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27:♡Ya no me duele♡

☆☆☆

La tomé de las mejillas con una mano y con la otra delineé sus labios con mi pulgar.

—Me tienes para ti, Keny.

Me miró sorprendida.

—Es increíble lo mucho que has cambiado mi vida en estas semanas. Y por lo rápido que todo a pasado, te pido que no me confundas, Izan.

Arrugué la frente.

—¿Estás confundida?

Bajó la cabeza avergonzada, pero la tomé del mentón y la obligué a que me siguiera viendo.

—Estoy sintiendo cosas por ti, y no es bueno para ninguno. —confesó angustiada.

Solté su rostro y me dí la vuelta mientras me frotaba la barbilla.

—¿Te enamoraste de mí?

—No lo sé.

Apoyé mi brazo sobre el marco de la sala y exhalé.

—Soy un hijo de puta, Kennedy, no lo niego y lamento ser un maldito egoísta. Pero soy el hijo de puta egoísta que sabe lo que quiere, y lo que quiero no está aquí.

Apretó los ojos y asintió. Luego volvió a mirarme y preguntó:

—Esa mujer, ¿es tu esposa?

Sé que se refería a Hope.

—No. Y en mi defensa yo no sabia que ese lugar era tu antiguo apartamento. Cuando lo compramos, la agente inmobiliaria nos dijo que era de una pareja que se había separado, pero en serio nunca creí que fuese tuyo.

Suspiró y rascó su ceja.

—Supongo que el mundo es muy pequeño. Tienes razón, no había posibilidad de que supieras que el apartamento había sido mío y de mi ex. Así que no te disculpes por nada, y de antemano sé que tienes historia con esa mujer... —apretó los labios y enseguida agregó —. Bueno, con ella y con medio país.

Enarqué la ceja ante su argumento.

—A eso se le llama calumnia, niña —intenté defenderme si mucho éxito —. Bieeen... creo que tienes algo de razón.

—¿Algo? —enarcó la ceja.

Rodé los ojos.

—De acuerdo, tienes razón.

—La tengo. —dijo jactanciosa.

Suspiré.

—Pero no me he acostado con medio país. —refuté modesto.

—Ajá.

—Mierda, pero si con media ciudad. Creerás que no estoy realmente enamorado, pero es que en serio el sexo ha sido lo único tangible que me mantuvo cuerdo en este mundo de locos y sé que estoy mal y que posiblemente me escucho hipócrita al decir que amo a Isla, cuando me follo a otras mujeres. Pero de verdad que solo tengo sexo con ellas, no lo hago con amor.

La pelinegra apretó los labios en una línea y la vi rascar su cuello con incomodidad. Maldije internamente, por que recordé que ella era una de tantas. Y ahora mismo me arrepentía de lo que pasó en ese Pub la noche en que nos conocimos, pero en mi defensa no me pude resistir a su belleza natural.

—¿Entonces quien es esa rubia en tu vida?

—Es mi ángel guardián. —solté sin titubeo.

Enarcó una ceja.

—¿Tu ángel guardián? —replicó conmocionada.

Me crucé de brazos.

—Así es, cuando dejé que Isla se casará con ese tipo, yo no pude quedarme en Nueva York y verla rehacer su vida donde tenia su final feliz con su "príncipe azul" —escupí amargamente —. Así que cuando la DEA me dio mi nueva identidad, yo huí lejos de todos; incluso de mi familia. Pero créeme, no me fui para nada bueno.

—¿No sabían tu nombre falso?

Me acerqué a ella pero no la toqué, solo necesitaba verla más de cerca, me gustaban las tenues pecas que salpicaban como chispas de chocolate en sus pómulos y el tabique de su nariz respingada.

—Mi familia si, pero Isla no. Y por no querer que ellos vieran como me hundía en mi propia miseria, por eso me identificaba más con Leif. No quería que ellos me encontraran, menos en el estado en el que estuve metido por años. Kennedy, yo era un vagabundo y Hope me salvó cuando la sociedad solo me veía tirado en las calles con pena y algunos otros con asco. —mencioné, mientras metía un mechón de su cabello tras la oreja.

Sus ojos grises me miraban con tristeza.

—Me duele todo lo que pasaste.

—Imagínate a mí... y a ellas. —giré mi cabeza y cerré los ojos con dolor ante el recuerdo de esos días de confinamiento en el sótano —. Nunca estuve tan cerca del infierno, como esa vez.

—Por eso querías desaparecer del radar.

Asentí.

—Y lo hubiera logrado por mucho más tiempo, pero tú decidiste que no era buena idea y ahora gracias a tu nota, me volví a reencontrar con mi madre y mis hermanos.

Dobló sus labios y se sonrojó, mientras bajaba la cabeza.

—Lo siento.

—No, no fue sarcástico, de verdad gracias a ti por permitirme reencontrar con mi familia.

Sonrió de lado y suspiró.

—Tal vez pronto te vuelvas a ver con... Isla.

—No lo descarto, sé que eso va a pasar. Pero justo ahora ella está a salvo y lejos de aquí, eso es lo importante por que me permite cuidarte 24/7 sin preocupaciones.

—¿Y si ella volviera antes? Me refiero a que si estuviera más cerca... ¿me seguirías cuidando con el mismo interés?

—Sí.

—¿Lo juras? —achicó los ojos.

—Te lo juro, Kennedy. Isla no obstruiría en mi misión por protegerte de los chicos malos. Solo ella y yo sabemos el infierno que esos desgraciados traen consigo mismo y sé que ella no dejaría que nada malo te sucediera —miré un punto fijo y agregué —. Isla no querra que su historia se repita contigo.

Sonrió triste y soltó un pequeño suspiro.

—Me haces sentir más tranquila el que ella también se pueda preocupar por mí —se puso de puntillas y me besó la mejilla —. Gracias, Izan. No quiero volver a correr por miedo.

Sé que eso último lo dijo por su pasado, pero no indagué, estoy seguro que cuando ella se sienta segura me lo dirá sin presiones.

Sonrió de lado, se dio la vuelta y se fue a su habitación.

♧♧♧

—¿Para qué soy bueno? —dijo el moreno, dejándose caer en la silla de enfrente.

Lo había llamado para citarlo en la cafetería en donde nos volvimos a ver hace casi un año. Y en donde eran siempre nuestras reuniones recientes.

—Para nada. —solté tajante, mientras llamaba a la camarera.

Elliot, renegó y recargó su espalda sobre la silla, mientras la camarera se acercó a nosotros y tomó los pedidos.

—¿Sigues molesto por lo de mi actuación en su detención? —indagó mientras le señalaba a la camarera una taza de café, del menú.

Rodé los ojos.

—Claro, eres un pésimo actor, hombre.

Rodó los ojos negros ante mi afirmación por su mala actuación como abogado. Yo le pedí un late de vainilla a la camarera y se marchó.

—Oye, que yo me gradué como arquitecto, no soy abogado y además ni siquiera sabia que tenía que decirles como su "defensor". —hizo comillas con los dedos.

—¿Y por eso tenías qué dibujarle bigote a la foto de Lane? —le recordé su falta de atención en esa sala de interrogatorios.

—Caramba, lo había olvidado. Pero igual tú me habías metido en eso, así que la culpa de que la pelinegra y el pelirrojo casi descubrieran mi teatrito, iba a ser tuya.

Un par de minutos luego, recibió su café y yo mi late de vainilla. Le agradecimos a la mesera con un asentimiento de cabeza y ella se marchó un tanto sonrojada.

—Tienes razón, lo lamento. —masculle entre dientes.

Me miró incrédulo.

—¿En serio te estás disculpando?

—No. —escupí.

