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02.12 Raving


Caminando por el bosque, Bill recuerda cómo fue su vida antes de la mordida, colocando legos debajo de las ventanas para que León se tropiece con ellos y jugar a ser detectives en busca de la verdad.

Viviendo su vida sin tener absoluto conocimiento acerca de lo que en realidad sucedía entre las sombras de ese pueblo que ocultaba más que unos pocos secretos inofensivos.

Uno cuando busca: encuentra y pronto la verdad había llegado hasta ellos de un modo mucho más abrupto de lo que habrían esperado.

Desde la primera cámara que habían colocado esa misma tarde, Bill y León habían presenciado cómo Derek Hale y Scott McCall eran perseguidos por cazadores con ballestas, y aquella noche todo cambió.

Porque dejaron de ser teorías y leyendas y pasaron a convertirse en una realidad, una realidad que no estaban ellos listos para afrontar.

Todo en lo que Bill no quería creer se hizo realidad ante sus ojos, sin invitación y estampando la puerta con fuerza llegaron a su vida para quedarse los seres sobrenaturales de los que ahora él mismo formaba parte.

Y mientras sus pasos son cuidadosos por el gran camino que ya se conocía de memoria,  Bill pensaba en todo lo que habían vivido hasta ahora, poco tiempo pero a la vez demasiado, conociendo también demasiadas personas y criaturas que nunca antes habrían tenido la oportunidad de conocer.

Cómo llegaron a conocer a Derek Hale un día para hoy ser parte de su manada era un hecho que aún lograba emocionar a Bill por las noches, esas en las que no podía dormirse por demasiado pensamientos dando vueltas.

Pero no todo fue bueno en su camino a la introducción a lo sobrenatural, no, Bill está asustado y no por los monstruos si no porque en el camino cree haber perdido a su colega de mayor confianza: León.

Quién, desde la luna llena le ha estado ocultando verdades que Bill ni siquiera puede comenzar a imaginarse.

Para este punto, Bill tiene la casi completa certeza de que León ya sabe que clase de criatura es, y según la pequeña lista de habilidades que Bill se ha hecho para sí mismo: no es nada como lo que se conoce.

León es algo mucho más especial, al punto que ni siquiera Derek tenía cómo dar una explicación de qué podría llegar a tratarse.

Saben que Jackson es el kanima.

Lydia es inmune.

Bill tiene la mayor parte de rasgos de un hombre lobo y saben que es mayormente eso con tal vez algún rasgo particular, como el color de sus ojos.

Pero... ¿León? Nada se sabe de León y toda información que creían tener seguía modificándose, porque había unos días que León tenía sus sentidos más agudos, como si se tratara de un hombre lobo, otros días, solo tenía sus sentidos agudos con Lydia Martin, como si tuvieran alguna clase de conexión.

Nada que realmente pueda darle a Bill una pista de lo que su mejor amigo en realidad es.

Y hablando de Roma, allí se encontraba León frente a él.

No fue de gran alegría para Bill notar que se encontraba acompañado, y de nada más ni nada menos que el hermano de Lydia: Christian Martin.

—¿Qué hace él aquí? —fue lo primero que Bill preguntó, deteniendo sus pasos y encontrándose inseguro de seguir acercándose.

Después de todo, si el trauma postraumático no había llegado con las veces que Christian lo electrocutó tal vez podría llegar aquel día que lo vió codo a codo con su mejor amigo.

Pero... ¿era León realmente su mejor amigo? Es una duda que persiguió a Bill gran parte de su camino de la casa de los Stilinski hasta allí, la primera cámara que habían colocado.

Irónicamente, la primera cámara que colocaron fue aquella que les abrió el camino a los seres sobrenaturales, detrás de Bill se encontraba la cámara y aún podía recordar cómo la chaqueta de Allison estaba enganchada en la rama del árbol en el que ahora Christian estaba recostado, justo frente a él.

—Está de nuestro lado, es lo primero que tienes que saber. —dijo León, manteniendo su voz en una estable calma, aquél tono que Bill reconoció en su mejor amigo como una muestra de paz, diseñado a dar reales explicaciones y no excusas como León le estuvo dando este último tiempo.

Así que Bill, que estaba cansado ya de desconfiar de su mejor amigo, guardó silencio y esperó a que León continúe, pero no fue él quién habló.

