metí la llave en el contacto y el motor rugió con su sonido característico. Le sonreí a Christopher antes de poner la velocidad y salir del parqueo subterráneo rumbo al museo. Había extrañado mucho la sensación de conducir, es como si hubiese pasado una eternidad desde que lo había hecho por última vez y eso lamentablemente o para mi suerte no lo recordaba. Aunque en realidad lo que más quería era recordar lo que había sucedido ese día. Christopher me contó que yo estaba conversando con el cuándo ocurrió el accidente y que había anotado la matrícula del auto. Solo me gustaría recordar donde.
El auto avanzaba velozmente por la carretera. Jamás ni en mi mejor sueño me hubiera imaginado conduciendo un Mustang. Llegamos al museo más rápido de lo que me había imaginado y aparqué el auto con una estúpida sonrisa en mi rostro. Me giré hacia Christopher quien me sonreía también.
—Nunca había imaginado que alguien fuera feliz por conducir un auto.
—Había extrañado mucho esto. —le contesté emocionada.
—Eso veo, vamos. —dijo abriendo la puerta y saliendo del auto.
Como hacíamos siempre, caminábamos tomados de la mano y Christopher me robaba un beso cuando menos me lo imaginaba sorprendiéndome a cada rato.
El día pasaba rápidamente mientras me concentraba en restaurar el nuevo cuadro que me habían traído. Nada más y nada menos que un Vermeer de 1662, Mujer en la ventana.
A cada rato miraba hacia la oficina de Christopher sin poderlo evitar y lo sorprendía mirándome, entonces le lanzaba un beso mientras él me sonreía. Trataba de concentrarme nuevamente en mi trabajo cuando me llegó un mensaje.
—"Porque no vienes y me lo das personalmente". —miré nuevamente hacia la oficina donde él me miraba arqueando una ceja y sonriendo perversamente.
—"Crees que pueda trabajar en paz, algunas personas necesitamos trabajar para ganarnos la vida" —le contesté mientras miraba hacia la oficina para ver su reacción.
—"Que sea millonario no quiere decir que no trabaje para ganarme la vida" —me contestó mientras lo podía ver poner mala cara en su oficina y esto solo me hizo reír.
En ese mismo instante me llegó otro mensaje.
—"Aunque en estos momentos estoy pensando en una deliciosa sesión de trabajo sobre mi escritorio". —me contestó mientras mi respiración se aceleró con tan solo leer su mensaje.
Miré hacia la oficina donde él me miraba de esa forma que hacía que yo perdiera la cordura y mi cuerpo comenzara a temblar. El celular casi se me cae de las manos al verlo. En ese momento se aflojó la corbata del cuello y cerro las ventanas de la oficina. Eso sí que es extraño.
—"¿Te sucede algo? —le envié preguntándole preocupada, contestó casi al instante.
—"No me puedo concentrar si te estoy observando". —su mensaje me hizo sonreír.
—"A mí me pasa lo mismo, quizás pueda hacer algo por ti para ayudarte a concentrarte". —le pregunté sugestivamente.
Al igual que la vez anterior su mensaje de respuesta llegó rápidamente.
—"Creo que eso solo lograría que me desconcentrara más, pero gracias, creo que en la noche aceptaré tu oferta" —me contestó haciendo que riera a carcajadas.
Y no nos enviamos más mensajes, así que pude concentrarme en la restauración, pero solo hasta el mediodía cuando Christopher me sorprendió susurrándome en el oído mientras mordía el lóbulo de mi oreja.
— ¿Sabes los sexy que luces cuando estás concentrada en el trabajo? —me susurró haciendo que toda mi piel se erizara completamente.
—No, no lo sabía.
—Me dan ganas de desnudarte y hacerte el amor aquí mismo. —me dijo mientras deslizaba sus manos por mi cintura y metía una dentro de los jeans acariciando una de mis nalgas.
— ¿Y porque no lo haces? —lo reté.
El sótano estaba vació, Ben y Molly ya se habían marchado a almorzar. Christopher tenía una mano en mi cintura mientras con la otra masajeaba una de mis nalgas comenzando a excitarme. Sus labios se deslizaban lentamente por mi cuello haciendo que un gemido involuntario escapara de mis labios. Pero al mismo tiempo mis tripas rugieron haciendo que Christopher riera contra mi cuello.
