6: ♡Imposible no enamorarse♡
Hoy es Miércoles y eso es significado de doble actualización. ❤
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Capítulo dedicado a: KarlaTorres612
Hermosa, gracias por todo tu apoyo, corazón. En verdad lo valoro mucho, hemos interactuado mucho por medio de los comentarios de los libros y espero de corazón que así sigamos.🥰😘❤ Te abrazo a la distancia, y espero que disfrutes el capítulo de Hope y Leif.🙏🔥😈
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La investigación con el detective Lane por hallar al sospechoso que le hurtó esa información, fue sumamente difícil. Ya había pasado casi un mes desde la vez que le robaron toda esa información, que según él, la había "borrado" y no me quiso decir de que iba.
Y la verdad, no me importaba, si lo estaba ayudando, es por que él me ayudó en el pasado y le debía mucho, aunque me costara admitirlo.
Pero lo que me parece increíble, es que tantos años trabajando en la policía ¿para que le hayan robado sin que se diera cuenta? Eso ya es el colmo.
Subí mis pies al escritorio, mientras recargaba mi peso en la silla y fumaba mi cigarrillo como el amo y dueño de este lugar. Todo hasta que la puerta de su oficina se abrió, y el rubio apareció con unos papeles entre su brazo.
—¿Qué haces?
—Fumando, ¿qué no ves? —levanté mi cigarro para que el rubio lo mirara.
—No me refiero a eso, quiero decir que por que mierda tienes los puntos pies encima de todos mis papeles de importancia. Y además, aquí no esta permitido fumar.
Miré el escritorio y en efecto, la zuela de mis botas estaban encima de unas carpetas blancas y luego, miré la advertencia en donde estaba el logo de "prohibido fumar". Rodé los ojos y me enderecé, llevándome el cigarro a la boca; sólo bajé los pies más no me levanté de la silla y mucho apagué mi cigarro; ya casi me lo acababa.
—¿Contento?
—Apaga eso.
—Ya casi me lo acabo, relájate, hombre.
Lane bufó y se acercó al escritorio, tomó las carpetas y las llevó a su gabinete para alzar los documentos ahí.
—Hope, te llamó. —anunció, mientras abría las persianas de la ventana, para que el humo del tabaco se disipara.
—La veré más tarde. —boté el humo hacia el techo.
Lane dejo de acomodar los archivos y se giró a verme con una ceja arqueada.
—Puedes volver ahora, por hoy ya no te necesito, vete a descansar.
Reí sin gracia, dándole otra calada a mi cigarrillo.
—Hace mucho que yo no descanso, Lane. Además, me quedé de ver con alguien. —saqué mi celular y tecleé un mensaje de confirmación a la chica que me quería ver.
—Pero Hope dijo que no has llegado en tres días al departamento.
Apagué el cigarro sobre la palma de mi mano y lancé la colilla al cesto de basura, me puse de pie y acomodé mi chaqueta, mientras me acercaba a él.
—Eso no te incumbe, detective. Concéntrate en encontrar al imbécil que te robó y deja mi vida personal fuera de tu radar.
Harold se quitó las gafas de ciego que llevaba puestas y me detalló con cansancio.
—Rhett, sé que no es fácil llevar una vida tranquila con todo el equipaje que llevas cargando desde hace años. Pero Hope se preocupa por ti y para ella es inevitable no hacerlo, te quiere. Por que en vez de comportarte como una mierda con ella, mejor no la sacas de trabajar de ese lugar y te casas con ella —palmeó mi hombro y lo fulminé al hacer eso, retiró su mano y exhaló —. ¿No te da coraje que esa chica tan hermosa, baile para otros hombres?
—No la juzgo, pero ella tampoco coopera y se ha negado a dejar ese trabajo aunque le diga que ya lo deje. Así que no tengo otra opción más que apoyarla y cerciorarme de que este bien. Ambos nos hemos cuidado y pienso seguir viendo por ella.
Lane apretó los ojos y resopló.
—Bien, pues cuídala y vuelve a casa con ella, Rhett. Vuelve con Hope y se bueno con ella. Ya no la hagas sufrir, es una buena chica y no se merece cargar también con tus valijas llenas de tanta mierda.
