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Capítulo 24

— ¿Todo bien con Christopher?—me preguntó después de una escrutadora mirada.

—Sí, todo bien. —le contesté nerviosamente y en voz baja.

Ella volvió a mirarme fijamente. Respiraba fuertemente. ¿Qué es lo que había ocurrido?

— ¿Qué tal el sexo con él?—

¡Mierda! ¿A que viene esa pregunta?

No pude evitar el ruborizarme. ¿Se supone que tengo que contestarle la pregunta? Bueno por su cara imagino que estaba esperando mi respuesta. Pero que le respondo.

—Genial. —creo que eso lo resume todo.

Sonrío para mis adentros ya que es cierto lo que le digo. El sexo con Christopher es alucinantemente genial, pero creo que a ella en estos momentos no le gustaría escuchar la palabra alucinante. Volví mi mirada hacia ella, que continua mirándome seriamente.

— ¿Me puedes explicar entonces que significa esto? —en ese momento metió la mano detrás de los cojines del sofá y sacó las esposas.

Me quedé mirándola sin saber que decir en ese momento. Solamente la miraba fijamente.

— ¿Dónde las encontraste?—bien por ti Amy, que pregunta más estúpida acabas de hacerle.

—En tu habitación, fui a buscarte en cuanto llegué y me encontré con esto en el suelo. ¿Y bien?—me dijo mientras continuaba sosteniendo las esposas frente a mí.

—No es lo que te estás imaginando. — en realidad no sé lo que ella está pensando en estos momentos con especto a las esposas.

—Amy, se que es el primer hombre con el que te acuestas, pero no tienes por qué permitir que él te espose para follarte. — dijo fuertemente.

Lizzy está enojadísima. Y no entiende nada de nada. Voy a tener que explicárselo todo en detalles y tratar de desenredar este malentendido. Además, ¿porque Christopher me tendría que esposar para follarme? ¡Espera! ¿Ella acaba de decir esposar y follar? ¡Oh dios! Ahora entiendo por dónde vienen sus pensamientos. Acaso cree que después de leerme ese libro me voy a convertir en una masoquista.

—No es así, has entendido todo mal. —le contesté tranquilamente, en realidad no tengo porque alterarme.

— ¿Qué es lo que entendí mal? ¿Acaso no te leíste bastante aquel libro?

— ¿Qué libro?—pregunté haciéndome la desentendida por un momento, aunque ya sé a que libro se refería.

—No te hagas la tonta, el de Grey. — bingo. Sabía que diría eso.

— ¡Mierda, Lizzy! No tiene nada que ver con eso, no soy una masoquista y Christopher está de lejos de ser un sádico. —le dije mientras ella abría mucho los ojos.

—No entiendo entonces porque las esposas. —me dijo confundida.

—No me has dejado explicártelo. —le dije haciendo una mueca y poniendo los ojos en blanco.

—Pues habla de una vez para ver si logro entender este enredo.

Respiré profundamente para relajarme y organizar un poco las ideas. No quería preocuparla, pero ahora no me quedaba otra opción que contarle lo sucedido con Christopher, solo así se solucionaría este problema.

—Padece de sonambulismo y terrores nocturnos. —Lizzy me miraba sin entender aún nada.

—No veo donde entran las esposas en todo esto. —me contestó muy pensativa y en su mejor tono de interrogatorio.

—Son para atarlo a la cama y que no se levante dormido, yo tengo las llaves. —le dije sacando la cadenita de dentro de mi camisa y mostrándosela.

—Pero aún no entiendo porque esposas, no podía atarse con otra cosa. — preguntó ahora con preocupación y curiosidad.

—Créeme yo le hice la misma pregunta, según él siempre se zafaba, lo único que funcionaban eran las esposas.

— ¿No puede ser tan malo como él lo pinta? —me dijo ella mientras yo la miraba muy seria.

—Créeme, es malo. — contesté recordando la noche anterior cuando presencié por primera vez una de sus crisis de sonambulismo.

—¿Ya viviste la experiencia? —me dijo mientras yo la miraba fijamente.

—Recuerdas en el desayuno que Nathan le preguntó cómo habíamos dormido y Christopher le contestó que no lo habíamos hecho.

