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01.05 The Tell


Todo estaba tranquilo y silencioso, la promesa del peligro asechaba en el aire pero aún así nada se asomaba por los árboles, ni un solo movimiento además de las pisadas cuidadosas de los dos mejores amigos sobre las hojas secas.

Y de repente, Bill se dió cuenta de que sus linternas no son las únicas cosas que iluminan el bosque.

Una neblina había logrado ocultar cómo una bestia de dos metros se había acercado hasta ellos, pero poco se podía hacer para ocultar los brillantes ojos rojos que ahora parecían mirarlos con atención.

Un gruñido rompió el aire.

El brillo rojo y destelleante que ve está lejos de ser reconfortante. Es... siniestro. pulsante. ¿Casi como… un latido del corazón? O algo así. Bill lo averiguará más tarde.

Puede sentirlo, tanto él como León tomando una respiración profunda colectiva, reforzándose antes de continuar caminando, acercándose hasta la bestia que permanece inmóvil frente a ellos.

Es curioso cómo están sincronizados de esa manera, como ambos logran moverse a la par sin hacer ruidos improvistos, siguiendo una línea recta, caminado directo al peligro.

El temor de Bill solo empeora cuanto más se acercan a la bestia de ojos rojos brillantes.

Y al principio... no ve nada.

Solo hojas y, oh, sí. Esos son huesos.

Una parte de él se pregunta cuánto tiempo llevan, otra parte se pregunta cuántos años tiene este primer mounstro con el que están lidiando.

Oye un nuevo gruñido de parte de la bestia y un lloriqueó aterrado probablemente de él mismo si está siendo honesto, y escucha como un rasguño corta el aire, y luego...

Y luego se desató el infierno.

Derek Hale se abalanza sobre ellos, tirandolos hacía un lado e interponiendose en el camino de la bestia, dándole un fuerte golpe al monstruo que logró resonar por todo el bosque.

—¿¡Qué hacen aquí de noche!? ¡Les dije que no podría garantizar su seguridad! —gritó Derek, sumamente enojado y sumamente transformado en un hombre lobo.

Bill contuvo la respiración, su mirada fija sobre Derek Hale, pero pronto la apartó ya que escuchó a la bestia moviéndose detrás de ellos.

Creyó que el monstruo se acercaría a Derek, que lo atacaría, pero al parecer no tenía ningún tipo de interés en él, ya que pronto y con un parpadeó, Bill lo perdió de vista.

—¡Bien hecho! Lo ahuyentaste. —se quejó Bill, señalando con su linterna a Derek, el cuál le frunció el ceño, enseñándole los colmillos.

Bueno, tal vez Bill había exagerado con eso de que se desató el infierno. Una parte interna de él creyó que vería una épica pelea entre Derek y el alfa.

Bill le hizo burla a Derek, enseñándole sus propios dientes nada afilados y después soltando un bufido.

A su lado, León apagó la cámara.

—¿Qué creían que estaban haciendo? —se quejó Derek, moviendo sus hombros y su cuello de forma extraña, pero que ambos niños sabían que lo ayudaba a des-transformarse en hombre lobo.

—¡Pues grabándolo! ¿No querías descubrir quién era el alfa? —Bill se levantó del suelo, ya que cuando Derek los arrojó lejos ambos habían perdido el equilibrio y terminaron con los rostros manchados de tierra húmeda.

—Billy, oye, tu tono... —León comentó, levantándose y acercándose a él para tocar su hombro suavemente.

Recuerda que le estás hablando a un hombre lobo. León no lo había dicho, pero en el instante en que apuntó el tono arrogante de Bill, el niño lo notó y retrocedió un paso.

Derek alzó una ceja y tal vez Bill lo estaba imginando, pero ¿No estaba Derek sonriendo? Era una sonrisa de lado, todo maldad y malas intenciones pero una sonrisa al fin—. Hazle caso a tu amigo que parece el inteligente de los dos y cuida tu tono conmigo, niño.

