01.14 Formality
León se despertó sobresaltado y a Bill no le tomó un segundo acercarse a la pequeña camilla improvisada que habían logrado hacerle a León.
Ahora la sala veterinaria se encontraba ocupada también por Scott McCall.
Alan y Bill habían tenido que prepararle a León un lugar cómodo para que siga descansando mientras Deaton curaba al hombre lobo.
—Hey amigo, ¿cómo te encuentras? —preguntó Bill, ocultando un bostezo con una de sus manos y sosteniendo suavemente la cabeza de León, que intentaba sentarse—. Tranquilo, con cuidado.
León suspiró temblorosamente, ayudándose con ambas manos sobre las mantas para poder sentarse, Bill lo empujó por sobre los hombros y lo acercó a la pared para que pueda recostarse en ella.
—Agua... —susurró León, con voz rasposa.
Bill asintió, asegurándose de que León este bien sentado antes de ponerse de pie y caminar por la habitación, pasando por al lado de la mesa de metal en donde McCall seguía dormido y alcanzando una botella de agua fresca.
—Ten. —le extendió Bill la botella al llegar una vez más al lado de su amigo, sentándose en la improvisada cama.
Eran solo muchas clases de sábanas y frazadas suaves que habían encontrado por el lugar, Alan había llegado de improvisto con Scott McCall con una herida de bala que necesitaba ser extraída para que Scott comience su proceso de curación.
—¿Qué sucedió con Scott...? —preguntó León después de haberle dado un par de tragos a su agua, Bill se recostó contra la pared justo al lado de León, viendo en frente a Scott en la mesa.
—Huh... Derek quería matar a Jackson o algo así... Pero Scott llegó a rescatarlo y entonces los cazadores llegaron a la mansión Hale y comenzaron a disparar. Scott protegió a Jackson y recibió una bala, tu papá dijo que tenía wolfsbane. —explicó Bill, sabiendo que él tenía muchísimas dudas acerca de lo que había ocurrido con León.
Peter Hale había mordido a León.
Su mejor amigo... Una criatura sobrenatural.
Pero aún así, decidió darle tiempo a su amigo para que lo explique por su cuenta.
Bill estaba ansioso y alterado, se había pasado toda la noche y todo el día vigilando el estado de León, la mordida justo en la cintura en dónde la marca de los dientes se seguía viendo.
Sin curarse.
Alan Deaton no había hecho muchos comentarios, le había dado un par de medicinas a su propio hijo pero se encontró ausente, Bill no sabía si eso era alguna clase de protección para sí mismo, o si el tipo estaría enfadado o decepcionado de León.
No logró conseguir una sola pista de lo que había sucedido con el padre de León, así que ahora le tocaría esperar a que su mejor amigo hable.
Una pequeña reacción alérgica se había comenzado a formar en el torso y los brazos de León y lo único que sabía Bill es que eso era una buena señal, de alguna forma.
—Mira, ves esa reacción... —señaló Alan Deaton, levantando las telas que cubrían la herida de León, Bill asintió y esperó por más información, siendo que fue la primera vez en horas que el hombre había hablado—. Es una buena señal. Solo hay que esperar a ver qué es exactamente.
¿Qué es exactamente?
¿León no iba a hacer hombre lobo?
Entonces Bill recordó las palabras de Derek.
No muchos sobreviven a la mordida de un alfa, hay algunos humanos que simplemente no están destinados a ello. Mayormente mueren y los que no lo hacen son algo más, pero no he conocido nada como ello.
Tal vez Alan Deaton sí había conocido a alguna otra criatura que se creó a partir de la mordida de un hombre lobo, pero si el hombre tenía o no esa información, no se la daría a Bill.
Alan Deaton era el tipo más misterioso que Bill había conocido en su vida.
Estaba lleno de secretos, eso lo sabía sin ninguna duda.
—Billy... —llamó León después de un rato en dónde ambos se encontraron en silencio, Bill volteó a verlo, desviando la vista de la camilla en donde se encontraba Scott y sonriéndole a su amigo.
—¿Mhm?
