02.03 Shape Shifted
—¡¡Derek!!
Gritos llamando al alfa se escucharon seguidos de rápidos pasos bajando las escaleras al sótano abandonado.
Bill se dió media vuelta, pasándose el dorso de la mano por su frente para apartar su cabello que había comenzado a pegarse por el sudor.
Frente a él, Derek volvió a su transformación de humano, le dió una intensa mirada a Bill que el rubio sabía que significaba quédate aquí.
—¿Qué sucedió? —preguntó el alfa con su voz nivelada.
León asomó su cabeza por la puerta abierta vagón de tren frente a Bill para observar que estaba sucediendo.
—¿Isaac? —le preguntó León levemente, Bill miró a su amigo por sobre su hombro y se encogió sin estar completamente seguro.
Derek aún no les presentaba a ninguno de los betas que había elegido, solo les dió los nombres y les avisó que ya había mordido al primero: Isaac Lahey.
—Mi papá... Creo que él está muerto. —dijo el recién llegado, respirando agitadamente y acercándose hasta Derek.
Bill volvió la vista al frente, notando que efectivamente era Isaac Lahey.
León había logrado encontrar fotografías de los tres próximos betas de Derek y la única razón por la cuál Bill notó al primer segundo de verlo, fue porque pasó unas buenas pares de horas observando la foto de Isaac cuando León se la envió.
Sí, entonces el tipo era atractivo pero ¿quién podría culparlo? Bill aún tenía emociones muy confusas por Christian Martin, y unas mucho más confusas por Stiles Stilinski.
Había decidido no ponerle nombre a ninguna de esas emociones, sabiendo que aún no estaba listo para enfrentarse a la realidad de lo que sabía que significaba todo eso.
Entonces, si Bill quería distraer su mente de los confusos sentimientos y le llegaba una foto de su atractivo próximo lobo en la manada, Bill no desaprovecharía la oportunidad.
—¿Qué fue lo que hiciste? —preguntó Derek, casi sin intentarlo sus ojos se habían puesto de un color rojo intenso mientras miraba a Isaac.
—Esa es la cosa... —Isaac suspiró temblorosamente, negando con la cabeza—. No fuí yo.
Derek frunció el ceño en confusión, y desvío la vista hacía atrás para encontrarse a Bill, quién le sonrió inocentemente.
—¿Ustedes tuvieron algo que ver? —les preguntó Derek.
—¿Con la posible muerte del golpeador de chicos? Por supuesto que no. —dijo León rápidamente antes de que Bill pueda negarse.
Observó la mirada de sorpresa que Isaac le dedicó a León y esta vez Bill no se quedó en silencio.
—¡Derek, ya preséntanos! —se quejó Bill infantilmente, Derek lo miró con aburrimiento pero después de unos segundos asintió.
—Bien. Isaac, ese es Bill y ese es León. —señaló Derek rápidamente—. Ahora vete.
—¡Hey, no tan rápido! —dijo León, saliendo finalmente de la cabina y acercándose hasta donde Bill estaba parado sonriéndole a Isaac—. Vamos ven, no mordemos.
—Aún.
León miró a Bill con una pequeña sonrisa y repitió el comentario de su amigo—. Aún.
Isaac los miró aún con esa mirada medio asustada y medio confundida que discordaba demasiado con su cuerpo tonificado y sus rasgos afilados.
Medía al menos dos cabezas más que Bill pero su postura no era autoritaria, casi parecía que quería esconderse en sí mismo con los hombros bajos y la mirada perdida.
Pronto, las ideas de lo atractivo que era Isaac y cómo Bill podría aprovecharse de eso quedaron todas atrás porque el único pensamiento que recorrió su mente es que ese chico debía ser protegido a toda costa.
—Puedes decirme Billy. —dijo el rubio, extendiendo su mano hacia Isaac, que se quedó un par de segundos mirándolo hasta que finalmente se acercó y estrechó sus manos.
