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02.09 Electric waves


Después de la quinta descarga eléctrica que Christian Martin le dió, a Bill le llegó su más grande epifanía hasta el momento.

Sep, efectivamente estoy enamorado de Stiles.

Bill llega a la tardía conclusión de que todo lo que había sentido por el pelirrojo que lo estaba torturando eran más bien fantasías de un niño pequeño, al menos comparado con lo que está sintiendo por Stiles ahora, que se siente tan crudo y real como si fuera la primera vez que Bill se replantea en sentir algo.

Sabe que no es el caso, sabe que se ha enamorado o tuvo la seguridad de que en algún punto se enamoró de más de una persona, en más de una ocasión y a veces en el mismo período de tiempo, pero todas aquellas ideas se vuelven solo un recuerdo efímero cuando llega a él la realización de que lo único en lo que está pensando ahora, es en que, sí algo malo llega a sucederle él va a extrañar a Stiles por sobre todas las personas.

Porqué sí, tiene amigos y familiares, Bill tiene ahora su propia manada que es un pilar fundamental para él, pero como romántico empedernido que siempre fue, sabe que el amor será quién siempre pueda vencer todos sus obstáculos, incluso los que parezcan no tener ninguna solución.

Entonces no siente el dolor que debería causarle todas esas descargas eléctricas porque lo único en lo que su mente se concentra es en la sonrisa de Stiles que permanece como un recuerdo constante en su mente.

—¡Habla, no te daré otra oportunidad! —gritó el pelirrojo frente a él, pero Bill seguía en su mundo, con una pequeña media sonrisa y riendo bajo al recordar algún comentario irónico de Stiles.

—Ya lo enloqueciste. —se quejó Christopher detrás del pelirrojo, el tipo se encontraba con su padre jugando a las cartas en una mesa un poco apartada.

Bill en cambio, se encontraba de pie, sin camisa para el probable disfrute de su ex amigo allí adelante, todo mojado para que las descargas sean más certeras y dolorosas, atado con cables a una pared de alambres que estaban rasguñando de manera dolorosa su espalda cada vez que Bill se retorcía por las descargas.

En general, no era un buen panorama.

Bill culparía de todo a Derek.

—Denme una oportunidad más, sé que puedo hacerlo hablar. —pidió Christian a los dos cazadores se dieron una mirada seria, pero con una pequeña chispa de diversión entre ellos, como si estuvieran contemplando la sugerencia pero de todos modos les resultaba divertido ver cómo el chico podría intentarlo.

—Adelante entonces. —dijo el más viejo de todos, es decir Gerard Argent. Tirando una de las cartas a la mesa y riendo al ver como  su hijo lucía decepcionado—. Y esa es otra victoria para mí.

—Me alegro señor, al menos jugando a las cartas puede obtener alguna victoria. —comentó Bill con mucha dificultad, sintiendo cómo sus pulmones protestaban por el gran cambio de estar silenciado a volver a hablar después de tanto tiempo en silencio.

Bill no sabe exactamente cuánto tiempo ha pasado, pero lo que sí está seguro es de que todo este tiempo que Christian estuvo desaparecido había estado siendo entrenado por los cazadores, porque ese fuerte izquierdazo que le dió no tenía sentido que sea tan doloroso para un hombre lobo como él.

Pero lo fue, y Christian le dió un puñetazo a Bill que logró volver a silenciarlo, escuchando de fondo la risa de Gerard de fondo, quién no parecía en lo absoluto ofendido por las palabras del rubio.

—Es bastante divertido, casi me da lástima que tengamos que matarlo. —dijo el padre de Allison, con su voz siempre plana e insensible.

—¿Creí que tenían un código? ¿Algo sobre no matar a inocentes? ¡Oye recuerdo que tú estabas apuntándole a tu hermana por eso! —gritó Bill, observando cómo Christian estaba por volver a acercarse a él pero antes de que lo logre Bill logró escupirle en la cara la sangre que mantenía en su boca por el golpe del pelirrojo.

