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24:♡Están aquí♡

☆☆☆

Kennedy se fue a dormir a su habitación, yo ya había alzado el sobre que mi hermana dejó en su cama y cuando estuve solo en la recámara, me dispuse ha leer las hojas que en el interior se guardaban. Cuando ví lo que decían, sentí un nudo en la garganta.

-Me perdí muchas cosas a tu lado, pero sé que nuestro momento ya viene y está vez será para siempre.

Tomé mi teléfono y marqué a mi hermana, quien en dos ocasiones me mandó a buzón, pero a la tercera llamada contestó con fastidio.

●¿Qué quieres?

Pasé por alto su mal trato y suspiré

●Gracias por la información, de verdad no sabes lo que esto significa para mí.

La escuché reír sardónica.

●Ajá, ¿y planeas qué yo te crea? ¡Por Dios hermano, te estás tirando a la periodista de mierda qué nos regresó al infierno!

Llevé mi mano a la cabeza y resoplé. Escuché como Eric intentó calmar a mi hermana, pero ella era terca y lo ignoró olímpicamente, así que yo insistí:

●Anahí, dale una oportunidad. Deja que nos demuestre que de verdad lo siente.

●Claro, como a ti ya te está demostrando que lo siente cada que te la tiras. ¿Pero sabes qué? Ya no voy a discutir contigo, has lo que tu pito te diga pero luego no digas que no te lo advertí, adiós.

Me colgó la llamada sin siquiera dejarme decirle más nada. Sonreí de lado por la información y me acosté. A la mañana siguiente, Kennedy me pidió que después del trabajo, la llevara de compras y como mi relevo de la tarde era Dixon, no le dije nada y asentí a su petición.

-Dixon te va a cuidar mientras recorres la plaza comercial. Yo te veré esta noche, iré por ti al periódico. -le avisé mientras la ayudaba a bajar de la parte trasera del carro.

Se arregló las arrugas inexistentes de su falda negra de tubo y asintió, mientras acomodaba ahora su blusa de vestir blanca con un listón negro en el centro y subió su bolso negro por el hombro derecho.

-No hace falta, tengo un asunto pendiente que debo hacer, mejor te veo en tu apartamento.

Miré a Dixon quien venia en compañía con una cuadrilla de escoltas (cinco hombres con él incluido) y asintió. Les di la orden de esparcirse por el lugar recurrido y luego la vi a ella irse con mi relevo. Supiré un tanto cansado y me volví a montar al auto. Inhalé un poco del polvo que siempre llevaba y removí un poco la nariz esperando que el polvo llegara más a fondo.

Sonreí cuando me sentí satisfecho, estaba abrochado mi cinturón cuando noté que un par de motos conocidas se detuvieron en uno de los cajones de enfrente y tres personas bajaron de ellas. Sentí la mandíbula tensa al verlos, pues ha pesar de los años ellos seguían siendo las mismas mierdas de años atrás.

-Hijos de puta. -tomé mi micrófono e intenté comunicarme con Dixon, pero simplemente la interferencia del lugar no me permitió localizarlo -. Bien, supongo que tendré que hacerlo a mi manera.

Abrí la guantera y tomé mis cartuchos útiles para mi escuadra, salí del auto y fui tras el trío de malditos mientras guardaba la pistola dentro de la funda colocada a mi cintura. Comencé a revisar la plaza antes de tomar un camino y de entre la gente que iba y venía, los divisé.

Corrí por las escaleras ha toda prisa, no me importaba si quiera enfrentarme de nuevo a Matt, Thiago y su primo. Esos hijos de perra me debían mucho y ahora si podía cobrarmelas todas, por que no estaba indefenso como la última vez que los vi.

Los vi adentrarse a una tienda de ropa para hombre y caminé ha paso tranquilo para no llamar la atención, mientras miraba para todos lados y cerciorarme que no hubieran más de ellos por el lugar.

Cuando miré los aparadores de la tienda, los vi meterse entre el tercer pasillo, así que resoplé y entré al lugar.

-Buenas tardes, caballero. -dijo la vendedora, con amabilidad.

-Si, buenas. -seguí buscándolos por la tienda.

-¿Busca algo en específico?

Tomé mi cadera y la miré con frustración y además sentía ya un poco el efecto de la droga que Inhalé. Me sentía sumamente frenético, era como si alguien me hubiera dado un golpe en la pelotas y el dolor no cesara.

-Entraron tres hombres, ¿vio para dónde se fueron?

La cara de la empleada se contrajo y formó una unión con su entrecejo.

-No vi entrar a nadie más, sólo a usted. -dijo señalando la campanilla de la entrada que avisa cuando la puerta se abre y alguien ingresa a la tienda.

