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Capítulo 23: El secuestro de Lily (Parte II)

Secuestro de Lily. Parte 2.

(ADVERTENCIA: LAS DROGAS AUDITIVAS SÍ EXISTEN. LA AUTORA NO HA PROBADO ESTE MÉTODO. TODO ESTO SE REALIZÓ BAJO ESTRICTA INVESTIGACIÓN. POR FAVOR, SE LES RUEGA: NO INTENTE ESTO EN CASA, NI EN NINGUNA OTRA PARTE. QUEDAN ADVERTIDOS.)

-Lily, ¿estás ahí?

La dulce voz armoniosa de mi mamá se escuchó a lo lejos del campo.

A donde veía, una flor de diferente color surgía de la nada. Mis oídos se sentían pesados, pero estaba bien, me sentía como si durmiera en una nube de algodón de azúcar.

El sol verde manzana brillaba al salir por el este y el cielo rosa se adornaba con múltiples arcoíris con caritas felices.

Todo es muy bonito y me hace sonreír. Brillo, brillo, brillo. Brisa, brisa, brisa.

Río a carcajadas al escuchar a Rittie la ardilla contar un chiste sobre ardillas.

Es la mejor. La amo.

-Lily... -y allí estaba ella, mi madre, al final del camino, donde la luz del sol le daba a la perfección y los arcoíris danzaban con alegría-. Lily, despierta.

Apenas pude abrir mis ojos cuando escuché un ruido extraño. La música seguía sonando de la manera más horrible y áspera posible. Veía todo de forma saturada, pero podía percibir la figura algo borrosa de Peter caminar a paso firme por la habitación.

Creo que estaba molesto, las venas en su cuello se marcaban como trazos profundos de un bolígrafo de punta gruesa. Discutía con Zeke sobre algo, este a su vez lucía algo atemorizado, y no parecía contestarle con la misma franqueza que Kaplan.

Entonces la música se detuvo. Suspiré y mis oídos se sintieron algo aliviados.

Supongo que desmayé por un micro segundo, pues lo siguiente que noté fueron las manos de Peter desatándome de la silla a toda velocidad, y quitándome los auriculares.

-Camina -le oigo decir a Kaplan como si se tratase de un eco en mi cabeza. Por temor, no dudo en hacerle caso.

Estoy tan mareada que todo se siente irreal para mí.

Lo siguiente que sucede fue como si estuviera andando en una pesadilla: Peter, de un tirón, me levanta y salgo junto con él de la habitación.

Nos adentramos a un pasillo oscuro.

Por un momento veo doble.

Incluso miro a Peter y hay 3 de él.

-¡Muévete! -me ordenó, y allí me di cuenta de que me había tropezado y caído de rodillas al piso.

Con brusquedad, Peter hace que me levante, para luego seguir caminando.

El pasillo me parece interminable y de un extraño color rojo que cambia a amarillo y luego a verde, y así sucesivamente. A veces intercalaba con el violeta y después todo se ve brillante como el blanco. Mientras más nos acercábamos a nuestro objetivo, más iba recobrando el juicio, y entonces me daba cuenta que estaba así por el efecto de las drogas.

Nos detenemos al final del pasillo frente a una inmensa puerta de hierro con muchos seguros. Peter empieza a abrir cada uno de ellos colocando diferentes combinaciones y abriendo diferentes pasadores.

Enseguida me di cuenta que esa iba a ser mi nueva prisión.

-¡Peter! ¡No! -Empecé a clamar. Lo tomé del brazo con fuerza y me colgué de él con desesperación- Por lo que más quieras no me dejes allí encerrada -lloré.

-De nada te sirve lloriquear, Lily.

Kaplan se zafa de mi agarre y me mira con una mirada prepotente.

-¡Por favor, Peter! ¡Déjame ir! -Supliqué con mucha tristeza-. Éramos compañeros de escuela. Veíamos matemáticas juntos. Jamás te hice nada.

-Eso es algo que no me interesa -chasqueó la lengua-. Por mí puedes ser hija de mi propia madre, aun así no te dejaría escapar. Nada cambiaría, de igual forma te entregaría a las Cobras.

-Ten un poco de piedad, Peter -dije con muchas lágrimas- No quiero estar sola, en ese cuarto, encerrada.

Peter ladeó la cabeza y sonrió malévolamente.

-¿Y quién dijo que estarías sola? -dijo Peter abriendo por fin la puerta, arrojándome con fuerza dentro de la habitación y permitiendo que cayera.

-Disfruta tu velada, Lily -pronunció con una sonrisa amplia en sus labios. Su voz sonaba gruesa y perturbadora como siempre. La odiaba-. Te dejo en muy buenas manos. Fue lindo conocerte. Me recuerdas a un amigo listo de la secundaria. Es una pena. Tal vez ya no estés viva cuando salgas.

La inseguridad me invadió en el momento que Peter cerró la enorme puerta. Helada, escuché con detenimiento cómo volvía a pasar todos los seguros.

Pensé de inmediato en que Peter era un idiota y por eso nunca me agradó.

Me pongo de pie y observo la habitación mirando a todos lados, asustada. Mis rodillas temblaban, mi corazón se aceleró cuando miré alrededor. Había imaginado que todo sería oscuro y sombrío, pero es lo contrario, todo es cálido y hasta agradable.

