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14:♡¡Me traicionaste!♡

☆☆☆

Capítulo dedicado a: pelua002

Gracias por tu apoyo, corazón. De verdad valoro mucho todo lo que haces por mi trabajo. Te abrazo infinitamente a la distancia. Espero que disfrutes de la lectura. Besos.❤💐🥰

No dejé de sonreír en todo el trayecto del taxi a mi apartamento, pues a mi cerebro aún le costaba asimilar que yo, la santurrona y mojigata que siempre fuí, hoy, por primera vez luego de muchos años había tenido sexo con un desconocido y no solo sexo, tuve sexisímo salvaje y primitivo con un hombre que me hizo tener muchos orgasmos.

Bajé del auto cuando el chófer me avisó que habíamos llegado, le agradecí y le pagué por sus servicios. Subí a mi piso y rápidamente corrí a la ducha, mientras me enjabonaba, mis manos tocaron la piel que aquel hombre tocó con tanta confianza, dejándome pequeñas marcas como si me hubiera marcado como suya.

Sonreí al ver las marcas purpuras en mis senos y sus dedos presionados en los costados de mis caderas; con sus huellas dactilares. Me miré las nalgas en donde claramente sus grandes palmas estaban registradas haciéndome recordar ese delicioso escozor que me dio cuando me empinó y me nalgueó haciéndome gemirle como perra en celo.

Negué divertida ante aquel pensamiento y me enjuagué rápidamente.

Salí de la ducha y me fui a la habitación, saqué mi pijama de monja y decidí que ya era hora de comprarme pijamas sexys. Pues gracias a Leif, ahora quería ser más sexy y atrevida conmigo misma.

Tomé el bote y me eché crema corporal con olor a cerezas y me prepare para dormir. Miré el reloj en la mesita de noche, la hora marcaba las 4:45 am. Me enderecé sobre la cama viendo el techo de mi habitación, tomé mi teléfono y decidí encenderlo.

Justo cuando la pantalla de inicio con la foto de Katy y mía en un campamento, me recibió, el teléfono vibró con una llamada entrante. Resoplé nuevamente molesta al ver que quien me hablaba era el traidor.

Y eso no era lo peor, pues tenia más de cien llamadas perdidas y cincuenta mensajes de texto.

¿Ahora si le preocupaba?

Decidí responderle después de todo, yo también había tenido sexo, sólo que la diferencia entre los dos, era que yo lo había hecho con un extraño y que además estaba bien bueno, mientras que él; él repitió el mismo plato que ya le había caducado.

¿Que quieres, Jeremy?

●Estoy afuera, sal.

Y con eso me cortó la llamada. Estuve tentada a dejarlo afuera, en el frío de la noche. Pero mi corazón de pollo se comprimió en mi caja torácica y muy a mi pesar, me puse de pie y descalza fui primero y oprimí el botón de el portón del edificio, luego esperé a que subiera y finalmente le abrí la puerta del apartamento.

Me encontré con un pelirrojo desaliñado y con el labio partido, y si, me alarmé, haciendo que se me olvidara el enojo.

-¿Pero qué te pasó? -lo tomé de su mano y tiré de él, haciendo que entrara a mi hogar.

Cerré la puerta de un portazo y corrí al baño, donde guardaba mi botiquín de primeros auxilios. Volví en un santiamén a la sala.

-Siéntate, Jim. -le señalé el sofá al ver que se había quedado parado cerca de la entrada.

Pero no se movió, sólo se me quedó mirando suspicaz, como si buscara encontrar la respuesta a una pregunta que yo desconocía. Y lo admito, su mirada grisácea me hacía sentir nerviosa, tanto así, que no noté que estaba apretando con fuerza la cajita de metal plateada, hasta que esta crujió en protesta.

Espabilé y caminé al sofá, me senté y palmeé el lugar a mi lado. Lo escuché resoplar y se acercó tumbándose a mi lado.

