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Capítulo 19

Me encuentro sacando el jugo de la nevera cuando Christopher me abrazó por detrás.

—Sabes de qué tengo deseos en estos momentos. —me dijo al oído haciéndome estremecer.

Negué con la cabeza mientras me besaba en el cuello y sus manos me apretaban por la cintura.

—Tengo ganas de quitarte mi camisa lentamente...tan lento que me supliques que te la quite rápidamente. De recorrer tu piel milímetro a milímetro y saborearte tan despacio que terminaras rogándome que te posea de forma salvaje hasta ambos caer exhaustos de placer. —susurró en mi oído mientras todo mi cuerpo se estremeció.

¿Porque cada vez que el me dice cosas como esta yo reacciono de la misma forma? ¿En algún momento va a dejar de afectarme de esta forma? ¿Acaso debo contestarle algo? Bueno imagino que, si no le contesto o le digo algo, va a hacer exactamente lo que me acaba de decir. Y eso es lo que más deseo en este instante, si no fuese porque estoy famélica. Quizás más tarde.

—¿Podemos desayunar primero? —pregunté mientras él sonreía contra mi cuello.

— ¿No estás cansada o adolorida? —inquirió mirándome enarcando una ceja mientras yo me giraba para ponerme frente a él.

Christopher se encuentra vestido con unos jeans ajustados, descalzo y sin camisa. El pensaba acaso matarme de un infarto. Pero bueno no le voy a decir nada, me gusta verlo así. Aclaro mi mente de la imagen de Christopher semidesnudo en la cocina y por un momento pienso en lo que me ha dicho, y la verdad es que no estoy cansada, lo que más tengo es hambre no cansancio.

—No la verdad no, un poco adolorida pero no cansada, más bien hambrienta. — le respondí sonriéndole y mordiéndome el labio inferior.

—Pues desayunemos entonces, esto se ve delicioso. —dijo mirando el omelette que está sobre la barra.

Nos sentamos uno al lado del otro mientras desayunábamos tranquilamente, bueno no muy tranquilamente ya que Christopher rozaba con sus piernas una de las mías haciendo que yo lo mirara de lado mientras él me sonreía.

—Pudieras dejar de hacer eso. —me giré ligeramente hacia él.

—¿Te molesta? —preguntó enarcando una ceja y sonriéndome mientras continuaba rozando su pierna con la mía.

—No la verdad no, solo no puedo desayunar si continúas haciéndolo, me pone nerviosa. — le contesté mientras el entrecerraba los ojos sonriendo aún más.

— ¿Qué tan nerviosa?—continuó rozando mi pierna esta vez con su mano.

Cientos de descargas eléctricas comenzaron a recorrer mi cuerpo desde donde su mano hacía contacto con mi piel, avanzando por todo mi cuerpo hasta llegar a lo más bajo de mi vientre,. Y todo esto provocaba que mi respiración comenzara a acelerarse. Tuve que morder mi labio inferior para evitar gemir ante sus caricias.

—He cambiado de opinión. —ahora estoy respirando fuertemente, dejando escapar el poco aire que hay en mis pulmones.

— ¿Con respecto a qué?— me preguntó mientras tomaba un sorbo de jugo de su vaso.

Miré levemente mi desayuno intacto aún no he podido probar bocado.

—Con respecto a lo anterior, no me pone nerviosa tu toque. —le respondí mientras él me miraba por encima del vaso de jugo. —Me excita. —su mano detuvo el movimiento sobre mi muslo.

Bajó el vaso hacia la encimera y me sonrió con suficiencia antes de mirar hacia mi plato donde mi desayuno aún está sin probar.

—No has comido nada. —dijo frunciendo el ceño.

—No podré hacerlo mientras continúes tocándome de esa forma. —le dije mirándolo a los ojos fijamente.

—Entonces te dejo desayunar. —dijo sonriendo y retirando su mano de mi pierna.

Aun así, me va a ser un poco difícil mientras él esté sentado a mi lado, sin camisa. Creo que lo mejor va a ser ignorarlo completamente, solo así voy a poder comer algo. Christopher ya ha terminado de desayunar y puedo verlo de reojo como me mira con la mano apoyada en la barra mientras descansa la cabeza en la mano. Su mirada es de mucha curiosidad. Terminé como pude el desayuno bajo su atenta y penetrante mirada gris.

