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01.04 Magic Bullet


Investigar el caso Hale era la nueva cosa favorita de Bill Jecksen.

Era prácticamente todo en lo que podía pensar cuando en realidad no lo estaba haciendo, y comenzaba a decepcionarse las noches en que León no pasaba por su casa para poder hablar de ello.

Bill se sintió culpable por esto, ya que fue él el primero que le recomendó a su amigo no llegar todas las noches de improvisto, pero si León había notado que Bill estaba más ansioso e inquieto de lo habitual, no dijo nada.

Todavía era maravilloso estar solo en las noches en que León no llegaba, pero era muy, muy difícil despejar su cabeza de los pensamientos relacionados con el pueblo sobrenatural en el que ahora sabía que vivía y aún más difícil no tomar su teléfono para llamar a León y decirle que den un recorrido por la noche en el bosque.

Ese fue otro pensamiento recurrente de Bill, quería salir de noche al bosque.

Él y León seguían saliendo por las tardes, pronto se volvió un recorrido habitual después de clases del que Bill ya había dejado de quejarse, pero por las tardes nada pasaba, porque lo divertido, lo sobrenatural siempre saldría de noche.

La pelea de hombres lobo que presenciaron esa noche dejó a Bill con ganas de muchísimo más, se había sentido como ver una película de acción pero más que eso, más intenso, porque era real y él estaba allí justo a dos temibles y peligrosos hombres lobo que no se habían percatado de su presencia.

Bueno, Hale sí, pero eso no era lo importante, lo importante era que Bill quería ver más.

La curiosidad pudo con él, por más que intentara negarse a si mismo y a su mejor amigo, sabía que ahora era casi una necesidad salir por las noches e intentar encontrar por su cuenta algún otro ser sobrenatural que puedan investigar con León.

Esa tarde, Bill estaba dispuesto a proponerle su plan a su amigo, sabiendo que León aceptaría al instante después de que Bill admita que está completamente obsesionado con el pueblo Beacon Hills, justo al igual que él.

—Entonces... Estaba pensando. —comenzó Bill cerrando el casillero y deteniéndose justo cuando ve a Christian Martin pasar por en frente suyo.

Bill y León no tenían la mejor reputación en la escuela como para ser nombrados los chicos populares, no como el grupo de Martin que recorría los pasillos como si fueran dueños del lugar, pero aún así habían logrado conseguir un pequeño puesto de reconocimiento entre el cuerpo estudiantil.

Digamos que Bill antes de conocer a León había sido un completo nerd al que le hacían bullying solo por el simple hecho de levantar su mano y responder a las preguntas de su profesor, todo eso cambió cuando León Deaton llegó a la secundaria Beacon Hills y decidió ser específicamente su amigo.

León llegó a él, con una sonrisa encantadora, rizos morenos alborotados y un plan.

Plan que les había servido a ambos para sobrevivir a la secundaria, vender sus tareas a los estudiantes populares que no perdían un segundo de su tiempo en abrir un libro de historia.

El secreto funcionaba, porque los dichosos y renombrados populares de su curso perderían más que ellos si alguien descubría dicho secreto.

Con el plan se estableció un balance, y si bien León y Bill no eran ni se juntaban con estos llamados populares, ellos tenían su propia medida de respeto entre los estudiantes.

Nadie había vuelto a molestar a Bill desde la llegada de León Deaton a su vida.

—¿Tierra llamando a Billy? ¿En qué estabas pensando? —preguntó León, recostándose contra su casillero y observando como su mejor amigo seguía con la mirada al pelirrojo de su clase hasta que finalmente desapareció doblando en uno de los pasillos.

—Huh, sí. —Bill carraspeó volviendo su vista a León y mirándolo con emoción contenida—. ¿Ir de noche al bosque?

León se quedó en silencio durante unos momentos, intentando asegurarse de que había escuchado correctamente, para después de unos segundos dar un fuerte aplauso y un pequeño grito de triunfo.

—¡Sí! ¡Lo sabía! —León lo señaló con su dedo índice, Bill rodó los ojos y les dedicó una amable sonrisa a los pocos estudiantes que se quedaron mirándolos con curiosidad.

Le devolvieron la sonrisa y siguieron su camino, sin burlarse de él ni de León.

