20:♡Visitas inesperadas♡
N/A: ¿Listas para lo qué viene? Por que aquí inicia todooo...!😈🔥🙈😱
☆☆☆
Me acerqué al alféizar de la ventana y me encendí un cigarro, miré en el horizonte como el sol comenzaba asomarse cada vez más. Mientras esperaba pacientemente ha que ella leyera la información y supiera que tan grande era el problema. Mientras eso pasaba, mi teléfono vibró ante la llegada de un mensaje, lo revisé y leí el mensaje de la adolescente que vi recientemente espiando en mi edificio.
Flashback:
Caminé sin hacer ruido, echando las llaves al bolso de mi pantalón. Subí la capucha a mi cabeza y me fui acercando a la persona que se mantenía "discreta". Cuando me acerqué, pude notar que era una mujer de melena ondulada, castaña y larga hasta la cintura.
La mujer era de un pequeño cuerpo delgado y no evité sonreír al saber de quien se trataba. Me sentía eufórico.
-¿Qué estás haciendo aquí?
No respondió, simplemente se dio la vuelta lentamente y antes de poder mirarnos, se echó a correr.
-¡Mierda, detente! -corrí tras ella y pude ver como su melena castaña se movía de un lado para otro mientras corría con sus pequeñas piernas.
-Aléjate. -dijo agotada y por la falta de aire.
Pero fui rápido y en un santiamén la atrapé.
-¡Te tengo! -la tomé de la cintura y rápidamente la elevé sobre mi hombro y me metí al callejón cerca de los contenedores de basura.
Ella no gritó, no dijo nada, simplemente se dejó llevar mientras su respiración era agitada. Nos oculté detrás de un inmenso contenedor de basura y la puse sobre el piso. Con sumo cuidado, aparté sus mechones castaños de la cara y cuando la descubrí, su mirada y la mía se conectaron.
El corazón me latió a toda prisa al reconocerla. Sonrió al verme y soltó un suspiro cansino.
-Tú... pero...
-Hola -su voz era débil por haber corrido tanto, pero me regaló una preciosa sonrisa y añadió -. Me da gusto volver a verte... príncipe.
-Esto debe de ser una puta broma.
Su sonrisa se desvaneció lentamente y acomodó su cabello tras los hombros.
-¿Si sabes quién soy? -preguntó con la voz baja, mientras se frotaba los brazos por encima de la tela de su sudadera.
Miré hacía otro lado y exhalé lentamente el aire.
-La última vez que te vi, eras una niña pequeña.
Sonrió y asintió con esa sonrisa que había heredado de su tía, cuando ella era pequeña.
-Siempre me intrigó saber quien era ese príncipe misterioso.
-Escucha, niña.
-Ya tengo dieciocho años.
Bufé.
-Como sea. Tienes que irte de aquí, si quieres hablar, lo hablaremos en otro momento. -la tomé del brazo y la arrastré hacia la avenida, iba cerciorándome de que nadie me estuviera vigilando y de que ella no estuviese corriendo peligro.
-Vine por que hay alguien que quiere verte. -rogó, liberándose de mi agarre.
-Pues será luego, yo te buscaré. -aseguré.
Ella sacó una tarjeta y me la tendió.
-Es mi número, llámame cuando quieras hablar.
-Ve con cuidado.
Fin del Flashback:
Resoplé y paré
Pasaron diez minutos y la puerta se abrió a mis espaldas, ha estás alturas mi cigarro ya se había acabado.
-¿Por eso te acercaste a mí? ¿Querías vengarte por lo que dije en esa nota?
Me giré a mirarla y suspiré.
-Ese nunca fue el plan, por que yo jamás intentaría hacerte daño, Kennedy.
Me lanzó la carpeta en la cara y de entre los papeles, cayó el recorte de la nota que ella misma había publicado.
-¡Eres un hijo de puta, Izan James!
Apreté fuertemente los ojos cuando finalmente soltó mi nombre real, haciéndome recordar lo atroz de mi pasado.
-Ahora soy Rhett.
