Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

16:♡¡Encuéntrenla!♡

☆☆☆

El día de la publicación de la nota de Kennedy:

Bríndisi Italia.

—Merda (mierda)—tomé el teléfono y espere impaciente a que respondieran, cuando lo hizo, bramé —. ¿Hai il giornale Black Time?

"¿Tienes el periódico del Black Time?"

●Non leggo la stupidità dei giornalisti stupidi, Ales.

"Yo no leo las estupideces de periodistas pendejos, Ales".

—Bene, allora fallo. C'è qualcosa che ostacola l'operazione.

"Bueno, pues hazlo. Hay algo que perjudica la operación".

Escuché que rosoplaba, oía ruidos al otro lado de la línea y luego de dos minutos, volvió a hablar.

●¡¿Com'è possibile che quella stronza abbia avuto quell'informazione?!

¿Cómo es posible que esa perra, obtuviera esa información?!"

Sonreí al escuchar cómo bramaba.

—Di tanto in tanto è utile leggere le sciocchezze giornalistiche di quegli stronzi. —añadí sagaz.

"De vez en cuando es útil leer las estupideces periodísticas de esos pendejos".

Gruñó molesto, mientras me encendía un puro cubano para calmar mi cabreo, pues enojarme no me llevaría a nada bueno. Tenia que ser inteligente y pensar con la cabeza fría, para darle a esa periodista una lección que jamás olvidaría.

●¡Il mio dannato nome è su quella lista!

"¡Mi maldito nombre está en esa lista!"

—E non solo il tuo, ma anche il mio e quello di mio padre.

"Y no sólo el tuyo, sino el mío y el de mi padre también".

El gobernador de Inglaterra, bufó.

●¿Cosa pensa Gabrielle di tutto questo?"

"¿Qué opina Gabrielle de todo esto?"

Boté el humo y sacudí ligeramente la ceniza en el cenizal.

—Non lo so, ma sono sicuro che non abbia buone intenzioni.

"No lo sé, pero estoy seguro de que no planea nada bueno".

Le dí otra calada al puro y miré la hora en mi reloj de la muñeca.

●Nella lista c'è anche il russo.

"El ruso también está en la lista".

—Esatto e diventeremo tutti bersagli della DEA —resoplé —, nascondendoci di nuovo.

"Así es y todos seremos blancos de la DEA, otra vez a ocultarme".

●¡Trovala, non essere un codardo!

Encuéntrenla, no seas cobarde!"

—¡Troviamola! Poiché qui nessuno dà ordini, non dimenticare che siamo tagliati dalle stesse forbici.

"¡Encontrémosla! Por que aquí nadie da ordenes, que no se te olvide que estamos cortados por la misma tijera".

Lo escuché maldecir en su idioma, para posteriormente carraspear y añadir, mientras yo seguía cómodamente sentado y fumando.

●Ok, parlerò con la mia gente, ma dobbiamo impedire a quella stronza di farci del male.

"De acuerdo, hablaré con mi gente, pero tenemos que impedir que esa maldita siga echándonos mierda".

—Contaci, governa.

"Cuenta con ello, gober".

Presente. Boston Massachusetts:

—¿Cómo qué está detenido?

Jess y Hanna, me miraron y esta última, formó un gesto con los labios.

—No sé que hizo, pero según el hombre que se lo llevó, era una detención justificada.

Me llevé la mano a la frente y negué con nerviosismo.

—Hanna, ¿me puedo tomar el resto del día?

—Claro, Keny. Y si piensas ir a la jefatura, Nelson ya está allá y verá como sacar a Jeremy de la cárcel.

Asentí imperturbable y me fui.

Cuando bajé y llegué al estacionamiento, alcancé a ver a la mujer que me había abofeteado, discutiendo aún con su marido, cerca de un porsche cayman S blanco, con vidrios polarizados.

—¡Es que no me puedo calmar, Bayron, esa mujer sólo pensó en ella y no le importó llevarse a terceros entre sus patas de garza!

Instintivamente llevé mis ojos a mis piernas desnudas, ya que llevaba una falda cruzada en color café con botones dorados a sus costados. Suspiré al contemplar mis largas piernas de "garza" y reí para mis adentros ante aquel nuevo descubrimiento de mi cuerpo, gracias a la rubia rabiosa.

—Mi amor, es una mujer que sólo hacía su trabajo, no sea tan dura con ella. Además, véalo por el lado bueno mamacita, al fin el caso se reabrió y la fiscalía tendrá que tomar cartas en el asunto.

