Capítulo 20
No tengo ni idea de hacia dónde nos dirigimos. Aunque por la forma en que se ha vestido Christopher; con jeans y una camisa, imagino que no vamos a un lugar lujoso. Bajamos hasta el garaje subterráneo. Christopher como todo un caballero carga con mi mochila y su maleta hacia el auto. Después de almorzar iríamos directo hacia mi apartamento, al menos eso es lo que me ha dicho él. Justo en la salida del edificio y antes de meterse en el tráfico bajó la capota del auto.
—Es una hermosa tarde de domingo, ¿no crees? —dijo sonriendo hacia mí mientras sacaba unas Ray-Ban Aviator de la guantera y se las ponía.
—Sí, muy hermosa. —respondí colocándome las mías y sonriéndole mientras se incorporaba al tráfico.
—Te importa si pongo música. —me preguntó mientras el aire comenzaba a despeinarme.
—No. —respondí mientras el presionó un botón y la música comenzaba a sonar.
Y al escuchar los primeros acordes de la canción enseguida supe quien estaba cantando. Me gustaba mucho esa canción, es de uno de mis grupos preferidos. Y sin darme cuenta comencé a cantar la canción hasta que Christopher me interrumpió.
— ¿Te gusta Maroon Five?—me preguntó con mucha curiosidad.
—Me gusta mucho esa canción. —le contesté sonriendo mientras escuchaba los acordes finales de How.
El aire golpea de lleno mi rostro desordenando mi cabello que he dejado suelto sobre los hombros. Christopher conduce por la ciudad mientras yo disfruto el viaje. El auto apenas se siente mientras avanzaba por la carretera. La música ha cambiado y en estos momentos se escucha una canción que desconozco, pero me gustaba su ritmo.
— ¿Quién canta? —pregunto mientras el me mira brevemente.
— La canción se llama Mountain Sound y es de Of Monsters and Men.— respondió con una sonrisa.
Christopher se ve muy relajado a mi lado mientras su cabello es movido por el viento que lo desordena al igual que el mío.
— ¿Dónde vamos?— pregunto con curiosidad. Pero el no me responde, solamente me sonríe. — ¿Acaso es un secreto?—pregunté una ves más.
—No, pero prefiero no decírtelo y que sea una sorpresa.
Y no pregunté nada más mientras el conducía por la ciudad rumbo a Central Park. Y cuando me percaté Christopher estaba aparcando en el MET.
¡Que!
— ¿No íbamos almorzar?—le pregunté extrañada mientras él se quitaba el cinturón de seguridad y me miraba sonriendo.
—Vamos a almorzar. —dijo saliendo del auto.
Dio la vuelta a este y antes de que yo abriera mi puerta ya él estaba allí haciéndolo por mí.
—Me dirás donde vamos, me tienes intrigada. —pregunté una vez más mientras caminábamos por la acera atestada de gente.
Pero el no dijo nada, solamente continuamos caminando hasta llegar a un local. Sobre nuestras cabezas un cartel que decía Club nocturno. Lo miré extrañada y aún más cuando estaba abierto a esa hora. Siempre he pensado que abren solo de noche. ¿Pero porque me traía aquí? ¿Acaso no íbamos a cenar?
—Ya verás. —dijo mirando mi cara extrañada.
Tomó mi mano y la puso en su antebrazo mientras me conducía al interior. Y por dentro era aún más extraño ya que parecía un restaurante en lugar de un club nocturno. Llegamos hasta el maître y este saludó a Christopher de forma familiar.
—Buenas tardes Sr. Randall. —dijo extendiéndole la mano.
—Buenas tardes Collin. —respondió Christopher extendiéndole la mano para saludarlo.
— ¿Una mesa para dos hoy? —le preguntó después de terminar el saludo.
—Sí. —dijo sonriendo hacia mí.
—Por aquí por favor. —se giró y nos condujo hacia nuestra mesa.
El local está decorado con colores pálidos y las mesas con manteles de color marfil. En el centro de ellas, un hermoso y sencillo búcaro con flores blancas.
