Capítulo 33
Había sido el mejor cumpleaños de mi vida. Como mismo me había prometido Christopher los planes habían durado hasta el amanecer. Despertar mirándolo dormir plácidamente a mi lado continuaba pareciéndome absolutamente asombroso y algo a lo que nunca creía poderme acostumbrar. Su rostro luce la sexy barba de dos días, apena insipiente, pero allí y lo hace lucir más atractivo que de costumbre.
Deslicé suavemente mis dedos por su mejilla mientras el cabello caía en su rostro y el sonreía levemente. Se veía hermosísimo cuando dormía. Y lo más extraño de todo era que desde hacía varios días no había tenido más terrores nocturnos ni sonambulismo, ni siquiera se había atado a la cama para dormir. El sol entraba por la escotilla y calentaba nuestros cuerpos desnudos parcialmente cubiertos. Ahora que me fijo bien, tiene un cristal, no es abierta completamente. Deslicé mis dedos por su cabello suavemente, lo tenía largo, mucho más largo de lo que yo recordaba cuando lo vi por primera vez. Los ojos de Christopher se abrieron lentamente y me miró tiernamente.
— ¿Qué estás haciendo? —me preguntó enarcando una ceja.
—Nada, creo que necesitas un corte de cabello. —le dije deslizando mi mano por unos mechones y apartándolo de su rostro.
—Sí, lo he estado pensando por un tiempo, creo que lo haré en cuanto lleguemos a tierra firme. —dijo apretando sus brazos alrededor de mi cintura.
—Deberíamos levantarnos, ¿no crees? —Christopher me sonrió.
—Por mi nos quedamos aquí para siempre. —dijo mientras me besaba chupando mi labio inferior. —Aunque ya perdimos un día de trabajo, no creo que sea muy conveniente perder otro seguido. —dijo mientras yo me le quedaba mirando fijamente.
— ¿Qué hora es? —le pregunté mientras el entrecerraba los ojos.
—Veamos, creo recordar acostarnos al amanecer, así que deberían ser aproximadamente las 4:20 pm. —dijo mirando su reloj que estaba en la mesita al lado de la cama.
Aún no entendía como me había olvidado que mi cumpleaños era domingo y que trabajábamos al otro día. ¿Cómo había sucedido esto?
—Y ahora como vamos a justificar la ausencia. —le pregunté mientras el continuaba sonriéndome muy sereno. Acaso el no estaba preocupado por la ausencia.
—No te preocupes, yo me encargué de eso desde hace varios días. —me contestó deslizando una mano por mi mejilla. —Ahora qué tal si nos bañamos. —dijo mientras se levantaba de la cama y se dirigía hacia el baño.
Yo me quedé acostada en la cama viéndolo caminar gloriosamente desnudo hasta desaparecer en el baño. Aún no puedo creer que ese cuerpo sea totalmente mío, que él me ame como mismo yo lo amo a él.
— ¿Vas a venir? O tengo que ir por ti. —dijo asomándose brevemente por la puerta.
—Ya voy. —respondí mientras me levantaba de la cama.
Mientras lo hacía, pude ver los restos del conjunto de lencería esparcidos por el suelo. Creo que esa había sido la primera y única vez que lo iba a usar.
Nos bañamos rápidamente, Christopher salió del baño mientras enredaba una toalla en su cintura tras haberse secado un poco y después de secarme a mí, él había insistido y yo no protesté. Me envolví en la toalla y salí hacia la habitación con un pequeño problema, no tenía ropa interior limpia. La nueva, estaba esparcida por el suelo de la habitación.
—No te preocupes. —me dijo siguiendo mi mirada. —Toma. —dijo tendiéndome otra caja de regalos.
La abrí a toda prisa y el conjunto era exactamente igual al que había destrozado.
—Aquel era más bien un regalo para mí. Creo recordar que una vez te dije que te iba a demostrar que tan rápido se rompía un conjunto de lencería. —dijo mientras recogía los jeans y bóxers del suelo.
—Sí, ya vi que tan rápido se puede romper. Este no lo vas a destrozar, ¿verdad? —le pregunté apartando la caja de su mirada.
—No, a menos que me lo pidas. —me contestó sonriente mientras se ponía los jeans. —Vamos a terminar de vestirnos, Nathan y Lizzy deben estar preocupados porque no hemos regresado. —dijo buscando su camisa en el espaldar de una de las butacas.