—Y a mí... Eh. Aún no encontramos un apodo apropiado para mí pero Li o L' están bien. —siguió León, dándole una amistosa sonrisa y un suave golpe en el hombro a Isaac que hizo que el más alto se sobresaltase.
Derek acaba de darle poderes inhumanos a un pobre gatito asustado. Pensó Bill para sí mismo, observando como aún Isaac seguía en silencio. Un gran gatito.
—¿Quieres quedarte esta noche con nosotros? —preguntó Bill, señalando el vagón a sus espaldas.
Isaac volteó a ver a Derek en busca de su aprobación y Derek miró a Bill intensamente como si estuviera intentando retarlo por haberlo invitado, pero finalmente volvió la vista a Isaac y le dió un firme asentimiento.
—Claro. Me gustaría. —dijo Isaac dándoles una pequeña pero genuina sonrisa.
Bill y León asintieron a la par y tomaron ambos brazos de Isaac, comenzando a dirigirlos a su parte del vagón abandonado allí.
Derek no quería que resulte todo esto demasiado cálido y hogareño pero a Bill y a León no podía importarles menos y pronto habían logrado crear un fuerte de mantas muy cómodas, cubriendo todo el acero oxidado y colocando almohadas y mantas por aquí y por allá.
El vagón era lo suficientemente grande como para que Derek también se acueste a dormir con ellos si quería, pero el alfa nunca lo hacía ya que se la pasaba como un maldito búho mirando y vigilando de un lado al otro todas las noches en la puerta del vagón.
Al menos ahora Isaac podría dormir en el lugar que le habían preparado a Derek.
—¿Qué pasará mañana? —preguntó Bill al aire, una vez que los tres se encontraron cómodamente acostados.
—¿Qué pasa mañana? —preguntó Isaac confundido a su lado.
—Es la luna llena.
—Nuestra primera luna llena. —remarcó León.
—No pasará nada, irán todos a la escuela y regresarán directamente aquí. —ordenó Derek desde la distancia, pero los tres habían logrado escucharlo por sus mejorados sentidos.
—¿Ir a la escuela? ¡No es necesario! —se quejó Bill, haciendo un ademán con su mano en el aire para restarle importancia.
—El padre de León tiene la tutela de ambos y me dijo que les dijera que si siguen faltando volverán los dos a casa de Deaton y los pondrá a trabajar en la veterinaria. —dijo Derek, caminando hasta ellos y cada vez escuchándose desde más cerca hasta que estuvo justo frente a los tres betas acostados.
Bill rodó los ojos y soltó un fuerte y escandaloso suspiro.
—¡Bien! De todos modos yo quería ir.
Le tomó a Bill al menos unas buenas dos horas quedarse dormido, pero al menos en ese tiempo pudo sentir con emoción cómo el aroma de la incomodidad de Isaac se iba desvaneciendo lentamente y de a poco se iba relajando hasta quedarse dormido.
El día de la luna llena llegó casi sin avisar y pronto Bill y León estaban corriendo por las calles porque ambos iban a llegar tarde a su próxima clase.
Al final, efectivamente llegaron tarde, pero no importaba porque ambos tenían las suficientes buenas notas como para que el profesor se las deje pasar.
Bill, como de costumbre estuvo toda la clase distraído y la clase que siguió también, y así durante las próximas tres clases hasta que sonó la campana anunciando la hora del almuerzo.
¿Qué pasó con Christian Martin?
Era una de esas preguntas que surgían de vez en cuando durante el almuerzo y la primera pregunta que escuchó Bill al salir a los pasillos.
Christian desapareció y fue raro, porque Chris era esa clase de tipo lo tenía todo, era alto, atractivo, un atleta, pelirrojo y encantador, con el mundo en la palma de su mano, ¿verdad? entonces, ¿por qué abandonaría todo eso?