Hay velas con aromas en muchos ángulos de la habitación. El lugar se asemeja a un clásico dormitorio como los que hay en la mansión Beckett, muy fino y elegante. Hay una cama con sábanas blancas. Es monumental. Y está cubierta con cortinas decorativas de telas blancas que cuelgan de una pequeña cúpula de madera que hace juego con la cama.

Me pregunto, ¿por qué Peter me traería aquí? ¿Confundió esta habitación con el cuarto de tortura?

Me gusta, podría pensar en decorar así mi habitación. Pero sabía que no estaba aquí para admirar la decoración. Necesito salir de aquí.

Sentí un escalofrío, y un amargo sabor en la boca me dejó intranquila.

Entonces, escuché su voz:

-Luces exactamente igual que el día en que te conocí.

Esa voz que provenía desde las sombras hizo que mis nervios se pusieran de punta.

Sé exactamente a quién pertenece esa voz.

Giro en mis talones para ver salir de la oscuridad la escalofriante figura de un joven de piel pálida y ojos azules. Lucía un traje negro y elegante, y su expresión era simple pero con ojos divertidos.

-¿Me extrañaste, Lilian? -dijo Thom mostrando por fin sus perfectos dientes en una torcida sonrisa.

Me quedé aturdida en mi lugar. Perpleja. Lo miré acercarse sabiendo que era parte de mi imaginación. Lucía más real que en cualquier otra ocasión. Estoy segura que ha de ser por efecto de las drogas auditivas.

-No has cambiado nada, Lilian. Sigues luciendo igual de hermosa que aquella vez.

-No es real -empecé a murmurar muy por lo bajo-. No es real. No es real. No es real...

-¿Qué dices? -Rió un poco- Soy más real de lo que crees.

-Es imposible -mascullé-. Tú estás encerrado en un centro psiquiátrico. Zayn me dijo que...

-Corrección -me interrumpe-, estaba encerrado en un centro psiquiátrico. Salí en libertad ayer en la mañana. Bueno, escapé. Te sorprendería lo fácil que puedes huir de un centro para locos en comparación con la cárcel.

Sonríe. Y luego se aleja para encender algunas velas.

-¿Entonces qué harás? ¿Vas a matarme? -agudicé mi voz. Esta se quebró por completo.

-¿Matarte? -Repitió- ¿Qué dices, Lily? Matarte no me dará la suficiente satisfacción que estoy a punto de obtener ahora, reteniéndote aquí.

Estaba consternada. Este Thom no se parecía al demente de mis pesadillas. Sus palabras eran certeras y su tono de voz era calmado -aunque divertido-. No había cambiado nada, seguía siendo el mismo Thom de siempre. No estaba loco en lo absoluto. Lo que hacía que todo fuera más real para mí, pues me remonta hace un par de meses atrás, en la mansión..., como si nunca se lo hubiesen llevado.

-¿Qué pasa? Parece que no estás feliz de verme.

Thom se acerca y susurra a mi oído:

-Dame algo de crédito. Mandé a decorar todo este lugar para nosotros, para que recordaras el lugar donde nos conocimos: La mansión. ¿Lo recuerdas, Lily? -Thom coloca un mechón de mi cabello detrás de mí oreja. Sus brillantes ojos celestes buscan los míos y cuando los encuentran sostienen la mirada. Quise huir de ella pero él tomó firme mis mejillas para controlar el rango de mi mirada-. Me gustas, Lily Jones -dijo-. Pensé que dejarías de gustarme si me alejaba de ti, pero sucedió al revés, me gustas más ahora que al principio -afirmó con convicción.

Temblaba de miedo. Jamás pude explicar este sentimiento que me invade cuando estoy en presencia de Thom o Janine. Es como odio mezclado con temor. Pero en el caso de Thom es más la rabia y el asco que le tengo.

-¿No dirás nada? -inquirió mirándome desde arriba-. Te daré un tiempo para adaptarte. Al final, no te quedará de otra que enamorarte de mí tan locamente como yo estoy de ti. Me tengo que ir. Te dejo para que te pongas cómoda. Tengo una reunión familiar con el ex heredero de Beckett-Corp. Lo gracioso de este plan es que Zayn cree que viene a rescatarte, no cuenta con que estoy aquí para recibirlo.

Thom besa mi mejilla y susurra muy cerca de mí:

-Nos vemos luego, Lily.

La gran puerta de hierro rechina y Thom sale a través de ella. Igual que Peter, pude escuchar como volvía a poner los seguros, uno por uno, cada seguro reducía mi esperanza de salir de aquí.

.....

¡Hi, lectores! Gracias por estar pendientes de las actualizaciones y de comentar.

La verdad estas últimas semanas han sido difíciles para mí, pero no quería decepcionarlos.

Trabajé muy duro en este capítulo. Espero que hayan podido imaginarse la escena y que estén contentos con la forma en la que va culminando esta historia.

Estoy muy feliz porque quedan cuatro capítulos para finalizar este libro.

Me divertí escribiendo, pero ustedes hicieron la historia más divertida. Espero puedan acompañarme hasta el final . Besos y abrazos, se despide, la autora.

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