No agregué nada, acepté sus palabras sin refutar y salí de la estación.
♤♤♤
—Hola, señoritas. —caturreé coqueto, al asomarme al camerino de las bailarinas.
Las chicas sonrieron al verme entrar al único espacio que era sólo para las bailarinasde este lugar. Todas me coquetearon, así que Hope se puso de pie y caminó completamente furiosa hacia mí, me tomó de la mano y me arrastró hacía la esquina del pasillo, lejos de los ojos curiosos de sus compañeras.
—¡Eres un imbécil! —soltó con los dientes apretados.
—A mí también me da gusto verte, preciosa. —intenté besarla, pero me abofeteó.
Bien, me lo merecía.
—¿Por qué no me llamaste si sabías que no ibas a llegar en tres días?
—Perdón.
—¿Perdón? —rió sin gracia y se llevó una mano al cabello; me miró iracunda —. No sé como le haré, pero te juro que te voy a sacar de mi puto sistema, Leif.
Se dio la vuelta lista para regresar a su lugar, pues cuando llegué, Hope se estaba maquillando. La tomé de la muñeca y la hice frenar, se tensó, pero no se giró a verme.
—Hope, por favor, perdóname, no quiero que te enojes más. Ni siquiera desgastes tu coraje conmigo, no me merezco nada de ti. —besé su oreja.
—No te preocupes, Leif, ya no lo haré y suéltame, tengo que abrir hoy.
Solté su mano, pero en un rápido movimiento la colé detrás de la pila de cajas que había cerca de un pasillo desolado y la pegué sobre la fría pared de concreto.
—¿Qué haces?
—¿No es obvio? —llevé su mano a mi entrepierna, haciéndola tragar con dificultad.
"Candy", llevaba puesto un camisón rojo, donde claramente no llevaba sosten, y debajo al transparentar la tela, se asomaban sin lindas bragas de encaje negro. Estaba apunto de romperselas, pero lo impidió.
—No te atrevas.
—¿Qué no me atreva? —lamí sus labios y sonreí deseoso —. Pues impidelo, si no quieres que lo haga. —la tomé de las mejillas y comencé a besarla con fiereza.
Fue un beso arrebatador que ella me correspondió, su lengua y la mía se conocían tan bien que fue imposible no dejarme llevar por su dominio. Solté sus labios y en un rápido movimiento, se puso de cuclillas y bajo mi atenta mirada, desabrochó mi vaquero y liberó a mi fiel amigo de su cárcel.
—¿Por qué buscas en otras, lo que yo te doy, macho?
—Por que no soy hombre de una sola mujer.
—Eres un hijo de puta y creo que eso es lo que más me encanta y me atrae hacia a ti.
—Cómetela toda, nena.
Sonrió lasciva y miró de nuevo mi verga, al contemplarla tan firme, dura y venosa, sin despegar su mirada coqueta de la mía se llevó la punta de mi polla a la boca, besándola, robándome un gruñido, para luego lamerla y succionarla como sabía que me gustaba.
—¡Ahhh...! —gemí ronco.
Me la mamó sin detenerse para respirar, mientras me acariciaba los testículos con sus largas uñas sin lastimarme, sus ojos se tornaron lagrimosos en cuestión de segundos, pero no cedió y siguió comiéndome la verga hasta que mi leche amenazó con llenarle la garganta.
—¡Ohhh, si, nena, así! —no dejé de gruñir y de tensar la mandíbula.
Me incliné y tomé su largo cabello, formando una cola de caballo entre mi puño y comencé a follarle la boca más rápido, moviendo mis caderas con frenesí, sus pequeñas manos dejaron de mimar mis bolas y se agarraron de mis muslos, ante las certeras estocadas que le daba a su boca, haciéndola ensalivar. Saqué mi pene y le sonreí, por que sabia que mi orgasmo ya estaba en la punta de mi cabeza rosada.
—Bebelos. —le ordené con la voz agitada y ronca, mientras que con la ayudada de mi mano, me masturbe un poco y Hope abrió la boca con obediencia, bebiéndose mi placer sin chistar.