-¿Por qué no me dijiste desde un principio que eras una de las víctimas nombradas en la nota?
-Porque no me pusiste cómo víctima, sino cómo sospechoso. ¿O ya olvidaste que el Boss de la mafia rusa organizó todo ese infierno por qué no quería tener que lidiar con la gente que lo conoció?
La pelinegra bajó la cabeza y comenzó a juguetear con sus dedos. Resoplé cabreado y me obligué ha echarme la melena hacia atrás con frustración.
-No tienes una puta idea de todo lo que tuve que pasar para poder "sobrevivir" por una década. Y ahora tú con toda esta mierda -señalé el periódico -, has hecho que mi infierno arda y los demonios que en él habitan, salgan y busquen tu cabeza y de paso la mía.
Kennedy levantó la cabeza y me miró con tristeza.
-Lo siento, Izan.
-Izan no está aquí, me gusta más Leif, por que él si es fuerte y lucha con sus demonios internos. En cambio Izan, él era débil y dejó que los demonios lo consumieran muy lentamente.
-¿Qué te hicieron? -susurró agobiada.
Me acerqué a ella y la tomé del mentón, obligándola a mirarme a la cara.
-Nunca lo vas a entender, por que jamás permitiré que tú lo entiendas. -admití convincente.
Su mirada grisácea traspasó la barrera y tumbó la muralla en donde se suponía que nadie más, además de Hope, pudiera entrar e importarme luego de que me alejara de mi familia. Y aquí está esta chica, en poco más de un mes me importa mucho lo que le pueda pasar y por eso me he tomado muy en serio la tarea de cuidarla; llaménlo empatia.
Además, soy nueve años mayor que ella y debo cuidar de su bienestar.
-¿Jeremy estará bien?
Solté un soplido y di un paso hacia atrás, metí mis manos a los bolsillos delanteros de mi pantalón negro de combate que me dio Lane, y me encogí de hombros.
-¿Él está...?
-Está bien -acote -. Es sólo que Lane se lo llevó a la comisaría para interrogarlo.
Abrió enormes los ojos.
-¿Para qué?
Rodé los ojos.
-Tú lo sabes, Kennedy, no puedes publicar algo de donde no sepas su fuente.
Bajó la cabeza, rascó su cuello y sin mirarme a la cara, apremió:
-Jeremy estuvo presente en la persecución de la chica de mi nota.
Elevé una ceja, claramente confundido.
-La foto que usaste en la nota, ¿se la tomó el pelirrojo?
-Así es -metió un mechón de su cabello negro, tras la oreja -. Jeremy y yo habíamos viajado específicamente a Liverpool, para tomar unas fotos y armar una nota. No sé bien como estuvo por que yo me había ido a comprar unas cosas, pero cuando regresé, Jim estaba rodeado por varios policías que claramente eran corruptos. Le rompieron su cámara pero él logró rescatar el rollo y con eso pudo empezar a investigar sobre ella.
-Su nombre es Isla White. -le dije y apreté los puños al sentir nuevamente ese desasosiego y dolor que me abarcaba cada vez que recordaba a Isla desprotegida y asustada en un país desconocido.
Me enervaba saber que yo literalmente estaba atado de manos y nunca pude defenderla, ni a ella, ni a mi hermana y mucho menos a mi madre. Ladeé la cabeza y cerré un momento mis ojos.
-¿Ella es la razón por la cuál no te enamoras?
Volví a mirarla y pude percibir en su mirada gris, un rastro de aflicción. Bajé la cabeza a mis pies descalzos y asentí.
-Íbamos a casarnos -no dijo nada, se me quedó mirando esperando ha que continuará. Suspiré, por que por vez primera iba a bajar mi equipaje y dejar que la persona más chismosa del mundo, hurgara en mis recuerdos -. Lo que te voy a contar, es algo de lo que jamás he hablado con nadie más y de verdad espero que luego de que lo sepas, no vayas ha querer publicarlo cómo una nueva nota.
Sonrió de lado y acomodó su melena desordenada.