Christian retrocedió con una muy divertida mueca de asco, y observó como esta vez se le acercó el menor de los Argent a enfrentarlo.

—Creo que no tiene demasiada potencia esto. —murmuró el hombre, acercándose a la caja que daba las descargas eléctricas y moviendo una pequeña perilla antes de acercarse hasta donde Bill está atado—. Y por si aún no te ha llegado el memo, niño... Mi hermana ahora está muerta por culpa de tu alfa, y esto es una guerra, no hay códigos en la guerra. Vamos Martin, hazlo hablar o nos encargaremos nosotros.

—¡No les diré nada de Derek! —gritó Bill al ver cómo el Argent se alejaba de él y volvía a acercarse Christian, que se había alejado para limpiar su rostro.

—Sí lo harás. —dijo el pelirrojo, subiéndose a la pequeña plataforma frente a donde Bill estaba atrapado, para estar más a su altura—. ¿Qué dices Billy...? ¿Un beso por información?

Bill se quedó en silencio unos segundos, intentando procesar la información, lo que el pelirrojo le había dicho y lo que aquello significaba.

Le tomó solo unos minutos comprenderlo y pronto Bill cortó el silencio con una fuerte carcajada, riéndose frente al rostro descompuesto de Christian que lo miraba alarmado.

—¿¡De qué te ríes!? —se quejó Christian, dándole otro fuerte golpe a Bill en el rostro que a penas logró sentir esta vez.

Su cuerpo ya estaba terminando de curarse por completo de la última descarga eléctrica y ahora Bill no podía hacer más que reírse con libertad de la absurda idea de que él delataría a su manada por solo un beso de un chico que alguna vez le gustó.

—Ya no me gustas Chris. —dijo Bill, aún intentando recomponerse, mirando de reojo cómo los dos cazadores volvieron toda su atención a las cartas—. Aunque todo ese cuero negro te queda bastante bien.

Bill silbó divertido, observando el atuendo de Chris que ahora era una chaqueta negra de cuero, con un cinturón que tenía dos armas en ella y un par de objetos que Bill sentía eran peligrosos para él pero que seguramente el chico había aprendido bien a manejar todo ello.

—¿Por qué haces todo esto Chris? —preguntó Bill en un bajo susurro, observando cómo los ojos claros del chico frente a él estaban cubiertos por su cabello pelirrojo que había crecido más de la cuenta, pero que de alguna manera le quedaba bien, todo un estilo más rebelde al chico mimado con prendas de marca al que Bill estaba acostumbrado de ver.

—¿Por qué lo haces tú? ¿Por qué quisiste ser esta... cosa... Billy? —gruñó Chris, su rostro demasiado cercano al de él.

Bill hizo sus ojos brillar un poco en advertencia, cada vez comenzaba a controlarlo más a su propia voluntad, aunque aún duraba solo segundos si él quería lograrlo por su cuenta.

Christian retrocedió un poco con sorpresa, al ver los ojos morados de Bill.

—Ellos tenían razón. Tú no eres como el resto. —dijo Christian con sorpresa, volteando a ver a los dos cazadores—. ¿Qué es él?

—Nunca habíamos visto nada como él. —respondió el padre de Allison, a la par que los dos Argent se ponían de pie.

—Lo único de lo que estoy muy seguro es de que nos ayudará a destruirlos a todos, desde adentro. —declaró Gerard, con esa sonrisa maniática que debía ser ilegal para un anciano adorable como él.

Por supuesto, Bill sabe que las apariencias engañan.

Stiles era un claro ejemplo de ello, por ejemplo. Bill no podía pensar en él de manera constante, únicamente ahora es cuando se da cuenta de que realmente lo está haciendo, llega a él sin control, pero Stiles Stilinski es el claro ejemplo de que una persona puede ser mucho más peligroso de lo que aparenta.

Puede que Stiles sea solo un humano, pero cuando todo esté decayendo será el único valiente que le podría arrojar un producto químico a una bestia de alfa para prenderlo fuego y ayudar a sus amigos a escapar.