—No te levantes, yo recojo todo. —dijo impidiendo que me levantara de la banqueta.

Y mientras el recogía las cosas, yo simplemente lo observé como rápidamente limpiaba las cosas y se giraba nuevamente hacia mi inclinado sobre la encimera y sonriéndome.

— ¿Qué quieres hacer?—me preguntó mientras yo sin poderlo evitar le sonreía como una idiota.

—No lo sé, que tal preparar tu maleta, en la tarde regresamos al apartamento, ¿no? —pregunté frunciendo el ceño.

—Es cierto, porque no me ayudas. —dijo caminado hasta mi lado.

—Muy bien. —me bajé de la banqueta y caminamos hacia su habitación.

Una hora más tarde ya teníamos la maleta preparada arriba de la cama y entonces me percaté de algo que habíamos olvidado.

—Creo que se te olvida esto. —le dije recogiendo las esposas del suelo.

—Cierto. —me las quitó de la mano y las guardó en la maleta. — Tienes la llave, ¿verdad?—me preguntó entrecerrando los ojos.

—Sí, aquí está. —le mostré la cadenita enganchada en mi cuello.

—Bien, ahora qué tal si almorzamos. —dijo mirándome de arriba abajo.

— ¿No acabamos de desayunar?—le pregunté mientras él se acercaba a mí.

—Sí, pero fue por levantarnos tarde, ya es casi la hora del almuerzo. — dijo muy pegado a mí.

—Voy a preparar algo entonces. — le dije mientras comenzaba a caminar rumbo a la cocina.

Christopher no me dejó avanzar mucho, tomó mi mano y tiró de ella hacia él haciendo que quedara pegada a su pecho.

—Dije que íbamos a almorzar, pero no que lo haríamos aquí. —me dijo sonriendo a escasos centímetros de mi rostro.

— ¿Vamos a almorzar fuera?—le pregunté aunque ya sabía la respuesta.

—Sí, que tal si nos bañamos primero. —colocó sus brazos alrededor de mí y me giró conduciéndome hacia el baño.

—Tengo que ir a buscar mis cosas. —le dije tratando de zafarme de su abrazo.

—Eso será dentro de un rato, ahora planeo recorrer con mis manos y gel de baño toda tu piel mojada. —susurró en mi oído y no sé porque eso me sonó a una dulce promesa.

Tras cerrar la puerta del baño y soltarme me giré hacia él. Christopher se encontraba recostado a la puerta del baño mirándome pícaramente con una sonrisa ladina en su rostro.

—Estoy loco por quitarte esa camisa desde que te la pusiste esta mañana. — dijo con su penetrante mirada fija en la mía.

—Nadie te está deteniendo. —respondí con voz nerviosa mientras el comenzaba a avanzar peligrosamente hacia mí.

Mientras sus ojos se posaron el los míos, comenzó lenta y tortuosamente a zafarme la camisa. Cuando se deshizo de ella la dejó caer caer al suelo. Se separó un poco de mi y giró su rostro a ambos lados observándome pensativo.

— ¿Te gusta lo que ves? — pregunté atrevidamente sonriendo y haciéndole una posturita.

—No sabes cuánto, muero de ansiedad por tocarte, pero me estoy conteniendo. —dijo caminado hacia donde yo estaba, pero sin tocarme aún.

—Creo que es mi turno de divertirme. —le dije mientras él me miraba por un momento confundido.

Me acerqué rápidamente a él, y sin darle tiempo a reaccionar o pensar en lo que yo estaba por hacer, lo besé introduciendo mi lengua en su boca.

Esta es la primera vez que tomaba el control en algo y me gustó. Me hace sentir poderosa. Bajé por su torso desnudo dando besos por todo el camino y sintiendo con mis manos como su cuerpo se estremece ante mi toque y el dejaba escapar un gemido muy bajo. Miré hacia arriba y Christopher tenía los ojos cerrados. Bien es ahora o nunca. Rápidamente bajé sus pantalones junto con los bóxers, tomé su miembro en mi mano y lo introduje en mi boca.