Saqué mi nueva ropa interior y me la puse al igual que el vestido. Cuando terminamos de vestirnos fuimos hacia la cabina donde me senté a su lado mientras el conducía el yate de regreso a New York. Al cabo de unos minutos de zarpar se giró hacia mí sonriendo.
—Ven aquí. —me pidió señalando sus piernas.
Me levanté de mi asiento y fui donde él estaba. Me tomó por una mano y tirando de mí me sentó sobre sus piernas de espalda a él.
—Toma el timón. —me pidió mientras yo dudosa lo hacía.
—Chris, no sé manejar esto. —le dije con manos temblorosas.
Christopher puso sus manos sobre las mías tranquilizándome un poco.
—Ves, no es tan difícil. —dijo mientras besaba mi cuello haciéndome estremecer.
—Tú lo estás haciendo difícil. —le contesté mientras lo sentía reírse contra mi cuello.
—Es cómo manejar un auto, la vista al frente y las manos en el timón. —dijo mientras bajaba las manos y las ponía sobre mis muslos. —No lo olvides, manos en el timón y vista al frente. —me decía mientras subía el vestido sobre mis piernas.
—Chris, no creo que esto sea una buena idea, no puedo concentrarme en dos cosas al mismo tiempo. —le contesté mientras mi respiración comenzaba a acelerarse.
—Solo concéntrate en manejar, olvídate de lo demás. —dijo mientras mordía el lóbulo de mi oreja y después sonreía cuando me sintió gemir.
Vista al frente y manos en el timón, no era tan complicado de hacer. Pero Christopher lo estaba haciendo complicado mientras deslizaba lentamente una mano por mi vientre, con la otra acariciaba mi sexo en círculo y sus labios besaban mi cuello.
¡Dios!
No puedo aguantar esto. Mis manos temblaban en el timón desesperadas por soltarse y enroscarse en su cuello. Tenía los labios entreabiertos mientras respiraba pesadamente por sus insistentes caricias. Intentaba cerrar las piernas, pero su mano me lo impedía. Su erección presionaba contra mis nalgas, estaba excitada, demasiado excitada como para poder continuar con esto.
—¡Chris! No aguanto ni un segundo más. —Christopher detuvo el movimiento de su mano sobre mi sexo mientras sonreía en mi oído.
—Podría continuar con la tortura, pero creo fue suficiente con lo de anoche. —me contestó mientras retiraba las manos. —Siéntate a mi lado. —me pidió mientras yo lo hacía y el continuaba manejando el yate.
Y me lo había hecho una vez más, pero no se iba a quedar así. Sonreí para mis adentros por la idea que se me acababa de ocurrir. Me levanté del asiento y me senté a su lado en el suelo del yate mientras comenzaba a zafar sus jeans.
— ¿Qué estás haciendo? —preguntó mirando brevemente hacia mí.
—Probando tu teoría, veamos si puedes concentrarte en dos cosas al mismo tiempo. —le dije mientras terminaba de zafar sus jeans y bajaba un poco los bóxers para liberar su erección.
Christopher me miró brevemente y yo le devolví la mirada.
—Vista al frente y manos en el timón. —le dije señalándolo con el dedo mientras él me sonreía y miraba al frente apartando su lujuriosa mirada de mí.
Tomé su miembro en mi mano y lo comencé a masajear, arriba y abajo, sintiendo su rigidez en mi mano. Sintiendo como se aceleraba a cada momento más su respiración al igual que la mía. Acerqué mi boca y tras exhalar sobre él y deslizar lentamente la lengua desde la punta hasta la base, lo introduje en mi boca.
Se sentía caliente y duro, y a medida que chupaba una y otra vez sentía a Christopher gemir y estremecerse. Chupaba y lamía su miembro cada vez más rápido, introduciéndolo más y más en mi boca. Una de sus manos dejó el timón y fue hacia mi cabeza, entonces lo mordí ligeramente.
— ¡Mierda! —exclamó mientras sus manos me tomaban por los hombros y me levantaba del suelo.
Hizo girar una llave en el panel y el yate comenzó a detenerse mientras él en un rápido movimiento me giraba de espalada a él y de frente a los paneles inclinándome sobre estos mientras levantaba mi vestido, bajaba mi ropa interior y entraba rápidamente en mí haciéndome gemir.
— ¡Oh si nena! —exclamó en mi oído. —Ahora es mucho mejor, amo estar dentro de ti. —dijo entrando y saliendo de mí.