Por otro lado, Christian también era un poco idiota, y mucha gente estaba muy contenta de que ya no estuviera presente, pero Bill no era uno de ellos, seguía preocupado por él aunque apenas ahora puedan comenzar a llamarse amigos.
Cuando Bill y León entraron a la cafetería de la escuela, inevitablemente Bill pudo escuchar los cientos de voces relampagueando y hablando todos a la vez como si estuvieran susurrándole al oído y no a metros de él como era en realidad.
Bill aún no se acostumbraba a tener sus sentidos mejorados incluso con los exhaustivos entrenamientos de Derek.
Al principio cree que no le importaría mantenerlos agudos todo el tiempo.
Pero ahora, escuchando los cientos de voces a su alrededor solo desearía poder tener un botón de apagado que pueda presionar para acallar todas esas voces irritantes hablando acerca de Christian.
Escuché que le agarró depresión después de lo que le sucedió a Lydia.
Escuché que salió del closet y sus padres no lo aceptaron y él huyó de casa.
Escuché que después de que Dylan lo haya dejado de lado se intentó matar y ya lo vieron en el hospital un par de veces.
Escuché que lo transfirieron a una escuela nueva para que no le suceda lo mismo que a su hermana.
Escuché que se volvió adicto a las drogas y lo tuvieron que llevar a uno de esos lugares para que se recupere.
Escuché que Bill Jecksen tiene algo que ver con su desaparición, la última vez que se lo vio a Chris estaba con ese raro.
Escuché que su hermana se volvió loca e intentó matarlo.
Bueno, Bill estaba convencido de que todas esas teorías eran solo eso, teorías.
La mayoría falsas y sin fundamentos, pero aún así, quería saber qué era en realidad lo que le sucedió a Christian.
Ya que podía correr su nombre por el aire pero pronto las conversaciones se irían a otra parte porque a nadie realmente le importaba lo suficiente Christian Martin como para iniciar una investigación profunda de qué fue lo que le sucedió.
Pero esta es la cuestión: incluso si hubieran preguntado por ahí, ni siquiera las personas que realmente deberían haberlo sabido lo sabían.
Lydia Martin ni siquiera sabía en dónde se encontraba su hermano, cuando Bill le preguntó la otra vez ella sólo respondió que debería estar por ahí como siempre sucede cuando algo malo ocurre en su vida.
Después de la mordida de su hermana, Christian se esfumó en el aire a plena mitad de su último año en la secundaria y eso es todo lo que realmente Bill sabía.
—¿No captaste a Chris en tus cámaras? —preguntó Bill de repente, mirando a su mejor amigo a su lado y observando como León levantaba la vista de su diario.
—¿Argent o Martin?
—Martin.
—Nope. ¿Por qué? ¿Siguen hablando de él? —preguntó León, volviendo su vista al anotador mientras Bill asentía y le daba una mordida a su manzana verde.
—¿No puedes oírlos? —le preguntó Bill con curiosidad.
León alzó la vista una vez más y se concentró, frunciendo el ceño y cerrando los ojos en un intento de poder escuchar las conversaciones en la cafetería, pero pronto se rindió.
—No. —admitió su amigo encogiéndose de hombros—. Derek dijo que ya no soy tan fuerte como hace unos días y ya no corro tan rápido como tú. ¿Tal vez fue temporal?
—¿Por culpa del podrido Hale? —preguntó Bill no sin un poco de diversión. León le sonrió y asintió.
—Papá dice que mi cuerpo aceptó la mordida, pero que tal vez haya algo en mí que seguirá mostrándome cambios sobrenaturales pero ninguno permanente hasta que haya uno que se adecué conmigo. —explicó León, escribiendo un par de renglones más y pasándole el diario a Bill—. Toma, lee.
Bill tomó la manzana entre sus dientes y con ambas manos sostuvo el diario, leyendo rápidamente la página.
Lobitos lobitos Auu. Era el título que León había puesto, seguido de una lista de nombres.
Elegidos por Derek: Bill Jecksen, Jackson Whittemore, Isaac Lahey, Erica Reyes, Vernon Boyd.
Elegidos por Lelly: Christian Martin, Dylan Whittemore, Mabel Harris, Ryan Greenberg.
Bill extendió una de sus manos para apartar la manzana que estaba sosteniendo entre sus dientes, no sin darle una nueva mordida antes—. ¿Crees que Derek aceptará nuestras sugerencias?
—Billy, traga. —bromeó León, al escuchar a su mejor amigo hablar con la boca llena.
Bill sonrió con los labios cerrados, sintiendo el deja vu de cuando él mismo le había pedido lo mismo a su amigo.
De ese momento hasta ahora parecía que habían pasado años pero en realidad no fueron más que solo semanas.
Mientras Bill tragaba su manzana sintió como su teléfono vibraba en su bolsillo con nuevos mensajes.
Bill sacó el teléfono y lo desbloqueó con una mano, observando que todos los mensajes eran de Stiles.
¿Sabías que había otro hombre lobo?
Espera, ¿Derek fue quién lo mordió, cierto?
Espera, ¿Tú ya lo sabías, cierto?
Espera...
Estás ocultándome cosas Billy?
Bill sonrió divertido, observando todos los mensajes de Stiles.
Se limpió la mano con la que sostuvo la manzana contra la ropa de León y pronto tomó su teléfono entre ambas manos respondiendole a Stiles.
Duh.
Por supuesto que sabía.
Derek me cuenta todo je.
¿Cómo te enteraste?
Espero un par de segundos y pronto recibió las respuestas de Stiles, León se había asomado por sobre el hombro de Bill para revisar con quién estaba hablando.
—Oh, es Stiles. Creí que sería ese Jackson. —se quejó León, volviendo su vista a su propia bandeja de comida y decidido a dejar el diario atrás para concentrarse en la hamburguesa frente a él.
—¿Jackson? Creo que ahora él me odia. —se quejó Bill, al mismo tiempo que leía los mensajes de Stiles.
Scottie lo sintió en los vestuarios.
Y después tacleó a todos los jugadores hasta que lo encontró.
Pero entonces si es un lobo de Derek? Cuál es su nombre? Porque creo que te tengo malas noticias.
Bill frunció el ceño, mirando con confusión el último mensaje y respondiendole que sí y que su nombre era Isaac Lahey.
Oh... Eh Billy?
Mi papá acaba de llevarse a Isaac Lahey a la comisaría.
—Mierda.
—¿Qué sucede? —preguntó León a su lado, Bill le enseñó su teléfono y con rapidez León leyó todo—. Oh-oh...
—Debemos decirle a Derek. —dijo Bill, poniéndose de pie rápidamente.
León miró con lástima su hamburguesa a medio comer pero finalmente asintió, levantándose junto a Bill y comenzando a salir del comedor.
—¿Crees que tu padre nos diga algo por saltarnos la última clase? —preguntó Bill, decidido a llamar a Stiles, colocándose el teléfono en su oído y esperando a que del otro lado responda.
—Espero que no.
—¿Billy? —la voz de Stiles se escuchó desde su teléfono y Bill no pudo sonreír.
—¿Cómo que tu papá se llevó a Isaac? ¿En dónde estás tú ahora? —preguntó Bill rápidamente, colgándose la mochila a su espalda y acompañando a León a su casillero a que guarde el resto de los libros.
—Sí. Y uhm... Eso no es lo más malo.
—¿Qué es peor?
—¿Recuerdas Gerard, el tipo que tú, Scott y Derek vieron la otra vez en el bosque? —Stiles preguntó y Bill se congeló en su lugar al escuchar ese nombre y recordar esa noche.
