01.12 Co-Captain
Sabes que solo soy un tonto por tí.
Me tienes envuelto alrededor de tu dedo.
¿Dejarás que sea así para siempre?
Estoy en la escuela, ¿podrías venir a verme? Un mensaje de Christian Martin que logró hacer que Bill se siente rápidamente en la cama de Stiles, mirando a su teléfono para intentar procesar la idea de su crush enviándole un mensaje de texto.
Sí, por supuesto. ¿Cómo tienes mi número? Rápidamente respondió, levantándose de la cama y observando como Danny y Stiles seguían enfocados en la laptop, intentando descubrir de dónde vino el mensaje que Scott había enviado.
—¿Te irás? —preguntó Derek, con su habitual tono frío que no le demostró a Bill si eso era lo que el mayor quería, si le molestaba o simplemente le daba igual.
Bill asintió lentamente a la pregunta de Derek mientras su vista se detuvo una vez más en su teléfono, leyendo el nuevo mensaje de Christian.
León me lo dió, ¿Estás ocupado? No importa si no puedes venir...
Llegando. Respondió Bill, despidiéndose rápidamente de los adultos, Stiles lo miró con curiosidad pero le dió un amigable ademán con la mano a modo de saludo, Bill no pudo prestarle demasiada atención.
Christian Martin enviándole un mensaje no eran cosas que sucedían todos los días.
¿Por qué querría verme? Aún falta para la prueba de matemáticas.
Con velocidad llegó a su habitación, quitándose el short suelto que Stiles le había prestado y colocándose sus habituales jeans negros rasgados, los cordones de las zapatillas quedaron sueltos cuando se las volvió a colocar y casi tropieza con ellos un par de veces de camino a su bicicleta.
Había un montón de incógnitas en su mente, y no sabía si concentrarse en la incógnita de los mensajes de Scott, o en el amor que tuvo desde que tiene consciencia, que un día sin más le manda un mensaje pidiendo verse.
Bill no quiere ilusionarse, pero en el fondo de su mente él realmente sabe que ya lleva años estando ilusionado.
Al llegar a la escuela ahora vacía, deja la bicicleta roja sobre el césped, sin preocuparse en amarrarla a los fierros, y en cambio comienza a buscar una cabeza pelirroja y rápidamente lo encuentra.
Pero no cómo él creía.
—Mierda, ¿qué te sucedió? —preguntó Bill, agachándose rápidamente para tomar con cuidado el rostro de Christian entre sus manos, observando como rápidamente estas se llenaban de la sangre de Martin.
—Dylan... Huh... Discutimos. —comenzó Chris, levantando lentamente la vista para encontrarse con los ojos preocupados de Bill.
—¿Whittemore? ¿Cómo? Ustedes nunca pelean... —murmuró Bill, evaluando rápidamente las heridas en el rostro de Christian.
Una ceja partida, moretón rojo ardiente en su pómulo, nariz sangrando y un labio cortado justo en la comisura, Christian Martin por primera vez desde que Bill lo conoció, no se veía para nada bien.
—Sí, es una larga historia. Lamento haberte molestado... No sabía a quién más llamar...
Parece que Christian quiere decir algo más, pero la mirada insistente de Bill no hace más que avergonzarlo, de una manera que Bill no entiende.
Como si de pronto ambos hubieran cambiado los roles y allí estaba Christian Martin evitando su mirada.
—¿Qué sucedió? —repitió Bill lentamente, sus manos se encontraban cuidadosamente sosteniendo el rostro de Christian allí en donde no había ninguna herida demasiado fea, aún así, Christian parecía seguir adolorido.
—Estaba hablando de Lydia... Ese idiota... Él siempre habla de ella, le dije que se callara, yo nunca suelo hacerlo porque una vez alguien más lo hizo, dijo que era un irrespetuoso y el chico había terminado peor que yo... Pero es que... Odio que hable de Lydia como si fuera... —Christian se muerde el labio inferior, frunciendo el ceño como si estuviera recordando las palabras de Dylan Whittemore mientras hablaba.
—Lydia, tu hermana. —aclaró Bill, solo para asegurarse.
Christian asintió.
Ambos guardaron silencio unos minutos.
—En serio Billy, lamento haber-
—No, no lo sientas. —lo interrumpió Bill, finalmente soltando el rostro de Christian y levantándose, extendiendo una de sus manos para ayudar a que Christian se levante.
Una vez que lo hizo, observó cómo el pelirrojo se balanceaba, sin poder mantener el control en sus pies.
—¿No te golpeó solo en el rostro, cierto? —preguntó Bill, haciendo una pequeña mueca al ver como Christian arrugaba la nariz adolorido.
—Deberías hablar en plural. —comentó Chris, intentando sonreír, pero sin lograrlo demasiado bien, formándose solo una extraña mueca en su rostro.
—Esos imbéciles. Quién lo diría. —murmuró Bill, negando con la cabeza y evaluó que deberían hacer a continuación—. Tal vez deberíamos... Curarte todo eso.
Christian asintió, y caminó lentamente a su lado, sin decir muchas más palabras, cuando Bill volteó a verlo se encontró con unos ojos dilatados, completamente oscurecidos, no supo si era por el enojo contenido de ser agarrado entre sus supuestos amigos o a una conmoción cerebral, pero tal vez deberían apurarse e ir al hospital del pueblo.
Bill sentía su teléfono vibrando en su bolsillo, con muchos mensajes o tal vez una llamada, pero no podía enfocarse en ello ahora, debía ayudar a Chris.
—¿Por qué yo? —preguntó Bill, después de un largo tramo en silencio, se aseguró de mirar las señales para dirigirlos a ambos al hospital, ya que Christian seguía con la mirada perdida.
—Hasta donde sé... Eres el único que no quiere estar cerca de mí para conseguir a mi hermana. —explicó Christian, encogiéndose de hombros y quejándose ante el simple movimiento.
—Porqué gusto de tí. —declaró Bill, pateando una piedra en su camino y bufando al sentir más mensajes en su teléfono.
Se había saltado las clases ese día, pero Stiles le había avisado a León, así que León asumiría que se encontraba con Stiles y no estaría enviándole tantos mensajes, además de que fácilmente León podría localizarlo.
—Básicamente. ¿Es eso real de todos modos? —preguntó Christian.
Bill se detuvo un segundo algo confundido.
¿No era eso obvio?
¿No se lo había dejado claro desde el principio?
Retomó el camino al ver que Christian siguió caminando mientras Bill estaba sorprendido.
—¿Que yo gusto de ti? —se aseguró Bill, continuando al ver el pequeño asentimiento de Christian—. Por supuesto que es real. ¿Por qué no lo sería?
—Éramos buenos amigos Billy... Creí que esa era tu mentira para alejarme y lo permití. —admitió Christian, encogiéndose de hombros—. ¿De otro modo por qué querrías arruinar todo así entre nosotros? Sabes que no había manera de que yo guste de tí. Solo querías incomodarme lo suficiente para que te deje ir.
—Okay eso... No me esperaba eso. —murmuró Bill, intentando ocultar su creciente decepción.
¿Realmente Christian había creído eso de él todo este tiempo?
¿Que Bill lo odiaba y que esa era su única manera de alejarse?
No sabe como sentirse.
Ambos vuelven a caer en un pesado silencio, solo interrumpido por las vibraciones del teléfono de Bill en su bolsillo.
—Deberías responder eso. —comentó Christian.
—Primero me aseguraré de que estés bien. —declaró Bill, negándose a réplicas con una suave mirada de advertencia a Christian—. Entonces... ¿Cuando te reíste de mí...?
—Realmente me causó gracia. Es decir, de todas las excusas que podrías inventar... Justo esa. Habría esperado algo mejor de tí, después de todo siempre tuviste mejor imaginación que yo.
—Woah, no sabía que pensabas tan mal de mí. —murmuró Bill, frunciendo el ceño un poco confundido.
Sí, sabía que Christian Martin no era la personificación de la dulzura, y unos días atrás hasta lo había manipulado para que le haga un examen, pero aún así, creer que Bill le haría algo así...
Christian simplemente se encogió de hombros, sin comprometerse a darle algún tipo de respuesta que pueda hacer sentir peor a Bill.
Entonces una venda comienza a caer de tus ojos y te das cuenta de lo idealizado que lo tenías, allí arriba en su grandioso pedestal indestructible.
—Huh, estamos cerca. —murmuró Bill, señalando con un asentamiento el hospital en la próxima cuadra.
Cristian guardó silencio durante unos minutos, antes de asentir y responder.
—Lo siento, Billy. No debería haber creído eso de tí. Sé que no eres una mala persona y que tus sentimientos son reales... Lo son, ¿cierto?
Esta vez Bill guardó silencio, soltando un suspiro se decidió a decir—. Lo son, son reales.
Y lo eran, si bien no le habían agradado las palabras de Christian, un enamoramiento de años no podía desvanecerse solo en un segundo.
Pero tal vez este era el comienzo, el comienzo del olvido.
—Si sirve de algo Chris, te perdono. —Bill le sonrió suavemente, ayudando a Christian a subir los escalones de la entrada del hospital—. Pero esa cita que me prometiste... Huh, prefiero cancelarla.
Christian bufó una risa, pero terminó asintiendo—. De acuerdo... Entonces, ¿estamos bien?
Bill lo pensó durante unos segundos y después negó levemente con la cabeza, Christian lo miró confundido.
—Oh vamos, fueron años de estar detrás de tí, no se irán tan rápido y solo porque fuiste un idiota que te alejaste porque creíste que yo te odiaba y estaba formando un plan malvado para que me dejes. —replicó Bill, sabiendo que eso había sonado como un muy justificado reclamo.
—¿Un idiota? —murmuró Christian, haciendo un pequeño puchero en sus labios que por primera vez no afectó demasiado a Bill, quién se limitó a rodar los ojos con una pequeña sonrisa.
—¡Hola, ayuda por favor! —gritó Bill al entrar al hospital, buscando con la mirada alguna enfermera—. ¡A mi amigo aquí le patearon el trasero!
Pronto un par de enfermeras llegaron para asistir a Christian y más pronto que tarde el chico estaba siendo atendido.
—Ventajas de niños con dinero. —se quejó Bill, negando con la cabeza, Christian le guiñó un ojo divertido.
—¿Tenías planes para hoy? —preguntó Christian, arrugando su rostro cuando el último algodón con alcohol recorrió sus labios.
—Uhm... —Bill pensó durante unos segundos, recordando finalmente que efectivamente tenía planes—. Oh sí, Stiles. Tendrá su primer partido de lacrosse hoy por la noche.
—¿Stiles? ¿Quién es ese?
—Un amigo.
—Ajá.
—Oh, cállate.
—Estás haciendo esa mueca rara que hacías cuando me mirabas en los vestuarios. —señaló Christian, riéndose a su costa.
—¿Vendrás o no? —replicó Bill, mirando hacia otro lado para que Christian no vea su sonrojo.
—Iré. ¿Y cómo que primer partido? El Lacrosse comenzó a principios de año.
—Oh sí. Pero el suele estar... Ya sabes, en la banca.
—Así de malo huh.
—Cállate, tú solo estás en nuestro equipo porque tu mami te compró el lugar. —se burló Bill, observando a Christian rodar los ojos.
—Lo que sea.
—Ajá. —siguió Bill, riéndose a costa de Christian, y relajándose una vez más en la presencia del contrario.
Deseó al menos por ahora, no enfocarse en los confusos sentimientos que comenzó a sentir este día por Christian, más allá de la pequeña decepción y la falta de amor que rápidamente lo recorrió.
Se aseguró que en algún momento de tranquilidad trabajaría en ello, en estudiar sus sentimientos de lleno, después de todo, Bill no era una persona con miedo a sentir y cada vez se aseguró de la honestidad de sus propios sentimientos que ahora mismo no podría señalar con detalle.
Pronto la enfermera terminó de curar a Christian y para cuando quisieron darse cuenta ya había oscurecido por completo.
—Mierda, llegaremos tarde. Vamos. —se quejó Bill, comenzando a empujar a Christian fuera de la habitación y por los pasillos del hospital.
No se había dado cuenta que pasó gran parte de la tarde durmiendo hasta que Noah lo había despertado, el resto de la tarde con Stiles y Derek y luego llegó allí con Christian, el día pasando rápidamente sin que él se de cuenta.
Espero que Stiles no se enoje si llego tarde.
Al final Bill y Christian llegaron quince minutos tarde.
¿El problema? Bill no veía a Stiles por ningún lado.
—¿Qué número dijiste que era? —volvió a preguntar una vez más Christian, ambos sentados en las gradas.
Bill buscó por unos segundos a León también, ya que ambos habían acordado encontrarse para ver el partido, pero León tampoco se encontraba por ningún lado.
—Stilinski, el número 24. —repitió Bill, sus ojos moviéndose rápidamente por el campo.
Número 11, ese es Scott, él está ahí. Pero, ¿dónde está Stiles?
Stiles, Stiles, Stiles, ¿dónde estás?
Y mientras en las gradas todo el público vitoreaba y festejaba los puntos del equipo, Bill recordó tardíamente todos esos mensajes y llamadas que habían estado vibrando de su teléfono.
Cuando lo sacó del bolsillo sintió un pequeño escalofrío recorrer todo su cuerpo, era Stiles, todos mensajes de Stiles y tres llamadas perdidas.
Ya descubrimos quien envió el mensaje, la mamá de Scott desde cuidados a largo plazo. ¿Sabes lo que eso significa?
