1. FRIENDS.
«Me tienes mirándote
Me tienes mirando como un tonto
Sí, sé que tú también me quieres
Cuando me miras
Sé que me entiendes.»
Tipling Rock - "Staring".
[...]
Día 1: AU. Amigos de la infancia.
—¡Pasa el balón!
Isagi levanta la vista, frente a él, algo alejados cerca de los árboles de cerezo hay un par de niños que le hacen señas con sus manos, señalando la pelota que rodó hasta quedar cerca de la banca donde estaba sentado con su mamá.
—Oh, mira Yo-chan. Un balón de fútbol ¿Por qué no se lo lanzas a los niños? Hace tiempo que no juegas.
Yoichi tiene ocho años, lleva desde muy pequeño jugando al fútbol, sus padres lo apoyan con todo lo que tienen aunque es claro que aún no lo entienden del todo.
Se levanta con cierta vergüenza, llevan poco tiempo de mudarse de Saitama, ni siquiera sabe porqué razón, pero ahora tiene que empezar de cero en otra ciudad sin nadie que conozca, es demasiado tímido y callado y eso a lo que llaman hacer amigos nunca se le ha dado muy bien.
Respira profundo tomando el valor para patear el balón en dirección a los niños pero este es arrebatado de sus pies con facilidad por uno de esos niños, quien lo mira con desinterés en sus ojos turquesa.
—Eres tan lento.
Es lo único que dice, hace un amague con sus pies para posicionar el balón y lo patea hasta donde se encuentra el pelirrojo con el que está jugando antes de salir corriendo en esa dirección.
—No te preocupes, Yo-chan. Tal vez puedas pedirles jugar con ellos. —comenta su mamá, pero el pequeño se siente profundamente avergonzado, volviendo a sentarse en la banca, dejándose caer contra el cuerpo de su mamá, quien le acarició la cabeza en señal de consuelo. —Tranquilo, cariño. No tienes que presionarte, sé que es difícil pero papá y yo te vamos a inscribir en otro equipo de fútbol como prometimos ¿Sí? Ahí podrás jugar todo lo que quieras, no te preocupes.
Su mamá entonces no entiende el problema, puesto que Yoichi a veces odia demasiado el ser de esa manera, que su pecho se comprime y su respiración se acelera ante la idea repentina de tener que interactuar. Le cuesta manejar la situación si no la ha tenido previamente pensada y entonces no puede reaccionar. No pudo hacerlo justo ahora cuando un niño le dijo algo que le molestó, pero no él no está a favor de pelear y aunque le causó enfado esas miseras palabras, su única reacción fue quedarse callado.
Como siempre. Piensa, sin apartar la vista del par de niños que se alejan jugando con el balón. Notó que eran realmente buenos y le supo amargo la idea de que perdió la mínima posibilidad de participar en ese pequeño juego que se veía sumamente divertido, ya hacía casi dos semanas que no pateaba un balón por culpa de los quehaceres de la mudanza y ya le empezaba a hacerle falta.
El fútbol era entonces aquello en lo cual su timidez ya no lo sofocaba y podía disfrutar ya que su mente solo se concentraba en la pelota y en su juego. Sin preocupaciones tontas como el qué pensaran los demás.
Por eso, se esfuerza mucho para impresionar al entrenador del equipo al que quieren inscribirlo sus papás.
“Es el mejor equipo de la ciudad" Dijo un vecino que les recomendó el club. “Ahí juega el niño prodigio, Itoshi Sae. ¡Es tan pequeño y tan genial!” Tuvo que preguntarle a su padre por el significado de la palabra “prodigio” y le pareció genial entonces la simple idea de jugar junto a alguien que era tan bueno.
Jugar con los mejores lo acercaría cada vez más a su sueño de tener la copa del mundo en sus manos. Así que da lo mejor de sí, saltando de alegría cuando lo aceptan en “La Juventud Unida de Kamakura”, casi vibrando de la emoción cuando le dicen que van a presentarlo al resto del equipo.
—Eres el niño lento.
No es una pregunta, el mismo niño de cabello verde y penetrantes ojos turquesa le habla una vez que lo tiene al frente. Es discreto al menos, el resto de los niños del equipo no escuchan sus palabras y el pequeño frente a él solo lo mira con indiferencia, mientras que a su lado el niño pelirrojo con el que se encontraba aquella vez que se vieron, lo regaña suavemente diciendo que debía ser más amable. Isagi entrecierra los ojos, dándose cuenta que de cualquier forma, no negó las palabras del más pequeño y mucho menos se disculpó.
—Mi nombre es Isagi Yoichi, por cierto. Y sí estoy aquí, no es porque sea lento.
No sabe de donde nació el valor para decirlo, pero se siente como una victoria que las palabras no se le hayan atorado en la garganta y finalmente pudiera defenderse. Tampoco sabe que tanto pueda contar como triunfo teniendo en cuenta que se defendió de un niño que es menor que él.
—Entonces, muestra que no lo eres.
Es lo único que le dice ese niño antes de alejarse. El pelirrojo solo inclina la cabeza, como señal de bienvenida o algo así antes de alejarse detrás del más pequeño.