—¿Qué pasa con él? —dijo Bill con cuidado, volviendo a retomar el paso hasta donde León ya estaba en su casillero agarrando pilas para sus cámaras y un par de micrófonos nuevos.
—Es el director de la escuela.
—¿Qué? ¿Por qué estaría allí?
—Quiere controlar a todos los hombres lobo que estén estudiando. —respondió León a su lado, Bill lo miró con sorpresa ya que creyó que León no podía escuchar más—. No puedo escuchar las cientos de voces en la cafetería pero sí la de Stiles desde cerca.
—¿Ese es León cierto? ¿Dijo algo de controlar a los lobos de la escuela? Porqué eso es básicamente lo que yo me estaba imaginando. —admitió Stiles al otro lado de la línea.
—¿En dónde estás ahora? ¿Ya saliste?
—Huh no. Tengo detención, el idiota de Harris, ya sabes. —la voz de Stiles sonó medio apagada pero Bill lo comprendió.
Hace un par de días Stiles le había comentado que un profesor le agarró por desquitarse con él porque su padre casi lograba encarcelarlo y le había hecho demasiadas preguntas.
—¿Llegarás a tiempo? —preguntó Bill, comenzando a seguir a León una vez que su amigo cerró el casillero y se colgó su propia mochila al hombro, ambos comenzando a caminar por los pasillos para salir de allí.
—Claro, ya te lo había prometido. Llegaré a tiempo antes de que lo peor de la luna llena llegue. —le respondió Stiles con seguridad, una voz de fondo se escuchó desde el otro lado y Stiles bufó—. Ya debo entrar a detención, te llamo cuando salga, tú espérame en casa.
Y con eso, Stiles cortó la llamada.
—Entonces... No tenías pensado volver con Derek. —comentó León con diversión después de un tiempo en silencio.
Ambos ya habían salido de la escuela y habían comenzado a caminar hasta el escondite del alfa.
—Stiles y yo lo hablamos la noche en que Derek me mordió. Y Stiles me dijo que él podría ayudarme de una forma no violenta a que pueda controlarme. —explicó Bill, encogiéndose de hombros.
—¿Crees que Derek será violento con nosotros? —preguntó León, pensativo.
—No estoy seguro. Dudo que Derek tenga esos planes pero no iba a perder la oportunidad de estar con Stiles. —admitió Bill.
—¿Y si lo lastimas?
—Nunca lo haría.
—Dudo que es algo que puedas controlar, Billy.
—Tsk, eso es porque no tienes fé en mí. —Bill bromeó, intentando apartar con rapidez el pensamiento de que realmente podría llegar a herir a Stiles.
Pero si Stiles ya había logrado sobrevivir a Scott, Bill no era una amenaza.
Pronto llegaron hasta la guarida de Derek para encontrarse con el Alfa que estaba a punto de irse.
—¡Derek tenemos que decirte-
—Ya sé Bill, la policía se llevó a Isaac. —lo cortó rápidamente Derek, subiendo las escaleras que ambos acababan de bajar.
—Sí, eso era...
—Ya está a punto de oscurecer así que quiero que los dos se queden aquí, ¿está claro? yo me encargaré de liberar a Isaac antes de que haga alguna otra estupidez.
—Isaac no mató a su padre. —replicó Bill en defensa de Isaac.
—Lo sé, pero se dejó atrapar, esa fue la primera estupidez. Ahora, ¿seguirás quejándote o ya puedo ir a buscarlo?
Bill lo despidió con un movimiento de mano y Derek alzó una ceja ante eso pero finalmente suspiró y abandonó el lugar, dejando solos a Bill y a León.
—¿Y ahora? —preguntó Bill, observando como su mejor amigo tecleaba algo en su propio teléfono.
—En realidad Billy, no eres el único con planes. —comentó León con una pequeña sonrisa, mostrándole su teléfono a Bill para que pueda leer la conversación.
