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02.13 Stiles Moon


Decir que Derek era el culpable de todos los problemas de Bill era una simple mentira.

¿Bill seguiría diciendo que Derek tiene toda la culpa? Por supuesto que sí.

Como adolescente que Bill era, decidió conscientemente tomar la ruta fácil de culpar a otros sobre cualquier inconveniente que a él le ocurra.

Pero mientras mira cómo el sol se esconde y la luna llena comienza a brillar en la lejanía del cielo, Bill intenta encontrar un balance de pensamientos, en dónde no todo fue culpa de Derek y tomar responsabilidad por sí mismo.

Y lo intentó, al menos por un par de minutos.

Todo había comenzado con el misterio de la mansión Hale, que había tenido a Bill despierto noches completas pensando que era lo que podría haber ocurrido y que al final terminó con una respuesta mucho más sencilla de lo que habría esperado: eran una familia de hombres lobos y los cazadores los habían terminado.

¿Cruel? Claro que sí, pero así se suponía que eran los cazadores. Bill había vivido su primera experiencia con ellos y sabía de primer mano la crueldad que podrían manejar.

Ahora que León le enseñó sus antiguos recuerdos, aquellos que había olvidado por la extraña capacidad que su amigo tenía, Bill podía comprender un poco mejor de dónde había comenzado la obsesión del cazador en él.

Gerard sabía que de alguna forma Bill era especial y lo necesitaba para convertirse en un hombre lobo, pero, ¿por qué el gran cazador asesino quería volverse una de las criaturas que tanto despreciaba? Era aún una incógnita que Bill no había descubierto.

Su alfa Derek, tampoco estaba cerca de descubrir cuáles eran los planes de Gerard, pero tampoco tenía tiempo para ello ya que estaba lidiando con sus propios problemas que tenían nombre y apellido: Jackson Whittemore.

El kanima seguía dando vueltas por la ciudad con un amo desconocido que lo forzaba a matar personas.

Esa misma noche que León le mostró más que contarle la verdad a Bill, también le aseguró que solo había logrado controlar a Jackson por la desesperación que sentía por encontrarlo y Derek más tarde lo confirmó al decir que las emociones eran el principal detonante de la evolución del poder.

Mientras más enojado: más fuerte.

Y mientras más desesperado había estado León, más control podía tener sobre las personas que espectaba.

Aún era difícil de comprender las habilidades de su mejor amigo, después de todo León mismo seguía aprendiendo a cómo utilizarlas.

Cuando León había tomado su mano para poder espectarlo, Bill creyó que esa era la única manera en la que podría hacerse, pero luego recordó que cuando lo secuestraron León no había tenido esa posibilidad de tocarlo y aún así logró llegar hasta Bill, lo cuál decía mucho de las emociones que su amigo había tenido.

Bill ahora puede decir con seguridad que se siente terrible por haber alguna vez desconfiado de León, después de todo fue él mismo quién, de alguna extraña forma, le pidió a León que no le diga absolutamente nada acerca de lo que estaba ocurriendo, ya que los cazadores encontrarían la forma de sacarle la verdad a Bill.

Demasiadas cosas habían sucedido, y nada a lo que él pueda aferrarse por demasiado tiempo, Derek había recibido un disparo de los cazadores pero aquello rápidamente había pasado a un segundo plano ya que Jackson y su amo seguían haciendo de las suyas.

Al parecer y según unas rápidas explicaciones de Isaac por la madrugada, Jackson había decidido asistir a una fiesta que se convirtió en un funeral, Scott casi fue asesinado por la mamá de Allison aquella misma noche y Derek tuvo otro enfrentamiento con los cazadores.

Lo único que logró descubrir acerca de Stiles era que también había asistido a esa fiesta, solo que aún no estaba seguro de cuál fue su misión y cómo se encontraba él ahora.

Se suponía que tenían que encontrarse en el sótano de la escuela de Stiles hacía una hora pero el chico aún no había llegado y después de los primeros diez minutos Bill se cansó de dar vueltas y subió las escaleras para entrar a una de las aulas vacías.

