Capítulo 32
Para mi sorpresa Christopher condujo una vez más rumbo a la marina. Esta vez era completamente diferente a las ocasiones en que había ido de día ahora todo estaba alumbrado por las luces a la orilla del muelle y en algunos yates que flotaban plácidamente sobre las tranquilas aguas.
— ¿Saldremos nuevamente en el yate? —le pregunté, pero él no me contestó mientras parqueaba el auto y bajaba para abrirme la puerta.
Creo que esa es mi respuesta. Tomó mi mano y me condujo una vez más hacia el yate que estaba completamente alumbrado. Me ayudó a subir, soltó las amarras y me condujo rumbo a la cabina. El yate comenzó a moverse unos minutos más tarde y yo sentada al lado de Christopher miraba embobada la hermosa vista delante de nosotros mientras salíamos del East River rumbo a mar abierto. Una hora más tarde cuando no se divisaba nada frente a nosotros Christopher detuvo el yate y se giró hacia mí sonriendo.
—Hora de tu próximo regalo. —dijo tomando mi mano y tirando de mi hacia los camarotes.
Me condujo hacia el camarote principal. Tras Christopher abrir la puerta y entrar a la habitación lo primero que vieron mis ojos fue la enorme caja sobre la cama. Christopher se paró frente a la cama y se giró hacia mí sonriendo.
—En realidad no sé decirte bien si es para ti o para mí el regalo. —dijo pasándose una mano por el pelo. —Pero primero. —dijo mientras se acercaba a mí.
Su rostro a solo centímetros del mío, mirándome fijamente. Me sonrió como mismo lo hacía siempre y dirigió sus manos habilidosas hacia los tirantes de mi vestido desatándolos con destreza y después hacia el zipper para dejarlo caer a mis pies. Después lo recogió y lo puso doblado en una de las butacas. Regresó donde yo estaba y se paró frente a mí, mirándome de arriba abajo con solo la ropa interior.
—Ahora sí, mucho mejor. —dijo girándose nuevamente hacia la cama y cogiendo la caja en sus manos. —Te lo puedes poner. —me pidió mirándome tiernamente.
Podía ver en su mirada que estaba muy emocionado por el regalo, aunque aún no entendía por qué. La caja era grande, forrada con papel de regalo de color rojo y con unas cintas de color negro envolviéndola. Cuando fui a desatar la cinta el me detuvo.
—Puedes ponértelo en el baño. —me pidió y yo me dirigí hacia allí.
Aún no entendía a que venía tanta intriga por parte de él. Entré cerrando la puerta tras de mí. Puse la caja sobre la encimera, desaté las cintas y quité el papel de regalo. Después de quitar el papel me quedó claro lo que había dentro de la caja dorada que había sobre la encimera donde con letras negras y cursivas se leía Victoria's Secret.
Aún no la había abierto, pero ya podía imaginar lo que me esperaba en cuanto lo hiciera. Mi respiración se ha acelerado y mi corazón golpea fuertemente en mi pecho.
«Vamos Amy, un poco de valor, no te va a morder»
Tras tomar una respiración profunda y con manos temblorosas abrí lentamente la caja.
Frente a mis ojos y aún dentro de la caja había un conjunto de dos piezas de lencería fina de color rojo y negro. Ni siquiera me atreví a sacarlo para mirarlo mejor. Creo que aún estaba impresionada y con la boca abierta. Nunca jamás me hubiera imaginado con uno de estos conjuntos puestos. ¿Qué podía hacer en ese momento? El se había esforzado tanto por complacerme hoy en todo, había hecho tantas cosas por mí en mi cumpleaños, lo menos que podía hacer era complacerlo a él.
Mis manos picaban por sacar el conjunto de la caja y de una vez observarlo bien. Tomé algo de valor, estiré mis manos hacia la caja y saqué la pieza de arriba. Esta era casi como cualquier ajustador, con la diferencia que este era mucho más transparente y solo cubría lo necesario. Lo puse a un lado y tomé la parte de abajo. Esta era mucho más intimidante, el encaje era mucho más fino que el otro e igualmente casi trasparente. Pero lo que más había llamado la atención era la cantidad de tela que tenían ambos. Si el ajustador cubría solo lo necesario este no cubría casi nada.