Rodó los ojos.

—Ya decía yo que era demasiado bueno para ser verdad. —le sopló a su café.

—Bueno abogado, Cross. Necesito otro favor.

Elton me observó y dejó de lado la pajita de su café.

—Hermano, mi vida a traído muchos cambios, desde mi nombre, mi hogar  mi escuela y ahora hasta mi titulo real. Espero que lo que me vayas a pedir no este fuera de mis manos. —entrelazó sus dedos y me miró a la espera del nuevo dictamen.

Me incliné más hacia en frente, apoyé mis brazos sobre la mesa y susurré.

—Necesito que investigues a donde mandaron a Nerea Malfoy.

—¿Y no quieres que también te investigue sobre un centro de ayuda para desintoxicarte?

Lo fulminé.

—¿De qué mierda hablas?

—Rhett, sé que te sigues drogando. Tus gestos faciales te delatan, hermano. Eso sin contar las pupilas dilatadas cuando has consumido, aunque debo admitir que por una extraña razón, hoy no las tienes así y tu tono no es tan ronco.

—Estoy intentando dejarlo.

—Eso no basta.

—Pues ya es algo. Además, el cuidar a Kennedy me mantiene con la mente ocupada, por eso acepté el trabajo —me miró sin mucha convicción. Resoplé —. Sólo inhalo una pequeña porción diaria. Tampoco puedo dejarla de un día para otro, pero te juro que en cuanto todo esto termine, tomaré un tratamiento para la desintoxicación.

Elton suspiró y bajó la cabeza a su café.

—Tienes que ir al psicólogo. —atisbó con severidad.

Me recosté sobre el respaldo de la silla y resoplé.

—Esas mierdas no sirven, es pura perdedera de tiempo y dinero, y a mí el tiempo es lo que me falta para poner a todos esos infelices en su lugar.

—Pero te has puesto a pensar en que si ella vuelve, no le gustará ver tu cambio y no precisamente un cambio para bien, sino todo lo contrario.

Eché la cabeza hacia atrás y miré las lámparas encendidas en forma de cúpula que colgaban en el techo del restaurante.

—Lo sé. Pero por ahora solo necesito saber como está. Escucha, tengo entendido que estaba en Venecia, pero luego de ahí se me perdió del radar y no volví a localizarla.

El moreno frunció el ceño y rascó su ceja.

—¿Aidan, no te lo dijo?

Bufé cabreado.

—Ni siquiera sé nada de él, otro más al que le perdí la pista en cuanto tomé mi camino. De suerte pude localizarte a ti y gracias por haberme guardado el secreto por años, ya sabes, de decirles a los demás mi ubicación. Te juro que jamás creí necesitarte. Te debo una.

Elton sonrió y volvió a tomar su vaso de café.

—De hecho me debes mucho, por que si mal no recuerdo, gracias a mí fue que supiste que querias a Isla como mujer y no como tu "hermanita". Por que si ella no se hubiera fijado en mí cuando me conoció, tú no te habrías dado cuenta que...

—Cállate, no alardeés. Aunque si te agradezco que no hayas interferido luego de que iniciamos oficialmente.

Sonrió alegre ante el recuerdo y le regresé el gesto, pues viéndolo desde su perspectiva, el moreno tenía razón. Mi romance con Isla inició por él... gracias a él.

—Lo superé rápido —dijo sin más —. Y ademas, para eso somos hermanos, recuerda que mi padre es esposo de tu madre y ese lazo de hermanos políticos nos unen a los cuatro.

Sé que hablaba de Ibaí, Anahí y yo.

—Lo sé. Por cierto, ¿cuándo vuelve Milo?

Le dio un trago a su café y se limpió la comisura de su boca con la servilleta.

—Me dijo que en unos quince días. Diana le dijo que te había encontrado y a su regreso de Brasil, él volará para acá.