Bill bufó, pero esta vez estaba seguro de que no podía dar un paso amenazante hacia al frente, como solía hacer cuándo se burlaban de él en la escuela.

Siempre había respondido a las burlas, no creyó que sea buena idea intentarlo en contra de un hombre lobo.

—¿En dónde estabas de todos modos? Creí que acordamos encontrarnos en tu casa. —preguntó León, guardado la cámara en su mochila y su voz mucho más respetuosa y cuidadosa que la de Bill.

Derek se tomó un minuto en responder, mirando a los dos niños como si fueran la peor molestia que alguna vez había tenido que soportar, Bill le sonrió divertido.

—Tuve que salir con Scott. El alfa atacó hoy a un adolescente en un vídeo club y mató a un tipo también, no creí que se dirigiría justo hasta aquí después de eso. —Derek pareció contemplativo durante unos segundos antes de volver a enojarse—. ¿¡Qué habrían hecho si los atacaban y yo no estaba!? ¿Y si los mordían? ¿Qué habría pasado si los mordían?

—¿Seríamos felices? —comenzó Bill sonriente, mirando a León a su lado el cuál le devolvió una sonrisa cómplice y asintió.

—E inmortales. —siguió León, complaciente.

Derek bufó frente a ellos y negó con la cabeza. Dando un paso al costado para hacerles una seña de que comiencen a caminar—. Vamos, los llevaré a la mansión, si siguen aquí podrían tentarlo a que vuelva. Además, los hombres lobo no somos inmortales.

León y Bill habían comenzado a caminar pero se detuvieron al escuchar la última frase—. ¿Cómo que no? —indagó León primero, Bill ladeó la cabeza confundido, ambos volteados para mirar al mayor.

—Sí es verdad que envejecemos más lentamente que los humanos y ninguna enfermedad puede matarnos, pero no somos inmortales. —explicó Derek, empujándolos para que vuelvan a caminar.

Bill lo pensó durante unos momentos, esa era información nueva.

Derek Hale no era la persona más conversadora del mundo, y muchas veces los niños le habían hecho demasiadas preguntas y Derek solo se limitaba a decir si o no, eso durante un largo tiempo.

Así que cada vez que Derek realmente les daba información nueva e importante, ambos amigos se quedaban en silencio, intentando procesarla y agregarla a todos sus conocimientos sobre los seres sobrenaturales.

—Dijiste que ¿qué habría pasado si los mordían? —comenzó a preguntar León después de una larga pausa en la que habían guardado silencio, Bill se concentró en escuchar la duda de su amigo—. Eso quiere decir que ¿no siempre una mordida te convierte en hombre lobo?

Ambos miraron hacía atrás como Derek asentía solemnemente—. No muchos sobreviven a la mordida de un alfa, hay algunos humanos que simplemente no están destinados a ello.

León y Bill se quedaron inmóviles una vez más y Derek suspiró y los tomó a ambos por los hombros, comenzando a empujarlos por el bosque, cada vez más cerca de la mansión Hale.

—¿Eso quiere decir que mueren? ¿O se pueden convertir en otra cosa? —preguntó Bill curioso, muchas ideas moviéndose en su mente—. ¿Si un hombre lobo te muerde podrías llegar a convertirte en otra criatura sobrenatural o siempre sería un hombre lobo?

—Mayormente mueren. —Derek respondió simplemente.

—¿Y la minoría que no mueren? —preguntó León, ambos niños insistentes.

—Tal vez sean algo más, pero no he conocido nada como ello. —explicó Derek, ambos niños finalmente asintieron, dejándolo pasar por ahora.

—¿Quiénes eran los adolescentes que estaban en el vídeo club? —preguntó Bill tardíamente, comenzando a ver el techo destruido y magullado de la mansión Hale a lo lejos.

—Jackson, Lydia. Esos fueron los nombres que Scott me dió. —enumeró Derek, su tono siempre frío y constante, como si no tuviera ningún tipo de sentimientos en su interior.