Y en ese momento, Isagi Yoichi conoció a los hermanos Itoshi y sin ninguna duda, no tuvo idea en ese entonces de lo mucho que cambiaría su vida a partir de ahí.
No le costó más de un par de días entender porqué Sae era llamado un prodigio, su afinidad con el balón eran algo fuera de este mundo. Era increíble y no le sorprendía que prácticamente todos, sin importar si estaban dentro o fuera de la cancha quedarán embobados por su forma de moverse a través de la cancha.
Su juego era totalmente hermoso, y el equipo simplemente existía a su alrededor que hasta parecía que se movían para hacerlo brillar a él y a nadie más. Lo cual, era completamente entendible, Sae se movía como si el resto de los jugadores fueran un adorno que lo hacía lucirse aún más.
Todos los demás jugadores con excepción de su hermano.
Porque cuando los ojos de todos no estaban sobre Sae, era porque en ese segundo en el que sus pies dejaban de tocar el balón para pasar a estar en los pies de Rin. Empezaban a ser testigos de un pequeño genio que avanzaba a pasos agigantados.
Un balón que iba desde los pies de Sae hasta los de Rin era en gol asegurado y una ovación del público que dejaba un pitido en los oídos.
Isagi vió en ellos la inspiración de lo que él quería ser como delantero, y con solo verlos se motivaba cada vez más a dar todo de sí en los entrenamientos para llegar a alcanzar ese nivel porque ellos le hacían darse cuenta de que la edad no era un limitante para ser una gran estrella.
—¿Traes dinero, lento?
—Deja de llamarlo así, Rin.
Y como las estrellas que eran, Yoichi nunca se había atrevido a dirigirles la palabra más que un saludo simple y una despedida ligera los días que tenían prácticas en el club. Sintiéndose tan sumamente apenado que caminaba unos diez pasos detrás de ellos de camino a casa cuando notó que seguían casi la misma ruta, con la diferencia que él cruzaba una calle antes que los hermanos.
—Eh... ¿Un poco?
—Pues apresúrate entonces. Vamos a comer helado. —Es lo único que dice Rin antes de girar sobre sus pies otra vez, Yoichi queda paralizado y confundido por la repentina invitación pero los ojos filosos del menor no le dan la oportunidad de refutar. —¿No escuchaste? Apresúrate.
Ahora está comiendo un helado junto a los Itoshi, siente que el corazón podría escaparsele del pecho y el frío de la paleta solo causa que le duela el cerebro. No entiende porqué lo han llamado, ni la razón del repentino interés, pero es a ellos a los que ha considerado sus ídolos por los últimos meses (muy por debajo de Noa-sama, claro está) y el hecho de que lo inviten de forma repentina no hace más que causarle ciertos sentimientos mezclados de emoción y confusión.
—Eres bueno jugando.
Sae lo dice con un tono totalmente plano en su voz, inexpresivo como siempre. Yoichi siente un cosquilleo desde la punta de su cabello hasta los dedos de los pies.
—¿De verdad lo crees? Digo, ¿Lo cree así, Itoshi-san? —Se muerde la lengua al hablarle sin propiedad al As del equipo, siendo que incluso es su senpai en el equipo.
—Claro, aunque Rin te diga lento. Piensas más rápido que el resto del equipo. Lo noto, a diferencia de ellos, tú sí logras ver lo mismo que nosotros. —dice Sae, moviendo el palito de su paleta entre sus dedos. —Es algo natural para tí, así como para él.
El pelirrojo señala al menor junto a ellos quien come su paleta con indiferencia, volteando solo un segundo a mirarlos antes de hablar.
—Sabe a donde ir pero no alcanza a llegar a tiempo. Por eso es lento.
Su atención vuelve entonces al helado. Yoichi tiembla ligeramente debido a la molestia.
—Lo estoy intentando.
—No es suficiente.
—Rin, no seas tan duro.
—Solo le digo la verdad.
Rin es tan molesto. Fue lo que pensó, apretando los labios mientras que ambos apenas hablan sobre si el menor debería o no decirle lo lento que es.
Desde ese día, entonces, Sae es más amable con él... O tan amable como los Itoshi pueden ser. Lo dejan quedarse con ellos en el campo después del entrenamiento formal para seguir practicando. Sae le da consejos y Rin, con su dulzura habitual, le señala sus errores, que aunque le genere molestias, no puede refutar. Con el tiempo lo ha notado, el menor de los Itoshi no es malo, solo es abrumadoramente franco y brusco para hablar.
Nunca había conocido a nadie tan motivado por el fútbol como él, en Saitama en su antiguo colegio, sobresalía con facilidad si se ponía a verlo con perspectiva, sus compañeros no estaban ni la mitad de comprometidos como él, y realmente no se esforzaban para mucho más que hacer lo suficiente en el juego.
En los Jóvenes Unidos de Kamakura, se dió cuenta que incluso los que no eran titulares, eran buenos. Y por un momento, le asustó quedarse atrás y no poder sobresalir como quería, darse cuenta que no era lo bastante bueno pero los Itoshi lo ayudaron a notar algo, que él era bueno, simplemente que la forma que tenían de ver el juego y todo lo que implica era diferente para ellos.