—Todo lo que quería era saber que ocurrió con Lydia esa noche del baile y lo terminé descubriendo... De la peor manera. —dijo Christian, aún vestido de cuero y cruzándose de brazos en una posición confiada, como el pelirrojo solía ser usualmente.

Pero una pizca de inseguridad bordeaba en el color de sus iris y Bill logró olfatear en el aire una confusa esencia que pretendía ser solo seguridad pero se desviaba un poco hacía el temor, el genuino miedo de encontrarse cerca de él.

Bill se encontró satisfecho con ese nuevo descubrimiento, después de todo, si había algo que le gustaba acerca de ser un sobrenatural era que ahora lo tomaban más en serio.

—Se encontró conmigo en la primera luna llena, y yo... No la estaba pasando del todo bien en esos momentos. —dijo León, levantándose las mangas de su campera de jean con cuidado.

Bill creyó que estaría preparándose para pelear, o que simplemente le habría dado calor, pero cuando prestó más atención a los brazos de su amigo notó un par de marcas que sabía que antes no habían estado allí.

Tatuajes, de distintas formas y colores.

—¿Además de juntarte con mi torturador comenzaste a tatuarte? Le diré a tu padre que eres todo un criminal. —no pudo evitar burlarse Bill, observando cómo su mejor amigo rodaba los ojos.

—No los hice yo, eso es lo que quiero explicarte. —comenzó León, pasando su dedo pulgar por uno de los tatuajes más grandes en su antebrazo, una huella de animal de color morada—. Sé que no hay nada que pueda decirte que hará que vuelvas a confiar en mí como antes, pero... Si hay algo que puedo mostrarte.

Bill estuvo a punto de abrir la boca para decir que prefería irse de allí, que todo estaba siendo demasiado extraño y que la presencia de Christian allí no era precisamente cómoda entre ellos, pero antes de que pueda decir palabra observó boquiabierto cómo los ojos de León se volvían de un color morado.

Justo como mis ojos.

Y con ese último pensamiento, Bill observó cómo León lo sujetó de la muñeca y con un solo parpadeó, su mejor amigo desapareció por completo.

Bill volteó a ver a Christian, quién aún seguía allí recargando en un árbol y observando todo sin real sorpresa.

—¿Y León? ¿Dónde está León? —preguntó Bill en voz alta, Christian le dió una media sonrisa y con una mano apuntó el mismo lugar en dónde León había estado antes, solo que no se encontraba allí.

Estoy aquí Billy.

Bill se sobresaltó al escuchar la voz de su mejor amigo en el interior de su mente, no era lejana como si el chico fuera invisible y Bill lo pudiera escuchar desde lejos, no, esa voz se sentía cómo si estuviera en su propia mente.

—¿Qué está pasando? ¡¿León?! ¿¡Qué sucede!? —gritó Bill, cubriéndose los oídos con fuerza porque aquella voz, si bien sabía que era su mejor amigo era extraña, porqué jamás había logrado escuchar otra voz interior que no sea la suya.

Tranquilo, te dije que tenía una manera de demostrártelo, antes no sabía cómo funcionaba y sin querer logré que olvides las veces que yo estuve contigo pero mira, solo recuerda.

Solo recuerda.

Solo recuerda.

—¿¡En dónde estoy!? ¡Dime en dónde estoy! —le gritaba Bill al anciano frente a él con todas sus fuerzas, sus manos fueron sujetadas detrás de él sin posibilidad de poder ser liberado.

En su mente, escuchaba la voz de León pidiéndole que le diga en dónde se encontraba, pero Bill no tenía ni la más mínima idea.

Después de que Christian le había disparado llegó allí y tuvo que enfrentarse al peor de todos los cazadores una vez más: Gerard Argent.

—No te diré en dónde te encuentras porque eso no es de relevancia pero... Puedo decirte que me serás de mucha utilidad. —dijo Gerard, siguiendo con una risa oscura que logró que Bill sienta escalofríos por todo su cuerpo.

—¡Dime en dónde estoy! —volvió a gritar Bill, aunque esta vez con menos insistencia que antes, ya que una de las puertas fue abierta a la distancia y un halo de luz llenó la habitación por unos segundos.

No logró reconocer en dónde se encontraba pero sí a la persona que cruzó la habitación hasta llegar a él: Christian Martin.

—Nunca creí que estaría con los cazadores. —dijo Bill para sí mismo, pero hablándole especialmente a León, quién se encontraba presenciando todo y hablándole en su propia mente.

