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Capítulo 12

En cuanto salgo del ascensor miro hacia la oficina de Christopher donde este me devuelve la mirada con ansiedad marcada en su rostro. El se cree que le voy a dar mi respuesta ahora, pero está equivocado. Me dirijo hacia mi mesa de trabajo mientras veo por el rabillo del ojo como el cambia su rostro a uno ahora muy serio mientras yo aguanto las ganas de reír.

Me concentro en mi trabajo y la verdad es que Christopher no me molestó en toda la mañana. Al medio día me llega un mensaje de él.

—“Estoy ansioso por saber tu respuesta, almuerza conmigo”. — le contesto rápidamente.
—“Lo siento ya tengo un compromiso para almorzar, en otra ocasión será”. — y es cierto, ya Molly me había preguntado si iba a almorzar con ellos hoy.
Para cuando regreso de almorzar y reviso mi celular, el cual había olvidado sobre la mesa, tengo un mensaje de Christopher.

—“No sabes que tan duro es esto para mí”. —y su mensaje no sé porque me hace sonreír. En realidad, no sé si se refiere a la espera o a otra cosa.

Decido no contestarle y seguir con mi trabajo. A las 5:20 pm y después de que Molly y Ben se marcharan, me levanto de mi mesa, recojo mis cosas y voy hacia la oficina de Christopher. Ha llegado la hora de acabar con su tortura, bueno al menos solo le falta un poco más. Toco a su puerta y tras el decir un “Entre” en voz grave entro. Se encuentra sentado detrás de su escritorio con la cabeza entre sus manos, mientras estas se encuentran apoyadas sobre la mesa. Levanta su cabeza y sus ojos se posan en los míos mientras su rostro luce más serio que de costumbre.

— ¿Necesitas algo? — pregunta sin apartar sus ojos de mí.

Está muy serio, y su voz no es la misma de otras ocasiones, es fría, sin sentimiento alguno en sus palabras. Creo que se me ha ido la mano con la broma, solo espero que el me perdone.

—Me preguntaba si me podrías llevar hasta el apartamento, no me siento bien y no sé si caminando logre llegar. —le digo fingiendo lo mejor que puedo que me siento mal.

La cara de Christopher al momento cambia a preocupación y me contesta rápidamente levantándose de la silla. Al parecer se ha creído que me siento mal.

—Sí, no hay problema, vamos. — dice mientras me señala la puerta.
Salimos del museo y tras montarnos en su auto condujo hasta mi apartamento en apenas 5 minutos. Al llegar allí se detuvo frente a mi edificio, ahora solo debo hacerlo esperar.

—Gracias por traerme Christopher. — le contesto mientras me gira hacia él aun fingiendo que me siento mal.
—No hay de qué. —dijo aún preocupado.
—Ah, olvidé darte un mensaje, Nathan dejó una mochila pidió que se la recogieras si podías, si esperas un momento te la alcanzo para que se la lleves.

—De acuerdo. —contesta dudando y salgo del auto mientras él me mira fijamente. Y muy pensativo.
—Al final no me has contestado. — me grita mientras yo me detengo frente a la puerta del edificio
— ¡Ah! Lo olvidé, déjame ir por lo de Nathan.

No pude aguantar más las ganas de reír cuando crucé las puertas del edificio donde Christopher no me podía ver. Subo rápidamente a mi apartamento, cojo la mochila y bajo nuevamente hacia donde me espera Christopher sentado en el auto. Llego al auto y tras abrir la puerta me subo nuevamente en el lujoso Porsche, poniendo la mochila en mis piernas, mientras Christopher me mira entrecerrando los ojos.

— ¿Hay algo que quieras contarme? —me dice mientras me sonríe de medio lado.
—Sí, ya nos podemos ir. — le respondo mirándolo a los ojos fijamente y viendo como su rostro cambia rápidamente a sorpresa.
—No recuerdo que tuviera que llevarte a algún lugar. —dice frunciendo el ceño.
—Yo creo que sí. —le contesto sonriendo.
— ¿Y a donde sí se puede saber? — pregunta mientras sin dejar de sonreír.
—A tu apartamento. —le contesto devolviéndole la sonrisa.
—Oh. ¿Y decidiste esperar hasta ahora para decírmelo? —me pregunta mientras yo me río y lo miro a los ojos.

—Lo siento mucho. — le contesto, aunque no es verdad, he disfrutado mucho torturándolo toda la semana.
—Con un hombre no se juega de esa forma. —me dice ahora muy serio.
—Lo siento. —contesto aun riendo.
—Yo lo siento más. — me dice mientras arranca el auto y salimos rumbo a su apartamento.