No entiende como, pero logró encajar de cierta forma en ese extraño mecanismo funcional que los hermanos Itoshi lograban crear. Separados eran buenos, pero juntos eran simplemente imparables. No les costó nada darse paso en la competencia hasta ganar las nacionales cada vez que estaban juntos. Aunque era claro que el enorme reflector siempre estaba sobre Sae quien a pesar de ser solo un chico de trece años en su primer año de secundaria, no le costó nada ser el As del equipo y ser reconocido por el Real Madrid.
No le sorprendía a nadie, porque Sae sería el mejor delantero del mundo, eso siempre lo había dejado claro. Frunciendo ligeramente el ceño cuando Yoichi lo negaba en broma, diciendo que el mejor del mundo sería él. Rin solo los miraba con las manos detrás de la espalda, a veces decía que Isagi soñaba demasiado en grande si creía que podría vencer a su hermano, teniendo en cuenta que también tendría que vencerlo a él para ser el mejor. Isagi solo reía, porque sentía que ser los mejores del mundo realmente no estaba tan alejado de la realidad, y si tenía que dar todo de sí para derrotar a los Itoshi, lo haría.
Isagi nunca los ha visto como sus enemigos, tampoco como si quisiera derribarlos del trono. Los hermanos nunca han sido malos con él, ambos le dan la oportunidad pasándole el balón o teniendo la competencia amistosa entre Yoichi y Rin de ver quién llegaría en el momento justo al lugar donde Sae dejaría el balón. Comen helado al final de la práctica, caminan juntos a la orilla del mar y ven las olas golpear contra las rocas. Yoichi regaña al menor cuando lo ve con intenciones de lanzarse desde un lugar alto sin ninguna clase de sentido de auto-preservación y Sae solo los mira con diversión.
Los Itoshi eran los amigos con los que siempre soñó, quienes se divertían junto a él en aquello que más amaba. Y no puede negar la verdad al decir que por un segundo sintió miedo de todo lo que podía cambiar cuando Sae se fuera pero era algo inevitable.
Tuvieron una pijamada un día antes de su partida, Yoichi no los podría acompañar al aeropuerto porque su madre decía que eso era un momento meramente familiar pero a sabiendas de lo importante que era Sae para él, le permitió invitarlo a pasar la noche al menos una vez hasta pasar quien sabe cuanto tiempo sin verlo. Y a Rin también, porque claro, ellos siempre están juntos.
—Solo voy primero. Vengan después de mí. —Es lo que dice Sae, arropado entre las sábanas de superhéroe de Yoichi. —No te rindas mientras no estoy.
Es lo que dice viendo únicamente a su hermano menor. Isagi casi puede sentir las chispas de admiración saltando de los ojos del pequeño Rin mientras asentía. Esos dos a veces lo hacen tener envidia por el deseo que siempre estuvo en su interior de tener algún hermano.
—Bueno. ¡Mi objetivo es convertirme en el mejor de Japón y ser descubierto como Nii-chan!
—Sí y luego el mundo. Juntos nos convertiremos en los mejores del mundo. —dice Sae, sonriendo ligeramente. —Ah, claro. Y tú también puedes intentar seguirnos, Yoichi.
—Tonto Sae.
Isagi lo golpea con una almohada, sin esperar que Rin lo sorprenda por la espalda golpeándolo también con la suya, apenas puede ver una fina línea en sus labios y esa podría decirse que es de las sonrisas más grandes que puede obtener de él. Empiezan a golpearse entre todos con las almohadas hasta que su mamá cree que es suficiente y les dice que ya deben irse a dormir. Rien hasta quedarse dormidos, y se siente bien porque de cualquier forma no saben cuando volverán a tener un momento así los tres juntos.
Ahora son solo Yoichi y Rin jugando al fútbol.
Las cosas cambian, eso es algo inevitable, pero comparado a la perspectiva ligeramente fatalista de Isagi frente a las dificultades. Realmente no van tan mal.
El tiempo juntos en lugar de disminuir, parece que incluso aumenta porque sí antes practicaban duro ahora lo era incluso el doble. Practicaban cada mañana antes de irse a clases, iban cada día a las prácticas del equipo y siempre eran los últimos en irse a casa. Seguían comiendo helado de paleta y reían cuando alguno tenía la suerte de recibir el palito ganador para obtener otra paleta gratis porque era imposible no pensar en la voz de Sae diciendo "Aquellos que usan su suerte en cosas como esta no pueden ser los mejores del mundo" Ambos, por supuesto, saben que lo dice solo porque odia perder en cualquier situación.
Y juntos se dan cuenta lo mucho que Sae hacía por el equipo. Son entonces abrumadoramente conscientes de a lo que Sae se refería cuando decía que el resto de sus compañeros no veían el juego de la misma forma que ellos.
Podían darse cuenta ahora que tal vez, Sae los tenía completamente mimados. Siendo que solo tenían que preocuparse por estar en el lugar exacto para recibir alguno de sus pases prodigiosos y alguno de los dos lograría conectar el gol. Ahora, sin embargo, no hay nadie que pueda ver las cosas más que ellos dos, entonces, no hay ningún pase prodigioso que recibir.
Mientras que ellos se encuentran en el lugar perfecto para marcar el gol, sus compañeros apenas se encuentran a media cancha totalmente confundidos y el entrenador solo grita furioso, porque claro, si son ellos dos los que se encuentran "lejos del balón" es culpa de ellos los problemas que tiene el equipo.