-¿Qué te pasó? -insistí con voz baja.

-¿Dónde te metiste? Me tenías muy preocupado, me dejaste botado en la fiesta de Hanna y te busqué pero Marlon me dijo que te habías ido sola. -resongó con sequedad.

Formé un gesto cansino y antes de pasar el algodón con alcohol por su labio herido, se lo lancé a la cara y me puse de pie, al sentirme nuevamente molesta por ver que él se hacia el indignado, cuando el desgraciado había sido él.

-¿Te tenía preocupado, dices? -reí amargamente, mientras él me miraba extrañado, sentado en el sofá -. Pues si tanto te preocupaba, me hubieras buscado más profundamente en el coño de Laura, tal vez me había ocultado ahí dentro y no me sentiste.

Jim palideció y me observó ahora alarmado.

-¡Keny, todo tiene una explicación, te lo juro!

Las lágrimas no tardaron en atacar mis ojos y se acumularon amenazantes en mi lagrimal. Me odié por eso, así que las palabras de aquel hombre se repitieron en mi cabeza, para ayudarme ha aullentar mi tristeza.

"Nadie vale tu sufrimiento".

Y con ese pensamiento, aparté las lágrimas y lo miré con coraje. Por que Jim, en efecto, no valía mi sufrimiento.

-¡Me traicionaste! -ok, estaba sonando cómo una mujer casada, reclamándole una infidelidad a su esposo.

Así que suspiré y me relajé, apretando los labios.

-No, Keny, déjame explicarte.

Me obligué a no gritarle otra vez y suspiré más tranquila.

Soy amor, doy amor y recibo... traición.

Mierda.

-No hace falta, déjalo así. Perdón por esto, sé que no tengo derecho en...

-Ella no significa nada, Kennedy, créeme -se acercó a mí tan rápido, que me quedé con la respiración atorada en los pulmones -. Sólo le seguí el juego, si, la besé y no lo voy a negar -intenté apartar la mirada, pero él me tomó del mentón y me obligó a verlo -, pero no me la tiré de nuevo, te lo juro, mírame a los ojos y velo.

Su gris hierro, se fundió sobre mi gris claro y en ellos centelló la verdad de lo que pasaba. Ese era nuestra forma de detectar la mentira del otro, por que nuestros ojos nos delataban. Pero igual puede ser un excelente actor e intente manipularme, como todos.

Bajé la mirada a mis dedos entrelazados y negué.

-Te dije que no me debes explicaciones, es tu vida privada Jim y tú decides con quien hacerlo. Y si lo hiciste o no con ella...

-¡Que no pasó nada, entiéndelo!

-¡Te oí en el baño de hombres con ella mientras jadeaba y te pedía más! ¿Cómo puedes mentirme a la cara y decir que no pasó nada? ¡Yo los escuché, Jeremy!

Y el muy imbécil sonrió. Le dí un empujón en el pecho y lo aparté de mí.

-Estaba vomitando. Escúchame -me tomó del brazo al ver que me estaba yendo -, yo entré al baño y ella me siguió, intentó seducirme pero sabes que esa mujer no me provocaría una erección ni de milagro.

-Pero... -fruncí el ceño.

-La ayudé ha vomitar y ella me pedía más papel higiénico, ya que la voz se le entrecortaba y su pecho subía y bajaba por el esfuerzo, por eso escuchaste sus jadeos.

-¡¿La besaste luego de que vómito?! -exclamé asqueada.

-Sólo castamente, te dije que a veces es bueno seducir a tus fuentes y así sacar buena información.

-¿Tu fuente? -inquirí confusa.

Jim asintió.

-Laura tenía el teléfono con la información de la nota.

Casi me ahogué con mi propia saliva.

-¿Qué?

-Escucha Keny, cuándo estaba con Laura, antes de saber lo de ella y Stephen, ella y yo estuvimos investigando a un detective importante. Y fue por él que pudimos encontrar la nota del caso de la chica de la fotografía.