—Entiendo —miré la hora del reloj que colgaba en mi muñeca, y ya era tarde —. Entonces dime, ¿cuento contigo?

—Cuenta con ello, veré a donde mandaron a Isla, por que ese nombre que le dieron es para morirse de risa.

—¿Nerea te da risa?

—Oh, cierto, siempre lo confundo con Marea. —replicó con una sonrisa.

Rodé los ojos con un atisbo de diversión en mi rostro.

—Gracias por todo, hermano. —chocamos los vasos y reímos cuando recordamos anécdotas del pasado y cosas estúpidas que vivimos, hasta que la hora se nos fue volando y me tuve que despedir con la promesa de volvernos a ver y fui directo por la damisela en apuros.

♧♧♧

Me puse ha tomar como loco e inhalé de mi dosis de fortaleza, hasta que me sentí poderoso. Luego de que fui a mi puesto de guardaespaldas, me encontré con que Harold estaba cuidando personalmente a la periodista y que yo tenia el día libre. Y bueno, una cosa llevo a la otra y termine asi.

No sé como mierda lo hice, pero llegué a casa de Hope y lo supe cuando desperté en la sala de su apartamento, me senté y froté mis sienes. Tenía una resaca horrible. Miré la cajetilla de cigarros que estaba en la mesita de centro y tomé uno. Vi la hora en mi celular y marcaban las once de la noche en punto.


—Mierda. —dije entre dientes, al ver que dormí todo el día en casa de Hope.

Miré nuevamente mi teléfono y vi que tenía varias llamadas perdidas de Lane y otras más de Kennedy. Le mandé un mensaje a esta última, diciendole que tuve un asunto familiar importante y que tuve que atenderlo.

Pretextos, lo sé, pero no quería indagar en mi problema con las drogas y así estuvo mejor. Estaba harto de causar lastima. Dejé mi cabello suelto y tomé mis gafas de sol que yacían junto a mis cigarros y me los puse. Salí al balcón y me encendí el cigarro, mientras me recargaba sobre el barandal y miraba a las personas caminar por la acera como hormigas desde esta altura.

Boté el humo y sentí como cayó un poco de tierrilla en mi cabeza, cuando miré hacia arriba observé la mano de una mujer; y supe que era mujer por sus pequeñas manos delicadas con las uñas pintadas de amarillo. No le presté más atención y seguí fumando, suponia que ella era la vecina nueva. Cuando casi me acababa el cigarro, sentí un golpe tan fuerte en la cabeza que me hizo gritar.

—¡Ahhh, mierda! —exclamé adolorido. Ella rápidamente se echó para atrás como toda una cobarde que no daba la cara —. ¡Me has descalabrado, mujer, baja y hazte responsable!

La vi asomarse de nuevo, pero la aparición de Hope ya no me dejó verla, pues me tomó de la cara y le hizo bajar la cabeza para revisarme el golpe.

—¿Qué pasó? —preguntó la rubia con preocupación.

—¡Lo siento Hope, no fue mi intención, fue un accidente! —dijo la voz temblorosa de la mujer que titubeaba.

—Descuida, es mi hombre, yo lo revisaré. —dijo Hope, mientras me revisaba la cabeza.

Iba a corregirla y pedirle que dejara de decirle a cada mujer que me conocía, que yo era "su hombre". Lo mismo había hecho con Kennedy y ahora lo hacia con su nueva vecina.

—Si necesitan algo, no sé, como un doctor, me avisan, mi esposo es...

—Descuida, yo lo atenderé, adiós. —la rubia me llevó dentro y me hizo sentar en el sofá —. Esa estúpida. —escupió mientras buscaba seguramente su botiquín, como loca.

Ya no me duele —mencioné un poco mareado —. ¿No dijiste que era una bruja?

—Pues lo es, mira nada más como te dejó.

—¿Y por qué sabe tu nombre si no te agrada?

—Nos presentamos la otra vez, ya sabes como es Alan y le hizo la platica.

Me le quedé mirando con una ceja enarcada y ella se quedó quieta por un instante.

—¿Y cómo se llama la vecina ruidosa? —curoseé.

La rubia se pasó un mechón de su cabello tras la oreja y suspiró.

—No lo recuerdo, y la verdad ni me importa. —se acercó a mí con el botiquín en mano —. ¿Te duele?

—No.

—¿Como no te va a doler? Mírate, tienes un chichón enorme en la cabeza.

—Creo que ese golpe sirvió para aclararme las ideas. —ironicé y ella bufó.

Sentí algo frío en la zona del golpe y me removí incómodo.

—Quédate quieto, es árnica para que se desinflame el golpe.

—La hubieras dejado que pagara las curaciones, así servía que podía conocerla por fin y decirle que no nos gusta el ruido que hace cuando mueve algo de su sitio.

Hope, detuvo sus movimientos y se sentó a mi lado; me miró pasmada.

—Ni se te ocurra encararla, esa mujer es una bruja. Olvídalo, no necesitas nada de ella, mira como te dejo la cabeza.  No quiero que la veas ni que le hables, Rhett. —se puso de pie, tomó su botiquín y se perdió en el pasillo que llevaba a las habitaciones.

Arrugué la frente, pues su arranque de ira hacia la chica del piso de arriba, solo fomentó mi curiosidad por conocer a la mujer que tenía últimamente muy tensa y estrésada a mi ángel. Tanto así, que no me reclamó por haber venido en estado inconveniente a su hogar.
Y eso ya era extraño.

♤♤♤

Acababa de dejar a Keny en su oficina, pero justo cuando iba a fumarme un cigarrillo, ella apareció de nuevo y se subió al auto, de mal humor.

—¿Todo bien? —le pregunté a la pelinegra en cuanto cerro la puerta con un azotón.

Resopló mientras se abrochaba el cinturón de seguridad.

—No, Katherine está de regreso y quiere que vaya por ella al aeropuerto, ya que sus fans la acosan y quiere pasar desapercibida. —soltó lo último con amargura.

Encendí el auto.

—No sé para que mierda se metió de actriz, si sabia lo que eso le acarrearía. Además, ¿como puede tenerla más preocupada lo de sus fans acosadores, qué su vida? Ella sabe lo que está pasando con lo de mi nota y por obvias razones tiene que cuidarse aún más y no tomarlo tan a la ligera. —gruñó, mientras me detuve en un semáforo y la quedé mirando un momento.

—Posiblemente ella no lo crea tan grave y piense que eso solo pasa en las películas de acción que hace.

—Eso lo entiendo, pero la muy imbécil no quiso que sus guardaespaldas la escoltaran hasta acá y a viajado sola.

Bueno, al menos ahora su enojo tenia más sentido. La chica se estaba arriesgando mucho.

El semáforo se puso en verde y avancé hasta llegar al aeropuerto. Por el retrovisor noté que los demás escoltas nos seguían. Apagué el carro y juntos bajamos para ingresar a la terminal mencionada.

—Mantente cerca de mí, si te alejas por alguna razón, manten el teléfono en línea para que yo te llame. —le avisé mientras veía el aeropuerto y la gente que iba y venía.

Kennedy, se puso gorra y gafas oscuras para pasar desapercibida, no por los fans, sino por los chicos malos que la acechaban. La vi tecleando en su teléfono, posiblemente a su hermana.

—Está en el restaurante, vamos. —dijo, tomando la delantera.

—Yo me esperaré afuera, Dixon y los demás están peinando el perímetro para descartar riesgos. —le avisé con cautela.

—De acuerdo.

Me quedé parado a una distancia prudente, cerca de una tienda, pero sin perder de vista a Kennedy. Hasta que un niño llamó mi atención, su acento y las facciones de su rostro, de alguna manera se me hicieron muy familiares.

—¿Me podeís cambiar este billete? —le pidió a la gente que pasaba junto a él y que todos lo ignoraban.

—Oye, yo te lo cambio —le hablé y él chiquillo se acercó a mí con alegría —. ¿De cuánto es?

—En realidad, no me alcanzó para lo que quería comprar, pero me dio pena decirle eso a la vendedora. —miró hacia la tienda y me encontré con una niña de unos quince años, quien atendía la pequeña tienda del vestíbulo.

Sonreí al ver que yo a la edad de este niño, también mis gustos por las chicas ya empezaban a despertar.

—Yo te invito.

Me miró con sus ojos verdes y los abrió grandes.

—¿En serio?

—Claro, además, te servirá para que puedas ver de nuevo a la chica, y no sé, tal vez puedas pedirle su número telefónico. —le guiñé, mientras le entregaba un billete de cien dólares que había sacado de mi cartera.

El niño lo tomó y asintió alegre mientras volvía a la tienda de SuperAero. Luego regresó y me mostró el número que la niña le dio, y también me dijo que él tenia trece años y que en nueve meses cumpliría catorce.

Estábamos charlando, hasta que el peso de una mirada cayó en mí y la conexión que sentí era palpable. La busqué con urgencia y la hallé cuando se quitaba una gorra blanca y sus gafas de sol, mostrando sus ojos acuosos... le sonreí con la amenaza de mi corazón al querer salir disparado de mi pecho.

Di un paso al frente.

Un tumulto de personas pasaron por enfrente, tapándome la presencia de la única mujer que lograba acelerarme el corazón de esta manera. Me disculpe con el niño y caminé hacia ella pero ya no la encontré en el lugar donde la vi, choqué contra un par de personas pero no les tomé importancia. Tenia que encontrarla a como diera lugar.

—¡Hey! —vi a una mujer de espaldas correr por entre la gente y cuando la alcancé, la tomé del brazo con fuerza —. ¿A dónde vas tan de prisa, mi amor?

La mujer castaña me miró con el ceño fruncido y algo espantada por mi agarre a su extremidad.

—Mi vuelo sale en diez minutos y ya voy tarde —pero al verme mejor, sonrió coqueta y se acomodó el cabello con su mano libre —. Pero si tú me lo pides, me quedo contigo, guapo.

Solté su brazo y acomodé mi saco, mientras veía a la gente que iba y venía, pero ya no había rastro de Isla.

—Lo siento, la confundí con otra persona.

—Por mí confúndeme con quien quieras, bombón.

Sonreí de lado y le guiñé un ojo mientras me daba la vuelta y me devolvía hacia donde había dejado al niño. Al que por cierto tampoco encontré, ni a la mujer que se suponía que tenia que cuidar.

—¿Dónde te metiste, Kennedy?

La llamé varias veces pero no me contestó. Y cuando hablé con los escoltas, me dijeron que estaba con su hermana y que dijo que iría al baño. Así que un tanto brusco, me dirigí hacia donde ellos dijeron que estaría, sin percatarme que alguien más me vigilaba muy de cerca.

♥︎♥︎♥︎

Seee...! Sé que tardé unas horas en actualizar (el capitulo tenia que estar a las 8 pm, hora México). Pero me surgieron algunos problemitas con mi internet. 🤪

En fin. Bueno, también para decirles que este viernes habrá...

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... un nuevo libro. Y estaré subiendo el prefacio y el primer capitulo de:

En dónde la historia de Charlize (Lizy), Lake y Han, te atrapará para sumergirte en una red de intriga, furia, deseo y pasión, que llevará a tu estabilidad emocional al limite. 🔥😈🥰⚘💐

De verdad espero que le puedan echar un vistazo al estreno de este libro, se los agradecería muchísimo. 💐🙏🥰⚘

Les prometo que les daré lo mejor de mí en cada párrafo que allá escriba.😉😘😍

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