—Sí, recuerdo esa entre todas sus bromas. —dijo sonriendo.

—Pues no dormimos precisamente por pasar la noche, como fue que dijiste hace un momento, a si, follando. —le contesté muy seria mientras Lizzy dejaba de sonreír.

—No me digas que...—pero no la dejé terminar la frase.

—Sí, después de eso no pude dormir mucho que digamos y creo que él tampoco. Imagino que tenía miedo a dormirse y que le pasara nuevamente. —le contesté.

Y le hice un breve resumen de lo que había sucedido, aunque sin entrar en muchos detalles, solo lo de la bofetada y la parte en que no se despertaba. El miedo que sentí cuando me vi en esa situación. El pensar que no lograría despertarlo. Lizzy por un momento se quedó callada pensando y meditando en lo que le estaba contando.

—¿Por eso es que se queda aquí contigo? —preguntó después de un momento en silencio.

—Sí, yo insistí, no quiero ni imaginar que se quede solo y le suceda algo. —cubrí mi rostro con las manos.

—Entonces, ¿no es que has leído demasiado ese libro? —dijo haciéndome reír mientras quitaba las manos de mi cara y yo la miraba sonriendo al igual que ella.

—No, aún no he llegado a ese punto, y no creo que llegue, ¿me las puedes devolver? —dije extendiendo mi mano.

—Todas tuya. —dijo mientras yo las tomaba de su mano.

—Voy a guardar esto. —me levanté del sofá, fui hacia la habitación, y las guardé en la última gaveta del armario para después regresar a la sala junto a Lizzy.

Cogí el celular de mi bolso y le envié un mensaje a Christopher avisándole que podía regresar.

— ¿Qué tenemos para cenar?—le pregunté sonriendo y en ese momento vi como su rostro dejaba de estar sonriente y se ponía muy seria.

— ¡Oh Dios la cena!—dijo poniéndose las manos en la cabeza.

—¿No me digas que olvidaste la cena? —pregunté preocupada mientras miraba mi reloj que marcaba casi las 8:00 pm

—Lo siento, creo que los eventos me sobrepasaron. —me dijo muy apenada. — Me doy un baño rápidamente para ayudarte. —se levantó y se dirigió hacia su habitación.

—Voy preparando algo entonces si es que queremos cenar temprano. —le grité dirigiéndome a la cocina.

Apenas llevaba cinco minutos en la cocina, buscando las cosas para preparar la cena cuando tocaron a la puerta. No podía ser Christopher, hace solo unos minutos que le he enviado el mensaje. Abrí la puerta y me encontré con la mirada gris y muy sonriente de Christopher. Eso ha sido rápido.

—¿Ordenaron algo para cenar? —dijo mientras me mostraba unas bolsas que traía en las manos.

Lo dejé pasar y caminó rumbo a la cocina mientras yo cerraba la puerta.

— ¿Fuiste de compras?—le pregunté mientras el colocaba las bolsas en la encimera.

—Fui por algo para cenar, creo que no es lo mismo.

— ¿Cómo lo supiste?— pregunté intrigada.

—Por la cara de furia que tenía Lizzy imaginé que no había preparado nada para cenar y creo que acerté. —contestó como si fuera lo más obvio.

—Sabes a veces pienso que lees mentes. —le dije mientras comenzaba a sacar las cosas de las bolsas.

—No, solo analizo la situación. —me contestó con una enorme sonrisa en sus labios.

—Lizzy, olvida la cena. —grité mientras continuaba sacando cosas.

—No vas a cenar, yo tengo hambre. —me gritó desde la habitación.

—Nos acaban de traer la cena. —le contesté.

—Pero yo no he ordenado nada. —gritó mientras salía de la habitación.

—Al parecer alguien sabía que no había cena. —le dije mientras ella llegaba a nuestro lado y miraba la cantidad de comida que Christopher había traído.

— ¿Para qué tanta comida?—preguntó Lizzy asombrada.

—Pues no sabía que traer, así que traje de todo un poco. ¿Nathan no viene?—le preguntó a Lizzy.

—Debe estar al llegar, dijo que primero tenía que pasar por un club.

—Sí, mencionó algo por teléfono hoy. —contestó Christopher pensativo.