O como decía el equipo, es culpa de Rin. Porque "Sin su hermano, es solo un tipo común”.
A Isagi le hierve la sangre, ellos solo saben hablar y hablar, quejarse y quejarse. No hacen ni el más mínimo esfuerzo por entender a Rin, y solo recargan toda la responsabilidad para que los lleve a ganar como el As del equipo.
Como lo hacían con Sae. Y le duele de cierta forma, darse cuenta que nunca notó todo el peso que él cargaba sobre sus hombros y nunca pudo hacer nada para ayudarlo.
—Ha sido bendecido hasta ahora. Su hermano podría haber ganado solo para el equipo.
Deliberadamente les permitieron escuchar todas esas murmuraciones cuando ambos entraron a los vestuarios luego de quedar empatados en un juego que fácilmente pudo haber sido derrotado de no ser porque "El pilar del equipo" se fue.
—Oye. —Rin perdió los estribos con calma, él nunca había necesitado mucho para ser imponente incluso cuando era de los más pequeños del equipo.
Isagi casi puede leer su mente, son amigos hace años y lo conoce tan bien como nadie más aquí. En la imágen que ellos dos tenían del partido hubo muchas ocasiones de gol. Pero, ¿De quién es la culpa de que no estén a la altura de su imagen? El equipo no se adaptaba al estilo de juego ganador que Yoichi y Rin tenían pero para todos ellos, era culpa de ambos por no haberlos guiado sin dificultad a la cima como Sae hacía.
A este ritmo, pensó que Rin le daría una paliza, cuando lo vió apretar el puño. Sabía que a él no le importaría si es un senior. La sed de sangre de Rin fue obvia, asustando a sus compañeros de equipo que retrocedieron.
—¿Q-qué? ¿No es esa la verdad?
—Porque no puedes anotar como Sae, entonces no estamos ganando.
Isagi puede ver claramente que el Itoshi menor está sin palabras. Lo que estos tipos están diciendo es frustrante, pero es verdad. Sin los pases de Sae, no pueden jugar como quieren.
—¡No puedes marcar un gol solo!
—¡¿Y por qué es eso culpa suya?!
Rin voltea a verlo, sus ojos se abren más de lo que es común, mostrando cierta sorpresa en su inexpresivo rostro. Yoichi también se siente sorprendido de sí mismo pero no es momento para echarse para atrás.
—¿Es culpa suya que ustedes no sean capaces de seguirle el ritmo? ¿Qué clase de tontería están diciendo? ¡Rin estaba en el lugar perfecto para marcar el gol pero ninguno de ustedes fue capaz de pasarle el balón!
—¿Por qué no puede anotar como...?
—¿Es eso lo que quieren acaso? ¿Seguir siendo unos mediocres que tienen que depender del As para ganar? Por favor, por algo esto es un deporte en equipo.
—¿Y tú con que derecho hablas, Yoichi? ¡Tampoco haz logrado marcar goles correctamente desde que Sae se fue!
—Sí lo único que quieren es ocultar lo poco que están haciendo por el equipo echándonos la culpa a nosostros dos. ¡Pues está bien! ¡Pero no se atrevan a hablar así de Rin, sin antes dar una mirada a su propio juego!
Isagi está furioso, toma a Rin del brazo para retirarse del vestuario con un portazo. Caminan en silencio por un largo rato, el menor le pregunta con suavidad si quiere ver una película con él y Yoichi acepta, llamando a su madre para decirle que se quedaría en la noche con el Itoshi.
De cualquier forma, su visita no va a afectar la rutina de Rin, llegan, entrenan y tienen estiramientos, buscan unas botanas y se sientan a ver la película, que para sorpresa de nadie es de terror.
No entiende de donde nació ese amor por la películas de miedo después de la despedida de Sae, pero no es nadie para decir que sea algo malo, solo que no son sus favoritas cuando ve la sangre salpicar en muchas direcciones dentro de la pantalla y siente un revoltijo en el estómago.
—Vaya, eso es enfermizo. —dice con una calma aterradora tomando en cuenta que el asesino en pantalla corta sin parar los miembros de los protagonistas. El mayor solo puede dejar salir un sonidito aterrado de su garganta, mientras oculta el rostro en el borde de la cama que está detrás de ellos.
La película acaba, y la pantalla se va a negro después de los créditos, Rin le ofrece el futón que era de Sae, así que Yoichi lo acomoda para acostarse junto a la cama del menor.
—Gracias por lo de hace rato. —comenta. Realmente Yoichi no esperaba un agradecimiento.
—No hay de qué, Rin. Somos amigos, voy a defenderte siempre que pueda. —contesta, porque es cierto. Hace un par de años podría haber dudado un momento en poner su nombre y el de Rin en la misma oración que la palabra amigos, pero han pasado muchas cosas desde entonces, muchos momentos y muchas conversaciones que los han ayudado a afianzar cada vez más su relación. Así que cuando sus compañeros empezaron a hablar así de él, simplemente no pudo contener la rabia que surgió en su interior. —Ellos no tenían derecho de hablarte así.
