Capítulo 21: El plan
Tomo un sorbo de mi taza de café. Está caliente y muy dulce. No me gustan las cosas demasiado dulces, siento que me empalago muy rápido.
No suelo visitar el centro de Beverly frecuentemente, pero, debido a que me encontraré con mi tía Taylor para hablar de mi madre, he decidido hacer una excepción.
Taylor solo me dijo que tenía algo especial que contarme sobre mi madre. Empecé desde entonces a crearme ilusiones de lo que me dirá: ¿Y si sabe del paradero de mi madre y ella quiere verme? No quiero exagerar, pero ¿y si realmente se trata de eso?
No puedo esperar. Me come viva la expectación.
Quise lucir lo más cómoda posible, así que solo llevo puesto unos vaqueros color negro y una blusa de color vino tinto. He estado usando botines muy seguido, y desde que atrapamos al anónimo, he optado por usar los de tacón bajo -uno nunca sabe cuándo será el día en que tengas que correr-.
Además llevo puestas unas gafas negras y el cabello suelto y ondulado.
Amo emplear el color negro en mis atuendos desde que sé que es el favorito de Zayn.
Me enfoco en terminar mi café y al cabo de algún tiempo, observo mi reloj con disimulo.
Son las nueve y diez minutos, mi tía ya debería estar aquí.
Diviso su dorado cabello a una cuadra del restaurante en el que me encuentro.
Parece angustiada.
Taylor cruza la calle y camina en otra dirección sin dar indicios de haberme visto.
Rápidamente saco dinero de mi bolso y lo coloco en la mesa para pagar la cuenta. Salgo en busca de Taylor.
Algo debe estar pasando para que ni siquiera se molestara en venir a saludarme, o decirme el porqué de su demora.
Sigo tratando de alcanzarla y llamándola por su nombre desde lejos, pero tal parece que no logra escucharme.
Es solo cuando marco su celular y veo a una pequeña distancia cómo corta la llamada que me doy cuenta de que no quiere hablarme, por lo menos no ahora. Así que, tengo muchos más motivos para seguirla y averiguar de qué se trata todo esto.
Si Zayn estuviera aquí de seguro me regañaría por ser una entrometida, y por reunirme con Taylor a escondidas. Ellos se conocen desde hace mucho tiempo, y, sé que algo debió pasar entre ellos que hizo que Zayn la detestara y, tal parece, que Taylor le tuviera miedo.
Sigo a la mujer rubia hasta una bodega abandonada. Al entrar, ya no está allí, y es cuando escucho el sonido de una horripilante música fría y metálica, como si se tratara de un disco que se estancara muchas veces.
El sonido es tenue y al mismo tiempo, ensordecedor.
De pronto, empiezo a tener ilusiones y a contemplar las cosas a mí alrededor en colores como el negro y el rojo. Desesperada, doy vueltas en mi misma posición en busca de ese sonido y también de un poco de ayuda.
Mi cabeza da vueltas y empiezo a sentirme mareada a medida que ese sonido va aumentando.
Respiro entrecortado y con dificultad.
Me dejo caer poco a poco. Primero, sobre mis rodillas, y luego, ya tengo mis manos apoyadas en el piso.
Al final, solo me desplomo y lo último que observo antes de quedar inconsciente son unos zapatos de marca Nike de color blanco y azul celeste. Es entonces cuando he podido distinguir de quién se trata apenas digo en un jadeo:
-¿Nate...?
Despierto, alarmada y desconcertada, cuando siento que agua fría ha sido arrojada en mi rostro con ímpetu.
Me encuentro encadenada a un poste, sentada en el suelo helado, con ganas de vomitar y un extraño escalofrío que vaga sin cesar por mi cuerpo.
El calor es sofocante y mi cabeza palpita con fuerza debido a una migraña.
Analizo lo que puedo del lugar. Una instalación abandonada con poca luz y bastante humedad, paredes blancas enmarcadas con grafitis y suelo sucio y lleno de objetos que podrían considerarse chatarra.
Visualizo entonces a Nate Parker, quien se encuentra inexplicablemente frente a mí en cuclillas, con un vaso de vidrio en su mano, a la vez que me mira fijamente como si intentara entrar a mi mente.
-¿Qué me hiciste? -pregunto llena de rencor, mirándolo con todo el odio que le tengo.
Nate curva una esquina de su labio. No me cabe la más mínima duda de que mi sufrimiento es algo que a él le fascina.