Aún la tenia tomada con mi otra mano, del cabello.
Cuando la última gota quedó en la punta de mi polla, Hope la succionó una vez más y sonrió orgullosa al dejar la cabeza rosada e hinchada, pero bien pulida.
La ayudé a ponerse de pie y volví a besarla, pero justo cuando tomé su pierna e hice a un lado su tanga para penetrarla, me frenó.
—Espera, macho. —puso sus manos sobre mi pecho, agitado.
La miré deseoso por follarla como a ambos nos gustaba.
—¿Qué pasa, nena?
—Voy a bailar en el tubo y no quiero que nuestros fluidos se me estén resbalando por las piernas. Ya no me va a dar tiempo de limpiarme, lo dejamos para después.
Mordí su labio inferior, luego lo succioné y lo lamí para que pasara el dolor.
—Bien, ¿sigues tomando las píldoras anticonceptivas?
—Sólo cuando tú me follas.
—Sólo cuando yo te follo. —repetí, acomodando mi vaquero y metiendo a mi león a la jaula.
La rubia sonrió y me guiñó. Su enojo se había ido con la felación que me dió.
—Sabes que a pesar de ser una bailarina erótica, no me involucro carnalmente con los clientes —no dije nada, sólo la miré, haciéndola bufar —. Soy bailarina, no prostituta.
—Te creo, Candy.
Suspiró y acomodó su camisón, miré su boca y el tinte rojo de sus labios, ahora se había batido. Con mi pulgar, limpié la comisura de sus labios y le dí un casto beso.
—Te espero para volver a casa. —susurré.
—De acuerdo.
Hope sonrió y regresó a su sitio, la miré desde la entrada del camerino, se sentó frente al espejo con foquitos blancos al rededor, tomó una brocha y siguió maquillando su rostro. Exhalé y me fui hacia la barra de bebidas.
El barman me miró y le dije:
—Ya sabes, dame la botella completa.
—puse un billete grande sobre la barra.
El tipo tomó el dinero, me entregó el pedido y comencé a beber para calmar a mis demonios internos. El presentador del show para depravados, se paró en la pasarela con tres tubos para el teibol dance que las chicas afrecían y presentó a Hope, con su nombre artístico.
—¡Démosle un fuerte aplauso para recibir a la única e inigualable, Candy!
Hope apareció sentada en la tarima, se veía preciosa. Pasó la punta de su pie sobre el piso y lo regresó de manera sensual con el talón. Así lo repitió un par de veces más, para luego ponerse de pie con sensualidad y enredar sus piernas al rededor del tubo y subir a la cima. Se deslizó con una lentitud abrumadora, los hombres silvaban y le gritaban palabras altisonantes.
¡Perra!
¡Siii, zorrita!
¡Mueve ese culo!
¡Así se hace, puta!
¡Ven y bailame en mi tubo!
¡Te dejo que te montes en mi verga, que parece un tubo!
Apreté la botella entre mis manos para calmarme y no matar a medio club.
Pero ella no los escuchó, estaba muy concentrada en su trabajo que pareció que por un momento, sólo era ella sobre el escenario. Llegó casi a la base del tubo y arqueó su cuerpo mientras sus piernas se aferraban al tubo de metal. Y así pasó, hizo varias coreografías sobre el tubo, dejando a todos los presentes impresionados con ese traje de dos piezas en color plateado y su belleza abrumadora.
Puse mi atención de nuevo sobre mi bebida, cuando de repente alguien llegó a mi lado y se sentó en el banquillo.
—Hay una pelea para hoy en menos de diez minutos.
Miré al tipo que no me veía a mí, mientras llamaba al cantinero con la mano alzada. Suspiré y seguí centrado en mi botella.
—¿Te ánimas?
—¿De cuanto es el premio? —pregunté, bebiendo el trago sin gesto y sirviéndome otro al momento.
—Quinientos dólares...
—Quiero mil. —exigí sin dejar de beber.
El hombre me miró fijamente, lo miré de soslayo y sonreí.
—¿Trato? —repetí.
—Veremos si de verdad eres tan bueno como dicen, Leif.
—Te lo aseguro, soy el mejor.