A Bill le sorprendía y encantaba la estabilidad que Derek parecía tener.

—Espera, ¿Lydia Martin? —preguntó Bill, Derek se encogió de hombros—. ¿La hermana de Chris? —preguntó esta vez mirando a León, el cuál asintió algo aturdido.

—¿Habrán visto algo? —siguió indagando esta vez León.

—Mañana iré a preguntarle a Jackson. —comentó Derek, como si todo este tiempo ya sabía que lo haría.

—¿Crees que vieron el rostro del alfa? —le preguntó a Bill, sintiendo como finalmente la mano de Derek soltó su hombro mientras subían las escaleras del porche de la mansión.

—No lo sé. Lo descubriré mañana.

—¿Podríamos ir nosotros a ver a Lydia? Ver si ella vió algo. —sugirió León, Bill asintió rápidamente, ya que siempre era una buena oportunidad para ir a la casa de Christian.

—Hagan lo que quieran, pero no vuelvan a salir al bosque de noche. —Derek demandó, siguiendo a ambos niños a la pequeña habitación provisional que se habían apropiado.

Hace un par de días, la mamá de Bill había salido a un viaje de trabajo, y a él y León se les ocurrió ir a la casa de Derek a buscar información.

Cómo tenían planeado quedarse hasta tarde hablando con Derek habían llevado bastantes provisiones, un par de mantas, unas lamparas, golosinas y hasta unas porciones de pizza en unos tuppers y varias botellas de agua.

Ese mismo día Derek había llegado demasiado tarde a la mansión, Bill nunca sabría qur hacía Hale por las tardes pero estaba seguro de que no quería descubrirlo.

Cuando Derek llegó a la mansión rápidamente notó que tenía dos infiltrados y al abrir la puerta se encontró a los dos niños ya dormidos en un fuerte de mantas que habían organizado esa misma tarde mientras lo esperaban.

Pronto se había vuelto un hábito y ahora cada noche dormían allí.

Y, no es que a nadie le interese su opinión, pero Derek, sinceramente, podría haber preferido la falta de vivienda a la cohabitación forzada con dos niños demasiado curiosos para su propio bien.

—¿Se irán a dormir? —preguntó Derek, parado en el marco de la puerta de la habitación que León y Bill se habían apropiado.

—Sep. —le respondió Bill, sacando de la mochila de León la cámara y dejándola en un pequeño escritorio de madera y sacando también después una manta más, ya que estaban durmiendo en el suelo y querían que sea todo mucho más suave—. ¿Nos darás un beso de las buenas noches? —preguntó Bill, sonriendo dulcemente y mirándolo con atención.

Derek alzó una ceja y bufó, dándose media vuelta y saliendo sin hacer ningún comentario más, Bill soltó una risita y León negó divertido.

Ambos amigos se acomodaron en las mantas en sus lugares habituales, no hacía demasiado frío así que no se preocupaban por cubrirse con ellas, simplemente se recostaron y ambos fijaron sus miradas en el techo.

—Creo que deberíamos ir a la comisaría también. Ver si los policias vieron algo por las cámaras de seguridad. —comentó León después de un largo silencio.

—¿Crees que nos lo dirían? —preguntó Bill.

—Bueno, soy el hijo del veterinario, podría decir que se las daré a él a ver si puede identificar al animal. —dijo León, encogiéndose de hombros.

—Huh... Tiene sentido.

Ambos se quedaron en silencio mucho tiempo después, pero aún así Bill no podía conciliar el sueño.

Todas las aventuras que estaban teniendo eran demasiado, no sabía de qué manera procesar todo lo que estaba sucediendo a su alrededor.

Desde que su padre falleció, Bill había creído que ya no había razón suficiente para esforzarse por lograr nada más, su padre fue el pilar más importante en su vida, y aunque amaba a su madre, siempre supo que no podría seguir sin él.

Pero aún así estuvo forzado a hacerlo, creyó que la mudanza no haría mucho por él pero entonces conoció a León y todo en su vida cambió, creyó que finalmente las cosas podrían comenzar a cambiar y mejorar.