—Creo que tu estómago no piensa lo mismo. —dijo haciéndome reír también.
—Entonces vamos a almorzar. —le contesté mientras me giraba en la banqueta quedando sentada frente a él.
Para mi sorpresa traía solamente la camisa, sin la americana y sin la corbata. Me le quedé mirando por un momento antes de reír.
— ¿Tienes mucho calor? —le pregunté aún riendo.
— ¿Por qué lo dices? —me contestó mientras se miraba.
—Porque estás solo con la camisa y las mangas recogidas.
—Ah, eso. —dijo sonriéndome y pegándose a mi metiendo la otra mano dentro de los jeans y sus labios cerca de los mío. —Tan solo mirarte enciende mi cuerpo completamente, jamás me había sucedido esto. ¿Qué estás haciendo conmigo? —me preguntó mientras pegaba sus labios levemente con los míos haciéndome cerrar los ojos ante el suave y cálido roce.
—Yo debería decir lo mismo. —le contesté mientras enredaba mis manos en su cuello y tiraba de él para besarnos brevemente. —Ahora vamos a almorzar. —le dije mientras él se separaba de mi sonriendo.
Como mismo hacíamos todos los días fuimos a almorzar a la hamburguesería cerca del museo. Al regresar pasé la tarde concentrada en el trabajo. Casi no miré hacia la oficina de Christopher, solamente hice una breve pausa en la tarde para tomarme una soda y después continué trabajando hasta la hora de irnos donde Christopher pasó por mí.
—Creo que va siendo hora de marcharnos. —dijo abrazándome por detrás mientras yo sonreía y me giraba entre sus brazos.
—Sí, vamos. —le dije mientras me ponía de pie.
Salimos del museo y tras montarnos en el auto conduje rumbo a mi apartamento. Lizzy ya había llegado, se encontraba en la cocina cuando entramos y en cuanto sintió la puerta cerrarse dejó lo que fuera que estaba haciendo y vino corriendo en mi dirección. Me saludó con un fuerte y emotivo abrazo que me dejó sin respiración. Podía sentir a Christopher riendo detrás de nosotras.
—Lizzy, no puedo respirar. —le dije haciendo que ella me soltara.
—Disculpa es que estaba muy preocupada por ti. ¿Cómo te encuentras? —dijo examinándome de arriba abajo.
—Ahora que me has soltado y que puedo respirar, mucho mejor. —le contesté mientras Christopher reía. —Christopher me ha cuidado muy bien. —le contesté mientras él me abrazaba por la cintura y me besaba en el cuello.
—Sí, eso veo, ya la cena está casi lista, Nathan debe estar al llegar. —dijo mientras iba hacia la cocina nuevamente.
—Me cambio y te ayudo. —le dije mientras ella me detenía levantando una mano
—No te preocupes, ya casi terminé, pueden ir bañándose. —dijo mientras se giraba nuevamente e iba hacia la cocina.
Fuimos hacia mi habitación y al entrar Christopher cerró la puerta y se quedó recostado a esta mientras me miraba de lado con los brazos cruzados sobre su pecho.
— ¿Sucede algo? — le pregunté frunciendo el ceño.
El llevó una mano hacia sus labios y se agarró el labio inferior pensativo sin apartar su sexy y provocativa mirada de mí. Su forma de mirarme ya comenzaba a excitarme y a ponerme nerviosa.
—Solo estoy pensando en algo. —dijo mientras se aflojaba la corbata y después se sacaba la americana poniéndola a un lado.
Cuando quedó solo con la camisa se acercó a mí. Su proximidad aún continuaba afectándome de la misma forma que el primer día. Y su forma de mirarme continuaba siendo la de un depredador hambriento a punto de devorar su presa.
—¿Y en que estás pensando? —no pude evitar el nerviosismo en mi voz, su presencia me altera todos los sentidos.
—Estoy pensando que te voy a quitar primero. —dijo mientras me miraba de arriba abajo acercándose a mí. —Si la camiseta...—dijo mientras deslizaba una mano por el tirante. —O los jeans. —dijo mientras sus manos iban hacia mis nalgas. —Acepto sugerencias. —dijo con sus labios pegados a los míos mordiéndome levemente el labio inferior y enviando una descarga eléctrica por todo mi cuerpo.
