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23:♡Retorno♡

Nerea:

Salamanca, España:

Me llevé las manos a la boca al leer el periódico, y no lo noté hasta que Ivan dejó de jugar con sus amigos en la cancha de fútbol y corrió hacia a mí.

—¡Mamá! —tomó mis mejillas y me obligó a mirarlo, estaba preocupado —. ¿Por qué lloras? Estás temblando.

Llevé mis manos a su cintura y pegué mi cabeza en su pecho, mientras seguía llorando en el consuelo de sus ya no tan pequeños brazos.

—Habla conmigo, madre. Recuerda que así funciona esto. —tomó mi mentón y me obligó ha encontrarme en sus grandes ojos con espesas pestañas oscuras.

—No es nada —sollocé limpiando mi rostro con un pañuelo desechable que gracias a Dios, encontré en el bolso y limpié mi nariz, luego le sonreí a mi hijo —. Me entró sentimiento eso es todo, pero ya estoy bien.

Ivan me miró no muy convencido, pero suspiró y con la ayuda de su camisa, tomó el borde y limpió mis mejillas húmedas.

—¡Hey, Draco, venga tío vamos a jugar! —exclamarón los amigos del niño grande que tenía consolándome.

—Ve con tus amigos, mi amor. Todo está bien.

—No, vamos a casa, no te ves bien —se giró hacia sus amigos quienes ya le silvaban para que volviera al juego —. ¡Mi mamá no se siente bien, queda pendiente la partida, chavales!

Mi mamá se puso de pie en cuanto nos vio llegar y al ver su rostro, supe de inmediato que ella también había leído la nota.

—Lo sé, mi vida, tranquila. —besó mi cabeza y me estrechó entre sus brazos.

—Os juro por Dios que no las entiendo. —Ivan subió las escaleras, mientras iba negando con la cabeza.

Sollocé aún más por que mi hijo tenia razón, él no sabia nada ni la gravedad del asunto en el que nos encontrabamos y ahora gracias a esta nota, él pasaba a estar también en la mira de esas cosas. Lloré más fuerte por que no quería que le pasara nada malo a mi hijo. Si Lenka sabia de él, lo usaría para dañarnos y posiblemente terminaría siendo el objeto de su amenaza.

El simple pensamiento me oprimió el corazón e instaló un gigantesco hueco en mi pecho que rápidamente se expandió a mi estomago como un abismo que oscurecía todo pensamiento positivo.

—Necesito volver. —susurré agonizante.

Mi madre tomó mis mejillas y asintió.

—Tenemos que hacerlo.

Tomé sus manos y negué.

—Sólo iré yo, no puedo poner a Ivan en peligro.

—Tal vez Luke pueda...

—No mamá, me sentiré más tranquila si tú te quedas con él.

—Nerea, piensa con la cabeza fría, ni siquiera sabes a donde irás. —rogó mi madre al verme subir las escaleras.

Cabe decir que ambas hablábamos en voz baja, todo para no preocupar a mi hijo quien era muy inteligente y no quería que se enterara de lo que estaba pasando. Pues a pesar de ser un niño aun, pensaba como adulto.

—El periódico me ha dicho por donde empezar. —señalé, entrando a mi alcoba.

—¿Boston?

—Ajá. —logré alcanzar la maleta que tenia guardada en el closet y comencé a arrojarle cosas al azar.

—Déjame hablar con Cameron.

—Deja a mis hermanos fuera de esto. —la regañé mientras iba a tomar ahora mis ropa interior.

—En ese caso le diré a Alexia que te acompañe. —insistió.

Dejé de hacer lo que hacía y me devolví hacia ella.

—Mamá, no quiero que ellos los vuelvan a ver. Todos estuvieron en riesgo luego de lo sucedido. Necesito cerciorarme de que todos están a salvo.

Mi mamá bajó la cabeza a sus pies y asintió triste.

—Me preocupas, mi niña.

—Lo sé, por que ahora que también soy madre te puedo entender mucho más. —la tomé del brazo y tiré de ella para volver ha abrazarla.

Esta mujer estuvo conmigo en mis mejores, tristes, dolorosos, insensatos y peores momentos de toda mi vida. Y de verdad gracias a su paciencia y cuidados, volví a renacer de las cenizas que ese infierno me dejó.

—Soy una sobreviviente, tranquila, recuerda lo que tú misma me dijiste...

—Lo que no te mata... —dijo con dolor.

—Te hace más fuerte —sonreí al terminar la frase y besé su frente —. Soy más fuerte ahora, mamá. Ivan me hace serlo y tú también.

—¿Cuanto tiempo te irás?

—Un mes.

Acarició mi cabello corto y exhaló.

—Si en un mes no vuelves, iremos por ti.

—Ivan no puede dejar a medias sus estudios.

—Por eso existen las escuelas en Estados Unidos. —debatió.