♡♡♡
Sentí como el aire me faltaba y las costillas me punzaban, pero no me rendí, al contrario, me enfurecí más y me lancé contra mi atacante dándole dos puñetazos certeros en el estómago.
Y con eso, el hombre cayó al piso hincado y lo aproveché para darle una patada en la quijada que lo noqueó al instante. Escupí la sangre que emergía de mi boca y nariz, y tambaleante me puse de pie, con mi cabello completamente mojado de sudor y me caía suelto por la cara y la espalda.
—¡Leif, ha ganado esta pelea!
—exclamó el presentador, dándome una mano y alzando la mía en el aire.
—Dijiste que eras el mejor. —anunció el tipo del bar, que ya estaba parado a mi lado.
Sentía mi ojo izquierdo hinchado, pero aún así logré mirarlo.
—Lo soy, mira a mi contrincante. —señalé al piso en donde el hombre gigantesco y gordo al estilo sumo, yacía aún desmayado sobre el asfalto y como era un tipo grande, nadie podía levantarlo, sólo les quedó esperar a que se despertara.
—Te molió a golpes.
—¿Esto? —señalé mi cara mallugada y el tipo asintió, sonreí, o al menos lo intenté —. No es nada, son heridas superficiales que sanarán más rápido que las internas.
El hombre se cabello negro y ojos cafés, sólo asintió y me tendió mi fajo de billetes. Sonreí.
—Ve al médico, necesitas que suturen tu ceja derecha.
—Lo haré. Gracias por la paga.
—Por un momento creí que no ganaríamos, aposté mucho dinero en ti, hombre.
—¿Pero ganamos, no? —rugí un tanto indignado.
—Por poco.
♧♧♧
—¿En serio te caíste de una moto? —me cuestionó por quinta vez la enfermera que me atendía en el hospital.
—Si, muy seguro.
Elevó una ceja mientras cortaba la cinta micropore en forma de "mariposa" y pegaba el adhesivo sobre mi ceja.
—Pues parece como si te hubieran tundido a golpes.
—Pero no fue así.
—Si tú lo dices. Bueno, pues ya quedó listo. Tendrás que tomarte una pastilla de paracetamol cada ocho horas por tres días.
—Claro, muchas gracias. —tomé mi chaqueta y salí del consultorio con la receta en la mano.
Cuando doblé por la esquina del pasillo, choqué con la espalda de una mujer, quien se giró rápidamente y me miró a través de sus gafas de sol en plena noche.
—¿Por qué no te fijas, idiota? —exclamó, bajando su teléfono de su oreja.
Elevé mi ceja no herida y la miré molesto.
—Estas hablando por teléfono en la esquina de un corredor, si no chocaba yo contigo, alguien más lo haría.
Mordía sus labios desde el interior, sin dejar de mirarme ni un instante a través de sus gafas, con aparente cabreo.
—Cómo sea, sólo, ten cuidado la próxima vez, mastodonte. —me advirtió dándose la vuelta y poniendo su celular de nueva cuenta en la oreja.
¿Mastodonte?
¡Vaya que la pequeña pulga es agresiva!
Bufé y seguí mi camino a la salida, subí a mi moto y conduje hasta el apartamento de Hope, quien se pondría loca cuando me viera llegar así. Pero la paga había valido la pena y eso me tenia feliz.
♤♤♤
—¿Estás loco, Leif?
Bufé.
—Nena, mañana podemos ir a ver un nuevo apartamento, pero ya no será alquilado, podemos comprarlo por que al fin tengo el dinero completo. —me puse de cuclillas frente a ella y la tomé de sus manos, Hope me vió y suspiró con dolor.
—Te pudieron haber matado, mira nada más como tienes el ojo y tu ceja no está mejor. —se quejó acariciando mis mejillas con delicadeza.
Le sonreí, tomé sus manos y en ambas deposité un beso sobre el dorso de estas.
—Ya no volveré a las peleas, mejor seguiré boxeando sólo en el gimnasio cuando me entre un nuevo ataque de ira.
—¿Lo prometes de corazón?