—Pero Nii-chan fue descubierto cuando tenía mi edad ¿Qué diablos estoy haciendo mal?
—Ok, eso dolió. —responde, reconociendo que en efecto, era una situación que le dolía.
Literalmente, saber que él ya tenía catorce, que a ese equipo lo visitaban muchos cazatalentos y él no había sido visto ni siquiera como opción de ser el As, le dolía en sus noches más decaídas cuando se le apretujaba el corazón pensando que tal vez, no era tan bueno. El hecho de que no hayan podido ganar ningún trofeo en los últimos dos años desde que se fue Sae, no ayuda en lo más mínimo. ¿Y sí realmente dependían demasiado de él? ¿Y sí realmente el único diamante del equipo era Sae?
—Lo siento.
—No es tu culpa.
—¿Sabes? Puedo ver la ruta a la meta pero nadie es capaz de verlo, solo tú. —dice Rin, el corazón de Yoichi se acelera como aquella vez en la que Sae le dijo algo parecido, tal vez, incluso un poco más porque después de tanto podría decirse que es la primera real vez en la que este Itoshi lo felicita sin ninguna clase de corrección de por medio. —Pero no podemos hacer nada si esos inútiles no son capaces de traer el balón hasta donde lo necesitábamos. Tampoco podemos quedarnos de brazos cruzados en espera de que cambien, porque es claro que no lo harán. Ya no podemos jugar como lo hacíamos con mi Nii-chan.
—¿Y qué sugiere el As del equipo?
—Para cumplir con mi responsabilidad como un As. También... Para cumplir la promesa que le hice a Niichan. —Rin solo suspira con cierto fastidio como si la simple idea le resintiera como una molestia excesivamente grande. —Tendremos que cambiar nosotros. Dar un paso atrás y construir una imágen alrededor de nuestros compañeros de equipo. No podemos marcar goles solos.
—¿Estás sugiriendo...?
—Sae se fue y el equipo dejó de funcionar. Sí es lo que hace falta, entonces seré el reemplazo de Nii-chan.
—No tienes que hacerlo solo, Rin.
—Sae pudo.
—Por supuesto, pero él... Él es mejor que nosotros, siempre lo ha sido, y no dudo que también puedas llenar ese espacio, pero no quiero que pierdas ese espíritu y esa habilidad que tienes en el juego solo por tener que bajar el ritmo. —Yoichi lo nota ahora, por culpa de la pantalla de perfección y talento que siempre ha creado Sae a su alrededor, no se dió cuenta todo lo que él hacía para ser el mejor y para permitirles a ellos brillar con fuerzas sin pensar en nada que no sea el juego, sin dejar de disfrutar este deporte que tanto aman. Rin es un alma libre, no quiere que sus alas sean cortadas solo por el berrinche de un grupo de chicos que no son capaces de seguirle el ritmo. Son unas cadenas que no le corresponde cargar, pero que de cualquier forma le han impuesto. No pudo hacer nada por Sae, pero ¡No permitirá que lo mismo suceda con Rin! Hará todo lo que esté en su poder para ayudarlo a sobrellevar la carga y que sea esta su forma de agradecimiento por todo lo que ambos hermanos han hecho por él por tantos años. —¡Hagámoslo juntos! Sí ambos damos de nuestra parte para crear la armonía del equipo, tendremos la oportunidad de seguir brillando. Tú y yo vemos el juego de la misma manera, Rin. ¡Que eso se mantenga intacto! Si ellos no son capaces de verlo, yo sí. Yo lograré que tengas el balón tal cual sea la imagen ideal que tengas en mente.
—No es tu responsabilidad...
—Y tampoco la tuya, pero sí es esto lo que debemos a ser para volver a ser los mejores de Japón que así sea. —dice con toda la convicción que puede reunir en el cuerpo, ofreciéndole el puño a su amigo que lo mira con impresión, antes de sonreír y chocar los puños con él.
Ese día, el juego de Rin y Yoichi cambió por completo.
Ellos antes siempre corrían en busca de su gol, una competencia mutua para llegar al lugar perfecto para recibir el balón, pero hace tiempo que ya no había ningún Sae que pudiera dar ese pase. Ahora lo que hacen es pisar el freno con ligereza, no ir tantos pasos por delante de su equipo porque entonces el balón no llegará, pero no se han atado los pies completamente porque Isagi es capaz de recibir y llevar el balón hasta ver ese espacio, que incluso si está vacío y sus compañeros lo ven como un loco, en el momento justo, Rin aparecerá después de correr por detrás de los defensas, recepcionará el balón y ¡Tach! ¡Gol!
De no ser por Isagi, probablemente Rin tendría que frenarse incluso más, como si tuviera un peso colgando de cada tobillo. Pero eso no sería nada justo ¡Sería como obligar a un prodigio de matemáticas a resolver sumas de primaria! Una completa abominación. Yoichi no estaba dispuesto a permitir que las habilidades de Rin fueran retenidas por la inutilidad de su equipo, porque era más beneficios para ambos convertirse en la pieza ideal del otro, a tener que rebajarse ambos a las pobres habilidades de su equipo.
—¡Buen trabajo!