Ya era de noche y era la gran noche de luna llena, también era el cumpleaños de Lydia y había una pequeña chispa de inseguridad que le decía a Bill que tal vez Stiles aún no había aparecido porque prefirió ir al cumpleaños de la chica antes que venir a ayudarlo, rompiendo una vez más su promesa.

Sabía que era malo seguir imaginando posibles escenarios que podían o no ser reales, después de todo Stiles le había mandado un mensaje por la tarde avisándole que probablemente llegaría un poco tarde.

Aún así, Bill se subió a una de las mesas del aula que acercó a la ventana que daba al estacionamiento y se quedó cruzado de piernas y brazos esperando con atención escuchar el Jeep de Stiles llegar.

No estaba haciendo guardia o algo así, simplemente esperando con -im-paciencia.

La madrugada en que Isaac le contó a Bill todo lo que había sucedido en la fiesta, Derek había llegado con su rostro de pocos amigos y le ordenó a Bill que se quede con ellos en luna llena, y por supuesto él se había negado lo que los llevó a tener una fuerte discusión que de tan solo recordarla Bill podía sentir cómo sus ojos se tornaban morados y sus garras comenzaban a salir.

Esa era la otra cuestión, era ahora plena luna llena, su segunda, y esta vez, Bill se encontraba despierto lo cuál lo volvía aún más consciente de cómo su lobo quería tomar el control por completo.

Había algo extraño con respecto a él además de los ojos de extraño color que ningún otro lobo tenía, también estaba la constante sensación de que de alguna forma el lobo intentaba comunicarse con Bill, como si fuera más que una parte de sí mismo sino algo que ahora estaba conectado a él.

No tenía sentido y Bill lo sabía.

Tampoco era como que estaba escuchando voces, pero a veces, cuando se encontraba enojado o cuándo sentía alguna emoción con intensidad, había algo que gritaba en el interior de su mente déjame salir o como ahora, en la luna llena algo que seguía insistiendo, como si fuera su turno ahora o algo así.

Nada a lo que Bill pueda encontrarle sentido y cuando intentó explicárselo a Derek solo recibió una mirada de incredulidad, como si su alfa estuviera dudando de la cordura de Bill.

Se sobresaltó al escuchar un ruido a la distancia y levantándose rápidamente de la mesa, sus pies chocando contra el suelo resonaron por todo el aula.

Bill intentó enfocarse lo mejor posible, apartando toda idea que la luna llena traía a su mente en donde hasta salir a cazar un conejo se veía como una opción tentadora, y en cambio concentró sus sentidos para escuchar de que se trataba.

—¿Billy? —una voz se escuchó por el pasillo a la distancia, demasiado lejos para que un simple humano pueda escucharla pero que Bill logró captar con facilidad.

Stiles.

Se sorprendió al no haber escuchado en lo absoluto el ruido del Jeep de Stiles pero decidió no preocuparse demasiado y en cambio salió corriendo para encontrarse con el chico que ahora estaba acercándose por el pasillo.

—Stiles. —llamó Bill, una sonrisa emocionada se instaló en su rostro e intentó acercarse hasta el chico pero rápidamente el castaño extendió sus brazos hacía adelante y aquél gesto hizo que Bill se detenga confundido.

—Garras, colmillos y garras. —enumeró Stiles, señalando sus propios dientes con la mano libre.

Oh.

Bill tanteó sus colmillos con su lengua, no los había notado en lo absoluto hasta que Stiles lo mencionó y no sabía exactamente hace cuánto tiempo habían estado allí, suponía que ya se había acostumbrado a tenerlos y por eso no lo notó.

—Lo siento, no sé como quitarlos. —dijo Bill aún sonriendo, esta vez más tímidamente.

Stiles hizo un ademán para restarle importancia y se acomodó una pesada mochila al hombro que hizo unos extraños tintineos que llamaron la atención de Bill.

—¿Qué traes allí?

—Que bueno verte Billy, ¿qué sucedió con León anoche? —cambio de tema Stiles, mientras ambos comenzaban a caminar una vez más hasta el sótano de la escuela.

Bill comenzó a contarle todo lo que había sucedido con León, incluyendo que su mejor amigo había traído a Christian Martin con él y que aparentemente el pelirrojo fue un infiltrado entre los cazadores.

—¿El hermano de Lydia?