Christopher conduce por la ciudad rumbo al distrito financiero. ¿Acaso él vivía allí? Bueno, nunca se me había ocurrido preguntarle donde vivía. Entra en el parqueo subterráneo de un edificio y aparca el auto en una plaza vacía, justo al lado de un Hummer y lo que me parece un Ford Mustang. En cuanto apaga el auto me giro hacia él para observarlo.

— ¿Vives aquí? — le pregunto mientras él me sonríe.
—Sí, fue un regalo. Vamos. — me dice cogiendo la mochila de mis piernas y saliendo del auto.

Después de caballerosamente ayudarme a salir del auto y ponerle la alarma, me conduce hasta el ascensor. En cuanto entramos introduce un código numérico y presiona un botón donde se lee 50-PH y entonces las puertas se cierran. Esto no me lo esperaba, una cosa es vivir en esta zona y otra es que viva en un pent-house. Christopher pone la mochila en el suelo y se recuesta a una pared del ascensor, exactamente la opuesta a la que me encuentro yo. El ascensor sube lentamente, el silencio que hay solamente es interrumpido por el sonido del ascensor mientras asciende los piso y nuestras respiraciones. Christopher se cruza de brazos y se me queda observando.

—Sabes, hoy no me has dado un beso. — me dice mientras inclina su cabeza ligeramente hacia un lado.

Y yo no le contesto, simplemente me encojo de hombros mientras lo observo deslizar la lengua por sus labios y acercarse a mí. El me desea, lo puedo ver en su mirada, y en sus movimientos, mientras llega donde yo estoy. Se acerca a mí y presiona su cuerpo contra el mío mientras me presiona contra la pared del ascensor. Lentamente una de sus manos va hacia mi cintura mientras con la otra me recorre el rostro. Y entonces su boca se apodera de la mía.

Mis labios deseosos reciben los suyos. He extrañado mucho sus labios tentadores y sus besos persuasivos. Mis manos se enredan en su pelo mientras él desliza las suyas por mi cuerpo, apretándome más contra él. Puedo sentir el calor de su piel quemando la mía a través de la ropa. El sonido de las puertas del ascensor abriéndose hace que nos separemos ambos respirando con dificultad. Christopher se me queda mirando a los ojos por un momento antes de sonreír levemente.

—Bienvenida a mi apartamento. — dice mientras coge la mochila del suelo y salimos del ascensor.

A diferencia de lo que yo imaginaba, las puertas se abren directamente dentro de su piso. Y de repente me encuentro parada en el medio de la sala, mirando un enorme y hermoso cuadro que se encuentra colgado en la pared, justo frente a mí. La verdad que eso ha sido lo que más ha llamado mi atención. Es una asombrosa vista de New York atardeciendo.

—Veo que te ha gustado el cuadro. — me dice desde atrás de mí.
—Sí, es muy hermoso. — le contesto aún asombrada por la belleza del enorme cuadro. — ¿Algún pintor conocido? —pregunto con curiosidad.
—Puede ser. — me dice mientras yo me acerco al cuadro para ver más detalladamente las pinceladas.

Está hecho con mucha paciencia, se puede notar la calma con la que se han hecho las pinceladas. Se puede decir que el autor es alguien realmente sorprendente y de un talento único. Cada pincelada es diferente a la otra, pero entre todas en conjunto completaban la hermosa vista. Mis ojos giran automáticamente hacia el borde inferior derecho buscando el nombre del autor para ver si lo reconozco. Y cuál es mi sorpresa al ver las siglas CTR junto al año 2013 al lado.

— ¿Lo pintaste tú? — le pregunto asombrada.
—Por supuesto. Todos los cuadros con los que está decorado el apartamento son míos. —dice muy orgulloso de sí mismo.
— ¿Puedo verlos? — le pregunto con mucha curiosidad.
—Qué tal si te enseño primero el apartamento.
—De acuerdo. —le contesto alejándome del cuadro y acercándome a él que se encuentra junto a las puertas del ascensor aún.

—Bueno esta es la sala, como puedes ver. — me dice señalando la enorme estancia.