Era con Lydia y básicamente allí ella le pedía a León que la acompañe en la luna llena solo para estar seguros de eso.
—¿Qué es eso? —preguntó Bill, alzando las cejas con diversión.
—Quiere asegurarse de que es inmune. —explicó León.
—¿Y cuándo sucedió esto? —preguntó Bill señalando en general la repentina cercanía de León y Lydia.
—Cuando la encontré en el bosque. —respondió León encogiéndose de hombros.
Oh, cierto.
Esa noche que Bill había querido salir en busca de Lydia mientras esperaba a Derek, finalmente todo había terminado con una amenaza de guerra por parte de los cazadores y la búsqueda de la pelirroja había quedado en el olvido.
Pero solo para Bill, ya que León se quedó en el bosque hasta que finalmente la encontró, la había cubierto con su chaqueta y la acompañó hasta el hospital en donde finalmente había llamado a Bill para contarle todo.
De eso ya habían pasado bastantes días y Bill aún seguía sintiendo un repentino y pequeño pánico al recordar cómo el omega fue partido a la mitad justo frente a él.
—Okay entonces... ¿Nos vamos? —señaló Bill las escaleras.
León asintió y ambos volvieron a partir, al salir observaron como ya había comenzado a oscurecer, ambos miraron sus manos en busca de garras o uñas pero aún así nada nuevo.
—¿Ojos? —preguntó Bill, ambos se miraron a los ojos pero rápidamente negaron—. Bien... Puede que aún falte.
Después de despedirse de León a Bill no le tomó más de media hora en llegar a la casa de los Stilinski, caminando directamente a la habitación de Stiles y esperando encontrarlo allí.
Grande fue su decepción cuando el chico no estaba.
Pero no duró mucho, ya que el tono de llamada de Stiles llamó su atención.
—¿Stiles?
—Hey, perdona. Harris acaba de dejarme salir. Literalmente recién. Y tuvo mi teléfono todo el tiempo. Billy escúchame, tengo que hacer algo muy rápido antes, ¿está bien?
Del otro lado de la llamada Stiles parecía apurado, pronto el ruido de las llaves se escuchó y como Stiles se subía al Jeep.
—¿Qué tienes que hacer? —preguntó Bill, sintiendo como lentamente la molestia comenzaba a crecer en él.
—Solo algo rápido, debo avisarle algo a Scottie y ya estoy allí, ¿está bien?
—Bien.
—Billy... Conozco ese tono.
—¡Dije que bien! —se quejó Bill, mirando por toda la habitación de Stiles y deteniéndose en el armario lleno de ropa que desprendía el suave y encantador aroma de Stiles.
—Mira, en compensación por la tardanza podrías comer el helado que compré para papá. Está abajo en el freezer, luego lo repondré.
—¿Crees que con helado vas a mejorar el que no estés acá? —se quejó Bill, pero aún así desvío la vista del armario y miró a la puerta, comenzando a dar un par de pasos hasta ella.
—Conozco tus debilidades. —bromeó Stiles, mientras Bill había bajado las escaleras y ya estaba a pasos de la heladera—. ¿Ya estás frente al helado, cierto?
—Tal vez... Entonces, ¿no vas a tardar mucho?
—No, no, tranquilo. Estaré allí.
Y con eso, Stiles cortó la llamada.
Bill no pudo evitar soltar un bufido pero finalmente se decidió y tomó el helado del freezer, era de chocolate y parecía que apenas fue abierto solo un par de veces.
Cuándo lo abrió se encontró solo la mitad llena pero aún así fue suficiente para distraerlo.
Se preguntó que debería avisarle Stiles a Scott y con esas ideas en mente subió las escaleras una vez más mientras chupaba una cuchara con en el helado de chocolate.
En quince minutos Bill ya se había terminado el helado.
Y más que tranquilizarlo había hecho todo lo contrario, sintió cómo se encontraba más despierto y había comenzado a saltar en su lugar sintiendo como su cuerpo se llenaba momentáneamente de una fuerte adrenalina.