Bill amaba ser el mejor amigo de León.

—¿Lo sabías? —preguntó Bill, fingiendo confusión.

—Que te está comenzando a gustar todo esto tanto como a mí, ¿cierto? La otra vez en tu casa vi tus apuntes de historia, ¡Escribías un trabajo de investigación sobre los Hale! —exclamó León encantado, sin importarle que el resto de los alumnos vagando por los pasillos puedan escucharlos.

Bill bufó, asintiendo lentamente—. Sí, sí. Te lo dije, eran once pero creo que además de Peter Hale, el tipo ese que quedó internado de por vida, hay alguien más, debe haber sobrevivido alguien más. —intentó explicarse Bill, creyendo que se saldría con la suya.

—No-oh Billy, dilo. —León negó con la cabeza, Bill volvió a bufar.

—¡Está bien! Sí, esto me está encantando tanto como a tí.

—¡Lo sabía! —León volvió a señalarlo, y sin poder contener la emoción se abalanzó contra él y lo abrazó.

—Oh woah, okay... León, público. —anunció Bill, palmeando suavemente la espalda de su amigo y cerrando sus ojos con fuerza para intentar evitar conectar miradas con cualquier persona.

—Oh, sí. Cierto, tu reputación de heterosexual. —murmuró León divertido, separándose del abrazo, Bill abrió los ojos y lo miró fríamente—. ¡Oye, tú me dijiste!

Y, era cierto. Bill le había pedido a su amigo que en lugares públicos tengan un contacto físico mínimo ya que él sabía que no lo ayudaría en la escuela estar abrazando y acariciando el cabello de su amigo con las ya sospechas que habían acerca de él.

Para ellos era normal, ya que era como demostraban su aprecio por el otro, pero sabía que cualquiera podía malinterpretar esas muestras y creer que serían algo más, Bill solo prefería evitar la tragedia.

—Está bien, está bien. Tienes razón, yo lo dije. —admitió Bill, relajando su postura y comenzando a caminar fuera de la escuela seguido de su amigo—.¿Qué haremos para perder el tiempo hasta la noche?

—¡Oh! Ahora que lo dices, debo mostrarte algo. —León sacó su teléfono de su bolsillo, enseñándole a Bill un par de fotos que había sacado.

La galería de León estaba parcialmente llena de fotos de sitios de internet hablando de hombres lobo, pero las que le enseñó a Bill eran distintas.

Bill sostuvo el teléfono entre sus manos y comenzó a pasar fotos borrosas, eran de la preparatoria de Beacon Hills, y en todas ellas se veían un chico de cabello rapado pero siempre moviéndose, nunca una foto en donde Bill lo pueda ver claramente.

—¿Qué estoy viendo? —preguntó Bill, deteniéndose en la última foto.

Podía decir que en todas era el mismo chico ya que siempre usaba el mismo código de ropa: camisas abiertas a rayas.

—Stiles Stilinski. No logré tomarle una solo foto sin que salga borrosa. —explicó León, tomando su teléfono y guardándolo mientras ambos salían de la escuela y se dirigían a sus bicicletas—. Podríamos ir a la prepa esta vez los dos, ver si lo encontramos así sabes quién es.

—¿Por qué debería saber quién es?

—Cierto, no te dije. Es amigo de Scott McCall, al menos eso noté ya que estaban todo el tiempo juntos. Y hay más... —León se detuvo un segundo, subiéndose a su bicicleta y esperando a Bill.

—¿Más? ¿Cuándo fuiste a la prepa de todos modos? —consultó Bill, sacando el último candado de su bicicleta y subiéndose a alcanzar a León.

—Ayer. Y sí, hay más. ¿Recuerdas los cazadores? ¿Los que identificamos como los Argent recién llegados a Beacon Hills? —León se detuvo a esperar una confirmación de Bill.

Y sí, por supuesto que Bill los recordaba, ya que eran parte fundamental del caso del incendio Hale, e incluso aunque Derek no había querido ayudarlos ni darles pistas, cada vez que tanto León como Bill mencionaban ese apellido, Derek gruñía y se tensaba.

Los Argent estaban relacionados con los Hale.

Cazadores y hombres lobo, en disputa durante siglos.

—Sí los recuerdo.

—Bueno... Básicamente Scott McCall está saliendo con la hija del cazador que quiere matar a Derek, si los besos que se estuvieron dando ayer fueron alguna indicación. —concluyó León.

Bill frunció el ceño, pensando.

Ese Scott McCall es más idiota de lo que creía.

Tenía la vista fija en el camino y pronto estarían por llegar a la preparatoria pero León se detuvo en seco antes de que eso pueda ocurrir.

Bill notó que su amigo no estaba a su lado un par de metros después, deteniéndose él también y mirando hacía atrás, León le hacía señas para que se acerque.

—¿Qué? —dijo Bill al llegar, había tenido que bajarse de su bicicleta y caminar de regreso casi una calle completa.

—¡Ese jeep azul de allí! Es el de Stiles Stilinski. —León señaló un jeep que estaba estacionado justo en la calle de enfrente.

—Ya dimos por hecho que Stiles Stilinski es un humano, ¿cierto? —preguntó Bill después de unos segundos en silencio mirando a las dos personas dentro del jeep azul que León señaló.

—Uhm, no completamente. ¿Por qué?

—Derek está en el jeep con él. Y solo estoy pensando en que todas las fotos que le tomaste salieron borrosas, pero debió ser por algo... —Bill detuvo sus propias palabras, pareciendo confundido, a su lado León lo miró con sorpresa.

—¿Crees que él puede ser como... un vampiro o algo así?

—¿Vampiro? —Bill frunció el ceño, mirando a León a su lado, el cual comenzó a asentir rápidamente.

—¡Podría ser! Oh, en realidad tiene todo el sentido que no le había buscado. Las fotos borrosas, poder estar tan cerca de un hombre lobo como para no temer abrazarlo... Tal vez no es humano en lo absoluto. —comenzó a analizar León en voz alta, una mano sobre su barbilla mientras forzaba sus ojos a ver mejor el Jeep.

León necesitaba lentes, seriamente. Pero Bill no tenía intenciones de comentarlo ahora, no cuando la posibilidad de que los vampiros también existan estaba justo frente a él.

—¿Pero vampiros, León? Yo habría dicho otro hombre lobo pero. —Bill comentó, encogiéndose de hombros.

—No, piénsalo. Los vampiros son los que no se ven en fotos, es básico de las películas de terror, tampoco tienen reflejo en los espejos y son súper fuertes así que no hay razón para que le tema a dos hombres lobo como Derek y McCall. —enumeró León—. ¿Qué nunca viste mi niñera es una vampiro? Además el tipo es súper pálido, como si viviera encerrado en una cueva o algo así.

—Tal vez tengas razón. —decidió Bill, ya que una vez no le había creído a León y tuvo que terminar pagándole una semana el almuerzo, esta vez decidiría creerle por más bizarra que sea la idea.

Ambos vieron como el Jeep azul se encendió nuevamente con un rugido y pronto se alejó de las calles.

—¿Deberíamos seguirlos? —preguntó Bill, pero León negó—. ¿Y si Derek está en peligro?

—¿De qué le serviría dos niños humanos? —se quejó León, pero aún así subiéndose a su bicicleta.

—¿Distracción? —Bill se encogió de hombros, pensando en que tan mala idea podría ser que un vampiro lo muerda, León se encogió de hombros también y ambos comenzaron a seguir al Jeep azul.

—Espera, ¿están en a la clínica de animales? —preguntó León una vez que lograron encontrar al Jeep nuevamente y vieron que estaba estacionado justo frente a la clínica de su padre.

—Ya oscureció, tardamos mucho en encontrar el Jeep, momento perfecto para que el vampiro ataque a Derek... ¿Tal vez Derek ya está muerto? —preguntó Bill, no sin un poco de lástima.

—Tu optimismo te llevará muy lejos mi querido Billy. —comentó León, dejando su bicicleta encima de la de Bill ambos comenzando a adentrarse a la veterinaria que ya se encontraba abierta.

Con pasos cuidadosos comenzaron a adentrarse al lugar, las luces se encontraban encendidas y Bill apenas lograba escuchar el destello de una conversación dentro.

—¡Solo hazlo! —y un grito, ese fue Derek.

León y Bill se miraron y ambos decidieron con un solo asentimiento salir corriendo hasta donde Derek Hale se encontraba, persiguiendo el grito hasta la parte trasera de la clínica de animales.

Ambos se detuvieron en la puerta, observando horrorizados como Stiles Stilinski estaba sosteniendo una cierra eléctrica entre sus manos.

—¡¿Quién eres y qué le harás a Derek?! —gritó León, presa del pánico.

Bill miró confundido a su amigo. ¿No habían acordado que ese de allí era Stiles Stilinski?

—¿Qué hacen ustedes aquí? —gruñó Derek, más gruñón de lo normal.

—¡Qué mierda es eso! —gritó Bill en respuesta, señalando al brazo ensangrentado de Derek.

—Oh gracias a dios alguien llegó a interrumpir esto, acaban de impedir una vida de pesadillas. —dijo Stiles Stilinski, sonando aliviado.

—¡León la cámara! —gritó Bill una vez más, señalando está vez a Stiles e intentando desviar la vista del sangriento brazo de Derek.

León se apuró en sacar su teléfono y le tomó una foto a Stiles quién lució genuinamente confundido.

—¿Qué acaba de pasar? —preguntó Stiles, mientras ambos amigos se detenían a mirar la foto en el teléfono.

—¡Stiles, hazlo ahora! —gritó Derek en respuesta, Stiles volvió a alarmarse, había dejado caer la cierra de sus manos y ahora estaban temblando sin querer volver a tomarlas—. ¡Si no lo haces, moriré!

—Woah, woah, ¿Morir? —preguntó León.

—El maldito vampiro, ¡él le hizo eso! —gritó Bill, acercándose hasta donde estaba Derek con su brazo herido sobre la mesa y arrojando lejos la cierra eléctrica.

—¿Vampiro? ¿De qué carajos están hablando? —preguntó Derek, para después gruñir adolorido.

—Huh... Billy, amigo. —llamó León, mirando la foto que había tomado en su teléfono.

—¡Oye tú, Stilinski! —Bill señaló a Stiles—. ¿Eres un vampiro si o no?

—¿Qué está sucediendo aquí? —una cuarta voz se dejó escuchar, Bill y León dieron una vuelta rápidamente, alarmados.

—¡Al fin! ¿Tienes la bala? —preguntó Stiles, quién por unos segundos se había quedado en un silencio absoluto y confundido.

—¿Bala? —dijo León, mirando como el recién llegado, Scott McCall, se acercaba hasta Derek, entregándole una bala.

—No me respondió. —se quejó Bill, parándose a un lado de León nuevamente y mirando el teléfono que seguía en la mano de su amigo—. Espera, ¿se vio en la foto?

—Sí... Eso iba a decirte. —comentó León, atontado mirando la urgencia con la que Scott y Derek se movían.

McCall le entregó la bala a Derek pero justo en esos momentos Derek se desmayó.

Bill desvió la vista del teléfono de su amigo al escuchar un fuerte golpe seco contra el suelo, le entregó el teléfono a León y se acercó en busca de Derek.

—¡Derek, hey despierta! ¿Qué le hicieron? —gritó Bill, ya cansado de no haber recibido respuestas.

—¡Nada, nosotros nada! —se quejó Stiles, luciendo igual de confundido que él.

—No alcanzo, no alcanzo a tomar la bala Stiles. —gruñó Scott desde el otro lado de la habitación, Bill se acercó hasta él y lo movió.

Sabía que se habría ido por el desagüe, allí siempre solían irse los lápices de León cada vez que venían a estudiar en la clínica veterinaria.

Empujó a McCall y se estiró él, siendo que Bill era más pequeño que el hombre lobo, fácilmente logró pasar sus dedos por las aberturas en dónde había caído la bala y la tomó entre sus manos.

—¿Para qué es? —dijo Bill, ahora más suavemente, extendiéndole a McCall la bala, el cuál rápidamente la tomó y corrió hasta Derek.

—Para salvarlo. —le respondió Scott simplemente.

Bill observó como Stiles le pegaba a Derek para despertarlo y como al final terminaba hiriéndose él solo con el golpe.

Definitivamente no parece un vampiro.

¿Pero cómo un humano puede estar tan cerca entre lobos sin lucir asustado?

Y entonces un nuevo pensamiento recorrió la mente de Bill.

Yo también soy un humano rodeado de hombres lobos.

Y León también lo es.

Ninguno está asustado.

Bill observa con atención y curiosidad como Derek se pone de pie, muerde la bala y deja caer un polvo contra la mesa metálica, con un encendedor los prende fuego y comienza a salir un halo azul de ellos.

—Acónito azul. —dijo León, acercándose hasta la mesa para observar como Derek maniobra el polvo hasta dejarlo caer sobre su herida.

El desgarrador grito que vino después hizo que Bill cierre los ojos con fuerza, pero una vez que los volvió a abrir se encontró a Derek en el suelo, completamente curado.

—¡Eso fue increíble! ¡Sí!. —gritó Stilinski, emocionado.

—¿Estás bien? —le preguntó Bill a Derek, observando cómo se ponía de pie lentamente.

—¿Salvo por el terrible dolor agonizante? —preguntó Derek, Bill asintió, aún esperando la respuesta.

—El uso del sarcasmo es una buena señal de salud. —comentó Stilinski.

—Te salvamos la vida, o sea que ahora nos dejarás en paz. —declaró Scott.

Bill y León se miraron entre sí confundidos, intentando comprender entre ellos que es que estaba sucediendo, León hizo un intento de hablar pero Bill negó con la cabeza.

Tal vez se vendrá otra pelea de hombres lobo, paciencia León. Bill no lo dijo en voz alta, pero creyó que su mejor amigo lo había entendido ya que asintió y guardó silencio.

—¿Entendiste? Y si no lo haces... Le contaré todo al papá de Allison. —siguió Scott, con un pésimo intento de amenaza.

—¿Está intentando amenazar a Derek? —preguntó León confundido.

—Creo que es mucho más idiota de lo que había creído en un principio. —dijo Bill, asintiendo a la pregunta de su amigo.

—¿Vas a confiar en ellos? ¿Crees que ellos pueden ayudarte? —preguntó Derek, firmemente.

—¿Por qué no? ¡Son mucho más amables que tú!

—Oh, puedo mostrarte que tan amables son. —y con eso, Derek tomó a Scott de los hombros y lo sacó fuera de la veterinaria, dejando a León y a Bill solos con Stiles Stilinski.

—¿Un hombre lobo acaba de llamar amables a los cazadores del pueblo? —preguntó Bill, a su lado León asintió—. Y entonces, ¿tú no eres un vampiro? —preguntó Bill con cuidado, Stiles que había estado viendo el camino por donde Scott y Derek se fueron volteó a verlos, alzando ambas cejas.

—¿Yo? ¿Un vampiro?

Bill se encogió de hombros, León lo miró con seriedad.

—No, no lo soy. Pero en estos momentos no me sorprendería que existan en Beacon Hills. —admitió el hijo del sheriff.

León y Bill se miraron durante unos segundos, decidiendo si iban o no a creerle, al final, ambos asintieron, decisión unánime, le creemos.

—Casi se rompe la mano cuando le pegó a Derek. —comentó León divertido, Stilinski rodó los ojos y Bill soltó una risita.

—Cierto, los vampiros serían más fuertes, por cierto, ¿tu mano está bien? —preguntó Bill, acercándose hasta Stilinski.

Stiles extendió su mano y la miró con curiosidad, no había ningún tipo de herida que se vea preocupante, entonces fue solo el momento en que lo golpeó.

—Seh, creo que sobreviviré. —le respondió Stiles, dejando su mano aún en el aire ya que Bill no había terminado de estudiarla desde su lugar frente a él.

—Si tú lo dices. —Bill finalmente se encogió de hombros y Stiles bajó la mano—. Pegarle a Derek debe ser como pegarle a concreto sólido.

—Oh, lo es. —Stiles asintió entre risas, mirando de Bill a León—. ¿Y ustedes quiénes son de todos modos? ¿Cómo conocen a Derek?

—Mi papá es el dueño de la clínica en la que irrumpieron. —comenzó León, caminando para acercarse a ellos, ya que Bill había terminado de acortar la distancia con Stiles para mirar su mano—. Y somos amigos de Derek.

—¿Amigos de Derek? —repitió Stiles, sonando más divertido de lo que debería.

Bill decidió no comentar que Derek los veía como un estorbo, y en cambio asintió de acuerdo, secundando a León.

—Te sorprenderías.

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