—Fuí a poner los micrófonos en la casa de los Argent... —comenzó León lentamente, sabía que eso era el inicio de todo lo que Bill quería descubrir así que se volteó para enfrentar mejor a su amigo, tomando una de sus manos entre las suyas y asintiendo con atención—. Lo conseguí, hablé un poco con Allison ella... Está sospechando del mundo sobrenatural, como demasiado. Y de su familia también, logré distraerla y poner los micrófonos como lo habíamos planeado y todo iba bien...
León se detuvo durante unos segundos, mirando su mano entre las de Bill, formando una fina línea con sus labios mientras intentaba no llorar y seguir con su historia, Bill apretó con suavidad su mano, en un gesto de estoy aquí, confía en mi, León le sonrió levemente, como pudo, y siguió contando.
—Si hay otra cosa que descubrí acerca de los hombres lobo es que no pueden tomarse fotos, nunca saldrán bien, siempre con esta neblina frente a ellos. Antes había intentado buscar fotos de Peter Hale pero... Jamás había conseguido ver bien su rostro. Y cuando me lo crucé en la calle saliendo de la casa de Allison y él me dijo que era familiar de los Argent... Le creí. —la voz de León temblaba.
Bill solo podía sentir como su enojo iba en aumento cada vez que escuchó algún detalle más, Peter Hale había engañado a su mejor amigo para morderlo, solo para él mismo poder ser más fuerte.
Los betas fortalecen la manada y León comenzaría a fortalecer a un asesino.
No era justo, nada de todo eso fue justo.
—¿León...? No debes seguir, amigo, descuida. —susurró Bill, mimando suavemente la mano de su mejor amigo, acariciando el dorso de su mano y mirándolo con lástima contenida.
Una solitaria lágrima bajó por la mejilla de León pero él rápidamente la apartó.
León siempre fue el más fuerte de los dos.
—No, está bien. —afirmó él, mirando una vez más a Bill—. Me dijo que él tenía un pequeño negocio que estaba intentando construir, me ofreció un puesto importante, él dijo que iba a poder ayudarlo... Y yo seguía estúpidamente equivocado, creyendo que que si decía que sí eso me acercaría más a la familia de cazadores. Cuando acepté y Peter me mostró sus colmillos y ojos rojos... Bueno, ya fue tarde.
Bill iba a decir algo, en señal de apoyo a su mejor amigo, alguna frase cursi y celebre que se le esté por ocurrir pero que sea exactamente lo que León necesite para saber que Bill no se iría de su lado, pero antes de que pueda intentarlo Alan Deaton volvió a la habitación.
—Ya alimenté a todos los animales. —dijo Deaton en dirección a Bill, rápidamente notando que su hijo también estaba despierto—. Hey, ¿cómo te encuentras?
—Como si me hubieran atropellado tres camiones. —admitió León, mirando a su padre con una pequeña sonrisa.
Para sorpresa de Bill, el papá de León bufó una risa y negó con la cabeza, acercándose a su hijo para medir su fiebre tocando la frente.
Ambos amigos soltaron sus manos al ver al mayor acercarse y Bill una vez más observó los brazos de León con pequeñas marcas rojas.
—¿Y a tí que te sucedió? —le preguntó León finalmente, observando los raspones que Bill tenía en sus manos y rodillas.
—Peter. —dijo Bill, como si aquello fuera toda la respuesta necesaria.
—Me habría gustado decirles que sería peligroso que se acerquen a Derek Hale. Oh esperen... —Deaton los observó a los dos con seriedad, y Bill se sintió un poco culpable porque él tenía razón, los había advertido desde el primer día que León y su padre se reconciliaron.
—Lo hiciste. —dijo León en un susurro apenado.
Bill observó como Alan alejó la mano de la frente de su hijo con un breve asentimiento.
—La fiebre está bajando, eso es bueno. —murmuró Alan, volviendo a levantarse y esta vez se acercó hasta la mesa de metal en donde Scott seguía dormido—. Deberías irte a casa Bill. —dijo sin mirarlo.
—¿Qué? ¿Por qué? —preguntó Bill, acercándose un poco más al costado de León, sin querer alejarse de su amigo.
—Porque mi hijo debe descansar. —declaró el hombre, mirándolo con advertencia.