Y, sin que fuera suficiente haber conocido a León ahora Bill había conocido todo un mundo nuevo que todo este tiempo estuvo frente a sus ojos.

Y mirando el techo resquebrajado de la mansión Hale, pensando en lo que habría sucedido allí, Bill se dió cuenta que el giro del destino había sido un tanto cruel con él, pero aún así estaba comenzando a aceptarlo una vez más.

El misterio de los Hale y los Argent le dieron una razón para vivir.

León y Derek le dieron una razón para vivir.

Cuando Bill creyó que ya no habría motivos lo suficientemente valiosos como para vivir, personas y situaciones llegaron a su vida a demostrarle que todo estaba recién comenzando.

Y Bill descubrió sorprendido y alarmado, mirando las maderas quemadas y destruidas, que efectivamente todo recién estaba comenzando.

¿Qué harían una vez que descubran al alfa? ¿Derek lo mataría, él podría hacer una cosa así?

Y si un alfa muere... ¿A dónde va ese poder? ¿Al hombre lobo que lo mató? ¿Se desvanece así sin más?

La idea de ser un hombre lobo era más interesante de lo que Bill alguna vez podría haber imaginado.

No eran inmortales, ahora sabían eso gracias a Derek.

Si eran mordidos por un alfa, ellos serían unos beta, como Scott y como Derek.

Bill aún no entendía porqué sus ojos brillaban de distintos colores los ojos de dos betas, pero de todos modos le gustó más el azúl de Derek.

Si McCall y Hale eran lo mismo, ¿por qué sus ojos brillaban de dorado y azúl?

No pudo dormir el resto de la noche, pensando en mil y una situaciones de lo que podría suceder cuando descubran al alfa.

Bill no pudo dormir pensando en lo bien que le quedarían a él unos ojos azules brillantes.

—¿Billy? ¿Estás despierto?

La voz de León lo aturdió por un momento, Bill parpadeó un par de veces, escapándose de sus pensamientos y volviendo a la realidad solo para descubrir que ya se había hecho de día.

—Oh, sí. Desperté hace poco. —mintió para no preocupar a su amigo, León rodó los ojos, descubriendo la mentira casi al instante.

—¿Por qué no pudiste dormir?

—Solo pensando, en... Hombres lobo. —admitió Bill, mirando sus propias uñas cortas y comenzando a imaginarse lo genial que sería tener garras.

—No te emociones demasiado, ya escuchaste lo que Derek dijo, hay posibilidades de muerte con la mordida, ni siquiera comiences a ilusionarte Billy. —León lo apuntó con uno de sus dedos, Bill bufó pero finalmente asintió.

—Está bien, ¿crees que Derek ya se haya ido?

León se encogió de hombros y ambos se movieron rápidamente para ir a la planta baja.

Al pie de las escaleras había dos cajas de chocolatas y un paquete de galletas, pero Derek no se encontraba por ningún lado.

—Es un tierno. —Bill comentó, completamente encantado por el detalle del desayuno, a su lado León asintió divertido.

—Y tiene muchos años más que tú. —puntuó León.

—Tsk, para el amor no hay edad. —bromeó Bill, quitándole el sorbete a la caja de chocolatada para batirla y clavar el sorbete, observando de reojo como León copiaba sus movimientos.

A la par, ambos tomaron de la bebida y asintieron encantados al sentir lo fría que estaba.

—Perfecta. —afirmó León, abriendo el paquete de galletas.

El desayuno se pasó rápidamente, entre planes de lo que harían ese día.

—Estaba pensando... —comenzó Bill, tomando la última galleta del paquete que León le había ofrecido—. Tal vez deberías ir tú a la casa de los Martin y yo a la comisaría.

—¿Y eso?

—Siento que podría distraerme y no prestarle atención a Lydia por ir a ver que hace su hermano. —admitió Bill, su honestidad solo hizo reír a León, quien al final terminó asintiendo.