Yo tampoco, pero eso no importa, solo pregúntale a Gerard en dónde estás de otro modo no podré encontrarte. Esa era la voz de León, sonando tan cercana a él como nada antes había logrado hacerlo, como una clase de comunicación telepática que Bill no sabía que podría existir.

—¿Chris...? Dime en donde estoy por favor. —pidió Bill, esta vez más suavemente, el pelinegro solo negó con la cabeza.

—No podemos por ahora, pero descuida. Será rápido. Solo necesitamos algo de tí. —dijo el pelirrojo, parándose justo detrás de Gerard, pero cuando el hombre le dió la seña el pelirrojo comenzó a acercarse a él.

Bill se encontraba sentado en una silla de madera, de la que podría escaparse con facilidad si el hombre frente a él no estuviera apuntandole con un arma que prometía las peores balas creadas con mata lobos.

Sus manos se encontraban atadas en la espalda y fue imposible para él alejarse del fuerte agarre de Christian cuando el pelirrojo lo tomó del cabello y tiró de él con fuerza, logrando que su cabeza quede hacia atrás.

Una mano de Christian se movió hasta la mandíbula de Bill, haciéndole abrir la boca con fuerza y el rubio siguió peleando, aún sin comprender que era lo que estaba por ocurrir.

De sus labios escapaban fuertes gruñidos y sus colmillos brillaban con la poca luz que era reflejada en una vela lejana, fue entonces cuando volvió a escuchar una vez más la voz de León en su mente.

Ya entiendo... Gerard quiere la mordida, ¡él quiere ser un hombre lobo! pero... tú no eres un alfa Billy, ¿por qué el tipo piensa que tú podrías...?

Pero pronto las palabras de León murieron cuando los colmillos de Bill fueron clavados con fuerza sobre el brazo de Gerard, el hombre gritó con fuerza pero una vez que obtuvo la mordida, se alejó con una gran sonrisa.

Y entonces, Bill estaba una vez más en el bosque y León se encontraba otra vez frente a él.

—¿Cómo... cómo hiciste eso...? —preguntó Bill, llevando una mano a su mandíbula, aún sintiendo el agarre fantasma que Christian había sostenido sobre él.

—Podría explicarlo pero aún queda algo más que tienes que ver, si tú quieres. —dijo León, su mano aún apretada en su propio brazo en donde el tatuaje morado parecía brillar con intensidad, sus ojos también brillaban de la misma forma.

Bill observó con sorpresa sin disimular a su mejor amigo, intentando procesar todo lo que había vivido y sabiendo que eso era solo el recuerdo que le había faltado, aquello que sucedió en esos dos días que no recordaba nada, la parte más importante de todas: Bill mordió a Gerard.

Pero la pregunta era... ¿Por qué? ¿Qué es lo que el hombre estaba buscando? ¿Y por qué creyó que lo encontraría en Bill?

—Sé que tienes muchas preguntas, es el recuerdo de la luna llena lo que falta que te muestre. —aclaró León, extendiendo su mano del tatuaje hasta Bill, dejándole ver cómo había dos más de distintos colores.

Bill lo pensó por unos segundos, todo se sentía como una completa locura, su mejor amigo por alguna razón lograba meterse en su mente y hablarle por telequinesis, ¿qué clase de poder era ese? ¿era un brujo o algo así?

Pero no había tiempo para que esas preguntas consigan sus respuestas ahora, porque había algo más importante y eso era descubrir cuál era el plan de Gerard, tal vez para eso se encontraba Christian ahí.

—Antes de ver otro recuerdo. —comenzó a decir Bill, sintiendo su voz un poco entrecortada, fue hasta entonces que notó las fuertes pulsaciones en su propio cuerpo y lo agitado que se había encontrado ante el nuevo descubrimiento.

Con una mano señaló a Christian—. Dime que él está infiltrado y digo... Infiltrado en los cazadores no con nosotros, sería una terrible idea que sea un infiltrado con nosotros y tú lo sepas y-

—Billy, amigo. Relájate. —pidió León con una pequeña sonrisa.

Bill lo intentó, de verdad que lo intentó, pero León seguía mirándose con ojos morados y con tatuajes brillantes y extraños en su brazo y allí estaba Christian, quién al parecer era un seguidor de Gerard pero al mismo tiempo no, o tal vez sí.

—Sé que es mucho que procesar, pero honestamente... No nos queda tiempo. —anunció León, mordiéndose el labio inferior con impaciencia.

—¡Bueno dale al chico un minuto para procesar todo esto León! ¿Qué carajos...? —se quejó Bill, retrocediendo un paso solo para tener un panorama mejor de lo que estaba sucediendo.

Pero el panorama no parecía iluminarse, ¡nope! allí estaba León con ojos morados y tatuajes brillantes y su torturador seguía tan tranquilo recargado en el árbol frente a ellos, nada de cambios, solo Bill probablemente volviéndose loco.

—¿¡Por qué no me dijiste todo esto antes León!? ¿¡Por qué me lo ocultaste todo este tiempo!? —gritó Bill, sintiendo sus manos temblar a sus lados con impotencia, sentía su corazón desbocado contra su pecho pero nada allí traía alguna calma en la que pueda enfocarse, nada que lo pueda tranquilizar.

Pronto sus uñas comenzaron a convertirse en garras, no había una real amenaza pero fue instintivo volverlas de aquella forma al sentir todo su cuerpo tan revolucionado con emociones confusas a su alrededor.

—¡Por qué tú me lo dijiste Billy! —le gritó León en respuesta, sus ojos volvieron a su tono natural y allí estaba de vuelta su mejor amigo.

Mirándolo con aquellos expresivos ojos que lo único que demostraban era lo que León no podía decir con palabras, esa ilusión de que Bill pueda creerlo, ese cariño que le tiene como si fuera su propio hermano, su propia familia.

—¿Yo te dije que me apartes y me ocultes secretos? —preguntó Bill, parpadeando con confusión y dándole una mirada incrédula a León, quién volvió a extender una de sus manos.

—Y lo dijiste en danés y todo. —murmuró León, asintiendo con seguridad.

Bill soltó un bufido, mordiéndose el labio inferior pensativo y finalmente aceptando la mano de su mejor amigo.

Al tocarlo, León lo soltó y colocó su mano en el tatuaje morado nuevamente y sus ojos volvieron a brillar del mismo tono y una vez más, desapareció.

—Pero no fuiste el único que no se presentó como un hombre lobo, ¿verdad? ¿Alguien más del que deba preocuparme? —resonó la voz de Gerard, esta vez se encontraban en el bosque.

La noche de luna llena.

—Jackson, Lydia y... —Bill comenzó a enumerar pero se detuvo al último segundo.

Vamos Bill, dile mi nombre, que se preocupe por mí no por tí, dile mi nombre. Escuchaba la voz de León en su mente, Bill negó con la cabeza, no quería hablar, no quería decir más.

—¿Y quién más?

Dile, dile, ¡hazlo Billy!

—Y León. León tampoco es un hombre lobo. —terminó por decir Bill, observando la sonrisa perversa que le dedicó el hombre y que finalmente se marchó del lugar.

Bill se arrojó contra el césped lleno de hojas secas, su cuerpo arrojándose y sintiendo cómo su rostro se llenaba un poco de tierra al impacto.

¿Billy? ¿Estás bien? ¿Esa bala era mala?

—Creo que no. —le respondió Bill, dándose la vuelta y sintiendo cómo comenzaba a perder una vez más el control en sus sentidos.

De a poco sus colmillos y garras comenzaban a salir sin control ni permiso, y pronto sus ojos se volvían del mismo tono morado que vió esa misma noche en el reflejo del lago.

Y fue cuando sus ojos se volvieron de ese color que Bill logró ver finalmente a León, parado justo frente a él.

Un fuerte grito se escapó de los labios del rubio, quién pronto se sentó y observó a su mejor amigo fruncir el ceño.

¿Qué sucede?

—Te estoy viendo. —dijo Bill, León se miró a si mismo y después a Bill frente a él.

¿Realmente puedes verme? Papá no pudo verme esta noche, creyó que podía volverme invisible o algo así pero él no podía escucharme cuando yo hablaba.

—¿Y por qué... yo puedo escucharte? —preguntó Bill con dificultad, sintiendo cómo sus colmillos pinchaban de manera dolorosa su labio inferior cada vez que intentaba hablar.

Creo que es por esto, estaba buscándote tanto que creé una conexión entre nosotros. Dijo León, señalando su antebrazo en donde se encontraba un tatuaje de una huella.

—¿Por qué el tatuaje es morado? —se burló Bill divertido, observando la pequeña huella que solo podía ser de lobo.

¿Por qué tus ojos son morados? De ahí viene la conexión.

—Oh, cierto. —Bill rodó los ojos, chasqueando la lengua con impaciencia—. Derek ojos rojos, Isaac ojos dorados y yo... Espera, ¿tu crees que es porque soy gay o algo así?

Una carcajada de León resonó en su mente y el chico frente a él negó con la cabeza.

Ciertamente, León parecía un poco más extraño que de costumbre, su cuerpo se encontraba casi translúcido, como si de un fantasma se tratara, pero solo con los ojos de lobo Bill lograba verlo porque antes León no se había encontrado allí.

—Oye... ¿Por qué Gerard querría nuestros nombres? —preguntó Bill, rememorando lo que acababa de vivir y mirándose sus propias garras con cierta admiración escondida, sin poder creer que ahora el realmente podría ser capaz de defender al resto y ya no depender de nadie.

No lo sé, pero dudo que se trate de algo bueno. ¿Él dijo que tú eras especial?

—Seguramente volverá a buscarme... Mierda. León, escúchame bien. —comenzó a decir Bill, pero su amigo ya había comenzado a fruncir el ceño como si no pudiera entenderlo—. ¿León?

¿Billy? ¿Qué idioma es ese? Vamos torpe habla bien.

—¡León! —gritó Bill, rápidamente perdiendo la paciencia al ver cómo su amigo no parecía comprenderlo—. Mira, no me digas nada más de tí ¿de acuerdo? ¡Gerard podrá volver a buscarme y si sé de ti encontrará la forma de que yo le diga! Así que no me cuentes nada.

¿Billy? ¿amigo? No te entiendo, pero no te preocupes te ayudaré con Gerard y lo vamos a resolver.

—¡Que no me cuentes nada de tí! ¿De acuerdo? ¡León! ¡¡León!!

Y una vez más, de vuelta en el bosque.

—¿Realmente no me entendías? —preguntó Bill, esta vez menos confundido que antes, aún su respiración era irregular pero al menos se alegraba de poder sentir cómo todos esos recuerdos volvían lentamente a él.

De alguna manera, todo lo que le había faltado lo tenía León y Bill aún no encontraba la manera de comprenderlo.

—Era danés, intenté acordarme lo más posible. Ni siquiera sé porqué te escuchaba de esa forma o porqué hablabas así, papá dice que puede tener que ver con la clase de hombre lobo que eres. —explicó León, finalmente acomodándose la chaqueta de jean con las mangas hacía abajo, aún cuando Bill se encontraba curioso y quería saber más de esos tatuajes.

—¿La clase de hombre lobo que soy? —repitió Bill con confusión.

—Gerard dijo que eras especial. —recordó Christian.

—Sí pero también dijo que no siempre especial significa mejor. —siguió Bill con impaciencia, sintiendo que aún había información que le faltaba saber—. Está bien, entiendo que no me hayas contado acerca de ti pero aún no entiendo... ¿Por qué Gerard quería que yo lo muerda?

—No sabemos aún. ¿Quiere ser un hombre lobo o algo así? No sabemos, lo que sí es que según Chris parecía necesitarlo y sabía que de Derek no lo iba a conseguir entonces estaba buscando otro alfa y tú... él menciono que parecías tener ciertas características de uno. —dijo León, recargandose contra un árbol detrás de él.

Bill en cambio se dejó caer hasta sentarse en el suelo, las palabras ajustándose en ideas en su mente todo de a poco cobrando sentido, cómo León le había ocultando la verdad y la razón por la cuál Gerard lo había estado buscando.

—¿Cómo lograste controlar al kanima? —preguntó Bill, intentando hacer una lista mental de todo lo que había querido saber todo este tiempo—. ¿Eres el amo del que habló Allison? ¿Tú estuviste... matando a todas esas personas?

—¿Realmente crees que yo haría una cosa así? —preguntó León con sorpresa, Bill guardó silencio mordiéndose el labio inferior de manera insegura, sin saber qué responder—. Bueno, no Billy. No fui yo.

—Aún no sabemos quién es el amo pero eso no nos importa, nuestro principal problema ahora es Gerard. —dijo Christian, intentando ayudar a León.

—Sí, sí, pero cállate. —pidió Bill, mirando de Christian a su amigo—. ¿León? ¿Cómo lo controlaste... a Jackson?

León soltó un fuerte suspiro pero finalmente asintió, bajando hasta sentarse justo en frente de Bill.

—Dije que hoy te diría toda la verdad y planeo cumplirlo. No sé exactamente que soy, con papá solo tenemos teorías, indicios, por ahora le decimos expectante porque puedo ver y espectar la vida de aquellos con los que tengo conexión.

León se levantó una vez más la manga de la chaqueta y señaló el primer tatuaje, el más grande y de color morado.

—Este eres tú, huella morada. Este de aquí una llave azul es Jackson y el Caduceo gris es mi padre. Cada vez que quiero encontrarlos y si es que tengo una conexión emocional con ellos puedo crear un vínculo. Para usar este poder por así decirlo solo tengo que pensar en la persona y tocar el tatuaje.

—¿Tú y Jackson... con una conexión emocional? —preguntó Bill, aguantándose una risa.

—No tiene que ser precisamente nuestra, por ejemplo con Jackson logré llegar a una conexión por lo que los dos sentimos por... Huh... —León volteó a ver a Christian, quién seguía en su mismo lugar.

—Por mi hermana, tienen una conexión emocional porque ambos quieren a mi hermana. —aclaró Chris con una sonrisa falsa en su rostro, Bill se burló de él con una sonrisa sarcástica.

—Bien entonces... —comenzó Bill, asintiendo y comenzando a hacerse una idea—. ¿Controlaste a Jackson en su propia mente y por eso vino a buscarme?

—En realidad no... —negó León con la cabeza—. Puedo hablarle en su mente y ver lo que él está viendo pero no puedo obligarlo a hacer nada, solo convencerlo de que debería hacerlo. Y honestamente, fue fácil convencer a Jackson de ayudarte.

—¿Fácil? —repitió Bill con incredulidad.

—Sí, creo que le gustas o algo así. —se encogió de hombros León—. Pero en fin, no puedo obligar a nadie a cumplir mi palabra y si él quiere puede romper la conexión de ser así su tatuaje se va a desvanecer pero, él quería ayudarte cuándo supo que estabas en peligro y logró tomar el control del kanima. La cuestión es... Que hasta hace poco, realmente solo un par de horas, todo lo que yo especto la otra persona se lo olvida, como si esos momentos solo yo los había vivido y no ustedes. Al principio creí que estaba volviéndome loco pero... Papá fue de gran ayuda.

Bill asintió de manera comprensiva, deseando haber estado allí también para apoyar a León pero comprendiendo ahora que de ayudarlo de alguna manera Gerard encontraría la forma de tomar ventaja con los poderes de León y tal vez su amigo ni siquiera estaría con él ahora.

Gracias yo del pasado, primera vez que tomas una buena decisión.

—Espera, ¿dijiste que crees que Jackson gusta de mí? —recordó Bill, bufando una risa—. Pero a él le gustaba Lydia.

—Y a Stiles también y ya ves. —León le guiñó un ojo y Bill sintió cómo se sonrojaba.

—La diferencia es que yo no le gusto a Stiles. —replicó Bill, con más dolor del que debería.

—Y por eso siempre te deja que uses su ropa y duerman juntos y te abrace tanto, ajá. —siguió León, observando la sorpresa en los ojos de Bill—. Oh vamos, si a Stiles no le gustas yo soy blanco y ese de allí es hetero.

—¡Soy hetero! —se quejó Chris, León le hizo una seña para que guarde silencio y restándole importancia, el pelirrojo solo bufó y negó con la cabeza.

—Tal vez en tus sueños. Pero en esta realidad él no es hetero y por seguro... Stiles gusta de tí. —declaró León con seguridad—. Pero, después seguimos hablando de eso, lo importante ahora es Gerard.

—Oh... —Bill asintió, intentando apartar su permanente sonrojo por la desviación de la conversación y volviendo a enfocarse—. Espera entonces, ¿Gerard es un hombre lobo?

—Eso es lo que veníamos a decirte. No lo sabemos aún, pero mañana es luna llena y allí será cuando. —aclaró León, una sonrisa cómplice formándose en sus labios—. Puedo admitir con honestidad que nunca le deseé el mal a nadie pero oh... Solo espero que ese viejo siga siendo tan corriente como hoy.

—¿Y que pasa si es un hombre lobo? ¿Entonces yo...? —la pregunta de Bill se detuvo en el aire pero tanto León como Chris se encogieron de hombros.