Bill frunció el ceño mirando primero a Alan Deaton y después a León, notando que efectivamente su amigo se encontraba medio adormecido, intentando mantener sus ojos abiertos.
—Puedo quedarme, vigilar.
—Pero no lo harás. —concluyó Alan—. Tú también debes descansar, no has comido en casi un día completo y no tengo ni la más remota idea de cuándo fue la última vez que dormiste, ¿cuándo fue?
Bill guardó silencio, sin estar él mismo seguro de cuándo había sido la última vez que durmió.
En casa de Stiles.
¿Hace... dos días?
—Pero León... —murmuró Bill insistente, su amigo palmeó su hombro con suavidad y Bill volteó a verlo.
—Está bien, Billy. Debes descansar tú también, papá tiene razón. —dijo León y fue finalmente sus palabras las que lograron convencer a Bill.
Aún dubitativo, se levantó de la cama improvisada de León y después de despedirse de la familia Deaton se retiró, comenzando a caminar al único lugar en donde él quería estar y sabría que podría tener un buen descanso.
Comenzó a caminar lentamente, sintiendo sus rodillas arder por debajo de los vendajes que Alan Deaton le había colocado la noche anterior cuándo llegó herido.
Ahora ya había comenzado a oscurecer nuevamente en el pueblo, después de llegar la noche anterior Bill se había quedado al lado de su amigo durante un día completo, queriendo asegurarse de que León esté bien.
Le aseguró que el golpe en la parte posterior de su cabeza no lo dañó demasiado, y que la sangre no se debía a heridas de garras sino a que el golpe del hombre lobo con su puño lo había hecho caer sobre algo astillado del vestuario, ya que Deaton había logrado extraer un pequeño pedazo de metal en la herida que también cubrió.
No pudo evitar reírse un poco, en completa soledad, con el pensamiento de que probablemente Stiles pensaría que Bill era una momia o algo así.
Vendas en sus piernas, manos, la camisa de Stiles hecha jirones y la remera desgarrada justo en el centro de su pecho con marcas de garras, Bill se alivió que ese fuerte agarre de Peter solo haya destruido la camisa y que no haya tocado su piel en lo absoluto.
Lo que comenzó con una risa escandalosa en las calles oscuras y vacías terminó en lágrimas, y Bill no pudo evitarlas aún cuando quería hacerlo.
Lloró el resto del camino hasta ver a lo lejos la casa de los Stilinski con todas las luces encendidas y hasta la patrulla de policía con una iluminación roja y azul que Bill observó con misión borrosa.
Mientras más se acercaba, logró vislumbrar a Stiles y a su padre.
Ambos estaban teniendo una firme conversación mientras Stiles se movía de un lado al otro, gesticulando con sus manos moviéndose frente a él, parecía molesto por algo.
—Necesitamos más patrullas, ya buscamos por todo el bosque, él no está allí. Pide una orden de allanamiento y comencemos a buscar en casas. ¡Nadie lo vió desde el partido de Lacrosse! Pasó todo un día papá, necesitamos... —Stiles alzaba la voz, explicándole la situación a su padre mientras Noah escribía todo en una libreta y seguía asintiendo a las palabras de su hijo.
Bill se detuvo detrás de Stiles, aún a una buena distancia de ellos y un árbol estratégicamente cubriendo su vista pero dejándolo oír.
Escuchando como Noah Stilinski había comenzado a hablar en la radio, comenzando un operativo en busca de Bill Jecksen.
Y Bill, por supuesto, no pudo evitar llorar aún más.
Stiles estuvo buscándome, todo este tiempo él...
—¿Stiles...? —llamó Bill, finalmente saliendo de su escondite y comenzando a caminar hasta Stiles, quién dió vuelta rápidamente y abrió la boca sorprendido extendiendo sus manos una vez más.
—¡Oh por Dios ahí estás! —gritó Stiles, corriendo hasta él y deteniéndose justo en frente suyo, detrás de ellos Noah detuvo todo movimiento para observar a Bill.
Stiles lo miró con un poco de alarma al notar las garras en la remera que Bill traía puesta, sus ojos llorosos y sus manos y rodillas lastimadas.
