𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝟐
𝑓𝑎𝑖𝑟 𝑚𝑎𝑖𝑑𝑒𝑛𝑠
|| Season 1 - Episode 2 ||
Miguel y Julianna se encontraban de pie frente a Johnny, en el nuevo dojo, mientras este solo se limitaba a observarlos. Miguel intercalaba la mirada entre Julianna y su padre, ambos vestían el típico gi de karate.
-Entonces, ¿también voy a tener ese pijama...-
-¡Silencio!- gritó Johnny, haciendo brincar tanto a Miguel como a Julianna -El alumno sólo habla cuando se le habla ¿Se entiende?.
-Sí- dijo Miguel, pero Julianna se quedó callada.
Johnny se volvió hacia su hija.
-¡Oh! ¿Era nuestro permiso para hablar?- preguntó Julianna en voz baja.
Johnny puso los ojos en blanco.
-Siempre se dirigirán a mí como "Sensei" ¿Está claro?
Ambos adolescentes asintieron: - Sí, sensei.
-Esto no es un pijama, es un gi. Tendrás uno cuando te lo hayas ganado. La Srta. Lawrence ya tiene uno ya que es más avanzada que tú...-
-¿Señorita Lawrence?- Julianna cortó a su padre, riendo.
-¡Silencio!- Exclamó el hombre logrando que Julianna dejara de reír y enderezara su espalda -Ahora, ¿están ustedes listos para comenzar su entrenamiento?
-Sí, sensei.
Sin saber como lo hizo tan rápido, Johnny tomó a Julianna y la volteo. Ella gimió de dolor al golpear su espalda contra la áspera colchoneta.
-Lección uno "Golpea primero". Nunca esperes a que el enemigo ataque- Mencionó Johnny mientras señalaba a su hija. Miguel quedó paralizado, observando a Johnny acercarse antes de ser arrojado al suelo también.
-Podrías haberme avisado...-
-¡Silencio!- Johnny gritó de nuevo, interrumpiendo a Julianna, la cual luchaba por levantarse -Aquí no entrenamos para ser misericordiosos, eso es para los débiles. Ya sea en la calle, en una competencia, el hombre que se enfrenta a ti, es un enemigo.
Miguel sacó su inhalador y Julianna instantáneamente hizo una mueca, susurrando:-Dios mío.
-Un enemigo no merece piedad ¿Cuál es el problema, señor Díaz?- Miguel trató de recuperar el aliento mientras Julianna negaba con la cabeza, usando todas sus fuerzas para contener una carcajada detrás de su mano.
-No hay ningún problema, Sensei. Me ha dado un puñetazo y padezco asma, así que...- Johnny cortó a Miguel, quitándole el inhalador de las manos y lanzándolo contra la pared.
-Ya no. No permitimos debilidad en este dojo. Así que puedes dejar el asma, la alergia a los cacahuetes y todas esas mierdas inventadas fuera ¿Entendido?
Julianna dejó de reír, levantando lentamente la mano.
-Uh... ¿Papá? Quiero decir, um... ¿Sensei? Yo tengo alergia a los cacahuetes- mencionó lentamente, y era cierto, a la chica le salía una urticaria terrible cada vez que comía algún producto que contenía cacahuetes.
-Ah... Sólo se te hincha la cara, supéralo- Johnny le dijo a su hija. Julianna alterada por las palabras, presionó su mano contra sus mejillas como una abuela a sus nietos hasta que su padre habló de nuevo -Cobra Kai no es solo karate. Se trata de una forma de vida. Tomen eso como primera lección- finalizó señalando la pared detrás de él con seis palabras pintadas en ella.
Golpea primero
Golpea fuerte
Sin piedad
•••
Miguel camino por la cafetería, buscando un lugar para sentarse. Intentó divisar a Julianna pero no la encontró en ningún lado, por lo cual decidió acercarse lentamente a dos chicos sentados en una mesa.
-¿Está bien si me siento aquí?- preguntó en voz baja, y un chico de pelo oscuro hizo una mueca juguetona.
-Oh... Lo siento, la mesa está muy llena ahora mismo. Puedo ponerte en la lista de espera, pero probablemente sea el próximo semestre como muy pronto.
Miguel miró al chico antes de negar con la cabeza:-De acuerdo.
-No. Estoy bromeando. Siéntate.
Miguel fue a sentarse al lado del chico que aún no había hablado, este llevaba un jersey, pero rápidamente habló.
-Um... este asiento está ocupado- murmuró, poniendo la mano en el respaldo del asiento de al lado. Miguel asintió, tomando asiento al lado de este, ya que estaba vacío, mientras el chico de pelo oscuro se presentaba a sí mismo y a su amigo.
-Demetri. Este es Eli. Es un hombre de pocas palabras.