Mi cuerpo rápidamente comenzó a convulsionar mientras acompañaba sus movimientos y con unas cuantas envestidas más lo sentí llenándome completamente gritando mi nombre deliciosamente. Y el clímax me invadió completamente mientras gritaba su nombre y me dejaba hecha una gelatina sobre los paneles. Apenas me podía sostener en las manos. Christopher me abrazaba por detrás dejando besos por mi cuello.
—Creo que quedó comprobado que no te puedes concentrar en dos cosas al mismo tiempo. —le dije girándome hacia él.
—Sí, tú tampoco lo puedes hacer. —me contestó el sonriendo mientras yo me acomodaba el vestido y lo miraba fijamente. —Ahora que ya has probado tu punto, ¿podemos continuar el viaje de regreso? —dijo pegándose a mí y besándome rápidamente.
—Sí, creo que ahora ya podemos continuar. —le contesté mientras me sentaba en mi asiento nuevamente.
Christopher se subió los bóxers y los jeans abrochándolos antes de sentarse en la silla y dedicarme una sonrisa torcida, mi favorita. Hizo girar la llave y el motor del yate rugió una vez más mientras el aceleraba.
Salimos de la marina rumbo a mi apartamento. Al llegar allí no había señales de Nathan ni de Lizzy, estaba completamente desierto. ¡Qué extraño! Christopher me abrazó por detrás besando mi cuello.
—Cámbiate y descansa un poco, yo preparo la cena. —me dijo haciendo que yo me girara hacia él.
—Creo que no sería justo...—pero él me interrumpió poniendo un dedo sobre mis labios.
—Ya ajustaremos cuentas más tarde, ahora ve a descansar. —me dijo girándome y empujándome hacia la habitación.
Y no le discutí más, la verdad es que estaba agotada. Había sido un largo fin de semana y la fiesta de cumpleaños más larga de mi vida. Me quité el vestido y los tacones y me recosté en la cama con mi nuevo, y aún sin romper, conjunto de lencería. Y me puse a recordar el fin de semana. Definitivamente había sido el mejor cumpleaños de mi vida. Saqué el celular y llamé a mis padres, hace tiempo que no hablo con ellos. Contestaron al segundo timbre.
—Hola. —esa es mi madre.
—Hola mamá. ¿Qué tal están? —le pregunté mientras me giraba hacia la mesita y cogía el cuaderno de bocetos.
—Todo bien hija. ¿Qué tal de cumpleaños? —me preguntó con curiosidad.
—Estupendo acabamos de llegar. —le contesté muy animada mientras miraba los bocetos que había hecho de memoria de Christopher.
— ¿Se divirtieron mucho Lizzy y tú? —si ella supiera que no había pasado el cumpleaños con Lizzy bueno al menos no todo, solo una parte.
—Tengo que contarte algo. —sí creo que este es un buen momento para contárselo.
—Ya sé, tienes novio. —me dijo ella muy animada. Acaso leía las mentes.
—Sí, como lo supiste. —le pregunté con curiosidad.
—Lo supuse. Bueno cuéntame de él. ¿Cómo se llama? ¿Cómo se conocieron? ¿Cómo es? Esas cosas. —decía muy emocionada.
Bueno mamá es mi jefe, es millonario, está buenísimo, se llama Christopher, recuerdas, el hijo de nuestros vecinos. Si creo que eso es un buen resumen, pero no uno que pudiera soltarle ahora mismo a mi madre. Entonces se me ocurrió algo.
—¿Qué tal si lo llevo para que lo conozcan el fin de semana? —le propuse mientras ella gritaba histérica del otro lado del teléfono haciendo que lo separara de mi oído.
—Está bien, puedo esperar al fin de semana para conocerlo. ¿Te puedo preguntar algo?
—Dime.
— ¿Eres feliz? —me preguntó mientras yo sonreía como una idiota.
—Sí, mucho.
—Cuanto me alegra por ti, no veo el momento de conocerlo. —dijo muy emocionada.
— Solo tienes que esperar al viernes, ¿y papá como está?
—Bien, aún no ha llegado.
—Saldremos después del trabajo, así que llegaremos para la cena.
—Está bien nos vemos el viernes entonces, un beso.
—Otro, hasta el viernes. —y colgué.
Ahora solo faltaba preguntarle a Christopher, pero eso lo haría un poco más tarde. Me puse a hojear el cuaderno y me quedé dormida.
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Este capítulo está dedicado a yohanisdeltoro
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Espero les haya gustado el capítulo.
¿Aprendieron a conducir el yate con esta lección?
Déjenme sus comentarios y no olviden dejar su voto. Xoxo🐦⭐
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