Una vez sentados a la mesa, con el menú en la mano y después de haberse marchado el maître, decidí salir de dudas con Christopher.
— ¿Esto no es un club nocturno?—necesito aclarar las ideas.
—Sí, pero de día es un restaurante. —dijo sonriendo.
—Y por lo que veo vienes muy seguido, veo que te conocen. —le dije haciendo gestos con mi cabeza hacia el maître que se encuentra de pie en la entrada en el otro extremo del salón.
—Sí, vengo a menudo. —dijo sonriendo.
¿Acaso esto es divertido para él o hay algo que no me está contando?
— ¿Qué tan seguido vienes?—pregunto con mucha curiosidad mientras él me mira a los ojos fijamente.
Christopher me miraba entrecerrando los ojos ligeramente como decidiendo si contármelo o no.
—Soy el dueño. —respondió mientras sus ojos abandonaban los mío y se ponía a leer la carta nuevamente.
Literalmente me ha dejado con la boca abierta. ¿Cuántos locales posee? ¿Acaso quiero saberlo? Esto solamente me confirma algo que hasta ahora no me había pasado nuevamente por la mente. Todo está tan claro, pero no lo he visto hasta ahora. El auto, el apartamento, el yate, los prestigiosos clubes nocturnos o restaurantes para el caso. Christopher es millonario. Esto solo hace que aumente mi curiosidad acerca de él. Ahora solo tengo que indagar un poco en el pasado del cual el no habla con nadie y tratar de descubrir cómo ha llegado a serlo.
Mis ojos recorren el menú, pero en realidad no estoy leyendo nada. Mi mente está algo confusa en estos momentos como para pensar en que quiero para almorzar. Todas las señales estaban justo frente a mis ojos y nunca las vi, o no las quise ver.
— ¿Te sucede algo?—su pregunta me saca de mis pensamientos.
—Nada, ¿porque preguntas? —aparto la vista del menú por un momento y lo miro a él.
—Porque tu rostro dice lo contrario. — dijo mirándome firmemente con sus ojos grises.
Y como le decía lo que recién he descubierto de él.
—Tiene algo que ver con el hecho de que soy dueño de varios locales, ¿o me equivoco? —dijo enarcando una ceja.
No tuvo que intentarlo mucho para dar en el clavo.
—Me dirás que te sucede. —dijo inclinándose hacia adelante en la mesa.
—Es que nunca pasó por mi mente que fueses millonario. —lo miré fijamente mientras se lo decía y pude ver en su rostro una seductora sonrisa mientras se inclinaba hacia atrás en la silla.
—Sí, lo soy. ¿Tienes algún problema con el hecho de que lo sea?—dijo enarcando una ceja.
—No ninguno. —le contesté con toda honestidad.
Christopher se puso a mirar nuevamente el menú apartando su perturbadora mirada de mí. Y por un momento lo pensé. ¿Acaso hay alguna diferencia en que él fuera millonario? No, no la hay. En realidad, no me gusta por su dinero, ya me gustaba incluso cuando solamente era el idiota de mi jefe.
— ¿Ya escogiste algo para almorzar?—bajó el menú sobre la mesa y me miro a los ojos.
—No, lo siento, no sé porque pero no puedo concentrarme en estos momentos, pediré lo mismo que tú. — respondí dejando el menú en la mesa también.
— ¿Estás segura de eso?—preguntó sonriéndome.
—Sí. —respondí un poco dudosa.
—Bien. —dijo haciéndole señas al camarero.
—Listo para ordenar Sr. Randall.
—Sí, lo mismo de todos los domingos para ambos. — y exactamente que es lo que voy a almorzar.
—Y para beber. —le preguntó a Christopher mientras este me miraba a mí.
— ¿Qué deseas para beber? —me preguntó pero yo solamente me encogí de hombros.
—Lo que elijas estará bien. —respondí tratando de adivinar que es lo que ha pedido para almorzar.
—Bien, un Merlot estará bien y quisiera llevarme un Vermú.
—En seguida Sr. Randall. —y recogiendo los menús de la mesa se marchó.
Lo miré fijamente y entrecerró los ojos al ver mi rostro. ¿Que acaso mis emociones son tan transparentes?