—Sí.

—¿Él te...? —Stiles se detuvo confundido, dejando caer su mochila al suelo y cerrando con fuerza la pesada puerta del sótano.

—Me electrocutó, sí.

—Woah... Gran manera de desenamorarte. —comento Stiles entre divertido y sorprendido, agachándose para abrir la mochila.

—¿Cómo sabías que me gustaba Chris? —preguntó Bill confundido, observando sus propias manos que seguían mostrándose como peligrosas garras, soltó un fuerte suspiro y se dejó caer en la esquina en dónde Stiles estaba acomodando distintas clases de extrañas cadenas.

—Creí que era de público conocimiento. —se burló Stiles, soltando una carcajada al escuchar el bufido de Bill.

—Ya no me gustaba más de cualquier modo. —comentó Bill, encogiéndose de hombros y frunciendo el ceño cuando finalmente Stiles dejó de trabajar y moverse con las cadenas—. No vas a atarme a ningún lado.

Stiles le sonrió y alzó una ceja desafiante, cómo si aquello fuera un reto que estaba dispuesto a aceptar.

Bill casi se siente a sí mismo gruñir al sentir como Stiles se acercó hasta dónde él estaba sentado con una pesada cadena pero al seguir la mirada de Stiles se quedó quieto al notar que estaba observando sus labios.

Me está mirando los labios. ¿Él está haciendo eso? Por supuesto que no lo está haciendo, pero sí... Sus ojos están aquí, está mirándome.

Bill sintió cómo todo su rostro se sonrojaba al sentir la intensa mirada de Stiles pero de pronto un fuerte click lo sacó de sus pensamientos.

—Maldito. —dijo Bill con sorpresa, observando casi boquiabierto el candado que Stiles acababa de cerrar contra un pilar, se observó a sí mismo y notó como había una cadena rodeándolo.

Usó sus encantos para distraerme eso es... En realidad fue bastante ingenioso.

—Oye, la seguridad primero. —dijo Stiles, levantando sus manos en rendición y sentándose justo frente a Bill.

—¿Este es todo tu plan? ¿Mirarnos a los ojos mientras estoy atado hasta que la luna llena desaparezca? —preguntó Bill sin poder evitar la decepción que se instaló en su voz, seguida de un poco de enojo.

—Bueno en realidad no, pero ya que pareces tan interesado en esa idea podríamos intentarlo. —comentó Stiles divertido, cruzándose de brazos y mirando a Bill intensamente a los ojos.

El rubio rodó los ojos y asintió, aceptando la competencia de miradas.

Sentía ahora todo su rostro sonrojado y sus sentidos enfocados en todo a su alrededor tampoco lo estaban ayudando a concentrarse demasiado.

Sus manos estaban fuertemente apretadas a la cadena que lo rodeaba por la cintura y sus garras tintineaban contra el metal pero no parecía posible romperlo.

Sus colmillos seguían descansando contra su labio inferior y a veces debía abrir la boca para tomar bocanadas de aire, cómo si su cuerpo hubiera olvidado que también podía respirar por la nariz.

El olor de Stiles rápidamente se filtró en sus fosas nasales, tan intenso que Bill se sorprendió de si mismo al no sentirse mareado como más de una vez había sucedido.

—Bien, está bien, tú ganas. —se rindió Stiles después de unos segundos, soltando un fuerte suspiro como si hubiera estado conteniendo la respiración.

Bill notó que los latidos del corazón de Stiles se encontraban un tanto inquietos, pero no podía decir con exactitud porqué.

—¿Me tienes miedo? —preguntó Bill, inseguro.

Una pequeña mueca de tristeza se formó en su rostro y sus ojos brillaron levemente de un tono morado para completar su transformación.

Era como un hombre lobo incompleto, sin la parte genial de una gran nariz y el vello facial que los caracterizaba.

Bill sabía que era un lobo, pero detalles como aquellos, la forma en la que su mandíbula no se descolocaba para parecer más un hocico como el que tenía Derek o Boyd lo hacían sentir un poco menos.

Pero aún así, aún cuando no era un hombre lobo completo, igual podría llegar a asustar a Stiles de aquella forma.

—Cierto, puedes oler los nervios. —murmuró Stiles para si mismo, llevando sus manos hasta su cabeza y pasandolas por su corto cabello.

Bill no iba a decir que en realidad lo que había sentido eran los latidos inestables de su corazón y en cambio, prefirió quedarse con la idea de que solo Stiles se encontraba nervioso por algo y no que le tenía miedo.

—No Billy, no te tengo miedo. —comenzó Stiles, mirándolo con seguridad y acercándose aún un poco más hasta donde el rubio se encontraba sentado con su espalda contra la pared—. En realidad tengo un plan, que no sé que tan bueno podría ser pero huh... Tal vez podría ayudarte a que no estés así todo el rato o comiences a decirme cosas crueles en cualquier instante.

—No te diré nada cruel. —dijo Bill con convicción, cortando el monólogo de Stiles y sintiendo cómo una parte muy internamente le decía que tal vez era momento para recordarle a Stiles lo que había sucedido con su padre la noche anterior.

Porqué oh sí, eso Isaac había logrado contárselo.

—Al parecer el sheriff Stilinski perdió su trabajo como comisario ya que las personas no confiaban en un hombre que no podía controlar a su hijo revoltoso que se mete en problemas todo el tiempo y está en escenas del crimen peligrosas. —murmuró Bill para sí mismo, recordando lo que su amigo le había contado y sin darse cuenta de que lo había dicho en voz alta hasta que Stiles bajó la vista apenado—. Huh- yo- Stiles-

—Sí, a eso me refiero. Sé que no puedes controlarlo y ¡oye! Al menos tu no besaste a Lydia y comenzaras a gritarme lo bien que se sintió. —dijo Stiles, fingiendo una risa, pero Bill podía oler la incomodidad que lo había rodeado—. ¿Cierto? Dime que no la besaste tú también.

Bill negó con la cabeza, guardando silencio al escuchar como una nueva risa nerviosa se escapó de los labios de Stiles.

—Huh sí, bueno eso no importa... Y respecto a lo de papá, lo que te dijeron es verdad... Él perdió su empleo por mi culpa.

—Debe estar decepcionado de ti. —dijo Bill arrepintiendose al segundo de que esas palabras se escaparon de su boca.

¿Qué carajos está sucediendo? Se preguntó a sí mismo, intentando buscar alguna referencia que pueda decirle si esto le había sucedido antes, pero por supuesto que no, si la primera luna llena se la pasó durmiendo.

Y aquél día por la mañana se había encontrado solo en su casa todo el tiempo, en la casa en la que se madre lo abandonó, sintiéndose solo entre las paredes pero sin intenciones de salir ya que tenía que resguardarse del psicótico cazador.

No había tenido ninguna interacción además de los mensajes con León y Stiles por la tarde pero ahora no sabía porqué sentía esa necesidad de decir todas las palabras incorrectas y acercarse a Stiles para hacerle daño.

No.

A Stiles no hay que hacerle daño.

Pero había una pequeña parte de sí mismo que ahora que tenía a alguien cerca la idea de romper algunos huesos y cortar un poco de carne fresca era realmente tentadora y...

—A Stiles no hay que hacerle daño. —repitió Bill en voz baja, observando como Stiles abrió la boca para decir algo pero al final terminó asintiendo.

—¡Exacto! Eso, por allí podemos empezar okay, no hay que hacerle daño a Stiles, me gusta. —dijo Stiles, animandose un poco más y arrodillandose para acercarse a Bill.

La mano de Stiles tomó la de Bill entre sus manos pero rápidamente el rubio la alejó ya que sus garras podrían hacerle daño.

—No hay que hacerle daño a Stiles. —repitió Stiles, volviendo a tomar la mano de Bill y observando con curiosidad cómo el rubio apretaba la mandíbula y en pocos segundos la mano que estaba sosteniendo había vuelto a la normalidad—. ¡Increíble! Mira esto.

Bill observó su propia mano con sorpresa, notando que las garras habían desaparecido mientras Stiles lo sostenía.

—¿Cómo hiciste eso? —le preguntó Bill.

—Yo no hice nada, tu lo hiciste. —le respondió Stiles rápidamente, tomando la otra mano de Bill—. Mira Billy, con Scott descubrimos que la única manera de controlar sus peores impulsos de lobo en la luna llena es cuando él está con Allison o cuando piensa en ella.

—¿Y qué tiene que ver ellos con esto? —preguntó Bill, observando cómo ahora su otra mano también había cambiado ahora que Stiles la estaba sosteniendo.

—No lo sé, ¿dímelo tú? —preguntó Stiles suavemente, soltando finalmente las manos de Bill.

El castaño soltó un pequeño suspiro y subió sus manos, pero está vez no para alcanzar las de Bill, si no que para tomar ambas mejillas del rubio, acunando su rostro entre ambas manos.

—¿Quieres que diga que tú me gustas como a Scott le gusta Allison?

—No lo sé, ¿es así?

—No. —dijo Bill con seguridad, intentando encontrar alguna clase de trampa que Stiles le tendría preparado, pero no, el chico sólo estaba mirándolo con curiosidad y al escuchar su negativa simplemente asintió, considerándolo.

—Bien, entonces no es así. Pero, ¿sí es algo? —preguntó Stiles con cuidado, comenzando a dar suaves caricias a las mejillas de Bill, ambos se encontraban lo suficientemente cerca como para que sean solo susurros.

Bill intentó comprender de dónde salía la duda por parte de Stiles y porque su amigo creía que Bill sentía algo por él.

Sí, Bill ya había decidido que estaba enamorado de Stiles, lo descubrió entre muchas electrocuciones que le sirvieron como epifanía pero aún no entendía cómo Stiles había logrado notarlo y oh... Cierto.

La otra vez le robé un beso y salí corriendo.

Entonces Bill tuvo que asentir a la pregunta de Stiles, sin querer decir nada para confirmar exactamente que tanto significaba ese algo.

Por suerte, pareció suficiente para Stiles ya que las caricias siguieron en las mejillas de Bill lo cuál debía significar algo bueno.

—¿Entonces qué? ¿Por sentir lo que sea por tí entonces ya no soy hombre lobo y puedo controlarme? No creo que sea así de sencillo. —murmuró Bill, esperando que realmente sea así de sencillo.

—Huh bueno, para comenzar eres un hombre lobo bastante extraño. —dijo Stiles, sonriendo levemente al ver como Bill rodaba los ojos. Sus manos bajaron lentamente hasta el cuello de Bill, manteniéndose aún tocando la cálida piel pero ahora más superficialmente—. Aún sigo aprendiendo a domar lobos y eso pero por ahora vamos bien.

—Domar lobos. —repitió Bill, bufando una risa al ver el guiño que Stiles le dió.

—Y solo para devolverte el favor...

Antes de que Bill pueda darse cuenta de qué era lo que Stiles estaba diciendo, sintió con sorpresa cómo los labios de Stiles chocaron contra los suyos sin ningún tipo de aviso.

Bill se quedó inmóvil, con sus ojos aún abiertos y sintiendo como Stiles lo besaba suavemente durante medio minuto antes de separarse.

Para devolverte el favor... ¿Se refería al beso que le dí antes?

¿Es esto algo típico que los amigos hacen o...?

—Increíble, colmillos fuera. —comentó Stiles victorioso al separarse del beso, observando los labios de Bill y cómo efectivamente ya no había rastros de los filosos dientes.

—Eres un... —Bill comenzó, pero se detuvo al mismo instante en que notó a Stiles alzar las cejas.

Bill delineó su labio inferior con la lengua, observando los ojos de Stiles y odiando que en estos momentos tenga una cadena que lo retenga si Stiles llegaba a salir corriendo o algo por el estilo.

Sentía que no había disfrutado el beso en lo absoluto, que injusticia.

—¿Un excelente amigo con ideas ingeniosas? —ayudó Stiles divertido.

Bill frunció el ceño, quedándose en silencio durante unos segundos.

Entendía el plan de Stiles, más o menos.

Una manera para controlarlo, para que Bill quiera quedarse quieto y no poner toda su voluntad en liberarse ya que, de no tener ninguna distracción sabe que no sería difícil liberarse de las cadenas.