-Si no estás listo para decirlo, no hay problema.
-Quiero desahogarme y por muy extraño que esto suene, tú me inspiras confianza, aún ha sabiendas de que eres una inmiscuida. -la señalé.
Formó sus labios en una fina línea y rascó su frente.
-Hace unos días, una rubia fue ha verme al periódico. -confesó de repente.
-¿Adulta y de ojos azules? -le pregunté alarmado.
-No. De hecho era una mujer joven, de unos treinta años y de ojos verdes.
-Mía -anuncié, tocándome el labio inferior. Volví a mirarla y sonreí de lado -. Es mi hermana, cuando la policía nos pidió nuestra declaración concreta en base a nuestra experiencia, nos metieron en el programa llamado protección de testigos y obviamente ha todos nos cambiaron el nombre por nuestra propia seguridad.
-¿Y cómo se llama la rubia?
-Anahí James y mi hermano mayor es Ibaí.
Kennedy apoyó su mano sobre el estante donde tenía unos libros y sonrió.
-¿Y qué te dijo mi hermana?
Suspiró y se dio la vuelta para salir de mi recámara, pero rápidamente la alcancé y la tomé de la mano.
-No fue nada. -dijo, mirándome avergonzada.
-Anahí es una buena chica, pero tiene un carácter fuerte cuando algo la molesta, así que dime, ¿te hizo daño?
Suspiró.
-Me abofeteó y luego -rió bajo y su risa me hizo sonreír de repente -, le dijo a su esposo que tengo patas de garza.
Dejé de reír y enarqué la ceja.
-¿Su esposo?
Kennedy me observó con los ojos agigantados y llevó su mano a la boca, pero ya era tarde.
-¿Quién era el hombre?
-No lo sé, era un latino, tal vez pudo haber sido un mexicano, un cubano, o un venezolano, no estoy muy segura.
-Eric es colombiano.
-¿Qué? -arrugó la frente.
Até mi cabello y resoplé.
-El hombre que iba con ella, ¿se llamaba Bayron?
Se quedó pensativa por un momento, hasta que hizo un gesto con los labios y asintió.
-Si, así lo llamó.
-Hijo de...
-¿Qué pasa, Izan?
-No me llames así, por favor.
-Lo siento. -susurró apenada.
Esquive su cuerpo y fui directamente a mi closet.
-¿A dónde vas? -Kennedy me observó con el ceño fruncido, mientras tomaba una muda de ropa al azar.
-Mi hermana es una de las víctimas de tu nota.
-¿Cómo?
-Es Dominica Egorova -abroché mi pantalón y me puse la camisa. Keny me miró azorada -. Está bien, tú no sabias que en realidad ella era Anahí James. -me puse la camisa y ahora tomé mis botas al estilo militar en color negro.
-Con razón me odia.
Me puse de pie y me acerqué a ella, la tomé de los hombros y la miré a la cara.
-Promete que no te irás de aquí y si vienen a tocar, no habrás la puerta. Ocultate en el closet de mi gimnasio, ya sabes, detrás de la división, ahí no te encontrarán y no hagas ruido.
-¿Quienes eran ellos?
-La mafia rusa está unida con la mafia italiana, así que hazte una idea.
Me miraba asustada, pero simplemente ya no podía seguir teniéndola en la ignorancia. Sé que a Lane no le iba a gustar esto, pero ya estaba cansado de no decirle nada, no iba a cometer el mismo error que cometí con Isla al no haberle dicho las cosas desde un principio.
-Sé que Lenka Egorova escapó del psiquiátrico unos días después del lanzamiento de mi nota. -dijo con la voz aterrada.
-Su prima y su esposo, la tuvieron que haber ayudado. Lenka se dio un tiro en la cabeza, creímos que estaba muerta pero cuando llegaron los paramédicos, dictaminaron que ella seguía contando con signos vitales y la trasladaron de urgencias a un hospital, en calidad de detenida.
-Quiero una taza de café. -se dio la vuelta y caminó como zombie hacia la cocina.
Suspiré y salí tras ella.
-Sé que todo esto te aterra, Keny, pero era necesario que supieras las cosas, por que esto se va ha poner muy feo.
Dejó la taza de cerámica sobre la encimera y se giró a mirarme.
-Tú hermana tenia razón. -dijo, con la mirada perdida en un punto fijo.
Enarqué la ceja.
-¿De qué hablas?
Finalmente me detalló y pronunció:
-La nota la lancé por que quería que la gente reconociera mi potencial, quería dejar de ser la estúpida novata y ser famosa. Por eso realicé todo esto sin pensar en las consecuencias que acarrearía esa información -sus ojos se tiñeron de lágrimas y eso me hizo abrazarla con fuerza -. Lo siento, Rhett, por todo -se abrazó de mi cintura -. Los he vuelto a poner en la mira de esos psicópatas y asesinos, todo por egoísta y no pensar en ustedes. -sollozó.
-Shhh... -acaricié su cabello hasta la espalda, de arriba hacia abajo, buscamos calmar su desasosiego -. Lo vamos a solucionar, ellos van a pagar por todo lo que hicieron y no podrán hacerte daño -la alejé un poco de mí para poder verla a la cara y le dije -. Y además, Lenka quedó con un daño facial severo, tengo entendido que perdió un ojo a causa del disparo que ella misma se ocasionó y la boca se le torció de lado. -sacudí los hombros para espantar el escalofrío, al imaginarme a la loca esa.
Kennedy arrugó la frente y aspiró por la nariz.
-¿Entonces por qué preguntaste si la rubia que fue a buscarme era adulta y de ojos azules?
-Entré en pánico y por un momento olvidé el nuevo aspecto de Lenka.
Miré el reloj que siempre llevaba en mi muñeca derecha. Eran las once de la mañana. Me incliné y le besé la frente.
-Promete que no saldrás ni le abrirás la puerta a nadie.
-Te lo prometo.
Sonreí y volví a besarla, pero ahora en los labios.
-Aunque parezca increíble, me importas Kennedy. Sé que llevamos poco de conocernos, pero en serio no quiero que nada malo te pase, ahora si está en mis manos poder ayudarte como no pude hacerlo por ellas y creo que de cierta forma, tú eres mi redención.
Tomó mis manos y les dio un apretón.
-¿Por qué necesitas redimirte? Tú no hiciste nada.
-Por eso, por que nunca hice nada y siempre me he sentido culpable de lo que les pasó a las mujeres que más amaba en la vida. Pero al impedir que te lastimen a ti, podré perdonarme lo que nunca me había podido perdonar.
Lamió sus labios con suavidad y sonrió de lado.
-Gracias por haber confiado en mí, Leif.
Sonreí ante la mención de mi apodo callejero.
-Espero y no arrepentirme de habértelo contado.
-Jamás, ahora anda, ve a donde vayas a ir y no tardes. Yo estaré aquí, esperándote. -se puso de cuclillas y me besó la mejilla.
Salí del apartamento pero antes de entrar al ascensor, abrí mi dije y me eché un poco de polvo entre mi pulgar y mi índice, tapé uno de mis poros y con el otro aspire la sustancia. Sorbí y sonreí al sentirme renacido.
Abrí la puerta de la oficina de Lane y lo encontré sentado frente a su computadora, con sus gafas redondas que lo hacían ver ridículo. Alzó la cabeza y resopló cuando me vió. Se quitó los lentes y se llevó la mano al puente de su nariz.
-¿Ahora qué quieres, maleducado?
Me acerqué a su escritorio y apoyando las mando sobre él, me incliné y fui certero en mi petición.
-Dame la dirección actual de Mía y Bayron.
Elevó la ceja y resopló.
-¿Cómo lo...?
-¿Es verdad qué están juntos?
-Si Rhett, él ayudó mucho a tu hermana y ahora son una familia feliz... dentro de lo que cabe. -terminó dudoso ante lo último.
Me erguí nuevamente y asentí formando una sonrisa ladeada.
-Entonces ¿voy a ser tío?
-Así es.
-Quiero verlos. -le dije sin titubear.
-¿De verdad no vas a pelear con ellos?
Me sentí ligeramente ofendido ante su pregunta.
-Por supuesto que no. Amo a mi hermana y si Eric...
-Bayron. -me recordó él, señalando la puerta, ya que no sabíamos si había algún infiltrado cerca.
-Si Bayron la hace feliz, me alegra por ella, sé que es un buen tipo y que cuando ama da todo de si por verla feliz. -recordé cuando dejó que Isla se casara con otro, ha sabiendas que él también la amaba y que seguramente se le partió el corazón al saber que él nunca tuvo un chance con ella.
-Bien, te daré la dirección, pero si me estas mintiendo y haces un alboroto, te juro por Dios Rhett, te destierro a la China occidental ¿estamos?
-Estamos.
♤♤♤
Subí las escalerillas del porche y sonreí al ver el hermoso jardín de la nueva casa de mi hermana. Toqué el timbre y acomodé el ramo de flores sobre mi cara, para que ella no me reconociera. Sonreí al escuchar su voz y quitarme las rosas de un tirón.
-¡Tus tatuajes en las manos son irreconocibles, tonto! -dijo, abrazándome y llorando de emoción.
Aunque su gran barriga se interponía mucho e impedía que el abrazo fuera correcto, ella luchó contra su bebé y me apretujó contra ella.
-Ven -tiró de mi brazo y me hizo ingresar a la armonía de su casa -. ¡Amor, ven aquí! ¡Mira quien vino a visitarnos por fin!
Escuché las pisadas de Eric por el pasillo, y cuando apareció, noté inmediatamente unas cuantas canas regadas por su cabello negro.
-Joder. Ya eres un abuelo. -bromeé, ya que Eric era sólo tres años mayor que yo, por lo que él ahora contaba con treinta y siete años.
Abrió sus ojos enormes e inmediatamente espabiló y sonrió alegre.
-Izan, hijoeputa, que milagro...
-Bayron... -lo amonestó mi hermana y el colombiano rápidamente se disculpó -. Lo siento, Rhett.
Rodé los ojos sin borrar la sonrisa.
-En serio me alegra volver a verlo. -frotó mi hombro.
-Nunca creí decir esto, pero a mí también me alegra verte -admití con una ligera sonrisa -. ¿Cuándo llegaron?
Mi hermana estaba acomodando las rosas en un florero y Bayron, él suspiró y dijo.
-Ya vamos para un mes.
-¿Siguen teniendo protección? -pregunté alarmado.
Anahí se acercó y entrelazó su brazo con el de el colombiano.
-Si, hermano. Mamá nos avisó...
-¿Lenka?
Negó repetitivamente y formó un gesto detestable.
-Diana me adoptó, así que la llamo mamá, por que es mejor madre de lo que fue la verdadera -bajé la mirada y asentí en acuerdo -. Además, he aprendido ha amarla y ella me ama a mí, hermano. Finalmente puedo sentir el cálido amor de una madre por un hijo. Sin duda, Diana es lo mejor que me pudo pasar, por que ahora es y siempre será mi mamá.
Sonreí ante sus palabras.
-Me alegra saber que crearon un lazo maternal entre las dos, es bueno ver que después de todo, Diana sea madre de una mujer excepcional. -al terminar de decir aquello, la rubia ya estaba en un mar de llanto y Eric la consolaba.
-Lo siento... hormonas. -soltó mi hermana entre su llanto, mientras el colombiano le limpiaba las lágrimas.
-Lo menos que quería era hacerte llorar, Anahí.
-Descuida, estamos bien. -limpió sus nariz y le besó la mejilla a su marido.
Suspiré y decidí mirar para otro lado.
-¿Han sabido de Dylan? -ese era el nuevo nombre de Ibaí. Ambos asintieron y mi hermana sonrió al ver algo detrás mío.
Justo cuando iba a voltear, sentí un golpe en la espalda y cuando giré por completo, me encontré con el hombre de ojos verdes que recién iba llegando y quien llevaba puesta una gabardina negra a medio día.
-Izan...
-Leif. -corregí a mi hermano, quien arrugó la frente.
-Tenía entendido que eras Rhett. -recordó con una ceja elevada.
Asentí sin mucho ánimo.
-Pero Leif es más rudo, así que llámame de esa forma.
Ibaí se encogió de hombros, dejó su maletín sobre el arco de la entrada y se acercó a nuestra hermana. La abrazó y le frotó la barriga con sumo cariño. Me dio gusto ver que después de todo, él la aceptó y forjaron ese lazo que los tres compartíamos.
-¿Ya saben que será? -pregunté, mientras Eric dejaba de ver la escena de mis hermanos amorosos y se centró en mí.
-Es una niña. Mi princesa.
-Así es, la segunda nieta de Diana, ¿puedes creerlo? -pronunció mi hermano, mientras Eric y Anahí lo miraban aniquilantes.
Fruncí el ceño ante aquella revelación.
-¿Quién es la primera nieta?
Los tres se miraron y como si estuvieran sincronizados, soltaron unas risas que no supe cómo interpretar.
-Oh, bueno, mamá nos contó del hijo de tu amiga, ¿Alan? Dijo que era un niño precioso y que te quiere mucho, así que ahora Alan es el nieto de nuestra madre. -dijo la rubia, guiñando un ojo y Eric e Ibaí asintieron en acuerdo.
Bufé y me encogí de hombros.
-Si, es un buen niño y me alegra que Diana lo vea de esa manera -miré el reloj y suspiré -. Debo irme.
-Quédate un poco más, prepararé el almuerzo.
Le sonreí a la ojiverde, me acerqué y le besé la frente.
-Te amo, hermana. Pero llevo prisa, te prometo que volveré en otra ocasión y comeremos juntos.
Me sonrió.
-¿Lo prometes?
-Te lo juro. -froté su barriga con cuidado.
-De acuerdo, ve con cuidado y por favor, cuídate. Esa estúpida periodista patas de garza, hizo todo mal y ahora volvemos a estar en el ojo del huracán por su culpa.
Sonreí ante el alarde de mi hermana y ante el apodo del que Kennedy ya me había hablado.
-Al principio creí lo mismo que tú, pero ahora se lo agradezco por que gracias a eso, el caso se volvió ha abrir y esta vez no descansaré hasta que todos ellos paguen por lo que nos hicieron.
Ibaí frunció el ceño, Anahí tenía la boca abierta y Eric, él solo me miró inquisitivo. Carraspeé y acomodé mi camisa.
-¿Te la estás tirando, no? -el recelo en la voz de Anahí, no me pasó desapercibido.
-No. -rasqué mi ceja.
-Claro que si, eres tan predecible que estoy seguro de que te la follas. -apoyó Ibaí, señalando mi polla.
Blanqueé los ojos y me di la vuelta para salir del lugar donde buscaba paz y me terminé estresando.
-Los veré luego.
-No preguntaste por Isla.
Me tensé en la puerta ante la mención de mi mujer, en los labios de Eric. Los miré sobre el hombro y resoplé.
-¿Está... aquí? -no dijeron nada, asi que insistí -. ¡¿Está aquí?!
-No, ni siquiera sabemos donde está, pero según la policía, todo está bien y lleva una vida tranquila en un pueblillo.
¿Un pueblillo?
Froté mi barbilla y me quedé pensativo por un instante, hasta que la voz masculina me hizo espabilar.
-¿Vas a buscarla? -preguntó Ibaí, quitándose la gabardina.
Apreté los labios y curvé la mano.
-¿Tú qué crees? -y sin más, salí de ahí sin mirarlos una última vez.
♥︎♥︎♥︎
Jajejijoju...
Se tenía que decir y se dijo. Ahora que ya saben la verdad, podemos empezar con el drama y las obsesiones.🤭
No olvides votar y comentar. Con cariño infinito, Ana. 💃💐❤
Nos leemos en estos días. 😉🥰
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