Maldije entre dientes y me llevé ambas manos a la cabeza. Estaba muy irritado.

-¿Tienen cámaras de seguridad?

-Si, pero lamento informarle que no le podemos mostrar...

-Soy policía en cubierto -tuve que mentir a medias -, así que sea amable y dígame donde puedo ver las grabaciones de hace cinco minutos.

La mujer acomodó su melena por atrás de su espalda y su gafete quedó volteado al lado con su nombre y foto. Duneyla Beltran.

-Venga conmigo, lo llevaré con el operador de vigilancia.

Caminé tras ella hasta el fondo de la tienda, entramos por una especie de telón negro y cuando ingresamos, ellos ya me esperaban tras bambalinas.

-¡Ahhh! -gritó la empleada mientras corría despavorida por la salida de emergencia.

Sentí un golpe en seco cerca del labio inferior, el cual me agarró con la guardia baja, pero en el segundo golpe que estaba por recibir, lo alcancé a repeler y le dí directo en la quijada.
Thiago cayó noqueado al piso con un sonido ensordecedor y justo en ese momento Matt y su primo intentaron atraparme pero no lo lograron, ya que gracias a mi entrenamiento como luchador, defenderme de su ataque era pan comido.

-Privet, boss. Davno ne videlis', my uzhe soskuchilis' po nemu. -rió el ex marine ante sus palabras sarcásticas.

"Hola, jefe. Cuanto tiempo sin verlo, ya lo extrañabamos".

Corrí rápido hacia ellos, tomé a su primo del cuello con los brazos y lo volteé en el aire, haciéndolo rodar y gemir del dolor en el piso. Y ahora toda mi furia se instaló en mi sistema aún más, pues las imágenes aleatorias de esas escenas vividas en aquel sótano y de como este hijo de perra se burlaba de mi dolor al lastimarlas a ellas, pudo conmigo y fui tras su cabeza.

-Dobro pozhalovat' v moy ad, moy malen'kiy lakey. -tomé su cabeza con fuerza y la estrellé contra el muro y luego él intentó derribarme pero no lo consiguió.

"Bienvenido a mi infierno, mi pequeño lacayo".

-Ty mertvets. -dijo con su boca llena de sangre y la mirada furiosa.

"Eres hombre muerto".

Sonreí de lado. Y lo animé con mis manos.

-Venga, acabemos con esto de una puta vez.

-¿Qué te pasó? -cuestionó Hope, mientras miraba a los lados como si quisiera ver que no hay nadie más conmigo.

-¿Puedo pasar? -le pregunté, con el labio hinchado.

La rubia pestañeó y asintió haciéndose a un lado.

-¡Tío Rhett! -el pequeño Alan corrió hasta mí y me abrazó de la cadera, yo por mi parte le acaricié la coronilla con sumo cuidado.

-¿Qué hay, campeón?

El pequeño soltó mi cadera y echó su cabeza hacia atrás para verme a los ojos. Sus ojos de un café intenso iguales a los de su madre.

-Tienes sangre en el labio -señaló su boca para que yo supiera en donde la tenia yo -. ¿Te has golpeado?

-Aaalgo así. Pero dime, colega, ¿todo bien? ¿Qué tal tu semana?

-Todo bien tío y mi semana estuvo genial, ¿pero sabes? mi abu hizo un flan delicioso para los nuevos ve...

-Anda, ve a lavarte las manos. -Hope lo tomó de los hombros y le dio la vuelta para que regresara por el pasillo.

-Ya me lavé las manos, mami. -refutó el pequeño, mientras su madre lo alejaba de mí.

-Bien, entonces cepillate los dientes.

-Pero mami...

No escuché más por que se metieron a la habitación del niño. Suspiré y sin darle importancia a nada más, me encaminé a la sala y me dejé caer sobre el sofá grande. Mientras esperaba ha que la mujer volviera, escuché un fuerte ruido proveniente del piso de arriba, como si estuvieran arrastrando algo muy pesado por el piso.

Era tedioso escucharlo una y otra vez.

Luego de unos minutos escuchando el desorden de arriba, Hope apareció de nuevo en mi campo de visión.

-¿Entonces en verdad han alquilado el piso de arriba?

La rubia se puso roja y negó repentinamente, se acercó a mí con una ligera sonrisa impulsiva en los labios y con su botiquín en manos.

-No lo sé, a lo mejor sólo lo estarán limpiando. -dijo mientras miraba el techo al igual que yo.

-Creo que debería subir y ver que todo este en orden, tal vez estén robando y...

-¡No! -exclamó la rubia haciendo que la mirara con el ceño fruncido.