—Te lo prometo de corazón —me levanté y le tendí mi mano, la rubia la tomó y sonrió cuando comencé a bailar con ella Say yes to heaven. Que por cierto, también la dedicó mientras la bailábamos por segunda vez. —. Anda, anímate, mañana buscaremos el hogar que te prometí y tu hijo podrá volver a estar contigo. Al fin tendrás una casa estable, Hope.
—Gracias, macho, ¿y asi quieres que no te ame? Pero es imposible no enamorarse de un hombre tan guapo y bueno como tú.
Me incliné y la besé castamente.
—No soy una buena persona, Hope, pero contigo intento serlo.
Me miró a los ojos, justo en el momento en que le dí una vuelta sobre su propio eje y la volví ha pegar a mí para seguir bailando.
—No eres un hombre malo, Leif. Y cualquier mujer podría enamorarse de ti.
Seguimos balanceando nuestros cuerpos, de un lado a otro.
—No me interesa averiguarlo. Y sé que en el corazón no se manda, lo sé por experiencia. Sólo te diré que yo no soy el elegido para ti, Hope. Y estoy seguro de que algún día ese hombre que soñaste, aparecerá en tu vida sin siquiera buscarlo. —acaricié su cabeza y volví a besarla castamente.
—Si así lo crees, entonces espero que a ti también la vida te dé una nueva oportunidad en el amor y si no es conmigo, espero que la chica sea la elegida y te ayude a salir de tu infierno.
Pasé la punta de mi lengua por mis labios y le sonreí de lado.
—Lo dudo, Hope. Pero gracias por tus buenos deseos, ahora anda, llámale a tu madre y dile que ya pronto se reunirán y salúdame al pequeño Alan.
♧♧♧
—¡Es hermoso! —exclamó la madre de Hope, mirando el quinto apartamento que veíamos en este día —. Es este, Hope, este es el indicado.
—¡Si mami, me gusta este y tiene la mejor vista de todo Boston! —secundo Alan, el hijo de ocho años de Hope.
Sonreí cuando Hope me miró con preocupación, tal vez al ver lo lujoso que era el lugar y pensado en el costo del inmueble.
—Rhett, es mejor que guardes tu dinero, de verdad agradezco mucho que quieras hacer esto por mí, tal vez en pago por la ayuda que yo te brindé cuando estabas mal. Pero yo te ayudé de corazón, no lo hice para esperar nada a cambio.
La tomé de sus hombros y le di un ligero apretón, me incliné y la besé en la mejilla, haciéndola suspirar; luego la solté y le sonreí.
—Al igual que tú, lo hago de corazón, Hope. Quiero que Alan viva contigo, una madre y un hijo pequeño pertenecen uno al lado del otro. Y tu mamá también merece tener un hogar estable en donde pasar su vejez.
Dobló los labios en una fina línea y miró hacia un punto fijo. No la presioné, la dejé ver la veracidad de mis palabras y que ella tomara su propia decisión; con mi ayuda.
—Bien, pero déjame poner la mitad del costo.
—De eso nada, mejor guarda ese dinero y ocupalo para tu hijo y tu madre.
—Pero...
—Sin peros —cubrí toda su cara con la palma de mi mano, reí y ella me manoteó —. Lo siento, tu cara es muy pequeña.
—Más bien tu mano es gigantesca. —refutó, retocándose el labial.
La madre de Hope y el pequeño niño, aparecieron de nuevo frente a nosotros, se habían ido a conocer el resto del apartamento espacioso y llegaron con una sonrisa de oreja a oreja.
—¡Mamá, ya descubrí mi nueva habitación! —expresó el niño con felicidad.
El timbre sonó, me acerqué a la puerta y me encontré con la mujer que nos mostró este apartamento. Sonrió coqueta cuando me vio.
—Hola, entonces ¿te quedarás con el apartamento?
—Si, mi esposo me lo va a comprar, ¿cierto, cariño? —soltó Hope, refiriéndose a mi como suyo.
La miré abrazándome desde atrás y le sonreí, la tomé de la mano y la pasé frente a mí, entrando en su juego de salvarme del coqueteo de la mujer.
—Así es, nena. Anda, vamos a firmar y hay que asegurarnos de que quede a tu nombre.