Si lo pensaba más, al final iba a desistir y salir con lo que tenía puesto. Rápidamente me quité la ropa interior y los tacones y me puse el nuevo y fino conjunto de lencería. Prácticamente no se sentía sobre la piel, es como si no tuvieses nada puesto. No me miré en el espejo porque sé que si lo hacía no saldría del baño. Pero a pesar de no haberlo hecho, este conjunto me hacía sentir sexy y atrevida y no sabía por qué. Abrí la puerta y salí hacia la habitación. Christopher se giró a verme en cuanto sintió mis pasos y literalmente se quedó con la boca abierta. Estaba sin camisa, y sin zapatos con los jeans cayéndole sensualmente en las caderas, a medio abrochar, al igual que en la mañana. Me miraba de arriba abajo, sin apartar ni por un momento su lujuriosa mirada de mí. En ese momento no podía moverme de donde estaba mientras él tenía su gris mirada clavada en mí. Se acercó lentamente caminado como todo un depredador.
—Creo que voy a cambiar nuevamente de idea con respecto a Victoria's Secret. —dijo caminando hacia donde yo estaba y deslizando la lengua por sus labios.
En realidad, no me atrevía a hablar en ese momento. Mi respiración se aceleraba con su proximidad y su mirada escrutadora. Después de tanta intimidad que habíamos compartido no debía estar nerviosa. Pero lo estaba. No sabía porque, pero su mirada penetrante me perturbaba, demasiado. Y en esos momentos no sabía que decir.
—Sabía que te verías bien con un conjunto como este. —dijo parándose frente a mí. —Pero jamás me imaginé que ibas a lucir tan sexy. —me susurró en el oído haciéndome estremecer mientras lentamente deslizaba un dedo por mi cuello, apenas tocándome.
Su toque en mi piel enviaba cientos de descargar eléctricas por todo mi cuerpo hasta llegar a lo más bajo de mi vientre donde mis músculos se contraían deliciosamente.
—Tengo planeado quitártelo lentamente, pero no sé si logre contenerme de probar algo. —me dijo mirándome fijamente una vez más.
— ¿Qué es lo que quieres probar? —le pregunté encontrando mi voz.
— ¿Te gusta el conjunto? —me preguntó sonriéndome de lado.
—Sí. —le contesté mientras él se pegaba a mí.
—Lo siento. —susurró en mi oído antes de besarme evitando que le preguntara porque lo había dicho.
Sus manos me apretaban por la cintura pegándome aún más contra él, encendiendo aún más mi cuerpo ya caliente. Sus labios poco a poco fueron descendiendo por mi cuello, besando y chupando. Sus manos rápidamente bajaron hasta mis nalgas para cargarme mientras mis piernas se enredaban en su cintura y mis manos se aferraban de su cuello.
Me llevó hacia la cama donde se acostó sobre mí mientras sus besos pasaban de ardientes a frenéticos y desesperados. Bajaba por mi cuerpo dando besos haciendo que yo gimiera audiblemente y abriera mis ojos que ni siquiera me había percatado que tenía cerrados. Algo había cambiado en la habitación. La primera vez que había dormido aquí no lo había notado, pero ahora mientras miraba hacia el techo podía ver las estrellas. Había una escotilla en el techo y Christopher la había abierto. Era como si estuviéramos haciendo el amor bajo las estrellas.
Su cuerpo empujaba contra el mío dejándome sentir su erección presionando contra mí. No sabía cuánto más podría aguantar sin sentirlo dentro de mí invadiendo todo mi interior. Se separó brevemente de mí sonriéndome, deslizando sus manos lentamente por mi cuerpo, sus besos ahora más lentos. Dios lo que más deseaba en esos momentos era sexo duro y salvaje, no sabía cuánto más podría aguantar esta tortura.
—¡Chris! ¡Mmm! —intenté decir entre jadeos y gemidos mientras una de sus manos me acariciaba entre las piernas al mismo ritmo que su lengua se deslizaba por mi piel sobrecalentada.
—Dime qué quieres. —me dijo separando sus labios brevemente de mi cuerpo.
Era tan difícil concentrarse en este momento. Tantas sensaciones por todo mi cuerpo. ¿Qué quería en realidad? ¿Que me hiciera el amor tierna y dulcemente como lo había hecho tantas veces o sexo salvaje? Creo que mi cuerpo se estremeció en cuanto pasó por mi mente la idea de sexo salvaje. Eso era lo que quería, pero también necesitaba de sus besos lentos y sensuales.
—Christopher. —lo llamé por su nombre completo haciendo que me prestara toda su atención por un momento separando sus labios de mi cuerpo y deteniendo el movimiento de su mano.
Sus ojos de un gris mucho más intenso me miraron fijamente, toda su atención en mí, en lo que iba a decir. Ni siquiera creía que iba a pedirle aquello.
—Hazme el amor duro, hasta que te suplique que te detengas y bésame lentamente, hasta que no pueda soportarlo más. —le pedí mientras él me miraba sorprendido.
Ni yo misma me puedo creer lo que acabo de decirle, no debí haber tomado tanto champagne en el restaurante. El alcohol siempre provoca lo mismo en mí, me daba el valor para hacer y decir cosas que jamás diría estando completamente sobria. Aunque no estaba borracha. Solo esperaba no arrepentirme de esto.
Christopher me sonrió malévolamente antes de inclinarse y sentarse sobre mí. Entonces se quedó mirándome fijamente. Se inclinó sobre mi cuerpo y mientras me besaba bajó sus manos por mi cuerpo hasta llegar al ajustador. Puso una mano sobre cada uno de mis senos, los apretó un poco y después en un rápido movimiento tiró del fino encaje haciéndolo trizas y tirándolo a un lado.
Ni siquiera tuve tiempo a reaccionar ante lo que había hecho, rápidamente sus labios descendieron por mi cuerpo tomando uno de mis senos, lamiendo, chupando, mientras con una mano apretaba el otro haciendo que gimiera. Cambió hacia el otro seno dándole el mismo trato y después bajó por mi vientre deslizando su lengua, haciéndome estremecer y enredar mis manos en su cabello. Se separó de mí por un momento para deshacerse rápidamente de los jeans y junto con ellos los bóxers. Vino una vez más sobre mí, esta vez con más ansias, sus manos descendieron hasta las bragas y las rompió en un rápido movimiento mientras lo podía ver sonriendo. Aún no entendía que le vía de gracioso a esto. Se suponía que era mi regalo de cumpleaños, ya le había cogido cariño a Victoria's Secret. Su mano acarició mi sexo antes de introducir un dedo en mí interior haciéndome casi alcanzar al orgasmo, sus labios estaban en mi vientre besándome lentamente mientras con la otra mano masajeaba mis senos uno primero y después el otro.
Esto es demasiado para mi, mi cuerpo poco a poco estaba perdiendo el control, podía sentir mis músculos contraerse alrededor de su dedo, mientras mis manos se enredaban en su cabello cada vez más fuerte. Sentía el orgasmo muy cerca mientras el continuaba bombeando dentro y fuera cada vez más rápido. Su mano bajó de mis senos para abrir una de mis piernas al mismo tiempo que sus labios descendían sobre mi sexo deslizando la lengua lentamente por este.
¡Oh Dios!
Mis manos se aferraron más a su cabeza. Esto será suficiente para hacerme llegar, si continúa un poco más, iba a convulsionar en un potente orgasmo. Mi respiración era más que errática, ya no podía aguantar más, tenía los ojos cerrados sintiendo la deliciosa sensación cada vez más cerca. Entonces sacó el dedo de mi interior y separó sus labios de mí haciendo que abriera los ojos y lo mirara. Vino sobre mí besándome fervientemente y entrando de una sola envestida en mí, haciéndome gritar de placer al llegar al orgasmo con su invasión.
Sus labios trataban de acallar los gemidos de ambos cada vez más audibles mientras envestía dentro de mí, una y otra vez, cada vez más rápido. Lo bueno de estar aquí en el medio del mar era que nadie nos podía escuchar. Podía sentir como mi cuerpo poco a poco volvía a contraerse alrededor de su miembro apretándolo dentro de mí. Y con unas cuantas envestidas más y mientras le mordía el labio inferior llegaba una vez más a otro delicioso orgasmo arrasador sintiendo como él me llenaba completamente antes de desplomarse sobre mí.
Nuestras respiraciones estaban aceleradas hasta que se fueron normalizando poco a poco y Christopher rodó hacia un lado saliendo de mí interior. Me encontraba mirando las estrellas en el cielo titilando sobre nosotros mientras Christopher recorría lentamente una mano por mi vientre manteniendo mi cuerpo caliente y deseoso de más.
—Creo que me has sacado sangre. —me giré hacia el inclinándome sobre su pecho mientras observaba su labio inferior hinchado y con un poco de sangre.
—Lo siento. —le contesté mientras tocaba suavemente con mis dedos su labio.
—No te preocupes, ya se quitará. —dijo girándose y atrapándome debajo de él. —Ahora...voy a besarte lentamente. —dijo trazando un camino de besos desde mis labios hasta morder el lóbulo de mi oreja. —Y créeme, vas a suplicar que me detenga. —dijo mientras con una de sus manos apresaba las mías por encima de mi cabeza y comenzaba a deslizar sus labios milímetro a milímetro por mi piel.
Y como mismo me había prometido tuve que suplicarle que se detuviera, pero no lo hizo. Esa noche me hizo gritar de placer en incontables ocasiones hasta ambos caer rendidos y exhaustos de placer justo cuando el sol comenzaba a asomarse por el horizonte.
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Este capítulo está dedicado a yolethlovera
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Espero les haya gustado el capítulo.
¿Que les pareció lo que había en la caja?
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