Sonrió de lado y acomodó su cabello, parecía nerviosa y yo ignoraba el por que.

-Olvidé decirte que se mudó una pareja de recién casados con un niño pequeño, y tal vez sea el niño que está jugando.

-Entiendo, creo que Alan podrá jugar con él...

-No lo creo, Alan ya es un niño de nueve años y su pequeño tiene como tres años. Así que no creo que eso funcione.

Suspiré e hice un gesto ante la incomodidad de mi labio regordete por el único golpe que lograron darme esos infelices.

-¿Qué te ha pasado, macho? -la rubia finalmente se sentó junto a mí y comenzó ha sacar las cosas de curación de la pequeña caja de metal.

Exhalé.

-Cosas del trabajo. -mentí.

Elevó una ceja y acercó su mano con un algodón mojado en alcohol y lo pasó por mi herida del labio y la ceja. No me dolió y al ver eso, ella siguió con más confianza haciendo su trabajo.

-Sigues en las peleas, ¿no?

-Algo así.

Me miró lacónica y bostecé fingiendo cansancio. Le quité el algodón y yo mismo comencé a limpiarme la herida. La mujer suspiró recogió las cosas de curación dentro del botiquín y recargó su espalda en el sofá.

-Desde que me contaste la verdad y sé quien eres y por todo lo que has pasado, en serio quiero ayudarte y ver por ti -me miró apenada, pero aún así lo dijo -, pero tú no te dejas querer por mí. Dame una oportunidad, macho.

Se acercó más y en un movimiento rápido, botó el botiquín al lado y se montó a horcajadas sobre mí, acercó sus labios y me besó con rapidez.

-Hope... -dije entre el beso y ella metió su lengua en mi boca.

-No, déjame sanarte. -tiró suavemente de mi labio inferior y comenzó a restregarse en mi polla.

Lo admito, me estaba excitando pero sabia que no era el momento y mucho menos el lugar.

-Candy... -intenté alejarla pero estaba aferrada a mi cuello.

-Quédate conmigo, Izan James -era la primera vez que la escuchaba decir mi nombre real -, vayamonos lejos de aquí ha donde nadie nos conozca y poder empezar una nueva vida juntos. -suplicó mientras besaba mi cuello lleno de tatuajes.

La tomé de los hombros y la obligué a dejar de hacer lo que hacía.

-Sabes que no puedo hacerlo.

-Lo puedes hacer, pero te niegas a verlo. Aquí ya no hay nada para ti, olvidate de todo y ven conmigo, Izan. Alan te quiere mucho y mi madre ni se diga. Podemos ser una familia y empezar desde cero. -acarició mi mentón con sus manos y su mirada me suplicaba urgente por que la aceptara ya mismo.

La aparté de mi regazo y me puse de pie.

-Me tengo que ir.

La silueta de su madre apareció ante mi visión teleférica y cuando se manifestó en la sala, sonrió encantada al verme en su casa.

-Rhett, querido -se acercó y me abrazó con fuerza -. Que gusto que nos visitas, venga vamos a cenar, acompáñanos.

-De verdad te agradezco, Marion, pero tengo que trabajar y ya voy tarde.

-Oh, querido, por favor, yo insisto.

Miré a Hope quien miraba a su madre como si fuera su salvavidas en esta agua turbulenta en la que nos encontrabamos sumergidos. Nos sentamos todos en la mesa y dándole gracias a Dios por los alimentos, comimos en un silencio incómodo ya que la rubia me miraba con anhelo; tipo Lenka.

Sacudí la cabeza ante esa idea espantosa y decidí comer y no pensar en nada más; ni siquiera en la periodista. Aunque me fue imposible no pensarla, pues este tiempo aquí no valía nada por que Kennedy necesitaba de mí, juré cuidarla y tal vez debía estarme esperando en el apartamento.

La madre de Hope se llevó a Alan a la cama cuando terminamos de comer. Le di las gracias y ella me pidió que las visitara más seguido, pero Hope negó y cuando su mamá se fue con el niño, le pregunté:

-¿Por qué no quieres que venga? ¿Estas saliendo con alguien? -curiosamente esa idea no me molestaba y si era así, me sentiría feliz por ella.

Pero negó rápidamente ante mis preguntas.

-¡No!

-Creí que así era. -sondeé.

-Pues no, es solo que quiero cambiarme de este apartamento, no sé, tal vez alquilemos una casa, los condominios son molestos y más con los ruidos que hacen los vecinos de los pisos de arriba. -refutó de repente, haciendo que la viera confuso.

-Creí que te gustaba este lugar, por eso te traje antes de que comprara este lugar. Me hubieras dicho que querías una casa y no un apartamento. -negué mientras me limpiaba la boca con una servilleta.

-Así es, me gustaba pero ya no más.

-¿Los vecinos te están molestando? ¿Es eso? -la cuestione por que simplemente no me cabía en la cabeza que estuviera actuando de esta manera tan infantil.

No le encontraba otra lógica a su berrinche repentino.

-No, es solo que el lugar ya no me gusta.

-Pues por el momento no lo podemos vender, de mínimo tenemos que cumplir seis meses antes de poder revenderlo nosotros y sólo llevamos dos.

-Pero...

-Mejor dime que es lo que te molesta y yo mismo lo solicionaré. Y no me digas que es el ruido de los vecinos de arriba por que ambos sabemos que estas acostumbrada al ruido rudo. -la señalé ante la mención del bar en el que luego de su despido, decidió seguir trabajando ahí.

Bajó la cabeza a sus piernas, y suspiró cansada.

-Tienes razón, lo siento. No pasará nada, además, tú casi no vienes por aquí y eso está bien. Todo estará bien -suspiró con su bipolaridad en su cara y yo enarqué una ceja -. Sigue trabajando en las peleas, ya no te diré nada, pidió con alegría. -Hope estiró su mano y ahora tocaba la mía sobre la mesa.

Miré su mano y la mía y exhalé.

-De acuerdo, ahora si tengo que irme. -me puse de pie y asentí ligeramente.

-¿No me ayudas a lavar los trastes?

Me quedé de pie cerca de ella y suspiré.

-Claro, perdoname. Yo los lavaré en lo que limpias la mesa. -adjunte mientras tomaba los platos.

Me llevé los trastes sucios a lavabo, remangué mi camisa hasta los codos, tomé la esponja con jabón y comencé a quitar lo sucio a los platos, vasos y cubiertos. Una vez terminé de lavar todo, me di cuenta que mi camisa estaba completamente mojada del centro y resoplé de mala gana.

-¿Ya acabaste, macho?

-Si, pero olvidé ponerme el mandil de plástico. -señalé el mandil rosa de Hope, el que usaba para no humedecer su ropa cuando lavaba los trastes.

Ella rió y me tomó de la mano.

-Por suerte entre mi ropa se vino una camisa tuya, deja y te la traigo.

-De acuerdo. -le sonreí y ella se fue hasta su habitación.

Comencé a desabotonar la camisa y quedé con el torso desnudo, aunque por todos los tatuajes que llevaba encima, ni siquiera se notaba eso. Miré la hora en mi reloj de la muñeca y ya casi iban a dar las ocho de la noche y yo tenía que estar a esa hora cubriendo mi turno con Kennedy.

-Mierda. -miré por donde Hope se fue y ya se había tardado, estaba por ir a buscarla a su recámara pero el timbre sonó y como nadie salió a abrir, tuve que ir yo.

Mi error, fue no haberme fijado primero por la mirilla de quien llamaba a la puerta y cuando la vi de frente al abrir la puerta, pude atrapar en su mirada la sorpresa, la confusión y un gramo de tristeza que encarceló rápidamente para sonreír de repente como si no pasara nada.

Aunque deduje que solo lo fingió, ya que la sensación desasosegadora de verme sin camisa en el apartamento de una mujer soltera, no pasó desapercibida y esa fue la cereza del pastel.

-Izan... -susurró con voz neutra pero débil y luego su mirada fue a mi labio lastimado, pero no dijo ni preguntó nada.

Yo tampoco hablé, sólo apreté la madera de la puerta que aún sostenía y en ese momento Hope apareció a mi lado, vistiendo sólo un camisón de seda rojo, corto y provocativo. Esto era para malinterpretar las cosas. La mujer frente a nosotros sonrió de lado y asintió un tanto agobiada.

-Ya entiendo, lamento la interrupción, vine sin avisar antes. Yo... creo que volveré luego, hasta pronto. -se dio la vuelta y se alejó a paso apresurado por el pasillo con su esbelto cuerpo perdiéndose al doblar la esquina hacía los elevadores.

♥︎♥︎♥︎

Diez minutos tarde. Lo siento. Espero que lo hayan disfrutado y bueno, espero que hayan visto la pista que les di sobre el hijo de Hope.🤭

Asi que ahora abro un debate aquí. Díganme sus opiniones.

Saben que amo responder sus dudas y comentarios. 🥰

¿Quién habrá sido la mujer que se encontró con Izan en la casa de Hope?

Esto cada vez se pone más interesante. 😨

Con cariño infinito, Ana.💃❤🥰💐🙏

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