Capítulo 35
Esta semana no había mucho trabajo, la próxima obra que tenía que restaurar la desmontarían el fin de semana así que la mayor parte del tiempo la pasaba recorriendo el museo, como tantas otras veces ya, o en la oficina de Christopher. El jueves por la noche preparamos una maleta con la ropa de ambos y el viernes salimos ambos en mi auto rumbo al museo.
La maleta la pusimos en el asiento de atrás, y en cuanto terminamos de trabajar, nos montamos en el auto y conduje rumbo a casa de mis padres mientras escuchábamos algo de música. Era extraño haber ido a a trabajar en él auto, todos los días íbamos y veníamos caminando. Pero lo más extraño, y no sabía si eran ideas mías, era que sentía como si nos estuviera vigilando alguien. Miraba disimuladamente en todas direcciones pero nunca veía a nadie sospechoso. Tal vez solo era paranoia mía, así que no le comenté nada a Christopher, no quería que se preocupara por gusto. Cerca de las 6:20 pm estaba parqueando el auto en la casa de mis padres. Apagué el motor y me giré hacia Christopher.
— ¿Estás listo? —le pregunté ansiosa mientras él me sonreía seductoramente antes de robarme un beso.
—Contigo estoy listo para lo que sea, además no es como si fueran extraños para mí. —Contestó mientras se giraba al asiento de atrás y cogía la maleta.
—Pero no creo que te recuerden, has cambiado mucho. —le dije mientras ambos reíamos y salíamos del auto.
Al dar la vuelta al auto, tomó mi mano mientras llevaba la maleta en la otra y juntos caminamos hacia la puerta. Saqué la llave del bolsillo de mis jeans y abrí la puerta haciéndolo pasar.
—Mamá, ya llegamos. —grité mientras cerraba la puerta detrás de Christopher.
Mi madre salió de la cocina y llegó donde estábamos. Por un momento se quedó mirando a Christopher detenidamente. Suponía que trataba de acordarse si lo conocía o no y si lo conocía de donde.
— ¿Cómo estás mamá? —le pregunté llegando donde ella estaba y abrazándola.
— ¿De dónde me resultas familiar? —le preguntó mientras ambos reíamos.
—Mamá, recuerdas a Christopher, el hijo de nuestros vecinos. —le dije mientras ella lo miraba asombrada y estupefacta.
—¡Como has cambiado! Te recordaba más flaco. —dijo mientras nosotros nos reíamos. —Ahora luces como todo un hombre. Y tus padres, ¿aún viven en Londres? —le preguntó mi madre y yo en ese momento me le quedé mirando fijamente a Christopher esperando su respuesta.
—Mis padres fallecieron hace 3 años. —le contestó el dejando de reír por un momento.
—Cuanto lo siento, no lo sabía, perdón. —dijo mi madre apenada.
—No se preocupe Sra. Hart, fue hace mucho. —le contestó el sonriéndole levemente.
—Por favor no me llames así, puedes llamarme Elisa. —le pidió mi madre mientras le sonreía.
—De acuerdo, Elisa.
—Entonces eres el novio de Amelia, nuevamente. —le preguntó mi madre mientras nos dirigíamos hacia la sala y nos sentábamos, Christopher y yo en el sofá y ella en una butaca frente a nosotros.
—Sí. —contestó dándome una sonrisa torcida mientras apretaba ligeramente mi mano, ni siquiera me había percatado que la tenía entrelazada con la de él.
— ¿Y cómo se conocieron nuevamente? —preguntó mi madre mirándome fijamente con mucha curiosidad.
—Trabajamos juntos. —le contesté mientras le sonreía levemente a Christopher.
El me miró levemente sonriendo antes de mirar a mi madre.
—Soy su jefe. —contestó el mientras yo me quedaba como piedra y apretaba su mano fuertemente.
De todas las cosas que pudo haber contestado, ¿Por qué le dijo a mi madre que era mi jefe? ¿Cómo reaccionará ella ante este descubrimiento? Si algo he aprendido es que mi madre nunca reacciona de la forma que uno se imagina.
—Me alegro tanto por los dos. —contestó mientras Christopher sonreía. —porque no suben las cosas hacia tu habitación y se van bañando en lo que yo termino de preparar la cena. —dijo mi madre levantándose de la butaca y dirigiéndose hacia la cocina cambiando completamente el tema de conversación y dejándonos solos.
—Esta conversación fue extraña. —me dijo sonriéndome mientras yo lo miraba fijamente.
—Muy extraña, vamos te voy a mostrar la habitación. —dije tirando de su mano rumbo a las escaleras y hacia mi habitación.
Al entrar dejó la maleta en una de las camas mientras miraba todo a su alrededor y yo iba hacia las ventanas para abrirlas.
—Hace mucho tiempo que no entraba a tu habitación. —dijo sentándose en el borde de mi cama. —Veo que no ha cambiado mucho desde que estuve aquí por última vez. —dijo sonriéndome mientras yo me quedaba de pie frente a la ventana que daba hacia su antigua casa.
—No me gusta recordar mucho eso, la última vez que estuviste aquí fue cuando te marchaste. —le dije mirándolo fijamente mientras me cruzaba de brazos.
—Prometo no marcharme esta vez. — me dijo mientras se levantaba de la cama y se acercaba a mí. —No sin antes avisar. —dijo sonriéndome mientras descruzaba mis brazos para después abrazarme tiernamente.
—De acuerdo, ahora que tal si nos bañamos para cenar.
No me dejó salir de sus brazos, se quedó abrazándome por detrás mientras yo caminaba rumbo a la cama para buscar la ropa para bañarnos.