Se encaminó hasta el armario de Stiles y observó la ropa, intentando contenerse a sí mismo de no comenzar a olfatear todo.
Bueno... Bill era una persona muy impulsiva.
Pronto comenzó a quitarse toda la ropa, colocándose rápidamente todo lo que encontró de Stiles, hasta que estuvo con unos shorts grises de gimnasia, una remera roja y una camisa azul, todo en buen estado y sin ninguna pista de que Stiles ya las había usado además de su sutil aroma a ansiedad y sarcasmo.
Nada combinaba con nada pero eran las prendas de ropa que más olor a Stiles tenían así que Bill se sintió conforme con ello mientras se arrojaba a la cama de Stiles.
En menos de cinco segundos sintió cómo sus ojos comenzaban a entrecerrarse y lo último que Bill pudo observar fue el tarro de helado vacío en la mesa auxiliar al lado de la cama.
¿Stiles me...?
Y antes de que pueda formular la pregunta en su mente Bill se durmió.
No sabe cuánto tiempo ha pasado, pero la próxima vez que se siente consciente hay movimiento por toda la habitación de Stiles hasta que finalmente Bill abre sus ojos somnolientos.
—¿Stileees? —llamó Bill, sentándose en la cama y frotándose los ojos con ambas manos.
—Hey, Billy. —saludó Stiles, deteniendo todo movimiento en la habitación al ver que el rubio estaba despierto—. Huh, te quedaste dormido y preferí no despertarte.
—¿Eso pasó? —preguntó Bill, mirando la mesa auxiliar pero el pote de helado ya no se encontraba allí.
—Claro.
Stiles no parecía nervioso, pero Bill no pudo hacer que sus sentidos se concentren lo suficiente como para averiguar si le estaba mintiendo o no ya que todavía se encontraba un poco adormilado.
Bill bajó la vista a la ropa que llevaba puesta, asegurándose de que no había soñado que se cambió la ropa de Stiles y lo del helado y eso no fue también un sueño.
Y sí, allí estaba la remera azul, la camisa azul, la remera roja y los shorts grises.
Solo que esta vez, Bill notó algo que antes no había visto, allí sobre su pecho había un corte que recorría desde la camisa roja hasta la remera azul, perforando ambas prendas de ropa en exactamente el mismo lugar.
Un agujero pequeño como el de una bala.
—Huh, ¿Stiles?
—¿Sí? —preguntó Stiles, con la mirada en su laptop y tecleando rápidamente sobre ella.
—¿Alguna vez te dispararon?
Stiles alzó la vista mirándolo con diversión—. ¿No? ¿Y a ti?
Bill murmuró una respuesta, asegurándose de que lo que recordaba estaba bien y ninguna de las prendas de ropa había tenido antes ese pequeño agujero.
Cuando analizó una vez más la remera roja, notó que había una pequeña aura bordó que sólo podía tratarse de sangre, que esa definitivamente tampoco estuvo allí cuando se durmió.
Bill se levantó la remera, sabiendo que buscar una herida sería inútil ya que se habría curado.
—¿Stiles...? ¿Estás seguro de que yo me quedé aquí toda la noche?
—¿Por qué? —preguntó Stiles, finalmente girando la silla y mirándolo, sus ojos se desviaron rápidamente al mismo punto que Bill estaba analizando—. Oh.
—Stiles creo que a mi sí me dispararon...
***
CHAN CHAN CHAN
Hoy ví a un lector portugués y me súper emocioné y me agarró curiosidad, ¿Desde que país están leyendo Iris? Me sigue sorprendiendo que tan lejos puede llegar una historia mía.
Y ahora sí, la pregunta del millón, ¿Qué les pareció el capítulo de hoy?
¡Si les gustó no se olviden de votar y comentar!
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