—Qué tal si comenzamos por tu camisa. —le dije mientras mis manos iban hacia los botones y comenzaba a zafarla.
—Una buena sugerencia, pero también podemos comenzar por tu camiseta. —dijo mientras rápidamente subía las manos y tiraba de mi camiseta sacándola por mi cabeza y mis hombros haciendo que yo subiera mis manos y lo dejara con la camisa desabrochada aún puesta. —Ya esto es un comienzo. —dijo separándose un poco de mí para mirarme.
— ¿Ya terminaste? —le pregunté con la esperanza que me dejara continuar desnudándolo.
—No, solo he comenzado, pero ahora... —dijo mientras pegaba su cuerpo caliente al mío. —Vamos a bañarnos, no quiero que entre Lizzy buscándonos para cenar y no estemos listos. —me dijo mientras yo lo miraba decepcionada, pero al parecer el notó mi cara. —Haré que la espera valga la pena. —dijo mientras me besaba el cuello lentamente. —Lo prometo. —dijo mientras deslizaba una mano por mi mejilla haciendo que cerrara los ojos.
Entonces en un rápido movimiento me cargó en sus brazos haciendo que se me escapara un grito y se dirigió hacia el baño mientras ambos reíamos.
—Tenías razón. —le dije mientras descansaba mi cabeza en su pecho desnudo deslizando mis dedos por este mientras mi respiración se iba normalizando
— ¿En qué? —me preguntó mientras acariciaba mi cabello con movimientos acompasados.
—Valió la pena la espera. —le contesté mientras el reía debajo de mí.
—Te lo dije, siempre cumplo lo que prometo. —me contestó mientras me daba un beso en la frente. — Ahora qué tal si dormimos.
—Sí, vamos a dormir. —dije mientras bostezaba y acomodándome más contra su pecho cerraba los ojos quedándome dormida casi al instante.
Al abrir los ojos me encontré conduciendo mi auto y al mirar por el retrovisor me percaté que alguien me seguía. Cerré los ojos por un momento y al abrirlos nuevamente me encontré de cabeza en el auto, todo mi cuerpo dolía. Esto es una pesadilla, lo sé. Los cerré vez más intentando escapar de este mal sueño y me encontré en la carretera mientras la lluvia caía sobre mí y la sangre corría por mi rostro. Entonces todo se puso negro.
Desperté sobresaltada, con todo el cuerpo bañado en sudor, respiro pesadamente, estoy agitada y temblorosa. Me levanté de la cama y tras ponerme una ropa salí rumbo a la cocina. Abrí la nevera y tomé un vaso de agua mientras meditaba sobre lo que he soñado.
—Amy, amor. ¿Sucedió algo? —me preguntó Christopher detrás de mí sobresaltándome. Al girarme me encontré con él sin camisa, con solo unos pantalones puestos y mirándome preocupado. —¡Amy! Te encuentras bien, tienes cara de haber visto un fantasma. —inquirió con preocupación una vez más.
—Una pesadilla, aunque parecía muy real. —le contesté mientras me sentaba en una banqueta y él se sentaba a mi lado en otra.
— ¿Qué soñaste? Puede que hablar de ello te ayude. —me dijo mientras apartaba el pelo sudoroso de la frente.
—Todo está un poco borroso y confuso, pero creo que no es un sueño, más bien un recuerdo del accidente.
— ¿Estás segura? ¿Qué fue lo que recordaste? —preguntó mientras me miraba fijamente.
—No mucho, solo que alguien me venía siguiendo, verme de cabeza en el auto y después en la carretera bajo la lluvia, no recuerdo mucho más, todo está muy confuso aún.
—No te preocupes amor, aunque no recuerdes nada más, te prometo que encontraré al culpable. —me dijo tranquilizándome mientras tomaba mis manos entre las suyas y las besaba.
—Lo sé, solo que es muy frustrante no recordar ciertas cosas.
—Olvídalo, vamos a dormir. —dijo mientras sujetaba mi rostro entre sus manos y me daba un beso en los labios haciéndome sonreír levemente.
—Sí, vamos a dormir. —le dije mientras me levantaba de la banqueta y me dirigía hacia la habitación con Christopher tomando mi mano.