—Pero...

—Pero nada —él le acarició su vientre abultado con delicadeza y le plantó un beso en los labios y la tomó de las mejillas —. Han sido casi diez años de impunidad, diez años de trabajo arduo para sanar, diez años sin verlos, diez años sin saber de ellos, diez años de sus burlas y amenazas. Y ya basta, mi amor, basta de escondernos y de siempre miramos las espaldas por miedo ha que nos hayan encontrado y nos quieran atacar. Esa periodista hizo lo que muchos no hicieron, ni siquiera nosotros... buscar justicia.

La rubia resopló, no muy convencida.

—Es que esa mujer sólo buscaba fama, no buscaba ayudarnos, Bayron. Tú y tu noble corazón no te dejan ver lo que yo veo. Así que mejor tú sé mis oídos, que de ver por ambos me encargo yo. —se paró de puntillas y le plantó un sonoro beso a su esposo.

Eran tan lindos que mientras los miraba, sonreía enternecida. Ni siquiera le guardaba rencor a la futura madre, por haberme golpeado frente a mis compañeros, minutos atrás.

—Bien, mi amor. Y hablando de la fama que usted dijo, pues la consiguió y ahora sabemos que ellos la estarán buscando. Pero tampoco se le desea el mal y sólo espero que la puedan proteger, por que sólo Dios sabe lo que le espera si ellos la encuentran.

Sentí cómo la piel se me puso de gallina al escucharlos hablar así.

—Estoy segura de que ella sabia a lo que le tiraba al publicar esa nota y peor aun, dar una lista de los nombres de los presuntos responsables. Esos son huevos. —finalizó la rubia, dándose la vuelta y montándose al auto junto a su esposo.

Si, sabia que quienes me iban a buscar, serian los mafiosos de esa lista que dí. Pero antes de ser la presa de esos infelices, seria mi mejor y más letal arma para esos demonios... No volvería a ser la damisela en apuros. Una vez lo fui y el simple hecho de recordarlo, me revolvía el estómago.

"Podrías tener al mismisímo Diablo, doblegado ante ti".

Recordé las palabras de Leif, ese hombre que sin duda alguna activó algo en mí, algo que ni yo misma sabía que portaba y que sin duda, sería mi pase a la redención.

—Tú puedes Kennedy. —me animé en un susurro.

Estaba acostumbrada a ser la presa de todos, pero ya no más, esta presa ya no seria tan fácil de cazar y aquel cazador que intentara tenerme, primero tenia que inclinarse ante mí para atraparme. Soy una sobreviviente, ya estuve en el infierno y sé que aún tengo pase libre para volver el día que quiera, pero no será pronto.

Me escondí detrás del pilar de concreto cuando los vi pasar con su auto, cerca de mí y supiré al verlos salir del estacionamiento y perderse en la avenida.

♤♤♤

Me acerqué a la sala de jurídicos y apoyé mis brazos sobre la barra.

—Buenas tardes, vengo a ver a mi familiar, Jeremy Lohan Sylver.

—No son horas de visitas, lo siento.

Suspiré. Y sintiéndome con ese empoderamiento de atrevimiento que experimenté en aquel Pub, estiré mi mano y atrapé la del oficial, que me miró entre lo sorprendido y sonrojado.

—Por favor, es necesario que entre a verlo. —pestañeé coqueta, mientras mis ojos grises perforaban los de él, de un verde con motas miel.

Carraspeó, apartando su mano de la mía, con delicadeza.

—Bueno, tal vez por usted si haría una excepción.

—Gracias —miré la placa de su nombre que llevaba en el pecho y volví a sonreírle coqueta —, Derek. De verdad te lo agradezco. —le dí un guiñó y pasé por donde él me indicó.

Cuando entré a las celdas, muchos de los detenidos me piropearon y silvaban, pero los ignoré olímpicamente y me centré en Jim, quien estaba sentado sobre una cama de piedra con sus manos en su cabeza y sus codos apoyados en sus rodillas.

—Jim... —cuando lo llamé, me miró y se acercó rápidamente hasta mí.

—Kennedy, ¿qué haces aquí? Vete, tienes que irte.

Fruncí el ceño.

—¿Pero qué pasa?

—¿Es usted la señorita, Kennedy Anderson?

Giré ante el hombre rubio y alto que me miraba con su azulada mirada y luego sonrió al corroborar su pregunta.