-Eres un imbécil, ¿por qué no me lo dijiste sin tanto alarde? -refuté aún molesta y me crucé de brazos.

El sonrió y tomó mi mano.

-Porque sabía que no te iba a gustar saber que esa información la obtuve con la ayuda de nuestra ex.

-¿Nuestra ex? -lo miré con una ceja enarcada.

-Mi exnovia y tu ex mejor amiga. -formó una línea en los labios.

Suspiré y asentí aun reacia a perdonarlo tan fácilmente.

-Bien, te creo.

-Ven aquí, celosita. -tiró de mi brazo, pegándome a su pecho firme y acogiéndome entre sus brazos.

-Yo no estoy celosa, Jim - refunfuñé -. Simplemente me purgó que te hubieras metido con la mujer que nos rompió el corazón.

-Habla por ti, la verdad es que yo no la amaba, yo creo que por eso no la odié cuando me enteré que era un cornudo y tampoco me tomé su infidelidad tan apecho. Si, admito que me cae mal, pero eso es por lo que te hizo sufrir con el imbécil de Stephen.

-Como sea -me alejé de sus brazos y acomodé mi pijama -. El sofá es tuyo, muero de sueño.

-Espera, Keny -me tomó de la muñeca, haciéndome detener, lo miré sobre mi hombro con el ceño fruncido -. ¿Dónde estuviste? En serio me tenías muy preocupado, estaba a nada de volverme loco y luego peleé con un estúpido que se me cruzó en el camino.

Ahora sabia más el motivo de sus golpes. Formé un gesto dubitativo, pero me sinceré y cogí aire cuando hablé.

-Fui a un bar. -solté con honestidad, aunque claramente no planeaba contarle lo de mi ronda de sexo caliente con aquel hombre de larga cabellera, cuerpo atlético y tatuado, con barba perfectamente recortada y esa aura de peligro.

-¿A un bar? ¿Qué bar?

-¿Eres policía? -rodé los ojos -. Sólo a un bar, Jim.

-Y supongo que en ese bar conociste a alguien. -señaló con su barbilla mi cuello.

No evité tomar la tela del cuello de mi pijama y lo subí más, a modo de cubrirme esa área señalada, aunque claramente ya era tarde para eso.

-Me pegué en la ducha.

Elevó una ceja y luego negó.

-¿Quién te marcó, Keny?

-Tú, me marcaste para que saliera ha abrirte la puerta, ¿lo olvidaste?

Gruñó.

-Sabes que no me refiero a eso. ¿Quién te marcó como vaca?

-Púdrete. No te debo explicaciones de mi vida privada, Jeremy.

Me dí la vuelta lista para volver a mi habitación, pero en un santiamén yo ya estaba recostada sobre el sofá y el cuerpo atlético de Jim, estaba sobre el mío.

Me miraba cabreado y su respiración agitada me dejaba abrumada.

-¿Qué crees qué haces? -me odié al instante, por que mi voz salió jadeosa, como si mi cuerpo deseara que él estuviera así; encima de mí.

¿Quién era esta nueva yo?

Los mechones de su cabello pelirrojo, caían hacia enfrente con una aura sexy. Sus ojos grices saltaron por todo mi rostro y miraba constantemente mis labios, pero la furia fluyó de nuevo cuando miró más abajo; específicamente el inicio de mis senos.

-¿Te gustó cómo te lo hizo?

-¿Qué?

-El hombre con el que claramente estuviste, ¿te folló rico?

-¿Pero qué...?

-Déjame hacértelo -me dio una ligera estocada con sus caderas, haciéndome tragar pesado -, para que compares y decidas por ti misma quien de los dos te lo hace mejor.

-Yo...

-Vamos, bonita, déjame demostrarte lo que sé hacer; ahora ábrete para mí.

Lo acribillé al instante.

-¿Qué te crees que soy? ¿Una puta?