—Por cierto, ¿cuántos dueños ha tenido este lugar? —le preguntó la rubia a la mujer que seguía parada en la puerta.
Le dedicó su mejor "sonrisa" a Hope y le aclaró:
—Sólo uno, de hecho era una pareja muy simpática y amable, estaban a punto de casarse pero de repente todo se canceló y ambos decidieron poner a la venta la que fue su nido de amor.
—Ya veo. ¿Y los muebles ya vienen incluidos? —ahora habló la madre de Hope, Miranda.
—Así es, señora, el señor Douglas estipuló que el apartamento se vendería con todo y los muebles.
—Perfecto.
La agente inmobiliaria, sonrió de lado y nos señaló la dirección para poder ir a firmar los papeles del nuevo hogar de la familia de Hope.
Me acosté en la cama de mi habitación, cansado de tanto caminar en todo el día. Había tomado una ducha y sentí como el sueño me estaba ganando. Me estaba rindiendo al cansancio cuando de repente mi teléfono sonó.
—¿Por qué a mí?
Me levanté con enojo y respondí la llamada del imbécil que me llamaba a estas horas y sin ponerse a pensar que era la hora en que la gente dormía.
●Bueno...
●Rhett, soy Harold.
●Ya sé que eres tú, ¿qué pasa?
●Encontramos al imbécil que robó la información.
Resoplé y me rasqué la ceja. Aunque en el fondo la verdad es que me alegraba saberlo.
●Felicidades, supongo que mi ayuda ya no será requerida.
●Supones mal, esto es un gran problema.
●Ya es tarde, ¿no?
●Rhett, escucha, (lo escuché suspirar con profundidad) el infierno del que tanto te escondiste está subiendo a la superficie y necesito que tengas cuidado.
Le dí un puño a la pared, haciendo que esta retumbara y el cuadro wue colgaba, cayera, rompiéndose el marco.
●¡¿Por qué mierda no me dijiste que esa información era sobre mí?!
●No quería preocuparte, Rhett, lo siento.
Un dolor me oprimió el pecho, sabía que nada bueno vendría.
●¡Si de verdad lo sientes, entonces arregla este desastre!
●Sin tu ayuda no lo lograré. Te necesito.
●¡Mierda! ¿Por qué?
Me volví loco.
●No quise decírtelo por que no quería preocuparte, pero si, es sobre tu pasado, Rhett. Y esa historia está a horas de ser publicada y leída por cientos de personas a nivel nacional.
●¿Qué tengo que hacer?
●Cuidar de la periodista que ha despertado a tus demonios.
●¡Que se joda, ella se lo buscó!
●¡Rhett, ahora ella es la nueva presa! ¡Tenemos que atraparla, recuerda que una ejecución los espera a cada uno de los que te hicieron daño!
Apreté mi puño libre y maldije con la mandíbula tensa, obligué a mi respiración a regularizarse; yo estaba que echaba humo por las orejas.
●¿Y quién es ella?
●Kennedy Anderson. Una periodista del Black Time.
●¡Dijiste que el caso se había cerrado!
●Ella me llamó, me amenazó con encontrarte y acabar con lo que no terminó.
Me froté la cara en una clara muestra de frustración.
●Lo haré, los quiero muertos a todos lo más pronto posible.
♥︎♥︎♥︎
Ahhhh... creo que esto ya empieza a tomar forma.💐❤
Karla, de verdad espero que te haya gustado este capitulo y que lo hayas disfrutado.😈🔥🙏
Y bueno, para todas en general...
¿Ya están listas para lo que se viene?
Veremos que pasa y como se va desarrollando esta historia OBSESIVA y +21 .😈
Gracias por sus comentarios y todo su apoyo, con cariño infinito; Ana. 💃❤
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Lectoras de Ana Yazti
Espero verlas por haya, en el enlace esta en mi perfil, vayan e ingresen a la plataforma, sólo hago una pregunta y hay tres reglas super sencillas.
¡Haya las veo!
Pdt: En un rato más subo el capitulo siete, no olvides dejarme tu ☆ y tus bonitos comentarios que responderé en la menos brevedad.
🥰🙏💐
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