Pero si Bill se liberaba... ¿Qué podría suceder después? Había probabilidades muy altas de que Gerard y los cazadores se encuentren buscándolo y sumándole a eso, aún era completamente nuevo dejarle todo el poder a sus instintos, ¿a dónde podrían llevarlo?

La última vez terminó en un bosque con una bala que lo detuvo de rodillas pero si esta vez ningún cazador lo encontraba... ¿Sería Bill capaz de controlarse a si mismo para no ir y hacerle daño a las personas?

Su vista había bajado una vez más hasta sus cadenas, observando cómo sus manos habían vuelto a hacerse garras, Stiles se encontraba en silencio frente a él y cuando Bill volvió a mirarlo notó la mirada de sorpresa que Stiles llevaba en sus ojos.

—Tus- tus ojos son morados. —dijo Stiles lentamente, acercándose para volver a sujetar las mejillas de Bill, mirándolo con sorpresa.

—Creí que ya lo habías visto. —dijo Bill, moviéndose un poco impaciente en las cadenas ya que la idea de salir a correr al bosque una vez más sonó mucho más interesante que estar encerrado.

—No yo no- es decir sí. Pero aún me sigue sorprendiendo, nadie más tiene los ojos morados además de tí ahora que lo pienso. —explicó Stiles rápidamente.

Sus labios habían quedado entreabiertos una vez que terminó de hablar y Bill tuvo el impulso de tocarlos con su mano, pero tan pronto cómo subió una de ellas Stiles le tomó con fuerza de la muñeca antes de que llegue a su rostro.

—No, con garras no. —dijo Stiles, la mano que estaba en su rostro bajó hasta el hombro de Bill mientras que el agarre en su muñeca se afirmó aún más.

Para ser que Stiles era un humano entre una manada completa de hombres lobo, no estaba nada mal, el agarre fue lo suficiente fuerte como para doblar un poco el brazo de Bill, incluso aunque el rubio no sintió verdadero dolor.

—Con garras no... —repitió Bill, mirando su propia mano y soltando fuertes bocanadas de aire al no poder volver a cambiarlas por sus uñas normales.

Pronto Bill comenzó a perder la paciencia, mirando con insistencia su propia mano y comenzando a morderse el labio inferior con fuerza.

—Hey, hey, cuidado, no te hagas daño. —la mano de Stiles que estaba en su hombro subió hasta el rostro de Bill una vez más y limpió el hilo de sangre que había comenzado a correr por el labio inferior de Bill.

El agarre en su muñeca se hizo más suave y Stiles logró maniobrar para tomar la mano de Bill, comenzando a darle suaves caricias en el dorso que pronto lograron relajar al rubio.

La herida en su labio se curó casi al instante pero aún así Bill no había logrado que sus manos vuelvan a la normalidad y esta vez sus garras hasta parecían más afiladas que antes.

No hacerle daño a Stiles, no hay que hacerle daño a Stiles.

—Billy. —llamó Stiles, el rubio volteó a verlo rápidamente, aún frustrado por no poder controlar su transformación correctamente—. Oye, esto toma tiempo, ¿de acuerdo? Lo estás haciendo bien y eres mucho menos agresivo que Scott lo cuál ya es un buen inicio.

Bill asintió, pero aún así un fuerte e interno gruñido se escuchó desde su interior al no poder hacer algo tan simple como cambiar sus manos de garras a uñas.

Antes fue fácil pero ahora parece imposible otra vez.

Deja de mirarlas, no debes pensarlo tanto. —ordenó Stiles, soltando la muñeca de Bill que cayó sin fuerzas contra su costado, el rubio suspiró audiblemente, negando con la cabeza decepcionado—. Billy, hey, está bien.

Pero Bill se quedó en silencio, aún con la idea en su mente de volver a transformar sus manos, sin querer darse por vencido incluso aunque Stiles ya le había dicho que llevaba su tiempo.

—Está bien, tengo otra idea. —dijo Stiles más para si mismo que para el rubio frente a él, ya que Bill seguía ignorando sus palabras—. ¿Qué tal otro beso?

La pregunta salió en un pequeño susurro pero fue suficiente para que Bill finalmente voltee a verlo con atención, en sus ojos una clara muestra de que estaba interesado.