En ese mismo instante Christopher soltó una maldición mientras yo reía por dentro. Es extremadamente excitante sentir como se estremece mientras yo chupo una y otra vez. Christopher gime mientras una de sus manos aparta el cabello de mi rostro. Nunca me hubiese imaginado que esto iba a ser tan excitante. A medida que succiono, no puedo evitar que un gemido escape de mis labios mientras deslizo mi lengua por su miembro duro en mi boca.

En las ocasiones que he visto algún que otro video educativo, y otros no tanto, siempre me había resultado repugnante. Ahora mientras su miembro se encuentra dentro de mi boca, es totalmente diferente. Es caliente y duro y a medida que continúo chupando se endurece cada vez más.

—¡Amelia! ¡Espera! —me suplicó Christopher entre jadeos. —No quiero terminar en tu boca. —dijo haciendo que yo me separara de él en ese momento sacándolo de mi boca.

—Bien, creo que ya podemos bañarnos. —le dije saliendo de su baño hacia el mío dejándolo totalmente excitado.

Esto era para que aprendiera a no dejarme excitada. Y aunque en este momento yo lo estaba, el se lo tenía merecido. Logré llegar al baño, pero justo cuando fui a abrir la ducha Christopher entró mirándome con una sonrisa malévola en su rostro.

—Crees que puedes excitarme de esta forma y después escapar, creo que tienes que arreglar esta situación. — dijo señalando hacia su miembro rígido delante de mí.

—Te lo tienes merecido. —le dije apartando mi mirada de su miembro erguido frente a mí.

—No tiene gracia Amelia. — dijo ahora serio.

—Ahora sabes lo que se siente que te dejen excitada y a mil. —le dije cruzándome de brazos.

— ¿Cuándo yo te he dejado excitada y a mil? —me dijo sonriendo y enarcando una ceja.

Oh no. Yo y mi lengua, porque se me ocurrió hablar. ¿Ahora que hago?

—No pienso contártelo. —le dije muy seria.

Pero todo mi valor flaqueo al mirarlo fijamente a los ojos. El no estaba serio. No. Estaba riendo, pero había algo más en su mirada, algo más peligroso. Se pegó a mí y me acorraló contra la fría pared de mármol. Su erección dura y palpitante contra mi vientre. Mi respiración comenzó a acelerarse una vez más.

—Bien ya que no me lo piensas decir, vamos a ver si logro extraerte la información de alguna forma.

—No pienso hablar. —su rostro a escasos centímetros del mío.

—Ya veremos. — dijo mientras unía sus labios con los míos.

Abrió la ducha y mientras el agua caliente caía sobre nosotros el comenzó a recorrer mi cuerpo con sus manos. En un movimiento rápido me giró haciéndome quedar de frente a la pared y de espalda a él.

—No te muevas. — y por el excitante tono en que lo dijo no me atreví a hacerlo.

¿Qué iba a hacer? Y entonces sentí nuevamente sus manos sobre mí, llenas de gel, masajeando mis músculos tensos por las resientes actividades físicas. Sus fuertes manos apretaban aliviando las tensiones de mi cuerpo, frotando todo a su paso. Entones descendieron hasta mis senos mientras sus labios descendían por mi cuello besando, mordiendo y su erección se apretaba contra mi trasero.

—Me vas a contestar. — dijo mientras apretaba mis pezones y yo gemía.

—No. —respondí en un gemido.

Apenas podía articular palabra de lo excitada que estaba en ese instante.

—Al final me lo dirás o terminarás rogándome que entre en ti, o quizás ambas cosas. —dijo mordiendo el lóbulo de mi oreja.

Sus manos descendían con el gel por todo mi abdomen hasta llegar a mi sexo, entonces volvían a subir lentamente hasta mis senos, todo esto mientras el besaba mi cuello y el lóbulo de mi oreja. Volvió a descender esta vez dejando una de sus manos en mis senos mientras la otra llegaba a mi sexo y comenzaba a acariciarme en círculos haciendo que yo abriera las piernas para darle mejor acceso.

—Mmm...—dejé escapar un gemido mientras me pegaba más a su mano y podía sentir como el reía contra mi cuello.

—¿No dirás nada entonces? —me volvió a preguntar mientras yo cerraba los ojos y apretaba mis labios para evitar que se me escapara otro gemido.