—Stiles... —susurró Bill una vez más, en un tono suplicante que no pudo contener, él solo quería... Él necesitaba...
Y entonces Stiles lo abrazó.
—Oh, Billy. ¿qué sucedió? —preguntó Stiles, sosteniéndolo suavemente entre sus brazos, una mano en su espalda mientras la otra subió a acariciar su cabello.
Bill escondió su rostro en el cuello de Stiles, comenzando a llorar una vez más sin poder evitarlo.
Sabía que debería ser fuerte, pero estaba aterrado, nada había salido como él lo creyó.
Pronto todo dejó de ser un juego de niños, y la realidad de lo que estaban viviendo golpeó a Bill más fuerte de lo que Peter lo había hecho la noche anterior.
—Tengo miedo. —admitió Bill, aún con su rostro enterrado en la unión del cuello y hombro de Stiles, sintiendo como sus lágrimas caían sobre la tela de su camisa.
Stiles lo apretó más fuerte en el abrazo y lo levantó del suelo. Bill sintió sus pies flotar en el aire mientras se sujetaba mejor en los hombros de Stiles.
—Tranquilo, todo estará bien. —dijo Stiles, caminando hasta donde estaba su padre con Bill fuertemente abrazado a su pecho y dejando caer suavemente al rubio cuando llegó hasta Noah—. Lo encontré.
—Eso veo. —murmuró Noah, aún un poco aturdido.
—Es como un koala, creo que ya no piensa soltarme. —comentó Stiles, un poco divertido, pero aún así siguió abrazando a Bill mientras le daba pequeñas caricias en su cabello.
—Creo que se lo ganó. —siguió Noah, y Bill se asomó por sobre el hombro de Stiles para ladear su cabeza y observar al policía, que al ver que Bill lo estaba mirando le sonrió—. Me alegra que estés bien, chico. —Noah se detuvo un segundo, observando como Stiles había rozado la venda en su cabeza y como Bill se sobresaltó un poco—. O al menos que estés aquí... Sí... Deberíamos llevarte a un hospital pronto.
Pero Bill negó con la cabeza, apretándose más al cuerpo de Stiles y escondiendo nuevamente su cabeza en el cuello, sintiendo el suave perfume de Stiles.
—Creo que eso fue un no. —tradujo Stiles.
—Está bien, ya es tarde de todos modos. Debo volver al trabajo y tú tienes que ir a la escuela. —Noah señaló a Stiles, quién asintió pesadamente—. Y tú, ve a descansar. —esta vez tocó el hombro de Bill suavemente, quién asintió en silencio.
Pronto Noah se subió a su patrulla y el auto se alejo de ellos, fue entonces cuando Bill finalmente se separó de Stiles, observando como el contrario observaba el camino del auto de su padre.
—¿A la escuela? Ya es de noche. —preguntó Bill confundido, señalando el cielo como si Stiles no lo hubiera notado.
Mira, está oscuro. Casi dijo Bill, pero antes de que pueda hacerlo escuchó la risita se Stiles.
—Lo sé, hoy es el baile. —explicó Stiles, haciéndole una seña para que entren a la casa.
—¿El baile? —Bill frunció el ceño, creyendo que aún faltaba mucho para eso, no que estarían tan cerca. Stiles murmuró en aprobación.
¿Stiles tiene una cita para el baile?
¿Stiles lo iba a dejar solo en la casa mientras él se iba al baile con una chica?
¿Stiles lo iba a dejar solo?
¿Por un estúpido baile?
—Pero no tienes que ir. —intentó Bill, subiendo escaleras arriba y comenzando a seguir a Stiles.
—Tengo qué, invité a alguien. —dijo Stiles sonriente, mirando a Bill por sobre su hombro con curiosidad—. ¿Ya me dirás que te sucedió?
—¡Estás cambiando de tema! —se quejó Bill, adentrándose a la habitación de Stiles y dirigiéndose directamente a la cama desordenada, sentándose en esta y observando como Stiles preparaba ropa elegante al borde de la cama.
—Bueno sí. Pero también me gustaría saber que te sucedió. —Stiles detuvo todos sus movimientos para mirarlo y admitir—. Estaba preocupado, Billy.