Sus compañeros celebran a su alrededor, la molestia dentro de Isagi crece ligeramente al ver la hipocresía de todos ellos al intentar irse a celebrar con Rin, como si hace pocos días no hubieran estado hablando mierdas de él. Itoshi los ignora y se acerca hasta ofrecerle el puño que algo asombrado, no duda en golpear. Recibiendo la ligera curva de los labios que sabe que es una de las más grande sonrisas que Rin puede ofrecer.
—Lo hicimos.
Isagi siente su corazón revolotear ligeramente, lo interpreta como la emoción de ganar un partido con el marcador 3-0, y una victoria aplastante a su favor después de tanto tiempo.
—Lo logramos. —Es lo único que logra decir correspondiendo la sonrisa.
Ahora que ellos dos han cambiado, la atmósfera del equipo también. Las victorias se están sumando y ahora todos se sienten calmados, tranquilos, vuelven a sonreír y a celebrar. Isagi ya no puede sacarse de la cabeza la hipocresía de sus sonrisas, sobre todo cuando sigue escuchando sus halagos falsos con burlas escondidas cuando creen que no hay nadie que los oiga. Cosas como “Rin es el mejor pero solo en el fútbol" o “Es un idiota fuera del campo". Jamás ha sido alguien agresivo, pero ellos le han dado más razones que nunca para saborear el sentimiento de lo que sería darle un puñetazo a alguien alguna vez.
Reconocen apenas que Rin es muy bueno hablando inglés, aunque se muestran reacios a la verdad hasta que otro de los bocazas insiste en haberlo visto hablando con fluidez. Isagi lo corrobora, por supuesto, siendo que él es su compañero de estudios. No solo en ingles si no en todas las materias en general. No es que sea un genio, pero cree que hay que esforzarse en todo, incluso en la escuela a diferencia de Rin que prefiere leer libros y revistas de fútbol, aunque acepta al menos prestar atención cuando Isagi le explica un tema que conoce porque claro está, él va un año más arriba y todo lo que le explica son temas que ya vió y aprobó. El inglés es lo único en lo que realmente Rin presta atención, y en eso sí es Yoichi quien le debe todo su agradecimiento, porque de no ser por él, probablemente no sería tan fluido en el idioma actualmente.
De cualquier forma, e ignorando a sus torpes compañeros. Incluso la actitud del entrenador y del manager cambia con ellos, ya no parece tan frustrado a sus alrededores, ni tampoco con esos comentarios poco agradables que lo caracterizaban anteriormente cuando no hacían “lo mejor para el equipo”.
Se están limitando, tal vez no tanto como si estuvieran el uno sin el otro, pero juntos se entienden. Y hay ocasiones en los juegos en los que se miran mutuamente y casi como si se leyeran la mente, podían notar que el otro estaba aburrido. Así que se tomaban el atrevimiento de ignorar a sus compañeros y correr libremente por el campo intercambiando el balón el uno con el otro hasta llegar a la portería y dejar la oportunidad del gol al que tuviera la mejor forma de aprovecharla. Rin le ganaba a Isagi la mayoría del tiempo, pero eso no quitaba las ocasiones en las que Yoichi resaltaba logrando también un par de goles asombrosos.
—¡Vaya! ¡Somos tan fuertes!
Exclama uno de sus compañeros. Rin y Yoichi comparten una mirada antes de reírse. ¡Sí, como no! ¿Ellos los fuertes? Que buena broma, pero por supuesto que no dirían nada, porque parte de la armonía era no crear problemas innecesarios. El equipo no necesitaba saber que no eran más que un montón de peones en un tablero que ellos dos controlaban. La ignorancia entonces es lo que mantiene a sus compañeros felices.
Ellos siguen jugando después del final de cada entrenamiento, caminando juntos de regreso a casa y comiendo paletas heladas a cada oportunidad.
—Sae marcó un hat-trick en el partido de la cantera del Real Madrid. —comenta Rin con el teléfono en la mano, apoyando su espalda en la barda detrás de él, sintiendo la brisa marina golpear su rostro.
—¡Eso es asombroso! Sae realmente está de camino a ser el mejor del mundo. —responde Isagi, admirando la forma en la que el cabello verde del menor se agita por la brisa y la luz del sol ilumina su rostro de una forma bastante linda. —Y nosotros vamos de camino detrás de él. Cuando ganemos la final de mañana, un punto más cerca de Sae.
—Ganemos este partido e iremos tras Nii-chan.
Rin sonríe, la curva en su boca ha ido creciendo cada vez, tal vez gracias a la confianza que ha ido creciendo entre ellos a través de los años. Isagi siempre ha tenido cierta afinidad por las personas sonrientes y risueñas que le parece sumamente llamativas, pero hay algo en la sonrisa de Rin que remueve algo de él en cada pequeña oportunidad que tiene para apreciarla.
—Por supuesto. —Es su única respuesta.
El partido llega rápidamente, su oponente final, Juventud de Kashima Angolmois, era un equipo de fútbol ofensivo. Sus delanteros son de gran calidad. Su ofensiva está pulida y conectan una oportunidad tras otra. La Juventud Unida de Kamakura estaba a la defensiva. Rin, que tiene un buen conocimiento de todo el campo, logra leer el ataque del oponente y apenas lo detuvo con el cuerpo.