Por muy excitada que estuviera en ese momento no le iba a dar la satisfacción de decírselo o rogarle, solamente tengo que resistir por un rato esta dulce tortura. Solo espero que al final quien se rinda no sea yo.

No le contesté y Christopher continuó con su tortura. Con una mano apretando mis senos, primero uno y luego el otro, mientras con la otra introducía un dedo en mí haciendo que involuntariamente apoyara las manos en la pared frente a mí y me inclinara aún más contra él. Mis piernas comenzaron a temblar y aún no estaba dentro de mí. Entonces se me ocurrió algo. Ahora veríamos quien aguantaba más. Comencé a restregar mi trasero en círculos contra su miembro. Christopher detrás de mi soltó una maldición y dejó escapar un gemido.

— ¿Quieres jugar?—dijo mientras apretaba su miembro contra mis nalgas y hundía otro dedo en mi interior haciéndome estremecer.

Mierda esto se me está saliendo de control. En estos momentos muero porque él esté dentro de mí envistiendo con fuerza.

—Pues juguemos. —dijo mientras su mano abandonaba mis senos y me inclinaba hacia adelante.

Sacó sus dedos de mi interior haciéndome casi convulsionar y entonces introdujo su miembro de una sola vez en mí.

— ¡Joder! ¡Joder! —grité y no por dolor.

Comenzó a envestirme entrando y saliendo rápidamente de mí, apretando mis caderas con su manos fuertemente, haciendo que mis paredes comenzaran a apretarse a su alrededor cada vez más. Puedo sentirlo, estoy a punto de llegar. Cerré mis ojos y apreté los labios tratando de silenciar mis gemidos. Entonces el bajó la velocidad. ¡No! ¡No! ¡No! ¿Qué rayos está haciendo? Giré mi cabeza hacia atrás y Christopher me miraba sonriendo mientras continuaba entrando y saliendo de mí con mucha lentitud.

— ¿Sucede algo?—preguntó irónicamente.

—Nada. —respondí algo frustrada al ver alejarse mi orgasmo.

El muy maldito me las va a pagar. Me giré nuevamente hacia la pared y con mis manos apoyadas contra esta comencé a moverme sincronizando mis movimientos con sus embestidas lentas. Si él no se iba a mover yo si lo haría.

—¡Amelia! ¿Qué estás haciendo? —me preguntó mientras sus manos me apretaron más fuerte por la cintura.

—Lo que tú no, moviéndome. — contesté en un jadeo mientras me impulsaba y mi cuerpo se estrellaba contra el suyo.

Entonces todo cambió, Christopher quitó sus manos de mi cintura y las llevó hacia mis hombros y entonces comenzó a envestirme rápidamente.

¡Oh dios! Comencé a sentir mis piernas débiles y mis energías comenzaron a menguar mientras me concentraba en las sensaciones creciendo rápidamente dentro de mí. Estaba cerca, mis paredes se apretaban contra él.

—Dímelo. —dijo con voz sexy en mi oído. —Dímelo y haré que esta tortura termine rápidamente para ti. —una de mis manos resbaló de la pared y la volví a acomodar.

Ya no podía más, estaba al límite, si él me soltaba en este momento me iba a derrumbar en el suelo.

—Termina y te lo diré. —le contesté en un susurro, ya no aguantaba más.

Entonces el deslizó una de sus manos hacia mi clítoris y comenzó a masajear nuevamente en círculos. Y no pude más, mi orgasmo estalló junto con un grito de placer mientras Christopher continúo con unas embestidas más hasta llegar también gritando mi nombre.

Christopher me abrazaba por detrás. Sus brazos envueltos a mi alrededor y los míos sobre los suyos. Continuábamos debajo del agua que caía sobre nosotros. Ambos estamos exhaustos mientras dejábamos que el agua relaje nuestros cuerpos.

Christopher salió de mí y fue solamente cuando me moví, pero solo un poco, mis piernas aún estaban débiles e inestables. Me sostuve de la pared mientras lo observaba quitarse el preservativo, hacerle un nudo y botarlo en la basura. ¿En qué momento se lo había puesto? No me he percatado de nada en lo absoluto. En realidad, ni siquiera me había pasado por la mente que se lo pusiera. Christopher levantó mi cabeza y me miró preocupado.