Bill se quedó inmóvil, olvidándose de pronto de aquél extraño sentimiento que lo había recorrido los últimos minutos y sonriendo sin poder evitarlo.
—¿En serio?
—Por supuesto que sí. Ya casi eres como parte de la familia. —le respondió Stiles y nuevamente Bill frunció el ceño.
¿Parte de la familia?
Si llegas a decirme que me ves como un hermano o algo así... Tendremos problemas.
—¿Qué clase de problemas? —preguntó Stiles divertido.
Bill se sonrojó a más no poder, sin creer que realmente había dicho eso en voz alta.
—Huh... Eh... —Bill mordió su labio inferior, jugando con los vendajes que tenía en sus manos mientras observaba como Stiles finalmente encontró los zapatos que había estado buscando.
—¿No me ves como un hermano mayor, Billy? —se burló Stiles, completamente consciente del sonrojo permanente de Bill.
Bill podría responder, pero en cambio le arrojó una almohada en la cara a Stiles.
—Lo sabía. Sí me encuentras atractivo. —siguió diciendo Stiles divertido, y entonces, hizo lo más inesperado que Bill había visto hasta ahora.
Se quitó la camisa.
Justo frente a él.
Stiles se estaba quitando la camisa.
Y se colocó una camisa blanca, la que había preparado sobre el borde de la cama.
Correcto, solo se estaba cambiando para el baile.
Bill bufó, desviando la vista y sin ningún tipo de intención de responder a las burlas de Stiles.
—¿Entonces me contarás que te sucedió o podemos hablar de eso que me dijo León en el jeep la otra vez? —dijo Stiles, comenzando a abotonarse la camisa blanca y mirándolo de reojo.
Esa mirada traviesa y divertida, como si Stiles supiera todos los secretos de Bill.
Y aparentemente, los sabía.
Oye, Stiles. ¿Sabías que Bill necesita que alguien le enseñe a besar para su primera cita? Bill bufó con pesar al recordar como su mejor amigo lo delató, y llevando ambas manos a su rostro finalmente se decidió a tener la conversación menos incómoda.
—Fue Peter Hale. —admitió Bill, soltando un suspiro y retirando sus manos de su rostro para ver la mirada sorprendida de Stiles.
—¿Estabas con él? —Stiles preguntó, dejando de lado la idea de abotonar su camisa, recién iba por el cuarto botón y ya había dos veces que se confundió colocándolo en uno erróneo.
Bill asintió, haciéndole una seña para que se acerque y Stiles así lo hizo—. Llegué con Chris al partido de Lacrosse pero no te encontré por ningún lado... Y después hablé con Scott y llegaron Peter y Derek, pero en un momento le hicieron algo a Scott y perdió la consciencia y me llevaron a mí.
Bill había comenzando a abotonar la camisa de Stiles, como para tener algo en sus manos y distraerse mientras evitaba olímpicamente la mirada ansiosa y de lástima que Stiles le había dado.
—Scott nunca me dijo que estuviste ahí con él. —comentó Stiles, llevando una mano al cabello rubio y desordenado de Bill, echándolo hacía atrás y peinándolo un poco distraídamente.
—Mhm... Seguro no lo recordó, Peter le hizo algo. No pude ver bien qué pero no sonó como nada bueno. —dijo Bill, encogiéndose de hombros—. Y listo.
—Genial, gracias. —Stiles se volteó para seguir vistiéndose, dejando estar en el aire lo que había sucedido con Bill por unos segundos antes de preguntar—. ¿Y qué sucedió después?
Bill se encogió de hombros, no tenía muchas ganas de recordar lo asustado y traicionado que se había sentido esa noche, en cambio decidió decirle a Stiles otra cosa.
—Peter mordió a León. —dijo Bill, Stiles que estaba tomando los pantalones de vestir negros se congeló, mirando a Bill sin poder creerlo.
—Y él... ¿cómo está él? —murmuró Stiles, dejando de lado la idea de vestirse y acercándose para sentarse frente a Bill.
—No lo sabemos aún. Su padre dice que estará bien. —dijo Bill, encogiéndose de hombros.
—¿Su padre? ¿El veterinario?