Y esta vez mis ojos captan todos los detalles del apartamento a medida que él me lo va enseñando. La sala es enorme. Justo frente a mí, debajo del cuadro, hay un enorme sofá de cuero de color blanco con varios cojines negros y a cada lado de este una mesita con una lámpara, de estilo moderno, de color negro también. En el extremo izquierdo, justo al lado del sofá, hay dos butacas separadas por una lámpara de mesa también del mismo color que las otras. En el extremo más alejado de la pared hay una Tv con varias butacas sobre una alfombra, un estéreo y un videojuego por lo que puedo divisar. Al final unas cortinas de color oscuro cubren la pared completamente.
Frente al sofá hay una elegante mesita de centro en forma oval, todo esto se encuentra sobre una elegante alfombra de color blanco y negro que resalta sobre el pulido piso de madera tan oscura que parece negra.

—La cocina. — me dice señalando hacia mi derecha.

Allí se encuentran cuatro banquetas de color blanco con una enorme encimera de acero inoxidable detrás sobre la que hay un cuenco con frutas. En la parte de atrás de la encimera hay varias puertas y gavetas que imagino son para los platos y cubiertos. Separada de esta, se encuentra la imponente cocina completamente de acero inoxidable con compuertas tanto en la parte superior como inferior de esta. Justo en el centro se encuentra una cafetera, pero lo que no veo por ninguna parte es la nevera.

—Disculpa mi ignorancia, pero, ¿dónde está la nevera? — le pregunto mientras él me sonríe y camina hacia la cocina donde yo estoy.
Y para mi sorpresa justo en la parte izquierda tras presionar una compuerta esta se abre.
—Esta es la nevera, todas las compuertas se abren a presión. —me dice mientras yo lo miro con la boca abierta.
—Ah. — es lo único que se me ocurre decir.

—Ven te mostraré tu habitación. — me dice mientras me conduce por el pasillo hacia la izquierda.

Tras pasar la cocina hay dos puertas, una a cada lado del pasillo. Después de abrir la puerta de la izquierda entramos.
Es una habitación sencilla, compuesta por una cama que predomina en la habitación. Es de madera oscura mientras que las sábanas son blancas con una especie de flores en negro al igual que los cojines que hay en la cabecera. A ambos lados de la cama hay una mesita de noche, cada una con una lámpara que al igual que las de la sala son de color negro. En un extremo de la habitación hay una silla justo debajo de otro hermoso cuadro y al lado del enorme ventanal panorámico donde se puede admirar la vista de la ciudad.

—Puedes dormir en esta habitación. — me dice mientras deja la mochila en la silla.
—Es más grande que la mía. —le contesto asombrada.
—Vamos a terminar de enseñarte el apartamento, aún no has visto lo mejor. — me dice mientras salimos de la habitación.
—Puedes usar este baño. — abre la puerta que está justo frente al cuarto.
El baño es sencillo pero muy elegante. A diferencia del resto del apartamento, el piso y las paredes son de mármol oscuro.
—Las toallas están ahí. —me dice señalando bajo la meseta de mármol negro, donde se encuentran acomodadas unas cuatro toallas sobre una cesta.

Seguimos recorriendo el apartamento por todo el pasillo, el cual está decorado a ambos lados con pequeños cuadros, hasta llegar a una doble puerta completamente de cristal que da paso a la habitación principal. La mía es grande, pero esta lo es aún más. Al igual que el resto del apartamento, todas las paredes y el techo son blancos. Lo que predomina en la habitación, es la enorme cama. Entonces mis ojos se deslizan a un extremo de la habitación donde hay un caballete y un montón de pintura, todos localizados frente a las ventanas panorámicas de la habitación.

—Esta es mi habitación, puedes dormir aquí si quieres. — me dice sonriendo pícaramente.
—Ya, por eso me la estás mostrando. —le contesto tratando de no reír.
—Siempre puedes cambiar de opinión. — responde mientras yo sonrío también.
—Lo pensaré. —le contesto poniendo un dedo en mis labios.

—Bueno, para que no te pierdas, ese es el baño. — me dice señalando hacia la izquierda. — Y el armario. —ahora señala hacia la derecha de la habitación.
—Hay una hermosa vista desde aquí. —le digo mientras me asomo a las ventanas panorámicas.

—Sí, muy hermosa. —pero cuando me giro él me estaba observando a mí sentado en el borde de la cama.
—Voy a cambiarme de ropa y a darme una ducha. — le digo caminando hacia la puerta.

—Estás en tu casa. — responde mientras yo salgo de la habitación.
Camino hacia mi habitación y tras entrar cierro la puerta y me dejo caer en la cama, tengo mucho que procesar.

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Espero les haya gustado este capítulo, no olviden dejarme sus comentarios y votos si les gustó el capítulo

Xoxo
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