De repente, Julianna y otra chica, a la que Miguel no había visto nunca, se acercaron a la mesa. Julianna se desplomó en el asiento entre Miguel y Eli mientras la otra chica ocupaba el asiento al lado de Demetri.
-Y ellas son nuestras bellas doncellas; Julianna y Alexandra. Señoritas, este es Miguel- dijo Demetri con una sonrisa orgullosa en la cara antes de que la quitara Alexandra, ya que le dio un puñetazo en el brazo.
-Nadie nos llama así. Jules y Lexi están bien- Lexi le dijo suavemente a Miguel, este asiente con la cabeza antes de girarse hacia Julianna.
-Ya conozco a Jules.
Eli se volvió hacia Julianna con las cejas fruncidas.
-Vecinos- le murmuró y Eli asintió rápidamente con la cabeza, devolviendo la atención a su comida.
Julianna sintió que una enorme nube de perfume pasaba junto a ella, provocandole una tos histérica, y sin lograr conseguir aire fresco. Eli le dio unas suaves palmaditas en la espalda, intentando ayudarla a respirar. Abrió los ojos y vio como Yasmine y Sam pasaban por delante de la mesa mientras Miguel las miraba fijamente.
-Ugh... Amigo, no te tortures. Esas son las chicas ricas- explicó Demetri, sacando a Miguel de su ensoñación
-¿Alguna vez hablaste con ellas?
Aquella pregunta hizo que Julianna se atragantara con su leche chocolatada y que Lexi dejara escapar una risa seca.
-¡Oh, sí! Todo el tiempo. Salimos después de clase, nos besamos, nos manoseamos. Y Eli es el Rey del baile, se acuesta con más gente que nadie ¿No es cierto, Eli?- dijo Demetri, al escuchar aquello,Julianna contuvo una carcajada antes de hablar.
-Lexi y yo solemos hacer piyamadas con ellas cada fin de semana.
-Y también vamos por una manicura y pedicura- añadió Lexi, con una sonrisa juguetona en la cara. Demetri sonrió a Julianna y Lexi, antes de señalar a Miguel.
-Te das cuenta de en qué mesa estás sentado ¿verdad? Has hecho desaparecer todas las esperanzas de perder la virginidad antes de la universidad- le mencionó a Miguel cuando,al tiempo que Eli jadeó.
-Oh, mierda, Yasmine nos está mirando. Probablemente se está burlando de mí.
Julianna resopló ante las palabras del chico: -No se está burlando de ti, Eli.
Eli se giró en su asiento para mirarla, señalando la cicatriz sobre su labio.
-¿Ves esta cosa? Es horrible- Julianna al instante negó con la cabeza, apoyando su mano sobre la de él.
-No, no lo es. No hay nada malo con tu cicatriz, Eli. Es asombrosa- Julianna dijo mientras tomaba un sorbo de su leche con chocolate, sonriendo luego de ver a Eli sonreír cabizbajo, con un pequeño rayo de rubor apoderándose de su cara.
-Bueno, me corrijo en lo de perder la virginidad antes de la universidad, gracias a Eli- Demetri murmuró y Julianna rápidamente le lanzó una rodaja de manzana a la cara, Lexi le golpeó el brazo de nuevo -¿Saben? No me importa si Yasmine es la chica más perra de la escuela. Mataría a los cuatro solo para que me escupiera a la cara- murmuró nuevamente, sin apartar los ojos de la susodicha.
Julianna dejó escapar un :- Encantador.
Lexi soltó una pequeña carcajada mientras Eli contenía la suya.
-Sí, bueno, si no haces un movimiento, nunca tendrás una oportunidad con ella- Dijo Miguel y Demetri le señaló rápidamente con un dedo.
-Es cierto, pero tampoco sufriré un rechazo humillante. Estoy en paz con mi depresión. Lo último que necesito es ser un suicida.
Miguel se levantó y comenzó a caminar hacia la mesa de las chicas populares, haciendo que los otros cuatro se sentaran rectos para observar mejor.
-¿Qué estás haciendo?- Cuestionó Demetri.
-Golpear primero- respondió y Julianna instantáneamente empezó a sacudir la cabeza.
-¡No! No, Miguel ¿Estás ejecutando lo de mi padre? ¡Eso es para el karate, no para las chicas!- Julianna gritó en un susurro pero Miguel la ignoró, haciendo que pusiera la cabeza entre las manos -No puedo mirar- gimió en su brazo y Eli simplemente puso una mano, de manera reconfortante, en su espalda.
-¿Está siguiendo los consejos de tu padre?- preguntó Lexi, asombrada de que Miguel pensara que eso era una buena idea. Lexi era la única que había conocido al padre de Julianna, ya que Johnny no estaba abierto a la idea de que Jules tuviera amigos varones, así que Demetri y Eli nunca eran admitidos. Si alguna vez quería salir con los chicos, le decía a su padre que iba a casa de Lexi.