-Drogas auditivas... -confiesa el castaño con mirada divertida- Es la última moda. Deberías probarlas...-habló despectivo y con semblante inexpresivo.
Gimo con fuerza al sentir una punzada en mi cabeza. Estoy agonizando por el dolor que esta produce. Y el calor y la humedad presentes en este lugar solo empeoran las cosas.
-Por favor, detente -sollozo-. Por lo que más quieras, Nate, no continúes con esto.
Nate toma mi cabello y lo templa provocando que no me quede más opción que dirigir la mirada hacia él. Desde esta corta distancia que existe entre ambos, inevitablemente, observo sus azules e intensos ojos, y sus muchas pecas.
Es muy atractivo. Y lo odio por eso.
¿No puedes ser más feo?
-Déjame pensarlo por un momento -contesta a mi pregunta, moviendo su cabeza de un lado a otro, jugando conmigo- Mmmm... No, y, ¿Sabes por qué? Porque disfruto verte sufrir. Porque te detesto y detesto tu patética cara. Porque me da un inmenso placer borrar esa estúpida sonrisa de tu rostro, y porque debí eliminarte antes, cuando te secuestré.
Sus palabras llenas de odio me hacen pensar en porqué se enfrasca tanto en mí, al fin y al cabo, yo nunca le hice nada; ni siquiera lo denuncié la primera vez que me secuestró... aun teniendo la oportunidad.
Recuerdo a Danielle Cocks. Ella tampoco le hizo nada, mientras que él se burlaba de ella en su propia cara. Ahora quizás conozco los motivos por el cual Nate me aborrece: Soy su nueva "Danielle Cocks", y no descansará hasta hacer mi vida miserable como la de ella.
El chico castaño se pone de pie y muy sonriente coloca ese vaso de vidrio que tenía en sus manos, sobre una repisa. Tenía puesta una chaqueta de las cobras de color verde muy llamativo.
-Entonces, ¿ese es tu plan?, ¿Secuestrarme para acabar conmigo de una vez?
Ríe un poco -Oh... Lily, ¡eres tan ingenua! Yo no fui quien te secuestró, esta vez.
El estruendoso ruido de la puerta abriéndose de golpe, hace que mis ojos se topen con los de aquella mujer que perpetúa aquel sonido.
Alta, delgada, rubia, de cabello corto y alborotado. Labios realmente impactantes, pintados de rojo terciopelo. Ojos enmarcados con lápiz negro y sombra gris. Short y crop top acentuado y muy ajustado, con una diminuta chaqueta color negro de las cobras con púas en sus hombros. Digna de una pandillera de esta clase.
Habría creído que se trataba de otra persona si no me hubiera saludado tan amablemente:
-Hola, Lily -dijo Taylor posicionándose al lado de Nate, colocando su mano en el hombro de este- ¿Sorprendida?
Quisiera decir <<Para nada>>, quisiera haber escuchado las palabras de Zayn cuando este me dijo que ella era peligrosa. Pero sobre todo, quisiera no haber actuado como una tonta cuando estaba junto a ella.
-Mírala, Taylor, la muy estúpida no se lo puede creer -dijo Nate, pasando su brazo por la cintura de la rubia- me encantan las reuniones familiares, me llenan de tanta... nostalgia.
-Debiste hacerle caso a tu noviecito, Lily. Él solo quería protegerte -aseguró Taylor.
Nunca en mi vida me había sentido tan humillada, pisoteada, devastada, como me siento ahora. Y todo se puso peor cuando Taylor me miró desde arriba, jactanciosa, e impactó un beso lento y profundo en los labios de Nate.
Mi boca cae entre abierta y desvío la mirada para no tener que verlos.
No puedo creer que ese chico me haya gustado.
Tampoco me creo que haya actuado de esa forma Taylor, ¡soy su sobrina! Jamás pensé que podría secuestrarme.
-Muy bien, se acabó el show -dijo Nate y se acercó a mí. Se inclinó nuevamente y me echó una mirada fría con sus ojos azules, siniestros, como los de su padre -¿Sabes que es lo que más me gusta de las drogas auditivas?... que ahora te sientes cansada y fatigada, pero eso no es lo peor...
Toma los auriculares y los coloca en mis oídos.
-Por favor, no... -le ruego en voz baja- Haré lo que quieras.
-No puedes hacer nada, Lily -dijo y la horrible música comienza a reproducirse-. Esto apenas empieza -le oigo decir por última vez mientras caigo desmayada por el espeluznante sonido.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro