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Capítulo 11

Hoy a la salida, Christopher no me estaba acosando, y se lo agradezco, la verdad es que en estos momentos lo que más necesito es pensar. Llego al apartamento y lo primero que hago es dirigirme hacia la ducha. Antes de pensar necesito aclarar mis ideas y no hay nada mejor que una ducha de agua caliente para hacerlo.

Me meto bajo el cálido chorro de agua y despejo mi mente por completo de todo pensamiento. Bueno no de todo, porque por más que quise evitarlo, el calor del agua me recordó el cuerpo caliente de Christopher y esto solo hizo que yo me excitara y mi cuerpo se erizara completamente. Salgo de la ducha. No ha sido una buena idea después de todo, ahora tengo la imagen de Christopher más fresca en mi memoria que minutos antes. Me recuesto en la cama mientras pongo un poco de música en mi Ipod. Y entonces comienzo a organizar mis ideas.

Por una parte, está la obvia atracción entre nosotros. Eso es innegable, pero lo que tengo que dejar claro en mi mente y en mi corazón, es algo muy importante. ¿Quiero tener una relación con Christopher? Bueno es obvio que lo quiero, pero eso solamente me lleva a otra interrogante ¿Estoy dispuesta a arriesgar mi corazón nuevamente? Y para eso aún no tengo la respuesta, solo espero tenerla antes del viernes.

— ¿Y ya decidiste que hacer?—me pregunta Lizzy intrigada.

Es jueves por la noche y Lizzy y yo estamos en mi habitación conversando. Es algo extraño que ella esté conmigo, ya que últimamente o se iba para el apartamento de Nathan o el se quedaba en el de nosotras, así que no teníamos mucho tiempo juntas. Desde hace un tiempo eso es una rutina, casi que no podemos conversar. Y me alegro mucho por ella, al parecer lo de ellos dos va en serio. La verdad es que lo de Christopher no tuve que pensarlo tanto, había obtenido mi respuesta el mismo martes en la mañana cuando había llegado al trabajo y él me sonrió pícaramente.

Además ¿Qué es lo peor que puede suceder? Al final como es costumbre ya en mis relaciones íntimas, en cuanto nos quedemos solos, algo va a suceder. Solamente tengo que esperar que él se canse de intentarlo y desista de mí. Solo espero ser capaz de poder renunciar a él tan fácilmente.

Ambas estamos sentadas en mi cama mientras comemos de un enorme cartón de helado. La verdad es que no he querido comentar nada con Lizzy hasta un día antes para que no se emocione. Quería mantenerla en suspenso el mayor tiempo posible. Ahora creo que no tengo otra opción, debo contarle lo que he decidido.

—Sí, creo que sí. — le digo sacando mi cuchara del llena de helado y metiéndola en mi boca.
—Y me imagino que con todo el tiempo que lo pensaste, aceptaste su oferta, ¿verdad? —me mira fijamente por un momento deteniendo su cuchara en el aire.

La verdad es que desde el principio Lizzy ha querido y cito…”que terminemos la relación que dejamos inconclusa 6 años atrás”…sí creo que esas fueron sus palabras exactas. Así que, porque engañarla ahora diciéndole que no voy a aceptar su oferta, cuando la verdad es que yo misma me pregunto desde hace tiempo, que hubiese ocurrido si él no se hubiera marchado.

—Creo que después de pensarlo mucho, — le guiño un ojo mientras cojo otra cucharada de helado, manteniéndola en suspenso. — He decidido seguir tu consejo. — le digo llevando la cuchara de helado hacia mí boca.
— ¿Ual…enseo?—me dice con la boca llena de helado.
— ¿Qué dijiste? — le pregunto sonriendo, no le he entendido nada.
— ¿Cuál consejo? —me dice después de tragar el helado de su boca.

—Quiero saber cómo pudo haber sido nuestra relación de 6 años atrás. — le respondo mientras ella me sonríe.
— ¡Genial! ¡Genial!— dice mientras comienza a dar brincos sentada en la cama.
—No te emociones mucho Lizzy. —le digo frenando por completo su emoción y entusiasmo.

— ¿Por qué no? Es una ecuación sencilla. Has decidido tener una relación con alguien que te atrae y, no le digas a Nathan. — me dice bajito como si él pudiera escucharnos. — está buenísimo, y si le sumas por lo que me has contado que te desea mucho, obtendremos un 100% de placer garantizado. — dijo mientras tomaba otra cucharada de helado y la metía en su boca sonriendo.

—Solo hay un pequeño problema con tu ecuación Lizzy. —ella me mira frunciendo el ceño.
— ¿Y ese es? — me dice haciendo girar la cuchara en el aire.
—Que no puede haber placer si el destino no se pone de mi parte, y tu y yo sabemos lo que sucederá cuando nos quedemos solos. —le contesto haciendo una mueca.

—Había olvidado ese pequeño detalle, pero no te preocupes, tal vez esta vez si es la definitiva. —me dice sonriendo.
— ¿Qué quieres decir? ¿Crees que todo este tiempo el destino ha jugado conmigo para que al final termine lo que comenzó 6 años atrás? —le pregunto a ella mientras se lo piensa.

Y yo también por un momento me pongo a pensar en lo que acabo de decir. Pero decido que lo que acabo de decir es una total idiotez, no existe algo a así como parejas predestinadas.