-¿Qué tal, señoritas? Julianna levantó la cabeza al oír la voz de Kyler acercándose a la mesa "popular", observando cómo tomaba asiento junto a Sam. Los ojos de Kyler finalmente se posaron en Miguel y le dio un pequeño saludo, logrando que Miguel suspirara y regresará a su mesa.
-¡Nos vemos luego, 'Rhea!- Grito Kyler posando su mirada en la mesa a la que se dirigía Miguel, más específicamente, en Julianna -Aww... Estás saliendo con la hija del vagabundo ¡Hey! ¿Cómo está tu padre Jenna?
Julianna sólo le dio al chico una sonrisa falsa, como pequeño saludo, antes de insultarlo, siendo consciente que no podía enfrentarlo en la cafetería.
•••
Luego de la escuela, Miguel y Julianna se dirigieron al dojo, donde después de unas horas de práctica, Johnny dio por terminada la noche y les pidió que lo ayudaran a limpiar el dojo.
Julianna estaba sentada con las piernas cruzadas, limpiando el gran espejo mientras Miguel limpiaba el vidrio que estaba conectado a la oficina de Johnny.
-Oiga, Sensei ¿Hay alguna forma particular en la que quiera que limpie estas ventanas?
-No, me importa una mierda. La que sea más fácil- respondió y, después de unos segundos, volvió a hablar -¿Saben qué? Uno de ustedes vaya a limpiar el baño y acabamos con esto.
-¡Yo no!- exclamó rápidamente Julianna y Miguel gimió, dirigiéndose con pasos pesados al baño.
-Y hazlo con las manos y de rodillas.
Julianna escuchó a alguien entrar y se giró para observar, sus ojos se abrieron de par en par al ver a Daniel LaRusso.
-Eh... Hola, Sr. LaRusso, ¿puedo ayudarle?- preguntó amablemente, poniéndose de pie para ayudar al hombre.
-Estoy buscando a Johnny Lawrence- habló con lentitud y Julianna formó una pequeña "o" en sus labios, antes de girar la cabeza hacia el despacho de su padre.
-¡Papá! ¡Hay alguien aquí!
-¿Papá?- preguntó Daniel y ella asintió con la cabeza.
-Bienvenido a Cobra Kai- dijo Johnny antes de quedarse helado al ver quién era.
-Algunas cosas nunca cambian- Daniel dejó salir una risa seca de sus labios.
-Sí... ¿de qué estás hablando?-preguntó Johnny, dando un paso más hacia Daniel.
-He oído que golpeaste a un grupo de adolescentes en ese aparcamiento- mencionó LaRusso, señalando el lugar, y provocando que Julianna pusiera los ojos en blanco por el hecho de que Kyler es un buchón.
-Oh eso.... No. No golpeé a ningún adolescente. Le di una paliza a un montón de imbéciles que se lo merecían- explicó Johnny y Daniel solo atajo a burlarse.
-¡Wow! Johnny Lawrence llamando a otro imbécil. Eso es bueno, hombre".
-Sr. LaRusso, si deja que mi padre exp...-
-Mira, no estoy aquí para revivir el pasado. Sólo mantente alejado de los amigos de mi hija- Daniel la cortó, haciendo que Julianna suspirara, pero siguiera viendo a los dos hombres discutir.
Johnny se rió de las palabras de Daniel antes de volverse hacia Julianna, preguntando en silencio si era cierto y ella asintiera con la cabeza.
-¿Los amigos de tu hija? Sí, eso tiene sentido. Buena compañía la que tiene.
¿Qué demonios significa eso?- dijo Daniel, acercándose a Johnny.
-Significa que esos amigos suyos se ensañaron con dos niños de la mitad de su tamaño, siendo mi hija una de ellos- Daniel observó Julianna, la cual miraba sus manos avergonzada -Tal vez no conoces a tu hija tan bien como crees. Pon tu casa en orden, LaRusso.
-Papá...-
-¿Con quién demonios crees que estás hablando?
-¡El baño está limpio! Jules, ¿necesitas ayuda con el espejo?- preguntó Miguel mientras salía del baño -¡Oh! Lo siento, Sensei. Yo...-
-¿Sensei? ¿De verdad? Dios mío.Chico, no sé lo que te ha dicho, pero no deberías creer ni una palabra de lo que dice o vas a terminar exactamente como él. Tú también- exclamó LaRusso, señalando a Julianna en la última oración.
-No hables con mi hija.
-Tú y yo... Esto... No hemos terminado.
Cuando Daniel se fue, Miguel empezó a disculparse inmediatamente: -Siento si he interrumpido algo, Sensei ¿Debo hacer 20 flexiones de nudillos?
-Claro... Como si pudieras- dijo el mayor, haciendo que Julianna contuviera una carcajada. Miguel la miró y ella levantó las manos en señal de rendición.
-¿Qué? ¿Está equivocado? No.
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