—Mucha verdad en tus palabras querido Billy, está bien. Solo dile al policía que eres amigo del hijo del veterinario y que te mandaron a tí porque quieres comenzar a trabajar con nosotros o una cosa así.

Bill aceptó la idea, y ambos se terminaron sus cajas de chocolatada y se pusieron de pie a la vez.

—Aún no tengo manera de contactarte. —se quejó Bill, un pequeño puchero en sus labios.

—Cierto... Bueno, cuando volvamos te compraré un teléfono y se lo ocultaremos a tu madre, ¿está bien? Ahora que vivimos una vida de espías peligrosas necesitas estar en contacto. —declaró León, Bill intentó negarse pero sabía que cuando a su amigo se le metía una idea a la cabeza ya nada podría hacerlo cambiar de opinión.

—Gracias L', eres el mejor. —Bill se acercó para abrazar a León y ambos se mantuvieron allí durante unos segundos, pocas veces tenían oportunidades de abrazarse sin público.

Después de un emotivo abrazo, ambos sabían que tenían que caminar todo el viaje de regreso por la reserva para encontrar sus bicicletas que habían abandonado para comenzar a perseguir a la bestia.

Grande fue su sorpresa cuando a la puerta de la mansión se encontraron ambas bicicletas roja y azul.

—Reitero, que es un súper tierno. —señaló Bill, todavía sonriendo soñador.

—¡Reitero que es muy adulto! —gritó León, alejándose en su bicicleta ya que ambos irían por caminos distintos, Bill sonrió divertido y asintió.

—Manos a la obra. Será fácil.

Al final, no fue tan fácil como Bill había creído.

El sheriff no estaba en la comisaría y aunque se aseguró de preguntarle a algún otro policía si habían visto las cámaras todos le respondieron lo mismo: sí, pero el sherrif se llevó las únicas fotos valiosas.

¿Dónde estaba el sheriff exactamente? Bueno, esa era una incógnita que tal vez su hijo podría responder.

Bill estacionó la bicicleta frente a la casa de los Stilinski y tocó el timbre una vez.

Volvió a tocarlo un par de veces más después de un minuto que no tuvo respuesta, escuchó movimiento y gritos que decían algo como sí, ya te oí, ya estoy llegando y pronto la puerta fue abierta.

—¿Niño? —fue lo primero que salió de la boca de Stiles cuando abrió la puerta. Bill bufó, y se adentró a la casa empujando a Stiles—. Oh, sí claro, estás más que invitado a entrar. —dijo Stiles con sarcasmo.

—¿Dónde está tu padre? —preguntó Bill, dándose la vuelta para mirar como Stiles cerraba la puerta.

—¿Trabajando?

—No estaba en la comisaría. —bufó Bill, comenzando a mirar la casa con curiosidad.

—¿Por qué lo buscas de todos modos? ¿Derek mató a alguien más y irás con mi papá a cubrirlo? —se burló Stiles, Bill negó con la cabeza.

—Tu papá podría tener fotos del alfa que se escapó del vídeo club después de atacar a Jackson y Lydia. —explicó Bill como si fuera obvio, Stiles lo miró con sorpresa.

—Espera, ¿qué? ¿cómo sabes eso? —preguntó Stiles confundido, acercándose un paso hacia él.

Hasta entonces Bill no había notado que Stiles tenía un teléfono en cada una de sus manos.

Y Bill deseando conseguir uno, a este tipo le sobraban.

—¿Dos teléfonos?

—Oh, no. Este es de Lydia, mira esto. —Stiles se acercó a su lado y le enseñó el teléfono en dónde un vídeo se estaba reproduciendo.

Al principio era solo la hermana Christian mirándose en él pero pronto la cámara se movió con brusquedad y allí se deja ver un gran algo color negro y con ojos rojos.

—¡Esos ojos! Son los mismos que vimos ayer con León. —señaló Bill, tomando la mano de Stiles que sostenía el teléfono y acercándolo más a su rostro para poder observar alguno más que pueda ser de ayuda.