—¿Quién es usted?

—Soy el detective, Harold Lane.

Dejó de verme y asintió al oficial Derek, quien hizo un gesto y suspiró mientras se acercó a mí.

—Lo siento, señorita Anderson —me tomó del brazo con suavidad y me hizo caminar junto a él —, pero el detective Lane, les hará unas preguntas a usted y al señor Lohan.

—Necesito a mi abogado, no diré nada si mi abogado no está presente. —refuté cabreada.

—Oh, descuide, la empresa del Black Time, les ha mandado amablemente a un buen abogado.

Miré sobre mi hombro y Jim venía detrás mío, sólo que a él si lo tenían esposado de las manos y los pies, cómo si de verdad fuera un vil criminal.

—¿Por qué traen así a mi colega? Están violando sus derechos.

El oficial miró hacia atrás y suspiró.

—Es necesario, golpeó a un hombre y le fracturó la clavícula.

—¡¿Qué?!

—Ya le dije por que lo hice. —especificó Jim, mientras lo miraba sobre mi hombro, pero él no quiso mirarme.

Entramos al área que supongo era de interrogatorios y resoplé, mientras fulminaba a Jim.

—Buenas tardes, señorita Anderson —me llamó un hombre de tez morena clara y unos ojos negros preciosos, cubiertos de unas espesas pestañas negras y rizadas —. Soy Nelson Cross, el abogado que la señora Hanna Spencer, les mandó en defensa de lo que aquí los acusan.

—Gracias. —le sonreí de lado y el hombre asintió.

Oímos un carraspeo y todos miramos hacia aquel detective.

—Bueno, cómo ya deben saber, el motivo de la detención es por la golpiza que Ginny le puso a Harry.

—¿De qué habla? —inquirí con el ceño fruncido, mientras el oficial Derek, me tendió una botella de agua y le di las gracias.

El detective de ojos azules resopló y encendió un proyector que mostró a un hombre de melena negra desordenada y de lentes. En la otra foto salía Jim, con un moño en el pelo y los labios rojizos, como si se hubiera besuqueado con una mujer y esta le pasó todo el labial. Ahora entendía por que lo llamó Ginny, parecía la hermana de Ron Weasley.

Llevé la mano al puente de mi nariz y negué al ver la tercer foto.

Jim estaba encima del hombre de lentes, (Harry Potter) mientras lo golpeaba con una rudeza y a puño cerrado.

—Cómo pueden ver aquí —señaló el detective con un puntero telescópico, el punto de la nariz sangrada de la víctima en aquella imagen —, el armazon de las gafas del hombre, le facturaron la nariz y además, la víctima los está acusando de robo e intento de homicidio.

—¿Los están? ¿A quienes? —inquirí confusa.

—Así es, Jeremy estaba en compañía de Laura Harris.

No quería ni verlo. ¿Y así decía estar enamorado de mí? Ja, iluso.

—¿Y dónde está Laura? —le pregunté al detective, quien bajó el puntero, suspiró y pasó a la otra foto.

Laura aparecia en la siguiente imagen con el cabello desordenado, el maquillaje corrido, el vestido roto y la cara rasguñada con el pómulo derecho mordido. Era claro que la habían golpeado, pero la pregunta era ¿quién?

—Ya le dije que yo golpeé a ese infeliz, por que quería propasarse con ella.

Miré al abogado y él estaba escribiendo algo en una hoja, no decía nada, sólo se mantenía expectante ante la evidente situación agravada. Resoplé y me recargué sobre la silla y me crucé de brazos.

—Ahí lo tienen, Jeremy salvó a Laura de su agresor. ¿Por qué no tienen a ese hombre en calidad de detenido?

—Por que Laura tuvo una crisis nerviosa y está sedada en una camilla de la enfermería de la comisaría. No ha podido dar su declaración y ahora Jeremy es el sospechoso.

Bufé cabreada y harta de tanta mierda.

—¿Está aquí? —me puse de pie y el detective asintió —. Déjenme verla, yo puedo hablar con ella y me dirá lo que pasó.

Lane negó, justamente cuando la puerta se abría y una Laura con la cara hinchada pero sin rastro de maquillaje, ingresó a la sala con una bata atada a su cuerpo delgado.

—Aquí estoy, Keny. Y he vendio a eso y dar mi testimonio sobre lo que pasó realmente en ese bar.