Isagi se preocupa ligeramente porque Rin solo pudo parar ese balón con el cuerpo y no con los pies, fue un golpe sordo que seguramente dejaría un moretón, pero el menor no ha dejado de ser un descuidado desde su niñez y es claro que no le dará ni la más mínima importancia. Así que el de ojos azules se mantiene con la atención en el juego.
Por más que lo intentan, aquel equipo es demasiado fuerte y no les permiten ni una sola oportunidad de pasarse el balón mutuamente, ni siquiera de darles la oportunidad a algunos de sus compañeros, aunque como siempre ellos van muy atrás como para siquiera seguir el ritmo, quedan tres minutos en el reloj para acabar el segundo tiempo, el marcador no ha mostrado ni un punto. Ambos equipos se mantienen en cero, y lo que menos quieren es tener que pasar al tiempo extra porque ambos equipos estaran agotados.
Sus contrincantes se mantienen tercos en mantener una buena defensa a su alrededor, al parecer en su lógica, era una mejor idea encerrar a Isagi porque así no habría quien pudiera pasarle el balón a Rin. Aunque él no es el mayor goleador de la competencia por nada, desde la distancia, Yoichi puede ver una chispa encenderse dentro de Rin. La rabia de sentir que la victoria se le escapaba de las manos, mientras que fallar siendo que estaban tan cerca de seguir los pasos de Sae no era ni por lo mínimo una opción.
Y en ese momento, se da cuenta, hay una bestia naciendo en el interior de Rin, un fuerza destructiva que siempre ha estado ahí pero que había tenido que mantenerse controlada por mucho tiempo. Y sonríe, porque en medio de ese desastre frenético, los gritos de sus compañeros que le reclaman a Rin por no compartir el balón y su entrenador desesperado por la "falta de compañerismo de Rin" puede ver el estilo de juego prodigioso que siempre ha estado dentro del menor de los Itoshi.
Rin regatea, deslizándose a través de la línea enemiga. Superando uno, luego dos seguidos, se precipita hacia la meta.
—¡Vaya, ese tipo es increíble!
—Huh, ¿Ese No.10 realmente puede jugar así?
Un rugido surge de la audiencia. Era el tipo de jugada que se suponía que estaba sellada, una jugada que solo estaba destinada a conseguir un gol.
Aprovechando la distracción de los defensas y su indecisión al no saber si mantenerse con él o intentar bloquear al Itoshi. Yoichi escapa, puede ver el camino que Rin está destruyendo y la ruta que ha creado de la misma nada, corre con toda la fuerza que tiene en las piernas, abriéndose paso por el campo, prácticamente se atraviesa justo al frente de uno de sus compañeros de equipo para recibir el pase que Rin ha lanzado, su compañero jadea sorprendido al no entender lo que sucede.
Y es que por supuesto que no lo entiende, nadie aquí es capaz de apreciar la belleza del suceso, de aquel momento en el que el sello bajo el cual Rin había guardado su ego se destruye para finalmente liberarlo en los últimos minutos del partido.
La mirada que Rin le dirige es casi asesina, Yoichi no puede más que sonreír y le da un pase. Cuando el balón llega a sus pies, el menor saca la lengua, y es casi instantáneo el momento en el que ese pase crea la convergencia perfecta.
¡Tach!
Un disparo soberbio pasó por encima de la portería.
—¡Está dentro!
—¡Ese número 10 es increíble!
No sabe quién rayos dice esas palabras, pero sin dudas tiene toda la razón. El resto del equipo intenta reunirse alrededor de Rin, pero es Isagi el primero en llegar lanzándose sobre su espalda y él, aturdido y extasiado apenas entiende la situación cuando sus ojos conectan con los de Isagi, y pasa de la molestia de tener a alguien tocandolo a suspirar cuando nota que es Yoichi el que lo hace.
—¡Lo hiciste, Rin! ¡Lo hiciste! ¡Creaste tu propio camino hacia un gol sin ayuda de nadie más! ¡Lo lograste!
Isagi lo levanta entre sus brazos con emoción y para sorpresa de todos, Rin se lo permite. Claramente nadie se atreve a decir nada al respecto.
Con el gol de Rin, su equipo se convirtió en el mejor de Japón.
Sus compañeros lo zarandearon un poco y querían apartarlo para poder felicitar a Rin, pero Isagi terco y caprichoso con la situación no se los permitió, porque ellos solo dejaban salir elogios hipócritas de sus labios cuando había una victoria, intentando tocar a Rin cuando el resto del tiempo hablaban a sus espaldas.
El Itoshi pasó un brazo por sobre los hombros del mayor alejándolos del resto del equipo. Isagi se sorprendió demasiado aunque intentó disimularlo. Ni siquiera entiende porque el color rojo se le subió tanto a las mejillas pero lo atribuyó al cansancio de un arduo partido.
Todo acabó, ambos se dirigen juntos a casa. Cada uno tiene una paleta en las manos, sentados en admirando el atardecer en la costa como han acostumbrado a hacer.
—Lo haz hecho increíble hoy, Rin. Brillaste como nunca en ese partido.
—Gracias. —responde, recostando la cabeza sobre sus propias rodillas, la paleta escurriendo gotas por sus dedos. —Gracias por estar listo para ese pase también. No sé qué habría hecho si alguno de esos idiotas se creía con el derecho de hacer un gol.