Lo aparté de mí y me alejé de él con enojo. Jeremy se acercó de nueva cuenta a mí y me tomó de las manos.

-Perdóname Kennedy, no quise ofenderte. -apretó mis manos sin lastimarme.

Suspiré y acomodé mi camisa de pijama.

-Descuida, estás ebrio y eso podría...

-Eso es lo malo... no estoy ebrio.

Lo miré asombrada.

-¿Qué? Pero tú...

-Me gustas Kennedy, me gustas desde la primera vez que te vi en el instituto y te besé por una "equivocación" -hizo comillas con sus dedos -. Pero para mí no lo fue, fuiste más que eso, eras lo correcto, por que sé que eras la elegida y lo incorrecto, por que había estado recientemente con tu hermana y eso no se vería bien de mi parte. Por eso me había decidido en convertirme en un amigo, para poder conquistarte y estar cerca de ti.

Reí para que él también lo hiciera y me dijese que esto era broma. Pero no pasó, él me observó impasible mientras daba un paso más al frente y se pegaba a mí. Dejé de reír y tragué con dificultad.

"El cuerpo es un templo sagrado y nadie puede profanarlo". Me grité mentalmente en recuerdo al reglamento espiritual que nos dió la madre superiora en ese convento, pues ahora mismo este pelirrojo parecía dispuesto a profanar mi templo si lo dejaba.

Pero es que simplemente no podía hacerlo, osea, si quería y moría por sentirlo a él, pero sentía el coño rozado de tanto coger en ese Pub sexual y mi pobre vagina no aguantaría una follada más. Jim acunó mis mejillas entre sus blancas y tatuadas manos, mientras su iris se fundía con el mío.

-Dame una oportunidad, Kennedy. Sé que tal vez te frene ese tema con tu hermana, pero ella y yo jamás fuimos nada. Pero contigo, quiero serlo todo.

-Jim, yo...

No me dejó terminar, se inclinó y rozó sus labios contra los míos, me hizo suspirar, lo que hizo que él reclamará mis labios en un beso profundo, demandante y apasionado. Incluso el sabor metálico de su sangre me invadió, pero no me alejé, ya que el sabor se extinguió con aquel beso tan intenso.

Sus manos me tomaron de la cintura y me alzó en el aire. Mis manos se ataron de su nuca y seguí con aquel beso que me drenaba y lo admito, me había hecho mojar las bragas.

¡Por Dios, estoy lubricando para él!

¿En qué momento pasé de ser virgen por cicatrización, ha puta de esquina que se folla al que la calienta?

-¡Ahhh...! -gemí cuándo sentí su dura erección pegar tentador en mi centro.

-Déjame saciarme en tu cuerpo, hermosa.

Besó mi clavícula y fue descendiendo hasta el valle de mis pechos, recién mayugados. Y fue ante ese recuerdo que regresé de mi transe:

-No, espera... -pero Jim se quedó mirando asombrado mis pechos desnudos y marcados con un salvajismo que incluso a mí me había sorprendido cuando me ví.

Hice que me bajará y rápidamente me llevé las manos a mis pechos, cubriéndome con vergüenza con la tela de la blusa.

-Kennedy, ¿quién te hizo eso?

-No es nada. -abroché mi blusa del pijama, ya que no llevaba sosten abajo y me acomodé el cabello.

-No me jodas, Keny. ¿Fue Stephen? ¿Él te hizo esto?

-¡Claro que no, él ni al caso!

-Entonces, te... ¿te violaron?

-¡No!

-¡Es que tu cuerpo tiene un salvajismo marcado en él que me enerva!

-Todo está bien, fue sexo consensuado.

-¿Y qué? ¿Tuviste sexo con Edward Cullen? Ese tipo no es humano, mira nada más como te dejó. -señaló mis pechos y cuello.

Y mejor que ni viera las nalgas ni mi cintura, si no ahora si arderá troya.