Scott tenía los poderes, Allison el entrenamiento, pero ¿Stiles? Stiles solo tenía la voluntad de hierro más inquebrantable que Bill había conocido, y era en esos momentos que Stiles lograba inspirar a Bill a mantenerse firme y no caer aún cuando la curiosidad de saber cómo querían utilizarlo los cazadores era más poderosa para él.

No hizo una pregunta, se mantuvo firme en su lugar, observando como Christian seguía observándolo con sorpresa.

—¿Crees que él podrá...? —dijo Chris pero se detuvo al instante en que Gerard le hizo una seña, el hombre asintió—. ¿Cómo es posible que haya alguien más poderoso que un alfa?

Espera... ¿qué? ¿yo más poderoso que un alfa?

—Nunca dije eso. Solo son teorías de algo que podría o no existir. Nunca antes hemos visto nada como esto. —dijo Christopher Argent, señalando a Bill con un movimiento de su barbilla.

Yo era la bola. Pensó Bill sin gracia al saber que lo estaban tratando como esto como si fuera solo un objeto desechable del que puedan liberarse si no lo encontraban se utilidad.

—No es más poderoso que un alfa, definitivamente no. —comenzó a decir Gerard, tomando un cuchillo que se encontraba tan casual sobre la mesa en donde jugaban a las cartas—. Pero tiene ciertas características que podrían hacerlo apto para lo que necesitamos.

—¿Y qué es lo que necesitan? —preguntó Bill, un poco cansado de estar allí sujetado y ahora ni siquiera le estaban prestando atención, como si no tuviera todas las partes de su cuerpo allí adormecidas mientras ellos seguían charlando como si fuera un día de campo tan normal.

—Que ruidoso. Derek es más callado. —se quejó el padre de Allison, acercándose para golpear a Bill con un pequeño aparato metálico que sabe que son los que le da las descargas eléctricas.

Lo ve venir, por supuesto, pero no se espera el intenso e inigualable dolor que cubrió su cuerpo por completo, recordando como hace un tiempo atrás habían subido la potencia de las descargas.

Dura más de medio minuto, tiempo suficiente para que cuando se detenga, Bill jadee sin aire, todo su cuerpo vibrando con las secuelas, su cabeza había caído hacia adelante y sentía su propia barbilla chocando dolorosamente contra su clavícula en una posición incómoda.

Y una vez más, cuando la neblina vuelve a cubrir la mente de Bill, lo único en lo que puede pensar es en cómo extraña a Stiles y le gustaría que él esté allí o que hayan tenido más oportunidades de hablar antes.

Bill se da cuenta de que últimamente ha estado siendo un idiota, despreciando a Stiles porque el chico tiene un claro enamoramiento por Lydia, Bill lo culpó como si Stiles tuviera que hacerse responsable de sus confusos sentimientos pero sabe que no es así.

Sabe que él es el único culpable de enojarse con Stiles y que el castaño tenía razón al decir que Bill era un amigo celoso, porque así es lo que ellos son.

No haberlo enfrentado después de robarle un beso y perseguir a la chica que le gusta como si Bill realmente tuviera un buen motivo para hacerlo solo demostraba su punto, de que él estaba siendo un idiota y ya no había transformación a la que culpar, eran solo sus celos incontrolables, que Bill nunca fue bueno para manejar.

No era nadie para sentirse de esa forma y lo sabe, Stiles no le debe nada, pero Bill aún así no puede evitar querer estar cerca, pasar todo su tiempo con él y pensar en él pero por sobre todas las cosas: que Stiles le corresponda.

Que le demuestren que por primera vez se merece un poco de amor, amor que nunca recibió por parte de nadie de esa manera.

Le gusta Stiles y está casi seguro de que está enamorado, pero sabe que eso será suficiente para hacerlo actuar, que esta vez necesita confirmaciones, no se arrojará como lo hizo con Christian, no sin saber si saldrá con vida de allí o no.

Fue un error besar a Stiles, no porque él no quiera, porque era lo único que Bill más deseaba, sino porque no había estado seguro de que Stiles también lo quería.

Sabe que las relaciones son de dos, lo que más falló en la relación de sus padres fue que realmente ninguno estaba interesado en el otro después de que él haya nacido y solo convivían juntos por él, sabe ver el punto de quiebre en donde una sola persona toma las decisiones y el otro debe aceptar todo y no quiere repetir ese error, menos con Stiles.

Es ridículo pensar en tener una relación con él y lo sabe, pero es lo único que logra tranquilizarlo al sentirse tan adolorido, porque Bill no está pensando en sí mismo, Bill está pensando en Stiles, y no se preocupa por lo que pueda pasarle a él sino cómo se sentiría Stiles si algo llega a pasarle.

¿Se pondría triste? ¿Estará él ahora preocupado? A Bill le gustaría tener preguntas a esas dudas pero sabe que por ahora no las conseguirá, no atrapado en aquel lugar.

Debería escapar y lo sabe, pero no está muy seguro de cómo podría hacerlo teniendo a los dos mejores cazadores allí frente a él, hablando como si Bill mismo no existiera.

No puede lograr ponerle atención a esa conversación, en sus oídos sigue escuchándose un molesto pitido que permanece incluso aunque Bill intente apartarlo con bruscos movimientos de su cabeza.

Cree que podría tomar una eternidad escaparse, pero entonces, por la reja entreabierta y con ojos entrecerrados Bill observa cómo algo comienza a acercarse entre las sombras.

Lo que sucede a continuación Bill lo vivió como si fuera en cámara lenta, porque en un segundo los cazadores estaban hablando tan relajadamente y al siguiente los tres cayeron al suelo: completamente paralizados.

Bill observó todo y, congelado en su lugar, se encontró con la forma reptil de un cambia formas que solo podría ser Lydia, según la última información que había recibido de Derek antes de que Christian se lo lleve.

La bestia reptil se acercó hacía él, caminando lentamente a cuatro patas, Bill escuchó un susurro a la distancia cerca de la puerta pero aún no podía enfocarse lo suficiente, la bestia volteó a ver la puerta y soltó un fuerte siseo antes de apurar el paso, pasando por encima de los cazadores paralizados y acercándose a Bill hasta estar justo frente a él.

Bill observó el rostro con escamas y los ojos amarillentos, y fue justo como Stiles lo había descrito: como un amigo que te encuentras en noche de brujas, puedes verle sus ojos y sabes que lo conoces pero no puedes decir con seguridad quién es.

Solo que Bill cree estar seguro de que esos ojos, esa mirada fría ya la ha recibido antes, aunque ahora está cubierta por un color amarillo y un olor a miedo que sigue incrementándose.

Bill siente como sus manos caen hacia abajo cuándo el kanima logra liberar sus ataduras, pronto las garras del kanima liberan también los pies de Bill y el rubio sin control cae sobre la bestia, que no se inmuta ni un segundo.

Bill siente cómo es apartado con un movimiento de la cola del reptil y observa impresionado como el kanima sale corriendo rápidamente al terminar de liberarlo y salió cómo entró: desvaneciéndose en las sombras de la puerta.

—¡Bill, apúrate! —una voz muy conocida se escuchó, Bill frunció el ceño y con sus sentidos recién recuperados esquivó a los tres cazadores que seguían gruñendo con sus rostros pegados al suelo.

El rubio logró salir de aquél lugar y entonces descubrió quién le había gritado, aquél que lo recibió rápidamente en un cálido abrazo, su mejor amigo, León Deaton.

—¿Li? ¿Qué haces aquí... cómo? —preguntó Bill rápidamente, en un segundo tenía su rostro sobre el hombro de su mejor amigo y al siguiente ambos estaban corriendo, alejándose de ese lugar que era el mismo en el que Derek fue atrapado por Kate una vez: el sótano de la mansión Hale.

—No hay tiempo Billy, solo confía en mí. —pidió León, tomándolo del brazo y guiandolo rápidamente por el bosque, ambos corrían velozmente y fue entonces cuando Bill notó que León había recuperado otra vez sus sentidos sobrenaturales.

—¿Esa era Lydia, la kanima? —preguntó Bill después de unos segundos, intentando igualar los pasos de León.

—Sí-no. Sí era el kanima pero no es Lydia, es Jackson. —explicó León rápidamente pero para Bill eso no tenía mucho sentido.

¿Cómo que era Jackson y no Lydia si Jackson fue paralizado y ella no?

Recordó las palabras de la tía de León, aquellas que Allison le había hecho traducir el otro día en la escuela: En dónde el hombre lobo busca una manada, el kanima busca un amigo.

—Espera, espera. —Bill detuvo todos sus pasos, observando como León le dedicó una mirada rápida de impaciencia—. ¿Dónde está el kanima ahora?

León miró con nerviosismo a los costados, sabía que León no podía ser el kanima porqué la noche en que Derek cayó a la piscina de la escuela paralizado estaba León con él en las gradas.

Pero no hacía falta que León sea el kanima para sospechar de él... Podría ser ese amigo que la kanima necesita.

Seguro es Lydia y ella se estuvo haciendo amiga de León este último tiempo, ahora León logró convencerla de ayudarlo pero si todo eso es verdad... León es solo un complice de todos esos asesinatos.

—León... ¿Qué hiciste? —preguntó Bill, sus pensamientos dando vueltas en un rápido y confuso torbellino.

Todo se siente demasiado intensamente ahora que ha logrado salir de ese húmedo lugar y se ha encontrado con el frío bosque que logró calar profundamente contra él, congelado su cuerpo que estaba comenzando a secarse con frío, su curación lograba mantenerlo estable pero aún así Bill se sentía superado por todos sus sentidos.

Su olfato había vuelto más poderoso que antes y oler la culpa de León no lo estaba ayudando a que se sienta un poco mal por haber culpado a su amigo, porque sabe que León algo le está ocultando.

—Bill en serio no hay tiempo para esto... Stiles y su padre siguen buscándote, llevas dos días desaparecido, necesito que vuelvas con ellos antes de que todos se vuelvan locos, Derek recibió un disparo de Gerard cuando intentó salir a buscarte y ahora Allison está buscando la bala necesaria para curarlo. —explicó rápidamente León, intentando acercarse a él para que retomen el camino, pero la mirada de desconfianza de Bill seguía en su rostro.

—Estaba en el mismo lugar que retenían a Derek, ¿por qué no llegaron más rápido? ¿Dos días? —comenzó a preguntar Bill, negando con la cabeza y sin comprender.

—Billy... Ese fue el primer lugar que revisamos pero no estabas allí cuando llegamos, te debieron traer ahora. ¿No recuerdas nada?

Bill se mantuvo en silencio, pensando en todo lo que había ocurrido, pero León tenía razón, algo estaba faltando. Como la noche de luna llena, sentía que un trozo de lo que había vivido se desvaneció de su mente porque lo único que recuerda es esa tarde con Christian electrocutandolo, pero si pasaron dos días... ¿Qué sucedió el resto del tiempo?

—León... ¿Qué está pasando? Porque siento que ya no puedo confiar en tí... —murmuró Bill, sintiéndose confundido y abrumado por todo, lo único que ahora quería es estar cerca de Stiles, abrazarlo para intentar calmar un poco todo el tornado de emociones confusas.

—Billy... Solo confía en mí. ¿Lo harás verdad? —preguntó León suavemente.

Bill sabía que León le estaba ocultando algo, pero aún así le dió un suave asentimiento, dejando que su amigo vuelva a acercarse hasta él.

León le dió una palmada en el hombro y una sonrisa sincera, y por el momento tuvo que ser suficiente.

—Vamos, seguro quieres volver a ver a Derek. —bromeó León, escuchando el quejido que soltó Bill al sentir casi un dolor físico con esas palabras.

—Querrá matarme. —se quejó Bill, pero aún así asintió y ambos volvieron a correr, escuchando de fondo la risa de León.

—Puedes apostar.

Bill siguió a León, sabiendo que estaban dirigiéndose directamente a la casa de los Stilinski y no a la guarida de Derek y un poco agradecido porque su mejor amigo lo lleve allí.

A lo lejos logró ver cómo la patrulla de Stilinski apagaba sus luces, ya era por completo de noche cuando León y Bill habían salido y seguro la guardia de Noah había terminado.

Y entonces todo se detuvo para Bill, porqué allí a la distancia se encontraba Stiles parado en la puerta a la espera de que su padre salga de la patrulla.

—Cenaré y volveré a salir, asegúrese de seguir patrullando el bosque, el niño siempre suele estar por allí, seguro se habrá perdido. —estaba diciendo Noah con el micrófono de la radio.

—¡Stiles! —gritó León desde la distancia, ambos seguían corriendo pero ahora Bill apuró el paso al ver como Stiles volteó hacía ellos y su expresión derrotada cambió por completo al verlo.

—¡Billy! —gritó Stiles, y con sorpresa Bill observó como Stiles corrió hasta él para encontrarlo en un fuerte abrazo.

Ambos se detuvieron uno frente al otro y a Stiles no le tomó un segundo antes de rodear a Bill por los hombros en un fuerte abrazo, Bill rodeó la cintura del mayor y acomodó su rostro sobre la curva del cuello de Stiles, por primera vez desde que se despertó logró respirar con tranquilidad.

—Ay estás congelado, Billy. —se quejó Stiles, haciendo un ruido de brr como si Bill lo hubiera congelado con el solo tacto.

—No puedo creerlo. —dijo Noah al salir del auto, Bill se asomó por el hombro de Stiles para observar al sheriff—. La próxima vez que desaparezcas esperaremos al segundo día por la noche antes de comenzar a asustarnos niño. —bromeó con diversión Noah, y Bill logró olfatear en el aire cómo una fuerte onda de tranquilidad cubrió al mayor.

—¿Tienes frío? —susurró Stiles cerca de su oído, Bill negó con la cabeza, pero aún así se alegró de sentir cómo las manos de Stiles comenzaron a frotar círculos en sus hombros y brazos desnudos.

Oh sí, los cazadores me destrozaron la remera.

—Ten, Bill. —Noah le extendió su chaqueta del sheriff y Stiles se apartó del abrazo para tomarla.

Stiles ayudó a Bill a que se coloque la chaqueta beige y finalmente Bill sintió cómo todo su cuerpo se relajaba.

—¿Cómo lograste encontrarlo? —preguntó Stiles a León, volviendo acercar a Bill para otro abrazo, colocando su mano sobre el cabello rizado de Billy y manteniéndolo cerca de su cálido cuerpo.

—Las cámaras. —dijo León simplemente, encogiéndose de hombros.

Bill escuchó con atención los latidos del corazón de su amigo, notando que lo que dijo fue una mentira, pero sin estar dispuesto a volver a señalarlo.

Después de todo, fue León quién logró rescatarlo, y notó que aún no le había agradecido por ello.

Ya, ya... Deberían darme el premio al mejor amigo del año, ¿no?

—Gracias por encontrarme Li. —susurró Bill, volteando su rostro para observar a su mejor amigo, quién le sonrió con emoción.

—Siempre Billy. —le respondió su mejor amigo, sacando su teléfono al sentir un nuevo mensaje—. Es Isaac, ya lograron captar tu aroma otra vez, les diré que... ¿Te quedas con Stiles esta noche?

Bill levantó la vista para observar a Stiles quién asintió rápidamente, formando un pequeño puchero con sus labios y apretando más a Bill en un abrazo.

—Se queda conmigo. —afirmó Stiles, a lo que León simplemente asintió, se aseguró de saludarlos a ambos y luego salió corriendo—. ¿En donde queda la guarida de Derek?

Bill sonrió divertido al escuchar la curiosa pregunta de Stiles y negó con la cabeza.

—Tengo frío. —mintió Bill, solo para cambiar de tema, Stiles lo miró con los ojos entrecerrados pero finalmente asintió.

—Bien, bien, tú ganas. Vamos adentro. —Stiles lo soltó del abrazo pero aún así lo mantuvo cerca rodeando sus hombros con uno de sus brazos después de subirle el cierre de la chaqueta a Bill.

Ambos entraron siguiendo a Noah, cenaron algo rápido y después Bill tomó una cálida ducha mientras Stiles lo esperaba en su habitación con la promesa de comer helado de postre.

Bill comenzó a cambiarse, sin poder evitar la emoción que lo rodeaba al volver a ponerse ropa de Stiles, aquella tarde sintiéndose completamente lejana para él, casi como si nunca hubiese ocurrido.

Sabe que esa tortura no tendrá un impacto físico en él, pero con sorpresa, observa que tampoco fue un real impacto psicológico, una vez que se reencontró con Stiles simplemente olvidó todo lo malo que le había ocurrido ese día.

—¿Es de menta? —preguntó Bill, entrando a la habitación con cálidas prendas de ropa que olían a Stiles y sintiéndose como en casa.

—Sí, aquí tengo tu estúpida menta. —bromeó Stiles, enseñándole un tarro distinto al que él estaba sosteniendo, que ya estaba comenzado porque Stiles no había logrado esperarlo.

—Es el mejor sabor.

—Dijo nadie nunca. —siguió Stiles, tomando de su propio helado y haciéndole espacio a Bill al lado de la cama.

Ambos tomaron el helado en un tranquilo silencio y solo cuando Bill estaba a punto de terminar sintió la intensa mirada de Stiles en su rostro.

—¿Qué? —preguntó Bill con curiosidad.

—¿Vamos a hablar de eso? —preguntó Stiles, sus ojos miel se encontraban observándolo con una abierta curiosidad.

Bill sintió su rostro sonrojarse al instante, y terminandose su helado dejó el tarro en la mesa auxiliar y se arrojó de espaldas sobre la cama.

—¡Uy que sueño! —gritó Billy, escuchando el bufido que soltó Stiles.

—Billy... —comenzó Stiles, quién también dejó su helado y volteó a verlo, acercando una de sus manos para pellizcar el costado de Bill y logrando que el rubio sisee y voltee a verlo muy ofendido.

—En serio tengo sueño. —dijo Billy, frunciendo el ceño y haciendo un pequeño puchero con su rostro.

Stiles alzó las cejas, mirándolo de manera escéptica.

Bill fingió un largo bostezo que pronto se convirtió en un bostezo real que pareció no tener fin y logrando que Stiles se ría de él.

—¿Estás bien?

—Tengo sueño.

Bill cerró sus ojos y fingió un ronquido.

—Billy me besaste...

Bill dió media vuelta, dándole la espalda a Stiles y escuchando la risa divertida del mayor.

—¿No hablaremos de ello?

Bill volvió a fingir otro ronquido, completamente dispuesto a ignorar la situación incómoda.

—Está bien, está bien. Pero mañana tendremos esa conversación, ¿eh?

Stiles volvió a pellizcar su costado y Bill logró darle una patada que casi lo arroja fuera de la cama.

—¡Hey, lobo! Cuidado con el humano! —reprochó Stiles, pateandolo de regreso, Bill se rió sobre la almohada de Stiles—. Buenas noches Billy.

Gracias por no insistir Stiles... Aún no quiero que me rechaces, prefiero que sigamos siendo así, amigos divirtiéndose, no pienses en el beso y yo intentaré no hacerlo.

—Buenas noches Stiles.

¡BUENAS BUENAS!

Billy en el capítulo de hoy:


En finnn, ¿QUÉ PASÓ CON LEÓN? OMG, cuánto misterio che. ¿Qué dicen ustedes, ya tienen sus teorías listas?

¿Qué les pareció el capítulo de hoy?

¡Si les gustó no se olviden de votar y comentar! ♡⁠

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