—Sí le hubieras lanzado esa mirada de muerte que me lanzaste a mí a cualquier otro que hubiera recibido ese pase, nadie se habría atrevido a siquiera moverse. ¡Fue escalofriante para cualquiera!
—Pero no para tí.
—Claro que no. Aunque por un momento realmente creí que podrías golpearme si te quitaba ese gol. —contesta riéndose ligeramente.
—¿Por qué no lo hiciste? También estabas en la posición perfecta para anotar, lo habrías hecho bien.
—No podía.
—Claro que...
—Me estás malinterpretando. —Interrumpe, chocando ligeramente contra el hombro de Rin con cierta sonrisa cómplice. —No podía hacerlo porque ese gol era totalmente tuyo, Rin. Te abriste el camino por todo el campo solo y te desprendiste del peso que todo ese equipo ha dejado caer sobre tí. Fuiste directamente a ese gol, sin nada ni nadie que te atara. Ni siquiera yo. Ni siquiera la sombra de Sae. Y fue perfecto.
Las paletas se está derritiendo con velocidad pero ya ninguno les presta atención, bah, de cualquier forma comen muchas de esas. Su atención solo está el uno en el otro, en ese momento con el sol bañandolos a ambos a la orilla del mar.
—Gracias.
—¿Por?
—Por seguir aquí, sé que mayormente estabas con nosotros por tu admiración por Sae y aprender de él.
—Oye, eso...
—Calla, porque eso está bien. Nii-chan es asombroso, pero cuando se fue me sentí perdido al menos por un momento, sabía que tendría que esforzarme pero nunca había estado solo y supuse que como tu sujeto de admiración ya no estaba, te irías pero nunca los hiciste. Gracias por quedarte y buscar un camino conmigo.
A Isagi se le estruja el corazón por un momento, mierda, sí, es cierto que admiraba mucho a Sae y estaba dispuesto a aprender mucho de él pero Rin, también había estado ahí siempre, y también le había enseñado muchas cosas.
—Jamás pensé en dejarte, porque aunque admiraba demasiado a Sae. Creo que él tenía razón en algo.
—¿En cuál de tantas cosas? Él siempre cree tener la razón.
Isagi se ríe por sus palabras.
—Tenemos la misma visión del juego, Rin. Y por más que admire a Sae, mi juego ideal siempre estará contigo.
Entonces Rin sonríe, y está vez es de verdad, nada de curvas a medias y labios apretados con incomodidad. Es honesta, y es brillante, sus ojos turquesa se ven absolutamente preciosos bajo la luz del atardecer. Y Yoichi podrá ser bastante lento para muchas situaciones que no tengan que ver con el fútbol pero en ese momento, esa sonrisa, la forma en la que su corazón se acelera y siente el rostro calentarse por completo, se da cuenta.
Oh, no. Está jodido.
[...]
Bueno, realmente no creí que fuera a quedar tan largo pero como que me inspiré (?
Aunque casi nunca escribo sobre el universo canon (porque no me sé explicar respecto a cosas futbolísticas) me gusta mucho realmente escribir de él.
Para este OS usé muchas escenas de la novela ligera de Rin, simplemente que las adapté agregando a Isagi a la ecuación (si tienen alguna duda de qué dato es canon y cuál no, pueden preguntar si les interesa y no han leído la novela). Además de que intenté usar el mismo estilo narrativo que se usa en las novelas, espero haber logrado hacerlos sentir como si estuvieran leyendo el canon realmente jaja.
Y sí, lo siento, no hubo tantos momentos enamorados pero para eso queda el resto de la week, pero la enamorada soy yo de la idea de que las cosas pudieron haber sido mejores para ambos de haberse conocido antes. O por lo mínimo que Rin hubiera tenido a alguien y no tener que soportar tanto solo (Es canon que sus compañeros le debían cosas feas, un boicot completo porque no lo respetan como el mejor jugador y Rin no podía decirles nada porque era de los más pequeños del grupo y claramente era todo el equipo contra él, y ni siquiera el entrenador lo defendía 😔)
Al menos en este AU sí tuvo a alguien que lo defendiera 🤧
El que me diga que ellos habiendo entrenado juntos por años como en este AU no serían increíbles jugadores actualmente en BL, pues podemos dialogar su opinión equivocada.
JAJAJA bueno, disculpen. Cada quien tiene su opinión y está bien, de cualquier forma, solo el autor sabe cómo habrían sido las cosas de conocerse antes, pero yo creo fielmente que habrían crecido juntos como jugadores y hoy día serían imparables. No todas las relaciones (duetos de equipo) tienen que ser tan complicadas y pueden resultar en cosas asombrosas.
Preferí evitarnos el trauma y no agregar el suceso innombrable de Rin y Sae. Mejor nos quedamos con ese súper momento feliz de ellos ganando finalmente juntos como le prometieron a Sae.
(No le den tanta atención a las canciones, son más como decoración o algo así jaja. Solo tomo una frase cualquiera que quede con el OS del día pero puede que el resto de la canción no tenga pero ni un pelo que ver jaja).
¡Muchas gracias por leer! ¡Nos vemos en el día dos! ✨
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