—Cenamos y nos bañamos, o nos bañamos y cenamos. —le pregunté pegada a él y pude ver como cambiaba la cara y ahora me miraba alzando una ceja y sonriendo.

—Creo que si nos bañamos primero no vamos a cenar. —me dijo muy bajito en el oído para que solo yo lo escuchara.

—Entonces vamos a cenar. Veamos que trajiste. —le dije mientras comenzaba a abrir las cajitas.

Había traído comida italiana, china, alitas de pollo y varias botellas de vino, había tantas cosas que no sabía por dónde comenzar. En eso tocaron a la puerta.

—Yo atiendo. —dijo Lizzy saliendo rápidamente hacia allí.

A esta hora solamente puede ser Nathan. Lizzy abrió la puerta y Nathan la saludó con un apasionado beso que duró solamente hasta que el notó la cantidad de comida sobre la encimera.

—Imagino que no has cenado. —le preguntó Lizzy mientras él la miraba por un momento y después nuevamente hacia nosotros o mejor dicho hacia la comida.

—No. ¿Quien ordenó la cena?—le preguntó a Lizzy mientras cerraba la puerta y caminaban hacia nosotros.

—Christopher, la acaba de traer.

—Genial, me encanta cuando él hace los pedidos. — dijo frotándose las manos.

—¡Apúrate! —me dijo Christopher en el oído.

Entonces comenzó a escoger las cosas rápidamente y me las iba pasando hasta que tuve mis manos llenas y el también. Salimos hacia la sala, nos sentamos en la alfombra uno al lado del otro y pusimos las cosas en la mesita del centro. Christopher se levantó por un momento, y regresó con cuatro copas y una botella de vino.

— ¿Por qué la prisa?—le pregunté mientras cogía unos palitos en la mano.

—Con Nathan, tienes que ser rápido a la hora de comer, o te deja sin nada.

—Pero el domingo no fue así. — le dije recordando la cena de los cuatro juntos.

—Créeme cuando se trata de comida rápida, tienes que andar rápido con él. —me contestó sonriendo. —Porque crees que le gusta cuando yo hago los pedidos.

En eso Lizzy y Nathan llegaron donde estábamos nosotros. Nathan se sentó al otro lado de Christopher y lo miraba mientras este comía, no sabía porque, pero esa forma de mirarlo me imaginaba que estaba tramando algo.

—No te atrevas Nathan. —le dijo Christopher sin apartar la mirada de la comida.

—No he hecho nada. —contestó inocentemente levantando las manos.

—Te conozco demasiado bien, no necesito mirarte a la cara para saber lo que está pasando por tu mente en estos momentos. —dijo levantando los palillos y apuntándole con ellos.

Lizzy y yo nos miramos y nos echamos a reír mientras ellos se miraban fijamente por un momento.

—Está bien, pero puedes bajar los palillos por favor. —le pidió mientras yo reía.

—Solo son dos palillos Nathan. ¿Qué te podría hacer con ellos? —le dije aún riéndome.

Pero al parecer a Nathan no le parecía tan graciosa como a mí la situación ya que estaba muy serio.

—El sabe de lo que soy capaz con ellos. —me contestó Christopher en el oído y después continuó cenando.

Y por un breve momento lo miré asombrada antes de comenzar a comer. Aún hay tantas cosas que desconozco de él. Continua siendo un completo extraño para mí. Lo único que conozco de él es de su pasado antes de mudarse para Londres. Pero ha cambiado tanto que ya eso no lo puedo usar de referencia. ¿Como voy a descubrir cosas del pasado de Christopher cuando el no hablaba de eso? Si solo hubiera una forma. Y entonces una idea me golpeo en la cabeza fuertemente. Miré hacia Nathan sentado a su lado, ambos sonriendo amigablemente. Esa es mi respuesta. Ellos se conocieron en Londres así que Nathan debe de saber todo lo sucedido con Christopher allí. Debe de conocer los más oscuros secretos de él.

Solo tengo que buscar una forma de que me lo cuente todo, pero para eso Christopher no puede estar a mi lado. Sí, esta es la única forma de desentrañar el misterioso pasado de Christopher y lo voy a lograr al precio que sea necesario.

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Este capítulo está dedicado a. MerlinaMacias

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