— ¿Sucede algo? ¿Te encuentras bien? Disculpa si fui muy rudo, es solo que... —lo hice callar en ese mismo instante poniendo un dedo sobre sus labios, no quería que dijera un disparate.

—No sucede nada, es solo que ni siquiera me preocupé porque te pusieras un preservativo. ¿Sabes lo que hubiese sucedido si no llegas a ponértelo? —dije poniendo mi rostro entre las manos. —No estoy preparada para ser madre Christopher, yo no... —y esta vez el fue el que me silenció poniendo un dedo sobre mis labios y quitando las manos de mi rostro.

Levanté mi cabeza hacia él y su rostro sonriente de mirada gris profunda me devolvió la mirada.

—No debes preocuparte por eso, siempre uso preservativo. Pero si sigues preocupada, quizás deberías considerar buscarte un método anticonceptivo. —dijo mirándome fijamente.

—Si será mejor que saque una cita. —le sonreí levemente.

—Prometiste decírmelo. —me dijo acariciando mi mejilla.

Y en realidad lo había hecho, así que no me quedaba otra opción que contarle.

—Ha sido en tres ocasiones. —le dije mientras él me sonreía.

—Que interesante, puedes ser más específica sobre esas ocasiones por favor. —me pidió mientras me sonreía levemente.

—La primera fue cuando me besaste por primera vez y me acorralaste contra la pared. —le dije mientras lo podía ver él sonriendo ante el recuerdo.

—Sí, recuerdo muy bien eso, me costó trabajo separarme de ti después de probar tus labios. —dijo acariciando sensualmente mis labios. —¿Y las otras? —dijo enarcando una ceja.

—En tu oficina, cuando te pregunté por qué me habías besado. —siento mis mejillas arder ante el recuerdo de ese día.

—Si no hubiesen interrumpido te hubiera poseído ahí mismo. —susurró mirándome fijamente.

—No hablas en serio, ¿verdad? —le pregunté frunciendo el ceño.

—Aún dudas de lo que puedo hacer, no tienes ni idea. —dijo negando con la cabeza.

—Tengo una noción. —contesté mientras el sonreía de lado.

—Y la última.

—El beso frente a mi apartamento cuando me acosaste hasta allí.

—Oh si, recuerdo ese delicioso beso, la verdad es que no me duró mucho. —contestó sonriendo y haciéndome reír.

Me gusta mucho esta forma tan sexy que tiene de sonreír. Lo hace de una forma que mi cuerpo se estremece completamente y pierdo la noción del tiempo. Traté de alejar los pensamientos de él de mi cabeza y enfocarme en el presente.

— ¿No íbamos a almorzar?

—Aún lo vamos a hacer, en cuanto podamos terminar de bañarnos. —me dijo cogiendo nuevamente el gel en sus manos.

Y esto solamente hace que yo tiemble en anticipación por dentro, ya sé cómo se sienten sus manos llenas de gel recorriendo mi piel mojada.

—No te preocupes, no lo haré. — respondió evaluando mi mirada.

— ¿Qué cosa? —yo no he dicho nada, que acaso tenía poderes psíquicos.

—No te tocaré, porque si lo hago nuevamente no terminaremos nunca. —dijo mirándome sensualmente y haciendo que yo me ruborizara.

—Entonces vamos a bañarnos. —le dije extendiendo mi mano para que me echara un poco de gel.

La verdad es que aunque no me está tocando continúa siendo difícil concentrarme en cosas tan simples como bañarme. Solamente lo observaba a él mientras mi corazón golpeaba ferozmente en mi pecho. Sí, es la primera vez que me baño con un hombre y nunca me hubiese imaginado que me sentiría así de eufórica.

—Si no comienzas a bañarte lo haré yo por ti y créeme, voy a disfrutar cada segundo. —dijo haciendo que yo regresara a la realidad dejando a un lado mis pensamientos.

Así que decidí concentrarme en el baño. Lo que menos necesito en este momento es sentir las manos de Christopher con gel sobre mi cuerpo nuevamente.

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Este capítulo está dedicado a HormaydaCardenasVeit

Espero les haya gustado el capítulo.
¿Creen que todo va muy rápido?

Déjenme sus comentarios y no olviden dejar su voto. Xoxo🐦⭐

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