-No exageres, Jim, todo está bien. -rodé los ojos.

-¿Te gustó?

¿Qué si me gustó?

¡Pufff!

¡Me encantó, Jim!

Ese hombre coge cómo salvaje y de verdad es un Dios en la cama.

Pero en su lugar, lo negué cómo si no hubiese tenido multiples orgasmos por tenerlo llenándome hasta el tope.

-No fue cosa del otro mundo. -encogí los hombros y fingí un bostezo para que lo dejara pasar.

Pero al ver su cara roja, creo que no funcionó.

-No, está claro que fue una cogida fuera de este mundo.

-Ya. Hablamos luego, descansa. -intenté sonar desinteresada.

Resopló y se pasó las manos por su cabello, con frustración.

-Te veo en la oficina. -tomó su chaqueta que estaba tirada cerca de la mesita de centro y caminó a la salida.

-Quédate, ya casi amanece.

Me miró sobre su hombro y negó, con el pomo de la puerta en su mano.

-No creo que sea buena idea, Kennedy. Ahora que sabes lo que siento por ti, no sé si tú sientas lo mismo y ahora creo fielmente que ni siquiera debí haberte dicho nada. Soy un imbécil.

Bajé la cabeza a mis pies descalzos y seguido, escuché la puerta abrirse y cerrarse con un ligero azotón.

No supe que decirle. No quise tampoco decirle lo que yo sentía por él, por que ya ni siquiera sabia si llegaríamos a funcionar luego de conocer a una persona en mí, que salió a flote con el sexo primitivo que tuve.

¡Me gustó ese lugar y estoy segura de que volvería a repetirlo!

Apreté los ojos y con todo este ajetreo, hasta olvidé preguntarle sobre quien le había golpeado el labio; sé que dijo que peleó por un incidente de transito, pero quería saber que tan fuerte estuvo para haber llegado a los golpes. Ya lo hablaríamos cuando lo viera en el trabajo. Asi que muy a mi pesar y aún con mis piernas hormigueadas por el duro trabajo sexual, regresé a mi habitación y me acosté ha dormir aunque fuese tres horas más.

-Buenos días, Kennedy. ¿Estás rozada? -rió un poco al verme caminar... diferente.

-Oh, hola Jess, no, me caí en la ducha, ¿todo bien?

La castaña sonrió de lado y suspiró quejumbrosa.

-De hecho... no, no está todo bien.

Arrugó el entrecejo.

-Entiendo, ¿Ya llegó Jeremy?

-Nop, pero Marlon a venido ha dejarte la carpeta con la redacción que él investigó. Te fuiste muy desesperada ayer, creí que te había surgido un inconveniente y cuando salí a buscarte, ya no estabas.

Removí mi hombro un tanto incómoda, ya que no quería tocar el tema del "Cruisex Beach" y mi ronda sexual con un completo desconocido que me dio como ha cajón que nada más no cerró.

-Si, me surgió algo de imprevisto, en fin -acomodé mi coleta de caballo y suspiré, soltando el aire lentamente por los labios -. ¿Está en la oficina de Hanna?

Jess miró ppr encima de su hombro y luego, mirándome nuevamente asintió.

-Así es, pero no están solos.

-¿No? -arrugué la frente.

-No, querida. Hay un sexy chico allí dentro y te juro que está buenísimo.

¿Será Leif?

Sacudí la cabeza al pensar aquello, pues él no tendría nada que ver aquí. Atrapé a Jess en mi campo de visión y le sonreí de lado.

-Entonces no puedo molestar, estaré pendiente ha que su reunión termine y...

Jess rodó los ojos, me tomó del brazo y me hizo caminar hacia la oficina de Hanna.

-Es que eso es lo que iba a decirte, ellos te están esperando a tí.

-Si es por lo que pasó anoche, te juro que no fue mi intención...

Jess resopló y acarició mi espalda.

-Tranquila, Kennedy, no es por lo de tu cambio de humor en pleno brindis. Es por lo de tu publicación de la nota...

-¡Ay madre mía!

Y cómo si lo hubiera invocado, la puerta de la oficina de Hanna se abrió y un hombre alto de corpulencia antojable, salió de la oficina y detrás de él, venía una mujer rubia de unos preciosos ojos verdes que al verme, me acribilló con sus esmeraldas, haciéndome dejar en segundo plano la belleza del hombre de traje negro y ojos oscuros.

-¡Tú! -bramó la mujer, señalándome con su dedo, mientras se acercaba a mí-. ¡Te colgaste del dolor y la tragedia de otras personas para hacerte famosa!

Y sin esperarlo, tomó vuelo con la mano izquierda y la estampó contra mi mejilla, haciéndome girar la cara.

-¡Mía! -exclamó el hombre sexy que salió primero de la oficina y que rápidamente sostuvo entre sus fuertes brazos a la brava mujer.

-¡Suéltame, Bayron! ¡Esta perra es una desgraciada!

-¡Amor, cálmese, está embarazada y esto le puede hacer daño a nuestro hijo!

Y fue ahí que mi mirada cayó en su vientre hinchada, de un embarazo de unos siete meses. Tomé aire, acomodé mi melena y mi blusa manga larga en color arena. Enderecé los hombros y alcé la barbilla; sin llegar a ser grosera le pregunté al que claramente era un matrimonio.

-Lo siento, señora. Mi intención nunca fue...

-Sabias lo que esto te acarrearía y aún así, lo publicaste. Ahora, atente a las consecuencias, por que tú sola abriste las puertas del infierno.

-¿Me está amenazando? -le pregunté a la rubia, quien no respondió, sólo se dio la vuelta con suma elegancia como si no me hubiera goleado recientemente y se perdió por el pasillo a los cubículos que compartíamos y que la llevaban a la salida.

Miré al esposo de la mujer y este sólo se llevó la mano al puente de la nariz y negó con evidente exasperación.

-Somos familiares de uno de los nombres que dio en esa lista.

-Lo siento.

-Créame, señorita, yo también lo siento mucho. -y con eso, acomodó su saco y se fue tras su mujer.

Cabe decir que el hombre tenia un acento extranjero, uno que apesar del momento crítico, me gustó mucho su voz.

Me quedé parada mirando su ancha espalda como se perdía y solté un resoplido, no por lo que me dijeron, si no ver ahora el error que había cometido en un mes.
Hanna carraspeó y se acercó hasta mí y bajó la mirada con pena.

-Lo siento, Keny.

-No te preocupes -le sonreí y ella miró mi mejilla y distinguí su pesar en la mirada -. Me lo merecía. ¿Qué te dijeron?

-Nos van ha demandar, Kennedy, por violación a la privacidad y daños a terceros. -acertó la dueña.

-Ya llamé a los abogados. -expresó Jess, tomándonos de las manos a Hanna y a mí.

Asentí cabizbaja y suspiré con pesadumbre, pero ahora el que más me preocupaba era Jeremy, pues él y Laura fueron los que obtuvieron esa información ilegalmente y si, sé que yo soy tan culpable cómo ellos. Pero creo que él también tenía derecho en saber todo esto, incluso Laura debía saber lo que estaba pasando.

-¿Y Jeremy?

Ambas se dedicaron una mirada cómplice y finalmente me miraron y Jess añadió:

-Está detenido.

Mierda.

♥︎♥︎♥︎

Esto va tomando forma.😱

Nos leemos el miércoles con más sepso duro contra el muro, atracciones lujuriosas y la nueva obsesión que está a punto de pasar.

Pero les aseguro que esta obsesión, es completamente diferente a la LIMERENCIA. 😈

Espero les haya gustado el capitulo, no olviden votar y comentar, las amo, mis niñas.

Con cariño infinito, Ana.💃🥰🙏🏼

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