—El que tú culpaste de ser el alfa, sí. —dijo Bill, un poco de reproche asomándose en su voz mientras miraba a Stiles con una pequeña sonrisa.
Stiles alzó las manos en rendición—. En mi defensa, Derek lo dijo primero.
—No deberías confiar en las conclusiones de Derek.
—Enseñanza aprendida. —Stiles marcó con su dedo índice un tic en el aire, y Bill no pudo hacer más que soltar una pequeña risita— Está bien, debo apurarme un poco aquí.
—Mejor no vayas. —pidió Bill, haciendo un puchero con sus labios, Stiles le sonrió divertido y comenzó a bajarse los pantalones rápidamente, colocándose los negros formales antes de dejar que Bill tenga una buena vista.
Bill chasqueó la lengua, negando decepcionado al ver los rápidos movimientos de Stiles.
—Parpadeaste y lo perdiste, rubio. —Stiles se burló, guiñándole un ojo y logrando que Bill se sonroje aún más—. Pero lo siento, debo ir. Me gustaría quedarme aquí contigo pero...
Stiles se detuvo, comenzando a colocarse una corbata azul oscuro y verde a rayas, pero estaba haciendo un completo desastre al intentar hacer bien el nudo.
—¿Algo de ayuda? —preguntó Stiles, mirándolo suplicante, esta vez él hizo un puchero.
Bill negó, cruzándose de brazos—. Si no tienes corbata no puedes ir al baile, suena perfecto.
Stiles soltó una carcajada, completamente animado por las negativas de Bill.
—Oh vamos, ayúdame y podría pensar acerca de esas clases. —dijo Stiles, acercándose hasta él y arrodillándose frente a Bill.
—¿Qué clases?
—Oh ya sabes, esas que tanto quieres de mí. Las de besos. —Stiles alzó las cejas sugestivamente, y Bill no pudo hacer más que soltar un bufido resignado.
Pero ayudó a Stiles con su corbata.
—¿Cómo sabes hacer eso de todos modos? —preguntó Stiles curioso, observando como Bill arreglaba el desastre que él había hecho.
—Solo no soy tan torpe como tú. —se burló Bill, feliz de por primera vez tener algo que arrojar en contra de Stiles ese día.
—¿Y...?
—Y papá me enseñó en su primera entrega de premios. —dijo Bill, con una sonrisa un poco triste, recordando los múltiples premios que su padre había ganado desde que Bill era pequeño.
—Oh.
—Pero más que nada porque tú eres más torpe que yo. —terminó Bill, dejando caer sus manos para ver el trabajo que había hecho con la corbata de Stiles—. Perfecta.
—Gracias otra vez. —dijo Stiles sonriente, alejándose para sentarse a su lado pero dándole la espalda para alcanzar los zapatos que dejó en el suelo.
Bill observó la espalda de Stiles y su cabello rapado que desde el día uno le había encantado a Bill. Tenía tantas ganas de acariciarlo, ver si sería suave, su cabello, por supuesto.
Y antes de que pueda estirar su mano para tocar a Stiles, el mayor se dió vuelta para mirarlo.
—¿Y ahora qué harás?
—¿Con qué? —preguntó Bill confundido, acercándose a Stiles para sentarse a su lado, sintiendo que los centímetros que lo separaban eran innecesarios.
—Con León. ¿Tú también quieres...?
—¿La mordida? —Bill terminó por Stiles, observando como el castaño asentía—. La quiero, probablemente más de lo que León alguna vez podría quererla. —admitió.
Y es verdad, él la quiere. Y por más de que se haya sentido aterrado por la oscuridad y los monstruos detrás de la puerta, a Bill le habría gustado que al final Derek nunca llegue a salvarlo.
Que Peter haya sido quien abra la puerta y decida convertirlo en una criatura indestructible que no le tema a la oscuridad y llore sin control por el miedo.
Pero nada de eso había sucedido, Derek lo salvó y León pagó algo que ni siquiera había hecho o quería.
—Está bien. —asintió Stiles, extendiendo su mano—. Dame tu teléfono.
—Huh... —Bill lo miró confundido pero aún así buscó en sus bolsillos su teléfono, aún tenía la mitad de batería y se encontraba en silencio, con diez llamadas perdidas de Stiles— ¿Para qué?