Mierda... Ya llegamos, esto me da mucha mala espina.
BILLY ES PETER.
Es Peter Hale.
Ten cuidado.
El alfa es Peter Hale.
¿En dónde estás?
Derek se fue con Peter.
DEREK SE FUE CON PETER!!!?
Ni yo puedo creerlo.
Niño, respóndeme, es urgente.
Para qué tienes teléfono, honestamente (?
BI
LLY
HOLA?
¿Billy?
Billy, Billy, Billy, ¿Dónde estás?
—Mierda. —murmuró Bill, levantando la vista de su teléfono para ver como los jugadores estaban comenzando a dejar el campo de lacrosse.
No se había dado cuenta que el partido había terminado.
No sabía cuánto tiempo se había quedado en ese pequeño trance mirando los mensajes de Stiles.
—Ya vuelvo quédate aquí. —dijo Bill, escuchando como Christian le respondía algo de que iría a buscar a su hermana pero no pudo prestarle mucha atención, comenzando a correr en busca de Scott McCall.
Había una aglomeración de estudiantes cuando Bill entró en los vestuarios y fue difícil encontrar a Scott, con una toalla en su cintura, recién bañado y hablando con Danny.
Pronto sintió la presencia de Bill, ya que se dió vuelta justo en su dirección, despidiéndose de Danny y acercándose al instante—. ¿Dónde está Stiles? —fue lo primero que dijo, su sonrisa amable quedando atrás para mirarlo con sospecha.
—No lo sé, creí que estaría aquí.
—Tú estabas con él hoy, ¿dónde está? —la voz de Scott fue poco más un grito, en un tono que a Bill no le gustó nada.
—¡Te dije que no lo sé! Tuve que irme de su casa, ¡No sé en dónde está! —le gritó Bill en respuesta.
En esos momentos se le ocurrió tardíamente llamar a Stiles, pero por supuesto dió la casilla.
Cuando estaba comenzando a enviarle un mensaje, las luces del vestuario se apagaron.
—Mierda, ¿Danny, fuiste tú? —preguntó Scott al aire, siendo que Danny fue el último en salir del vestuario, pero no obtuvo ninguna respuesta—. Que demonios... Vamos, escóndete por si acaso.
Scott había señalado un rincón entre la unión de dos casilleros y a Bill no le tomó ni un segundo en cumplir la orden.
No era el lugar más cómodo del mundo, pero pronto escuchó los pasos de Scott alejándose y adentrándose a las duchas, como si estuviera buscando algo y decidió que de momento se quedaría allí.
—¡Gracias a Dios! —gritó Scott, confundiendo un poco a Bill, ¿encontró a Stiles o algo así? —¿Dónde estabas? ¿Tienes idea de lo que está pasando?
Scott parecía querer gritar algo más, pero pronto se detuvo, Bill deseó asomarse a ver de qué se trataba, quién era al que Scott le estaba hablando, pero antes de siquiera poder mover un pie fuera de su escondite escuchó una nueva voz.
—Realmente no entiendo el lacrosse.
Bill jamás había escuchado esa voz antes pero no necesitó conocer a la persona para saber de quién se trataba: Peter Hale.
—Fuiste tú. —dijo Scott, con aire sorprendido, lo cuál sólo confirmó la teoría de Bill.
—Cuando estábamos en la escuela, jugábamos al baloncesto. Un verdadero deporte. Leí que el lacrosse viene de las tribus nativas americanas y que jugaban para resolver conflictos. ¿No es así?—comentó Peter Hale, conversacionalmente.
Bill no estaba entendiendo nada pero sabía también que nada bueno podría venir ahora que la identidad del alfa fue descubierta.
Bill había descartado tan rápidamente a Peter Hale... Fue un idiota, debió saberlo, debió haber dudado más.
Todo lo que Bill hizo jamás fue suficiente.
Y ahora estaba escondido en un rincón de los vestuarios, con tres hombres lobos que probablemente sabían justo en dónde él se encontraba.
—Y yo tengo un propio conflicto, Scott. —siguió Peter Hale—. Y necesito tu ayuda.
—No te ayudaré a matar gente. —declaró Scott, completamente decidido.
—No quiero matarlos a todos, sólo a los responsables. Y eso no tiene que incluir a...
—Allison. —terminó Derek por Peter.
Derek, entonces Derek es el que está allí.
¿Derek estaba con Peter?
¿Se habían aliado...?
¿Y qué dijo Peter Hale sobre los responsables?
¿Los responsables de qué...? ¿Del incendio?
—¿Estás de su lado? ¿Olvidas que mató a tu hermana? —preguntó Scott, levantando la voz casi en un grito.
Bill pensó que bueno, Scott tiene un punto allí.
Derek no sería tan idiota para confiar en el asesino de su hermana... ¿Cierto?
—Fue un error. —declaró Derek, y Bill no podía ver su rostro desde la distancia y en su escondite pero esperaba con todo su ser que Derek tenga algo planeado, y que no se vuelva ahora un maldito secuaz del maldito alfa que estuvo matando en el pueblo.
—¿¡Qué!? —Scott preguntó, entre sorprendido y aturdido, Bill se sentía exactamente de la misma forma—.
—Puede pasar. —dijo Derek.
—Scott, creo que estás equivocado con respecto a nosotros. —comenzó una vez más Peter Hale—. Sólo queremos ayudarte a alcanzar tu potencial.
—¿Matando a mis amigos?
—A veces, la gente más cercana a ti, son los que más te terminan deteniendo.
Bill no estaba de acuerdo con eso, en su caso las personas más cercanas a él fueron los que lo animaron a seguir, aún a pesar de lo aterrado que Bill se sentía a veces.
Como en estos momentos, por ejemplo.
—Si evitan que me convierta en un psicópata como tú, entonces estoy bien con eso. —dijo Scott y por primera vez en su vida, Bill se sorprendió un poco se que algo sabio salga de la boca de ese tipo.
—Tal vez... Puedas intentar ver las cosas... Desde mi punto de vista.
Bill escuchó a Scott jadear sin aire y como alguien cayó al suelo, no puede ver lo que está sucediendo pero pronto comenzará a perder la paciencia.
Allí afuera está Derek, ¿cierto? Tal vez el puede ayudarme.
A menos que ahora esté aliado con el maldito alfa y yo me vea lo suficientemente apetitivo para ser la cena del maldito Peter Hale.
Maldito, maldito, maldito.
—Y ahora vamos a encargarnos de otro asunto importante. —la voz de Peter Hale resonó en los pasillos del vestuario una vez más esta vez más cercana a él.
Bill contuvo la respiración, temblando en el pequeño rincón y cubriéndose la boca con ambas manos, intentando no hacer ningún sonido demasiado significativo.
Los hombres lobo pueden escuchar hasta el latido de tu corazón, no podrán esconderte de ellos, no es un juego, esto es peligroso. Se había quejado Derek ese primer día que los descubrió durmiendo en la mansión Hale.
—Oh, aquí está. Hola Billy. —saludó Peter Hale con una dulce voz que logró descolocar a Bill.
Pronto una mano con garras puntiagudas lo tomó de la camisa de Stiles y lo arrojó lejos de su escondite, logrando que Bill caiga al suelo con un estrépito.
—No, Peter. Ya lo hablamos, no es necesario. —dijo Derek, a lo lejos Bill logró verlo, parado detrás de Peter con las manos en los bolsillos de su chaqueta.
No logró ver con claridad el rostro de Derek en la oscuridad, pero de alguna forma cuando finalmente desvío su vista a Peter se encontró con un rostro siniestro que le sonreía con falsa inocencia.
—Por supuesto que sí. —le respondió Peter—. Este niño lo ha estado rogando desde que nos descubrió, ¿crees que no lo escuché?
Bill palideció con esa afirmación, sintiendo como su cuerpo comenzó a temblar, ayudándose con sus manos en el suelo comenzó a retroceder, pero poco logró ayudarlo a escaparse.
La mano de Peter Hale apareció frente a él, con uñas más afiladas de las que un humano podría tener.
Garras. Corrigió su propia mente, con las uñas hechas garras tomó la remera de Bill, levantándolo del suelo con un solo movimiento y desgarrando la remera en el proceso.
—Te lo dije Derek, para que un alfa tenga poder necesita unos buenos betas que lo ayuden a obtenerlo.
Y con esas palabras y un fuerte golpe de Peter Hale en la parte posterior de su cabeza, Bill cayó inconsciente.
***
Buenass, se viene drama, se viene drama.
¡AY NO SABEN! Para mi cumple me regalaron la remera de Lacrosse "Stilinski 24" ¿yo? yo soy muy feliz gente.
Btw, este capítulo tendrá su segunda parte también así que en total nos quedarían tres capítulos para terminar la primera temporada.
Pero no se preocupen que comenzaremos al instante con la segunda parte, había querido pausarla para comenzar mi fic de pjo pero no me siento lista con ese fandom así que seguiremos acá en nuestro lugarcito seguro ♡
¡Si les gustó el capítulo no se olviden de votar y comentar! Los amo♡♡
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