— Estás preguntándote que fue lo que ordené, ¿verdad?— me dijo con una sonrisa.
—La verdad sí, no tengo ni idea de que es lo que comeré, o si me gustará.
—Te gustará. —dijo rotundamente.
—¿Ya sabías lo que ibas a ordenar desde que entramos aquí? —pregunté entrecerrando los ojos.
—Sí. — respondió con una de esas radiantes sonrisas que a cada rato me dejaba sin aliento.
—¿Y para eso tuviste que mirar tanto el menú? —inquiero extrañada
—No estaba mirando el menú, solo estaba aparentando que lo leía. —contestó mirándome fijamente.
—¿Hay algún momento que no lo planees con media hora de antelación? —le pregunté mientras él me miraba y por un momento lo veía pensativo.
Se inclinó hacia adelante en la mesa, sus ojos mirándome intensamente.
—Siempre me anticipo a las situaciones. —dijo reclinándose hacia atrás y no sé porque la forma en que lo dijo me hizo estremecer completamente.
Por un momento nos quedamos en silencio, solamente mirándonos a los ojos fijamente. Si solo de esta forma pudiera ver en su interior y así conocer todos sus secretos. Luce tan sexy con el pelo revuelto ligeramente hacia un lado y cayéndole en el rostro y con la barba de dos días. Esto solamente trae recuerdos de esta mañana y hace que una risa escape de mis labios. Christopher no preguntó nada de porque me estoy riendo ya que somos interrumpidos por nuestro almuerzo. Aparté mi vista de sus ojos y la enfoqué en lo que Christopher había ordenado.
El camarero nos sirvió el vino y dejó la botella en la mesa.
—Buen provecho Sr. Randall, señorita. —y se marchó.
Me quedé mirando fijamente mi plato tratando de adivinar que es lo que ha ordenado Christopher o que mágicamente el plato me hablara y me dijera que cosa era.
—Sunday Roast. —levanté la vista del plato y mire a Christopher un poco confundida mientras él me miraba sonriendo. —Lo que vamos a comer se llama Sunday Roast. —me dijo mientras yo miraba nuevamente al plato.
— ¿Y qué cosa es?— pregunté dudando si probar o no algo que nunca en mi vida ha comido.
—Es una especie de asado con papas. —me dijo mientras yo lo miraba a él brevemente y nuevamente a mi plato. —No lo mires tanto y pruébalo. —me dijo mientras el tomaba los cubiertos y comenzaba a comer.
Levante el cuchillo y el tenedor y corté un pedazo de carne que llevé rápidamente a mi boca. Y en seguida corté otro trozo. Nunca he comido algo tan sabroso en mi vida. Voy cortando un trozo detrás de otro y para cuando me percaté, me había terminado el plato completamente.
— ¿Y?—preguntó enarcando una ceja.
—Tenías razón, estaba delicioso, además estaba muerta de hambre. — respondí sonriendo.
—Eso debe haber sido por el esfuerzo físico de esta mañana. —me dijo giñándome un ojo.
—Sí, debe ser. —le contesté riendo.
El camarero retiró nuestros platos y nos trajo la cuenta, que Christopher no me dejó ni siquiera mirar. Pagó y nos retiramos con la botella de vino que él había pedido para llevar. Nos dirigimos al parqueo del MET y desde allí Christopher condujo hacia mi apartamento. ¿Si es el dueño del restaurante porque ha pagado? ¡Qué extraño!
Entró en el garaje subterráneo y parqueó justo al lado de mi auto en una plaza vacía.
— ¿Cuál es tu auto? —me preguntó mientras bajaba con mi mochila y su maleta y cerraba la puerta.
No me ha dejado cargar la mochila con mis cosas, solamente me pidió que llevara la botella de vino que en estos momentos sostengo fuertemente contra mi pecho, no sé por qué.
—Este. —respondo deslizando la mano por el capó del auto que está parqueado junto a mi.
—Así que te gustan los modelos deportivos. —dijo mirando hacia mi mientras caminábamos rumbo al ascensor.
—Sí, me gustan los modelos deportivos. —le contesté mientras subíamos al ascensor.