En vez de responderle, Stiles lo tomó entre sus manos y buscó durante unos segundos.
Y luego, le tomó una foto.
Bill frunció el ceño confundido ante eso—. ¿Por qué?
—Si serás un hombre lobo, tu parte lobo no te dejará salir en fotos. Papá me mostró una de Derek, tenía todas estas manchas azules en frente de su rostro. —explicó Stiles, sonriéndole para que Bill copie su movimiento, y allí le tomó otra foto.
—Mhm, León hoy me dijo lo mismo. —comentó Bill un poco distraído.
—Entonces nunca está de más tener fotos de ti, ¿cierto? —dijo Stiles, está vez acercándose a Bill y rodeándolo por los hombros para tomarle una foto a ambos juntos.
Esta vez Bill no pudo evitar una sonrisa genuina, mientras sentía como Stiles seguía sacando fotos a lo random.
Pronto los dos comenzaron a hacer muecas a la cámara y en un momento Bill no pudo evitar desviar la vista del teléfono para mirar a Stiles.
Al principio Stiles no notó que Bill lo estaba mirando atentamente, pero después de un par de fotos más, Stiles finalmente le devolvió la mirada, sonriéndole alegremente, Bill le correspondió la sonrisa.
Y entonces Stiles se acercó a su rostro, y lo besó.
En la mejilla.
Bill se quedó congelado al ver como Stiles se acercaba aún más a él, el momento fue tan rápido pero al mismo tiempo Bill sintió que duró una eternidad. Stiles se acercó y dejó un suave pero sonoro beso en su mejilla, antes de dejar caer su brazo de los hombros de Bill.
—Eso es todo lo que tendrás de mí por ahora, Billy. —bromeó Stiles, agachándose para terminar de ponerse sus zapatos.
Bill seguía inmóvil en su lugar, mientras un fuerte sonrojo comenzó a cubrir hasta sus orejas.
—Tramposo. —se quejó Bill, al ver como Stiles finalmente se levantaba ahora completamente vestido para el baile.
Bill lo miró con los ojos entrecerrados mientras Stiles le dedicaba una sonrisa divertida.
—Debo ir. —dijo Stiles, encogiéndose de hombros a modo de disculpa.
—¿Con quién irás?
—No te diré.
—¿Es con Lydia? —preguntó Bill, levantándose de la cama al ver que Stiles comenzó a salir de la habitación—. ¡Stiles! ¿Con quién?
—¡Descansa! —gritó Stiles, quedándose quieto antes de bajar las escaleras—. Oh, casi me olvido.
Stiles le devolvió su teléfono a Bill que aún tenía la cámara encendida y pronto comenzó a bajar las escaleras.
—¿Es con Lydia? —preguntó una vez más Bill, saltando impaciente detrás de Stiles mientras él agarraba las llaves del jeep de encima de la mesada.
—Tal vez. —dijo Stiles, sin comprometerse. Se movió por la sala intentando asegurarse de que tenía todo y pronto se volvió hasta Bill, tomándolo por los hombros para mantenerlo en su lugar—. Bueno escúchame, vete a bañar y después directo a dormir.
Bill rodó los ojos y negó con la cabeza—. ¿Entonces sí es Lydia?
Stiles le dió una juguetona palmada en la mejilla y finalmente se encaminó en la puerta.
—¡Adiós cariño, no me esperes despierta! —gritó Stiles, ignorándolo por completo y dándole una última sonrisa antes de cerrar la puerta en su espalda.
Bill se quedó en silencio mirando la puerta como si fuera su enemigo más mortal.
Y si después de bañarse Bill decidió acostarse en la cama de Stiles, usando más ropa de Stiles y quedándose tres horas mirando las fotos de ellos dos juntos... Bueno, demándenlo.
***
¡El capítulo más largo hasta ahora!
¿Qué les pareció el capítulo? ¡Los leo!
Ya queda un solo capítulo para que se termine la primera temporada de la serie y la primera parte del fic, omgg, que emoción. Adoro los saltos en el tiempo entre temporadas.
Si les gustó no se olviden de votar y comentar ♡
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