Mordí mi labio inferior, un gesto que jamás pude evitar ni con el paso de los años, aunque ahora lejos de parecer sexy, ya era una manía que mostraba claramente cuando algo me preocupaba.

—Veré como están las cosas por allá. Yo te llamaré para estar reportando la situación, vale.

—Dícelo a Ivan, él merece saber que irás por cuestiones laborales fuera del país.

Cerré la maleta y me erguí nuevamente para ver a mi madre.

—Lo haré.

Salí de mi habitación y sólo atravesé el pasillo y toqué la puerta de la habitación de mi bebé.

—¡Adelante!

Abrí la puerta y lo encontré sentado en la cama, jugando en su play. Sonrió cuando me miró y muy amable dejó su juego de lado y centró toda su atención en mí.

—¿Qué jugabas? —le pregunté acercándome a él.

—Fútbol.

—Ya veo. —suspiré y me senté junto a él.

—Te prometo que me portaré bien y no haré que la abuela se moleste.

Pestañeé un par de veces ante sus palabras.

—¿Disculpa?

Ivan suspiró.

—Digamos que hablar en susurros, no es su fuerte. Todo se escuchó hasta acá, sé que estas así por la nota que leíste del periódico y también sé que vas a viajar a los Estados Unidos.

Besé su frente y revolví su cabello castaño con dulzura, como lo solía hacer cuando era más pequeño.

—Gracias por todo, bebé.

—Te amo, Nerea.

—Yo mucho más, Ivan.

♤♤♤

El vuelo duró 12 horas y para cuando llegamos a Boston, ya era de noche.
Salí por las puertas cristalinas y miré el enorme letrero con mi nombre, que Dave preparó para resibirme.

—¡Hola, mi amor! —me abrazó en cuanto me tuvo lo suficientemente cerca.

Le devolví el abrazo.

—¿Cómo suspiste... y qué haces aquí?
—lo miré a la cara con sorpresa.

—¿Te parece si te lo digo en el camino? Mi colega se está mudando y le he pedido el apartamento en renta para ti.

—Dios mío —llevé mi mano a la cabeza y la otra a mi cintura —, con tanto ajetreo había olvidado ese detalle tan importante.

—Por suerte me sigues teniendo aún. —me guiñó un ojo coqueto y me ayudó a tomar mi equipaje.

Luego del papeleo, salimos juntos y me señaló el Mercedes Benz rojo que estaba aparcado cerca de la terminal. Echó mi maleta en la cajuela del auto y luego como el caballero que siempre fue, me abrió la puerta del copiloto y me monté con su ayuda. Una vez listos, se dio paso entre las principales avenidas de Boston.

—¿Cómo está Ivan? —preguntó de repente, sin apartar la vista de la carretera.

Lo miré de soslayo y luego jugué con mis dedos, dubitativa.

—Sano y lo más importante, a salvo.

El ojiazul asintió, mientras dobló a la derecha en una esquina y se unió a otra avenida.

—Es mi hijo, claro que es un niño sano.

Mordí mi mejilla interna para callar mis pensamientos y no soltar a mi lengua. Sabía que este era la oportunidad perfecta para dejar en claro las cosas, pero no era el momento indicado para otra discusión por que simplemente tenia situaciones más apremiantes que necesitaban de mi total concentración.

Luego de casi una hora de viaje y de un silencio sepulcral, Dave se estacionó en un edificio precioso, con balcones y ventanas pulcras. No evité sonreír.

—¿Te gusta?—preguntó jovial.

—Me encanta. —admití cortés.

—Venga, amor, vamos ha que veas el interior.

Cuando entramos, subimos por el elevador hasta el piso once, en donde una mujer adulta y rubia con un pequeño niño de unos diez años, nos esperaban en el pasillo con una gran sonrisa.

—Hola, mucho gusto soy Marion y este es mi nieto. Sean bienvenidos. —expresó la mujer mayor con alegría, mientras el pequeño me observó con suspicacia —. Dales el obsequio, querido.

El pequeño nos tendió un flan casero con una pinta deliciosa, lo tomé con una pequeña sonrisa y les agradecí. Escuchamos unos pasos y cuando giramos hacia la mujer que venia hacia nosotros con el ceño fruncido, le sonreí de lado.

—Buenas noches. —dijo la rubia de ojos oscuros.

Dave sonrió y respondió cortés.

—Hola, somos los vecinos nuevos.

—Lo supuse, nosotros vivimos en el piso de arriba y justo es el apartamento que alquilaron.

—Que bien. —dije sin saber que otra cosa decir.

—Mamá, ya viste, es la mujer de la nota.
—dijo el niño, mirándome con asombro y haciendo que la rubia más joven, abriera los ojos sorprendida.

—No puede ser.

♥︎♥︎♥︎

Sé que fue un capitulo corto, pero fue importante para que empiece la acción.🔥

Ahora si, me paso a retirar muy lentamente. 🥰😘

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