Veinte minutos más tarde estábamos bajando las escaleras y nos dirigíamos hacia la cocina donde mi madre terminaba la cena.
— ¿Te podemos ayudar en algo? —le pregunté desde la puerta.
—Pueden ir poniendo la mesa. —nos dijo mientras yo cogía los platos y se los pasaba a Christopher para después coger los cubiertos.
Estábamos terminado de poner la mesa cuando sentí un auto aparcar afuera, debe ser mi padre. La puerta del frente se abrió y unos minutos más tarde él entraba en el comedor.
—Hola papá. —dije mientras iba hacia donde él estaba y lo abrazaba.
— ¿Cómo estás hija? —me preguntó mientras se quedaba mirando a Christopher.
—Papá, este es Christopher, mi novio. —le dije mientras Christopher se acercaba a él y le daba la mano.
— ¿Cómo está Sr Hart? —dijo mientras ambos se estrechaban las manos.
—Muy bien. —dijo mirándolo pensativo por un momento. — ¿De qué me suena tu rostro? —le preguntó mientras yo sonreía.
— ¿Recuerdas al hijo de nuestros vecinos? —le pregunté mientras él asentía con la cabeza. —Es él, por eso te parece tan familiar. —le contesté aún riendo.
—Como has cambiado muchacho. —dijo dándole una palmada en el hombro.
— ¿Amelia me puedes ayudar? —dijo mamá desde la cocina.
—Vamos para la sala a conversar un poco. —le dijo mi padre a Christopher mientras yo iba rumbo a la cocina.
—Lo siento. —le articulé con los labios mientras lo veía irse con mi padre. Lo último que vi fue que me sonreía levemente.
—Ve llevando esos platos hacia la mesa. —me dijo señalando unos platos de ensalada. — ¿Y Christopher?
—En la sala conversando con papá. —le contesté mientras cogía los platos y los llevaba hacia la mesa.
Diez minutos más tarde ya la mesa estaba completamente lista. Fui hacia la sala a llamar a mi padre y rescatar a Christopher de lo que imaginaba fuera un interrogatorio. Pero al llegar allí me llevé una sorpresa. Christopher y mi padre reían y conversaban animadamente.
—Ya está la cena. —anuncié mi presencia haciendo que ambos me miraran.
Se levantaron del sofá y caminaron hacia donde yo estaba. Christopher llegó a mi lado y me pasó un brazo por la cintura.
—Prométeme que algún día me mostrarás ese auto.
—La próxima vez será. —le contestó mientras mi padre desaparecía rumbo a la cocina.
— ¡Le contaste del Porsche! —exclamé asombrada.
—Tuve que hacerlo, comenzamos a hablar sobre autos y al final me preguntó que conducía.
—Al menos no le contaste que eras millonario, y tenías varios clubs y restaurantes, no imagino cual sería su reacción. —le contesté mientras el reía y me apretaba más contra él.
—No, no llegamos a hablar de tanto.
—Vamos a cenar. —le dije mientras caminábamos rumbo al comedor.
Allí nos sentamos uno al lado del otro. Las piernas de Christopher rozaban ligeramente las mías, lo que solo hizo que lo mirara fijamente por un momento y el no hizo otra cosa más que sonreír. Mamá había preparado espagueti a la boloñesa y Christopher por un momento se había quedado mirando fijamente hacia la mesa.
— ¿No te gusta la comida? —le pregunté muy bajito.
—No es eso, esta es mi comida favorita, bueno lo era, hace mucho tiempo. —dijo nostálgico mientras yo le sonreía.
—Entonces, ¿Por qué tienes esa cara? —le pregunté mientras comenzaba a servir la comida en mi plato.
—Hace mucho tiempo que no la comía preparada casera. —me contestó pensativo.
—Pues entonces sírvete y come todo lo que quieras. —le contesté mientras él me sonreía y comenzaba servirse la comida.
Terminamos de cenar y Christopher se ofreció a ayudarme a recoger la mesa.
—Yo termino de fregar, vayan a dar una vuelta. —dijo mi madre mientras me quitaba el paño de fregar de la mano y me sonreía.
Salimos de la casa y dimos una vuelta por la ciudad mientras nos tomábamos de la mano o Christopher me abrazaba. Al regresar no había señales de mis padres, así que supuse que estarían durmiendo. Subimos hacia mi habitación y cuando fui a buscar la ropa para cambiarme Christopher me detuvo.
—Déjame desnudarte. —me susurró mientras me abrazaba por detrás.
Lo miré de reojo, pero al final lo dejé, me gustaba sentir sus manos deslizarse lentamente por mi cuerpo. Me quitó la ropa lentamente hasta quedar con solo la ropa interior. Me giré hacia él, que aún me sonreía con los jeans y la camisa puestos.
— ¿Puedo? —le pregunté señalado su ropa.
—Todo lo que quieras. —me contestó mientras yo me acercaba y comenzaba a zafarle la ropa lentamente como mismo lo había hecho él hasta dejarlo con solo los bóxers.
— ¿Ya terminaste? —me preguntó pegándose a mí. —Porque ahora lo que más quiero es hacerte el amor en tu cama. —me dijo mientras yo reía ante sus ocurrencias.
Comenzó a besarme lánguidamente mientras me cargaba y me llevaba hacia la cama donde recorrió con sus labios mi cuerpo lentamente. Hicimos el amor lentamente, sin prisas hasta terminar abrazados y ambos caer completamente dormidos.
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Espero les haya gustado el capítulo.
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