—¿Puede ayudar? —preguntó Bill, siguiendo el mismo tono a susurros de Stiles incluso aunque probablemente eran los únicos en todo el edificio.

—Tal vez. —Stiles se encogió de hombros, esperando una respuesta definitiva de Bill, pero en esos momentos el rubio no se sentía capaz de hablar así que simplemente asintió y al parecer fue suficiente para Stiles.

Bill sabía que el castaño no sentía nada por él, pero aún así se permitió disfrutar del beso como si su enamoramiento en esos momentos fuera completamente correspondido y nada más importara.

En el último beso Bill sintió que no lo había disfrutado lo suficiente así que en este nuevo, se dejó llevar un poco más.

Stiles lo besó con practicada facilidad, sus labios moviéndose lentamente sobre los de Bill y mostrándole cómo Bill podría colaborar al mismo tiempo.

Las manos de Stiles habían subido para acunar su rostro una vez más, y Bill no pudo hacer más que inhalar por la nariz, intentando contenerse a sí mismo para no separarse del beso que de alguna manera se sintió tan especial, tan perfecto incluso aunque Bill no tenga otros con qué compararlos.

El aroma de Stiles en esos momentos se había vuelto mucho más intenso de una manera que a Bill le costaba comprender, de alguna forma más dulce pero sin saber porqué.

Bill se movió para intentar tocar a Stiles pero al parecer aquello quebró el momento ya que Stiles se separó al instante con un pequeño jadeo de sorpresa.

Mierda.

Ambos observaron en silencio como Bill tenía su mano sobre la camisa de Stiles que ahora se encontraba más o menos destrozada.

Bill hizo un esfuerzo consciente para quitar su mano de la camisa de Stiles y se echó contra la pared para hacer distancia entre ellos, se palpó los dientes con la lengua y sintió como estaban más filosos de lo normal, aún cuando en el beso no los había sentido en lo absoluto.

A través de brillantes ojos morados vio los cinco cortes que sus garras habían hecho en la camiseta de Stiles y se sintió culpable al instante al no tener control de sí mismo.

Bill respiró profundamente unas cuantas veces, asegurándose de poder controlarse y sintiendo como de a poco su cuerpo volvía a relajarse.

Stiles lo esperaba, justo en frente suyo tan amable y calmado como cuándo llegaron al sótano hace lo que parecían ya horas, arrodillado frente a él y ahora con ambas manos sobre sus muslos.

El corazón de Stiles logró tranquilizar un poco más a Bill y pronto sintió como al menos sus colmillos habían desaparecido una vez más y ya no eran un peligro para lo que harían a continuación, si es que Stiles tenía alguna intención de retomar el beso.

—Lamento lo de tu remera. —murmuró Bill, tomando entre sus manos la remera de Stiles y observando las marcas del arañazo, en algún momento sus manos habían vuelto a la normalidad sin que él pueda notarlo.

Stilinski examinó su camisa y no pudo evitar sonreírle, encogiéndose de hombros.

—Nah, tranquilo Billy. Debería simplemente designar una para usar cada vez que pase contigo la luna llena. Como hace la gente cuando se tiñe el pelo o algo así. —comentó divertido Stiles, volviendo a acercarse a Bill como si nada hubiera sucedido—. Pero tienes suerte de que no llegaste a herirme o si no...

—¿Si no qué? —preguntó Bill con diversión, observando la mirada cómplice que Stiles le dedicó, el castaño se encogió de hombros y prefirió no darle una respuesta clara.

—Ya te dije, tienes suerte de poder quedarte con la duda. —dijo Stiles con seguridad, sus manos volviendo a acunar el rostro de Bill con ambas manos—. ¿Otro?

Bill asintió rápidamente.

Y Stiles volvió a besarlo.


¡BUENO BUENO BUENO, ESTAMOS DE VUELTA!

WHAT!!? Y ENCIMA CON BESOS? NANA

¿Qué les pareció el capítulo de hoy? ¿Dudas, sugerencias, comentarios?

Recuerden que todavía tenemos un canal de difusión en donde últimamente estoy respondiendo todas las preguntas anónimas que me van dejando acerca de cualquier historia en mi perfíl, así que ya saben, si se quieren unir avisen y les envío el link al dm ♡⁠♡⁠

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