—Si lo piensas bien, puede que tengas razón en lo que dices Amy. —me mira seriamente por un instante.
—¡Acaso estás loca! Creo que has comido mucho helado y se te ha congelado el cerebro. — le respondo quitándole el helado del frente de ella mientras ambas reímos a carcajadas.
—Creo que he comido mucho helado. — me responde mientras mira hacia el cartón de helado casi vacío.
—Hemos comido mucho helado, ya no sabemos ni lo que decimos. — y ambas caemos en la cama riendo.

—Recuerda lo más importante, si es que llega a suceder lo que tiene que suceder…— la interrumpo.
—No es como si me fuera a acostar con él en cuanto llegue a su apartamento, las cosas son con calma, primero tenemos que conocernos, por segunda vez.
— ¿No crees que han esperado suficiente ya?

—Yo no fui la que se marchó hace 6 años sin siquiera llamarme o enviarme un e-mail o una carta. — le respondo cruzándome de brazos.
—Tienes razón en ese punto, ahora que espere él. Pero recuerda lo más importante, usa protección. — me dice muy seria.
—Sí, mamá. — le digo mientras ambas reimos y terminamos lo poco que queda del helado.

En cuanto se termina el helado, Lizzy sale de mi habitación dejándome a solas con mis pensamientos. Aún no le he dicho nada a Christopher de que he aceptado pasarme el fin de semana con él. Estuve tentada a pasarle un mensaje diciéndole que aceptaba su oferta, pero decidí torturarlo un poco más. Me río yo sola ante mi ocurrencia. Mi celular suena en ese momento avisando de un mensaje y a esa hora solo puede ser de una persona, Christopher.

— “¿No puedes darme la respuesta ahora?” — eso solo hace que ría aún más que unos minutos antes.
—“No, lo siento, tendrás que esperar a mañana”. —le escribo rápidamente.
— “¿Vas a seguir torturándome hasta mañana?” — me demoro unos minutos antes de contestarle.
—“Sí, solo debes tener paciencia”. — contesto mientras me echo a reír.
—“Creo que estás sobrestimando mi paciencia, no soy muy paciente que digamos”. —me demoro antes de responderle nuevamente.

—“No deberías quejarte, solamente te faltan 12 horas más”. —el me responde casi al instante.
—“Espero que cada segundo valga la pena”.

Ese fue el último mensaje que me envió Christopher esa noche. Me recuesto en la cama leyendo todos los mensajes que me ha enviado a lo largo de la semana y mis ojos se va cerrando hasta quedarme dormida con el celular en la mano y Christopher en mi mente.

A la mañana siguiente, despierto muy temprano y preparo una mochila con mis cosas de aseo y un poco de ropa. Aunque decido no llevármela al trabajo, vendré a buscarla más tarde, así torturaré un poco más a Christopher.

Me visto con unos jeans ajustados y desgastados de un color azul pálido, una camisa beis recogida a la altura de los codos y mis converse favoritas. Cojo mis gafas de la mesita de noche y salgo rumbo a la cocina para preparar algo para desayunar. Estoy terminando de preparar unos waffles cuando Lizzy llega donde yo estoy.

—Esto huele bien. ¿Te puedo ayudar en algo? — últimamente no nos vemos mucho a la hora del desayuno y casi nunca yo me despierto tan temprano para desayunar, más bien tomaba un yogurt, un jugo rápido o me comía una manzana.
—Sí, saca el jugo de la nevera. — le pido sacando los últimos waffles y poniéndolos en un plato.

Cojo ambos platos y los llevo hacia la mesa, después regreso por las tostadas, la jalea de fresa y el sirope de mapple. Lizzy trae la caja de jugo y dos jarras, se sienta a mi lado y ambas desayunamos juntas por primera vez desde hacía mucho tiempo. Para cuando terminamos de desayunar y recoger la cocina me decido de Lizzy en la puerta ya que ella aún no se marcha. Yo siempre salgo mucho más temprano que ella, ya que voy caminando atravesando central park. Es mi rutina diaria y la disfruto tanto cuando en la mañana como en la tarde.

—Creo que nos vemos el domingo en la noche entonces. — le digo mientras ella muy sonriente me golpea el hombro.
—Espero que todo salga bien. —me dice cruzando los dedos.
—Y yo espero tomarme las cosas con calma. Antes de correr hay que caminar.
—Tienes razón, no te apures, ve despacio, bueno al menos al principio. —dice mientras reimos ambas ante su ocurrencia.

—Deséame buena suerte. — le pido desde la puerta.
— ¿Necesitas buena suerte? —pregunta asombrada.
—Créeme, he tentado mucho la paciencia de Christopher y voy a necesitarla para que no se enfade por no contestarle.
—Pues suerte entonces. — me dice mientras nos despedimos y yo salgo del apartamento.

A diferencia de las otras ocasiones en que voy a trabajar, hoy he cogido mi Ipod. Me pongo los audífonos y mientras las primeras notas de Doint Dirt de Maroon Five suenan, comienzo a caminar rumbo al museo.

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Espero les haya gustado el capítulo.
¿Que piensan de la decisión de Amelia?
Dejenmelo saber en los comentarios.
No olviden dejar su voto.
Xoxo🐦⭐

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