Ya en la cama me acurruqué una vez más en su pecho y mientras el deslizaba lentamente la mano por mi espalda me quedé dormida una vez más.
Desperté extrañando el calor del cuerpo de Christopher a mi lado. Estiré la mano buscando su cuerpo junto al mío, pero solo encontré un vacío. Abrí los ojos y efectivamente, él no estaba a mi lado, pero sentí a alguien riendo cerca de mí. Me senté en la cama y cuál fue mi sorpresa al verlo sentado a los pies de la cama, vestido con unos jeans y una camisa gris ajustada. Su rostro tan radiante como de costumbre hoy luce la barba de dos días que tanto me gusta. Al fijarme en su mano trae una bandeja con el desayuno a la cual me le quedé mirando fijamente.
— ¿A qué se debe el desayuno hoy? —le dije mientras me sentaba en la cama y tomaba la bandeja de sus manos.
—Qué te parece si salimos en el yate y regresamos mañana, ya se lo he dicho a Lizzy y a Nathan y les ha parecido una genial idea. —dijo mientras deslizaba su mano por mi mejilla.
—Por mí está bien. —le dije mientras comenzaba a desayunar.
—Pues en cuanto termines de desayunar nos vamos. —me dijo mientras yo lo miraba fijamente por un momento deteniendo la tostada que llevaba hacia mi boca.
— ¿No vamos a llevar ropa?
—No es que vayamos a necesitar mucha, además pienso tenerte el mayor tiempo posible sin ella. —me contestó sonriéndome. —Solo lo que lleves puesto y el biquini. —me contestó guiándome un ojo mientras yo llevaba la tostada a mi boca.
Desayuné lo más rápido que pude mientras Christopher no apartaba la mirada de mí. Puse la bandeja a un lado mientras me levantaba desnuda de la cama rumbo al baño. Christopher en ningún momento dejó de mirarme. Y a pesar de lo que yo me imaginaba el no me siguió y se lo agradecí lo que más quería en este momento era algo de privacidad.
Me metí en la ducha para relajar mi cuerpo después de lo que había soñado anoche o más bien después de recordar algo del trágico suceso. El agua caliente relajó mi cuerpo al instante. Aproveché para afeitarme completamente y después salí del baño envuelta en una toalla. Pasé frente a Christopher rumbo al armario para buscar la ropa. Saqué un biquini que puse sobre la cama, uno que nunca me había puesto, muy corto, cubría solo lo necesario. Busqué un short de mezclilla corto, desteñido y desflecado, una camiseta de tirantes blanca y unas converse negras de corte alto. Me quité la toalla tirándola al rostro de Christopher haciéndolo reír. Cogí el biquini y me lo puse bajo su atenta y penetrante mirada gris y después terminé de vestirme con el resto de las prendas. Recogí mi cabello en una trenza. Cuando terminé me detuve frente a Christopher que me miraba muy sonriente.
— Me quieres matar de un infarto, ¿verdad? —me dijo mientras yo me acomodaba entre sus piernas y el ponía sus manos en mis nalgas.
Enredé mis manos en su cuello mientras acercaba mis labios a su oído.
—Esa es la idea. —le susurré mordiéndole el lóbulo de la oreja. Lo sentí gemir muy bajito. —Ya nos podemos marchar, estoy lista. —le dije mientras me separaba de él y caminaba rumbo a la puerta.
Christopher tomó mi mano justo antes de abrir la puerta. Me giró hacia él y solo después de darme un delicioso y excitante beso salimos a la sala donde se encontraban Lizzy y Nathan esperándonos.
—Se demoraron mucho. ¿Qué estaban haciendo? —dijo Nathan mientras alzaba las cejas sugestivamente y Lizzy le daba por la cabeza. —¡Auch! —dijo quejándose mientras se pasaba la mano por donde le había dado y miraba a Lizzy riendo.
—Nada que no hagas tú con Lizzy. ¿Ya nos podemos ir? —contestó Christopher mientras me sonreía levemente y por un momento mis mejillas se teñían de rojo.
Salimos los cuatro del apartamento y partimos rumbo a la marina.
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Espero les haya gustado el capítulo.
¿Que les va pareciendo la relación de ellos hasta el momento?
Déjenme sus comentarios y no olviden dejar su voto. Xoxo🐦⭐
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