—Serias como una especie de alfa, no lo sé. Pero de momento Bill tienes que asegurarme que te mantendrás escondido mañana. Nada de bosques, nada de comer helados con posibles tranquilizantes de ballena, solo alejado lo más que puedas. —pidió León.

—Sí está bien yo... ¿Helado con tranquilizante de ballenas? —repitió Bill con confusión.

Antes de que León le pueda responder él lo recordó: el helado que Stiles le había dejado.

—¡Maldito! ¡Me puso tranquilizantes! —se quejó Bill, estirando una de sus piernas para patear una piedra, a lo lejos Christian soltó una carcajada.

—Creo que es como el último en enterarse. —dijo el pelirrojo, León asintió con una pequeña sonrisa.

—Mira Billy, si mañana Gerard llega a ser un hombre lobo eso significa que tú eres mucho más poderoso de lo que creímos, alguna clase de alfa y hasta podrías crear tu propia manada, no lo sé, es algo de lo que aún no podemos estar seguros. Pero, lo que si sabemos es que si Gerard es un hombre lobo: intentará buscarte. Entonces debes esconderte, ¿de acuerdo? No dejes que él te encuentre.

—Eh... Eso suena como instrucciones fáciles de seguir así que... No cuentes con ello. —admitió Bill encogiéndose de hombros, conociéndose lo suficiente para saber que hasta algo tan fácil como esconder y ocultarse a él podría salirle mal.

—Sí, supuse que dirías eso. Por eso le pedí explícitamente a Stiles que te haga compañía mañana, él me dijo que tenía algo preparado así que todos ganan. —dijo de manera burlona, León le guiñó un ojo y con eso se puso de pie.

—¿Y entonces este qué? —dijo Bill al ponerse de pie, señalando a Chris que parecía obsesionado por mantenerse de brazos cruzados como si nada más en esta vida importara.

—Este tiene nombre. —dijo ese.

Bill se encogió de hombros y miró a León en busca de respuesta.

—La noche que mordieron a Lydia, Christian fue a buscar respuestas y me encontró a mí, le dije toda la verdad y le recomendé que se aleje de los cazadores pero no me hizo caso. Pronto aprendió su lección cuando supo que estaban buscando a Lydia para matarla y decidió jugársela a lo mini espías, de momento solo nos ha ayudado. —explicó León, encogiéndose de hombros.

—¿La ayuda venía con electrocuciones incluidas? —se quejó Bill, observando la pequeña sonrisa de Chris.

—Lo admito ahora, sí lo disfruté un poco. —dijo el pelirrojo, observando cómo los ojos de Bill se volvían morados y cómo retrocedían un paso.

—Que bien, porque es la única vez que te va a tocar experimentarlo de ese lado. —le respondió Bill, devolviéndole la sonrisa maliciosa y comenzando a alejarse del dúo—. Me mantendré escondido mañana pero tú me mantienes informado, ¿de acuerdo?

—Descuida Billy, ya no hay más secretos.

Bill volteó, deteniéndose para ver a León y mordiéndose el labio unos segundos con una idea en mente, que decidió a la mierda, ¿porqué no?

Bill se acercó corriendo y abrazó a León.

Su mejor amigo lo atrapó con una gran sonrisa y se abrazaron un par de segundos que merecieron la pena.

Es verdad, al menos ya no hay secretos.

Te extrañé amigo.

¡BUENAS BUENAS BUENAS!

¡¡FINALMENTE SE CONTÓ TODA LA VERDAD!!

León es una nueva especie que decidí introducir al nuevo mundo de Teen Wolf, no se preocupen que con el paso de los tiempos iré dando más detalles, de momento este fue un pequeño vistazo de sus habilidades.

Como el chico de la cámara que es, siempre queriendo ver todo y saber acerca de todos quería crearle un poco adecuado y honestamente me gustó el resultado, todo fue completamente creado por mí y con un poco de ayuda de mi mejor amiga Lua, que si estás leyendo esto tkm, muchas gracias ♡⁠

En inglés "The seer" y en español "El espectador" le damos la bienvenida a un nuevo ser sobrenatural, y ahora díganme, ¿qué les pareció? ¿les gustó, se lo esperaban?

EL PRÓXIMO CAPÍTULO ES EL FRAGMENTO TAN ESPERADO QUE LES PASÉ EN EL CANAL, SI SI SI ♡⁠

Sin más que decir, si les gustó no se olviden de votar y comentar y nos vemos el próximo lunes♡⁠

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