El apartamento está desierto, al parecer Lizzy no se encuentra aquí.
—Bienvenido a mi humilde hogar. —respondí riendo y haciendo una reverencia.
—Gracias. — dijo riendo el también.
Le di un rápido tour por el apartamento mostrándole la cocina, la sala y las habitaciones, así como el baño. Después fuimos hacia mi habitación y dejamos las cosas sobre la cama. Christopher fue por dos copas y al regresar abrió la botella de vino para después ponernos a organizar las cosas.
No tengo un armario como el de Christopher, pero al menos tenía espacio suficiente para acomodar alguno de sus trajes, los zapatos, las camisas y los jeans que él ha traído. Vacié una gaveta del armario y se la cedí para que acomodara las medias y la ropa interior.
Media hora más tarde habíamos terminado de acomodar las cosas en el armario y nos encontrábamos sentados en la cama bebiendo el vino y riendo. Juraría que para la cantidad de vino que he bebido hoy debo de estar más que achispada pero no es así. Estoy perfectamente, ya era momento de que comenzara a adaptarme a beber.
—Creo que va siendo hora de preparar la cena. —le dije levantándome de la cama y mirando el reloj de la mesita de noche que marcaba las 5:30 pm.
—Vamos te voy a ayudar. —dijo levantándose también y nos dirigimos hacia la cocina.
Estábamos terminando de preparar la cena cuando siento la puerta del frente abrirse, debe de ser Lizzy. Christopher y yo nos giramos hacia allí, al no sentir a nadie hablando y para nuestra sorpresa nos encontramos otra cosa.
Christopher y yo intercambiamos una mirada y giramos la vista nuevamente hacia la puerta. Mirábamos aquello asombrados y casi riendo, no lo puedo creer. Al parecer Lizzy y Nathan no han notado nuestra presencia ya que se besa desenfrenadamente en el medio de la sala mientras comenzaban a desnudarse.
—No se desnuden en el pasillo. —les gritó Christopher mientras ambos se separaban asustados y sorprendidos.
—Hola Amy, Thomas. —saludó Nathan separándose un poco de Lizzy.
—Hola Amy. —dijo una muy emocionada Lizzy llegando donde yo estaba y dándome un fuerte y efusivo abrazo.
—Hola Thomas. —lo saludó después de separarse de mí.
—Creo que vamos a tener que hacer algo con tu nombre. —le dije a Christopher mientras él me miraba pensativo por un instante.
—¿Lo dices por lo de Thomas y Christopher? —me dijo mientras yo asentía.
—Sí, no podemos estar llamándote de dos formas diferentes. —le contesté mientras él asentía ante mi lógica.
—Bien, no más Thomas entonces. —me dijo sonriendo.
—Escucharon, no más Thomas. —les dije a Lizzy y a Nathan que me miraron sonriendo.
—Sí, escuchamos, de todas formas, te queda mejor Christopher, Thomas te hace lucir viejo. —le dijo Nathan mientras llegaba al lado de Christopher y este le daba un ligero golpe en el brazo. — ¡Que! Es cierto. —dijo mientras Christopher volvía a darle y todos reíamos.
—Bueno si acabamos las presentaciones, podemos terminar la cena. —le dije a Christopher mientras él me miraba sonriendo.
—Sí, será lo mejor, creo que somos más para cenar ahora. —dijo muy bajito en mi oído mientras yo sonreía como una idiota.
Miré por un momento hacia Lizzy y ella me miró entrecerrando los ojos y me hizo gestos de tenemos que hablar.
—La cena está casi lista. —le dije desviando la mirada de ella.
Sabía muy bien que tenía una conversación pendiente de la cual dudo que me pueda escapar.
—De acuerdo. —respondió Lizzy mientras tiraba de Nathan hacia el sofá de la sala y ambos se sentaban allí.
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Este capítulo está dedicado a IsabelGarcaHernandez
Espero les haya gustado el capítulo.
¿Ya se imaginan la conversación que viene cierto?
Déjenme sus comentarios y no olviden dejar su voto. Xoxo🐦⭐
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