Me volví a sentar, Laura se acercó y se sentó frente a mí, y a dos lugares de Jim. Suspiró y dando su testimonio de los hecho, dio la información que Jim dijo, todo apuntaba a que el hombre la invitó a bailar y luego se la llevó lejos del ojo público.

—Me llevó hasta los baños del último pasillo, sacó a todos los tipos que estaban dentro y luego nos encerró —apretó los ojos y sollozo, inevitablemente cerré con fuerza los puños y seguí escuchando su redacción de los hechos —. Yo estaba muy ebria y no pude apartarlo cuando comenzó a hacerme tocamientos y empecé a empujarlo y le decía que se detuviera... —terminó llorado y yo junto con ella.

—Entiendo ¿y fue cuando el señor Lohan apareció?

Laura recibió el pañuelo que Derek le tendió y limpiando su rostro, asintió.

—Así es, Jeremy es un buen amigo y a pesar de todo por lo que hemos pasado, decidió defenderme y poner su vida en riesgo. Te lo agradezco.

Jim mantenía la cabeza baja, mientras sus manos esposadas, descansaban sobre la mesa de vidrio templado. Mordi mi labio y suspiré.

—De acuerdo. Agradezco mucho su colaboración, señorita Harris, liberen al señor Lohan. Sólo pagara por los daños ocasionados en...

El oficial dejó a Jeremy esposado, al ver cómo se puso.

—¡¿Qué mierda está diciendo?! ¡yo no pagaré nada para ese infeliz! ¡que se joda, puto violador! —bramó Jim, logrando que el oficial que tenía detrás suyo, lo sentara nuevamente sobre la silla —. ¡Puto abogado, ¿por qué no dice nada?! Sólo está ahí, garabateando y poniéndole un bigote a la foto de Lane.

El abogado rápidamente volteó la foto y negó avergonzado ante las acusaciones de Jim.

—Claro que no, estoy escuchando y analizando toda la situación, es sólo que... no puede detener a mis clientes. Jeremy Lohan podrá ayudar en la investigación y la señorita Laura, podrá...

—Nadie dijo nada sobre detener al señor Lohan, abogado Cross. Sólo decía que el señor Lohan, tendrá que pagar los daños materiales en el bar —atisbo el detective, mientras se acercaba al "abogado", tomó la foto y pude atrapar en sus labios una ligera sonrisa que borró rápidamente, volvió a entregársela y anunció una vez, mientras caminaba, mirándome a mí —. He conocido muchas personas que son "buenas" en algo, pero la cagan al decir, hacer o publicar algo que no saben ni de que trata. Pero en fin, veremos hasta donde llega esto. Pueden retirarse. Y no se olvide de pagar los daños al propietario, señor Lohan.

Mi mirada se tornó suspicaz, mientras me ponía de pie y pase rozando mi hombro con el de aquel rubio, que sentía que también me había atacado a mí, al decir todo eso.

—Iré por mis cosas, ¿me esperas?

Asentí ante la pregunta de mi amigo.

—Te veré afuera.

Salí de la sala, mientras Laura me sonrió triste y sólo le asentí por su valentía. Iba caminando por el pasillo, cuando una mano me tomó del hombro y giré a mirarlo.

—Lo siento, señorita Anderson. No quise asustarla.

—Oh, no, no lo hizo, señor Cross. ¿Todo bien?

—No, o bueno, es sobre su publicación de hace un mes. He estado últimamente muy desinquieto, ¿sabe? Uno de los involucrados en el caso me llamó y quieren demandarla. Pero lo que no sabe, es que yo trabajo con Hanna.

—No se preocupe, ya estoy al tanto, le daré herramientas para que me ayude a armar el caso y que sólo las víctimas se mantengan alejadas del ojo público. Yo pagaré lo que sea, obré mal y ahora lo sé, me toca remendarlo.

Jim llegó hasta nosotros, me despedí del abogado y me fui con el pelirrojo, inmersa en mis propios pensamientos.

Luego de Jim me dejara sola en mi apartamento, decidí ducharme y arreglarme para ir a divertirme. Cuando llegué, me registré en la lista y entré al Pub de la vez pasada. Estaba muy estresada por todo lo que había pasado y me dí cuenta que el sexo me había ayudado mucho a relajarme la última vez. No vislumbre a Leif por ningún lado, así que supuse que no había venido hoy.