—¿Cómo? ¿¡En dónde lo vieron!? —preguntó Stiles, con la misma emoción curiosa que Bill llevaba.

—En el bosque, salimos de noche a buscarlo. —explicó Bill, comenzando a ser sumamente consciente de que estaba sosteniendo la mano de Stiles con la suya.

Pero la mantuvo en su lugar, ya que Stiles no parecía notar nada extraño como que eso era el avance más emocionante que Bill había hecho con un chico en su vida.

—¿Salieron de noche al bosque a buscar un hombre lobo alfa? —preguntó Stiles, esta vez sonando un poco más divertido.

—¿Como un dejá vu, eh? Derek me contó que estaban buscando el cadáver de Laura en el bosque cuando mordieron a Scott.

Stiles guardó silencio, mirándolo incrédulo pero aún así asintiendo a sus palabras.

—Te dije que te sorprenderías. —Bill se encogió de hombros, ocultando la emoción que comenzaba a sentir al estar cerca de Stiles.

Fue una emoción común que lo rodeaba cada vez que se acercaba a un chico que no sea su mejor amigo, ya se le iría. Al menos Bill se intentó asegurar de ello.

Decidió que no sería una buena idea seguir tocando a Stiles por mucho tiempo más, pero aún quería seguir viendo el vídeo en el teléfono de Lydia así que apartó suavemente la mano de Stiles y se alejó un par de pasos, observando la pantalla con curiosidad y asombro.

—No parece ser igual que Derek o McCall, este alfa. —comentó Bill después de unos minutos.

—Lo sé, estaba intentando contactarme con Scott hoy para decirle pero no responde sus llamadas.

—Oh, cierto. Hoy es el cumpleaños de la hija de los Argent. —Bill asintió comprensible, Stiles lo miró entre divertido y confundido.

—¿Y tú cómo sabes eso?

—Los estamos investigando, son cazadores. ¿Scott te lo dijo, cierto?

—Sí, Scott me dice todo. —afirmó Stiles con seguridad, Bill asintió, sabiendo que tenía el mismo trato con León—. Oh, justo estaba por borrar el vídeo del teléfono de Lydia cuando llegaste. —explicó Stiles, volviendo a acercarse a él para intentar tomar el teléfono.

—¡No, espera! —Bill se alejó, comenzando a caminar en reversa mientras era perseguido por Stiles—. No borres el vídeo, debería pasárselo a León antes de eso. Que al menos quede en su teléfono, es información importante.

Stiles finalmente se detuvo y asintió de acuerdo, Bill tecleó en el teléfono de Lydia el número de León y pronto logró mandarle el vídeo.

—Está bien, todo tuyo. —Bill le extendió el dispositivo, Stiles lo tomó y se aseguró de borrar el vídeo—. ¿No es un poco creepy que le hayas robado el teléfono? Estoy asumiendo que no se lo pediste prestado, dudo que ella haría algo así.

Stiles levantó la vista del teléfono, mirándolo con una sonrisa irónica y volviendo a bajar la vista—. ¿Dijo el creepy que sabe cuándo es el cumpleaños de Allison y también sabe en dónde vivo?

Bill lo pensó durante unos momentos y Stiles tenía un buen punto.

—Es parte de la investigación.

—Sí, claro. —afirmó Stiles, suave sarcasmo pintando sus palabras, finalmente guardó el teléfono de Lydia y lo miró con una sonrisa amable— Y dime, ¿cuál era tu nombre, otra vez?

***
and tell me... what's your name again?

Soy débil por imaginarme la voz de Dylan hablando en mi fic, en fin, lamento la demora, se suponía que estaría terminado mucho más temprano pero surgieron cosas.

¿Les gustó el capítulo? Dejenmelo saber en los comentarios, los estaré leyendo ♡⁠

No se olviden de votar y comentar, y hasta la próxima actualización ♡⁠

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