Me encogí de hombros y decidí divertirme en la sala Swinger, total, él no repetía con la misma mujer y seguro ya se estaría tirando a otra. Así que me conduje a la puerta de lado izquierdo, pero antes de entrar, unas manos se apoderaron de mi cintura y me giraron sobre mi propio eje.

Miré sorprendida al hombre que me sostenía de la cadera.

—Hola, guapa.

Le sonreí al rubio gigantesco de ojos azules y cuerpo de infarto, que me miraba con atención. Era precioso y tenia un acento extranjero muy sexy.

—Hola. —le dije de vuelta, mientras mis manos se sostenían de sus brazos.

—¿Tienes pareja?

—No.

Sonrió ante mi negativa y sentí un ligero apretón en la cintura.

—¿Conoces las reglas de oro del swinger?

—¿Reglas de oro?

Asintió y soltando mi cintura, finalmente abrió la puerta del swinger y el olor a más sexo y otras sustancias, inundaron mis fosas nasales. Vislumbre el humo del tabaco que salia de la habitación que tenia más "habitaciones" en ella.

—Son unas reglas sencillas, así que son fáciles de tomar. Verás, las reglas de oro a la hora de hablar de reglas del movimiento swinger es enfático: no debe haber compromiso afectivo con las personas con las que se realiza el intercambio. —me miró.

—Soy soltera y mi único compromiso es conmigo misma.

El rubio sonrió y siguió con su explicación.

—Excelente, me gustan las mujeres que sólo se aman así mismas —sonreímos —. Bueno, como te decía, todos los participantes deben estar de acuerdo en lo que harán, nadie es forzado a hacer nada que no quiera hacer. El sexo es con preservativo y las parejas llegan y se retiran juntas de cada evento.

—¿Esto se planea con antelación?

—Algunos lo hacen, pero otros no y para mí es más delicioso lo que cae del cielo sin haberlo pedido. —pasó su lengua por los labios y sonrió, paseando su mirada por todo mi cuerpo.

Asentí ante su argumento y miré de nuevo las divisiones de fresno oscuro que imitaban ser habitaciones separadas.

—Entonces ¿aquí es el swinger? —curoseé, mirando sus ojos azules tan intensos, que algo me llamó la atención.

—El paradaise swinger. —corrigió con un guiño y sin esperarlo, me tomó de la mano y me llevó adentro, mientras mi curiosa mirada vislumbró a través de cada rendija del fresno, a todas las parejas que se divertían dentro de su cubículo.

Gemidos, risas, palabras que uno dice en el sexo, gruñidos varoniles, cuerpos siendo embestidos y de más, se escuchaban en esta área. La excitación y el motbo era tanto, que me empecé a sentir cachonda.

—¿Quieres jugar con nosotros, hermosa? —me preguntó mientras soltó mi mano y con la barbilla me señaló hacia adentro de la habitación.

Me acerqué con timidez a ver lo que él me quería mostrar, y fue que me tragué un jadeo, no de sorpresa, sino de excitación al ver la fabulosa verga que me hizo mojar aún más las bragas.

—¿Y bien? —insistió el rubio.

Pero no tuve voz para acceder.

El tipo de melena color miel y cuerpo atlético, tenía empinada sobre la cama a una mujer de cabello pelirroja y ojos claros, quien esta a su vez me miró con deseo y satisfacción, al saberse vista por otra mujer.

—Hola, bonita. ¿Te unes? —me preguntó la chica con la voz excitada, mientras aquel hombre no dejaba de restregarle la polla por sus pliegues y el ano, mientras me miraba con deseo.

¡Madre mía!

—Bienvenida, preciosa. ¿Jugaras, o serás espectadora? —me preguntó el hombre castaño, tambien con un acento diferente al del rubio.

No perdió el contacto visual y pude sentir un inmenso cosquilleo formándose en mi vientre, que me hizo apretar las piernas y morder mi labio inferior.

Una pregunta difícil, 6a que el verlo también es una bendición para mis ojos.

♥︎♥︎♥︎

Wenooo...

Ayer ya no pude actualizar, pero hoy estoy aquí y espero que les haya gustado el capitulo. 💐🥰

¿Quienes serán este par de hombres tan guapos que conoció Kennedy?

Las leo!

La escritora está feliz como una lombriz. ~~~ 🥰

Gracias por todo, sobre todo por la empatia que me mostraron en esta dura semana. Mil gracias por todo su amor, con cariño infinito; Ana.🙏🏼💐❤🥰💃

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro