Capitulo 30. Cthulhu
Ya no podré dormir en paz mientras recuerde el horror que espera emboscado del otro lado de la vida, en el tiempo y el espacio, y aquellas malditas criaturas que vinieron de los astros más antiguos y que sueñan en las profundidades del mar.
—La llamada de cthulhu, H.P Lovecraft
Pasaron las húmedas rocas del camino hasta llegar al farol. Tenía pinta de estar allí, resistiendo a viento y marea por muchos años. A Hayley le encantaba. Era ese tipo de lugar que la atraía, como los bares con infraestructura colonial de Alcyone, las casas victorianas, el hotel antes de ser remodelado y el misterio de las vidas antiguas en sus paredes.
Asher empujó el pequeño portón de metal para entrar al farol, un chirrido llenando el aire para entrar al farol. Enseguida, prendió su encendedor al ver la oscuridad que ocultaban las rocas del farol. Un escalofrío estaba comenzando en su espina dorsal, a pesar de gustarle el lugar, el estar allí a las cuatro de la madrugada no era una de sus aficiones favoritas.
Comenzaron a subir las escaleras iluminados por la leve luz de la flama, a medida que subían un escalón más a Hayley le daba la sensación de que la temperatura disminuía un grado. El farol estaba hecho de rocas húmedas y cuando se apoyaba en ellas para continuar subiendo las escaleras, podía sentir como el moho se había adueñado del lugar.
Al llegar al final, ambos procuraron casi a ciegas alguna forma de encender alguna luz a parte de la flama, hasta que Hayley encontró un velador desgastado en la mesa lo que sirvió para que ambos pudieran ver sus rostros cansados y desgastados.
Hayley estaba segura de que Elizabeth vendría aquí, si estuviera viva. Cuando supo que estaba "muerta" la primera vez, se le pasó un millón de veces subir hasta el farol y ver si en realidad no hubiera estado encerrada allí todo el tiempo, pero su miedo a desilusionarse fue incluso mayor a las ganas de arriesgarse.
Tomó con ambas manos el pequeño velador a baterías y lo acercó al suelo para inspeccionarlo: nada de ratas, solo mucha suciedad y musgo o lo que fuera esa cosa verde en las esquinas. El suelo era de madera, a diferencia de las paredes que eran de una firme roca. Acercó la luz a las paredes y las tocó. Estaban húmedas. La mesa en la que habían encontrado el pequeño velador tenía guardados en el cajón algunas objetos: lápices, aguja e hilo, gomas para el cabello y demás cosas de ese estilo, en el siguiente cajón tenía abrigos ropa y colchas. Siguió revisándo y encontró más un par de sillas, sintió un tapete que también ya se encontraba humedecido. Latas con comida, como si alguien estuviera planeando quedarse aquí mientras sucede el Apocalipsis allí abajo. No le desagradó la idea. Una estufa a batería, genial. Finalmente encontró una cama maltrecha, sin sábanas, pero no fue eso lo que le llamó la atención, sino lo escrito con tiza en la pared: La leyenda de la diosa Deva es real.
—Fire, ven ilumíname. —llamó en voz queda.
—Muy graciosa. —le respondió Asher con su voz más oscura que lo usual. Apenas sus ojos brillaban en la penumbra.
Hayley observó la pared con devoción. En la pared, además de la escritura, había un collage de fotos, textos y dibujos. Palpó los periódicos y las fotos. Tragó saliva antes de hablar despacio, casi como si tuviera miedo.
—Mira, esto es raro. Tiene un montón de leyendas del pueblo, como el del puente del suicida, los ghouls, barcos fantasmas... y los relaciona con la diosa. Pero lo más raro, son nuestras fotos con el nombre de algún personaje de las leyendas.
En la foto de Hayley estaba escrito Alcione pero lo había tachado y escrito "Yo debo ser Alcione" Asher tenía un montón de nombres indicando un signo de interrogación. Camille, era una sirena, por supuesto. Tenía pegada junto a su foto una de las feas sirenas de la mitología griega, de las que te atraen junto a ellas con sus bonitos cantos y secretos y luego te matan. Victoria era una ghoul, como Elizabeth ya lo habia sugerido. Había más fotos con nombres en incógnita o personajes de alguna leyenda que Hayley desconocía. Encontró fotos de sus padres, de Vinicius con una mujer, de Aissa, Katherine, incluso. En una foto donde Hayley y Ahren aparecían haciendo caretas a la cámara estaba escrito "hijos de Apolo" Luego pasó a ver la foto de Leyla. El dolor llego a ella como una bofetada inesperada. Leyla no tenía más que su nombre escrito junto a la foto. A parte de ella, Elizabeth tenía uno o varios nombres de leyendas para cada persona que encontró.
—Me veo muy guapo en esa foto ¿Siempre me veo así de bien de costado?. —dijo Asher señalando una fotografía suya.
Hayley lo ignoró, aún observando las notas en la pared. No esperaba realmente encontrar todo eso en el farol.
—¿Crees que de verdad cree en toda esta mierda? ¿Está loca o algo así? —preguntó, volviendo su rostro hacia el semblante de mármol de Az. Parecía un príncipe de esas antiguas leyendas escritas en las paredes, aunque nunca lo admitiría ante él.
—No lo sé, Hayley. Es raro. Y el lugar no está tan sucio como un farol que no funciona debería. Eso quiere decir que ella suele frecuentar aquí.
—Obviamente. —contuvo sus ganas de girar los ojos—, Y hay todos estos libros... es decir, se que nuestras ciudades tienen todo este drama según las leyendas y la diosa, pero ¿por qué eso la obsesiona tanto?
Asher se encogió de hombros y se guardó el encendedor en el bolsillo, ahora solo la luz de la lámpara eléctrica los iluminaba pobremente.
—Quizás todo fue demasiado para ella y perdió un poco la cabeza—le respondió él. No parecía sorprendido, pero de nuevo, Asher la recordaba mejor que ella.
—Probablemente. Es extraño—le confesó—. Encontrarte con alguien a quien conocías y ahora ver que no resulta quien querías que fuera.
—Lo sé, Hay. Escucha esto. —dijo Asher tomando uno de los libros y comenzó a leer en voz alta:—"Todos los admiradores de H.P Lovecraft seguramente conocen la siguiente cita: En su morada de R'lyeh, el muerto Cthulhu espera soñando. La fórmula se repite, horrorosa e impronunciable, en la lengua arcana soñada por H.P Lovecraft: Ph'nglui mglw'nafh Cthulhu R'lyeh wgah'nagl fhtagn."
—Parece que el tipo apretó su teclado borracho o algo así. —sin poder evitarlo, una media sonrisa se formó en el rostro de ambos. Hayley quitó polvo de la ventana y se recostó en ella para escuchar las palabras de Asher.
—Shh, hay más. "Lo que posiblemente pocos fanáticos sepan es que H.P Lovecraft estaba en lo cierto. Cthulhu realmente nos acecha desde la ciudad sumergida de R'lyeh. Antes de pasar a este fascinante enigma repasemos la historia de la mítica ciudad R'lyeh."
Hayley se despabiló, presa por su propia curiosidad y se acercó más al hombro de Az para poder ver lo que estaba leyendo.
—R'lyeh apareció por primera vez en el relato de terror: La llamada de Cthulhu—continuó él—. Según este cuento de Lovecraft, R'lyeh es una especie de ciudad-prisión sumergida en el Océano Pacífico, "cuyos muros de proporciones descomunales mantienen atrapado a una criatura inmemorial llamada Cthulhu". Así lo describió: La pesadillesca ciudad cadavérica de R'lyeh, construida hacia incontables eones, forjada por repugnantes figuras que procedían de las estrellas sin luz. Allí yacían el gran Cthulhu y sus hordas, ocultos bajo bóvedas de fango verdoso. La ciudad de R'lyeh posee una arquitectura imposible, según Lovecraft, "una costa barrosa, y una albañilería ciclópea cubierta de algas que no pueden ser sino la sustancia tangible del terror supremo de la tierra. H.P Lovecraft ubica la ciudad hundida de R'lyeh en el Pacífico, más precisamente 47º 9'S 126º 43'O exactamente por debajo de las ciudades maritimas Naos y Alcyone, cuyas sabemos llevan el peso de diversas maldiciones por los distintos dioses que los hombres adoraron en estas tierras. Luego dice un montón de cosas que prueban que H.P Lovecraft tenía razón. Dice que la marina estadounidense lanzó micrófonos en el Océano Pacífico para que detecte submarinos enemigos. En 1997 trataron de recuperarlos y los tres sensores recuperados, muy cerca de la posición de "R'lyeh" o en este caso, "Alcyone" captaron ondas de sonido de baja frecuencia durante 7 minutos. Se descarta que esta ondas sonoras pertenezcan a cualquier animal conocido, ya que su baja frecuencia está afuera del rango de las criaturas acuáticas más grandes.
Hayley soltó aire sonoramente. La historia no tenía pies ni cabezas, por supuesto. Pero era entretenida y le gustaba el contexto.
—Por eso me gusta el mar. Puede haber un Cthulhu esperando soñando y nosotros simplemente no podemos hacer nada para descubrirlo. Me gusta porque es la única parte de la Tierra que está fuera de nuestra alcance. Es como una ironía, ¿no? Nuestra casa, y aún así desconocida. —dijo ella, compartiendo la mirada con Asher y la pared de Elizabeth.
—Siempre amaste misterios. —le dijo el, sonrisa en los labios.
—Y las ironías. ¿Leíste las notas? Dice que Cthulhu está apunto despertar. Que las tres ciudades son en realidad R'lyeh y eso lo enfurece pues la han dividido y quitado el nombre para darlo a Deva.
Los ojos penetrantes de Asher se clavaron en ella, un toque de burla movía sus facciones.
—¿Está mal que me ría? Es decir, esto es ridículo, no solo porque no sea cierto, si no porque dice que Cthulhu aguarda soñando en el mar, en la ciudad hundida de R'lyeh, si las ciudades son R'lyeh, creo que nos hubiéramos dado cuenta de que están debajo de nuestras narices. —le comentó él.
—Son solo leyendas...—no estaba segura de si creía en sus propias palabras.
—Al menos si van a hacer leyendas sobre mi ciudad que las hagan bien.
—Cállate, o Cthulhu te escuchará. —le dijo con fingida preocupación.
—Hay algo sobre el bar Algol—comenzó Asher, dispuesto a leer otra vez—. Dice que significa estrella endemoniada, "epíteto qué tal vez proviene de las variaciones que se observan en su órbita cada dos días, veinte horas y cuarenta y nueve minutos. Los astrónomos asociaron esta actividad inusual con lo demoníaco, algo que trastorna el orden natural de la naturaleza". ¿Acaso todo en esta ciudad tiene un fondo siniestro?
—¡Bien! Dato útil de la semana.—replicó con rencor. Tras un momento de silencio, dijo en voz queda—, Asher, dime que tú sabes que estamos haciendo porque no tengo ni puta idea. Tengo que ordenar mis pensamientos. Vinicius quiere que encuentres algo comprometedor sobre mis padres, ok, los odiaba porque mataron a mi hermana (cosa que no hicieron porque se ve bastante viva) así que eso me deja en una posición extraña. Dices que ellos provocaron el accidente, porque no soportaban que no fuera perfecta, lo que tiene poco sentido. —Hayley estaba hablando tan rápido, sus ideas venían atropelladas y como hilos sueltos en un suéter de lana—. Me refiero a que, es difícil juzgar de esa manera a gente que amas. Y sigue esto de que tengo sentimientos contradictorios acerca de si aquella chica es mi hermanita o no es. Ah, claro está el tema de que mi mejor amiga "mató" a mi otra mejor amiga, pero ahora está siendo una buena persona y debería perdonarla. ¿Debería? Y estás tú, que no sé muy bien que pensar. Az, siento que mis huesos se están derrumbando dentro de mi cuerpo y pronto lo haré yo también. Esta chica que está frente a ti no soy yo. Hayley Stone Miller se reiría, tendría asombrosamente todo en control y tendría confianza en si misma. La chica que yo soy debería ser invulnerable, crecí haciéndome así, para nunca ser este despojo de ser humano apuntó de llorar ante ti.
—Hayley, quien eres ahora es la persona más real que has sido en años. Mostrarte como eres es una señal de valentía, de fuerza y de poder. Y se que todo está una mierda ahora pero no va estar así para siempre, lo solucionaremos.
Asher la abrazó con fuerza. La tranquilizó, en la calidad de sus hombros y el conforto de sus manos acariciando sus cabellos era difícil creer que habían problemas fuera de ellos. Permanecieron así y Hayley no se permitió llorar de nuevo hasta que Asher rompió el abrazo, la sostuvo con sus dos manos y acercó su rostro a ella. La miraba con una seriedad mortal.
—Juega de agente doble hasta que descubras lo que tienes que hacer. Juega con Camille, conmigo, con Vinicius, con quien quieras. Creo que eso te aclarará la cabeza. Juega de agente doble donde la única beneficiada seas tú.
Hayley parpadeó confusa ante la absorción de esos ojos grises.
—Incluso si eso implica mentirte. —dijo tras unos segundos de procesarlo. Apenas los contornos leves de sus siluetas eran iluminadas por la lámpara, el resto no pasaba de ser oscuridad diluida.
—Sí. Haz lo que necesitas hacer—la sujetó con más convicción y luego besó su frente—. Haz que lo que quieras conmigo. Las cosas funcionaran, ya verás. Todos los cabos sueltos y preguntas se solucionarán. Ahora, ven, corazón, porque esta apunto de amanecer y el sol es mucho menos brillante sin ti a mi lado. Ah y tenemos que sacar fotos de estas cosas.
Luego de tomar evidencia de todo lo posible, bajaron las escaleras con cuidado, tomados de la mano. El viento del fin del otoño barría la arena y traía consigo olores a otros mares, palabras en otros idiomas que desembocaban con el mar para luego mezclarse con el aire de aquí y volver a irse en otro mundo.
—Siempre me gustaron más los amaneceres. Es una nueva oportunidad, nos dice que todo sigue un ciclo, que la gran máquina calculada que es la tierra continuará girando. —dijo Asher con una sonrisa esperanzadora y sentándose en la arena fría de la playa.
—Prefiero los atardeceres. —respondió ella—Me recuerdan que gasté más un día de mi vida. Que acabará y eso le da sentido. Ver como el sol se va y tener la absoluta certeza de que volverá, te da esperanza y puede ser aplicada en muchas cosas de la vida.
El cielo se convertía en un gran degradé de colores. Negro y estrellado a sus espaldas hasta volverse a un púrpura, lila, lavanda, celeste y desembocar en los rayos rojizos y dorados del sol naciente.
—Vamos a sentarnos un rato, esta noche fue difícil—dijo él con voz ronca—. Quiero conocerte de nuevo Hay. Conocer a Hayley, no a la hermana de Elizabeth o a la hija de Paul y Claire o a la chica con muchos problemas que siempre termino salvando.
—¡Eso no es cierto, yo me salvo sola! ¿Conocerme a mi? —agregó—, Me conoces.
Su cabello volaba con total libertad, tapando sus ojos por momentos. Asher, medio recostado en la arena, con los ojos puestos solo en ella. Nunca imagino que la gente tenía razón y esa estupidez que llaman amor existe. Si no era el querer que él estuviera bien, que pasar momentos juntos se sintiera como que cada segundo podía ser más asombroso que el siguiente y poder ver todos esos pequeños detalles y actitudes que en cualquier otra persona pasaría de largo. Era absurdo lo profundo que te pegaba, lo tan vulnerable en que te convertía y a la vez lo feliz que te hacía. Era aterrador, era abrumante y terrible. Pero quería tenerlo, y en eso el amor tenía demasiadas coincidencias con el mar.
—No Hayley, no nos conocemos en absoluto. Se tu vida y tú sabes la mía, se tu pasado, pero no se muchas cosas de ti misma y realmente espero que tengamos el tiempo de descubrir todo eso juntos. Creo que lo más profundo que pude llegarte a conocer fue esa noche en el hotel antiguo, cuando me contaste que no querías conformarte con poco. Es extraño, porque siento que se quien eres sin saber todos los detalles, pero aún así quiero saberlos.
Era extraño, pero lo entendía. Era verdad. Asher y Hayley se conocían sin conocerse en absoluto, eran familiares el uno al otro de cualquier manera.
—También hay muchas cosas que quiero saber sobre ti. Muchísimas. Hagamos el juego de veinte preguntas. —dijo con más entusiasmo, acomodando su vestido de Alcione para que no se colara arena dentro.
—Tienes que responder a todas. Sin trampas, Miller. —Asher le sonrió y luego dirigió su atención al sol que daba un espectáculo diferente cada segundo que lo miraba.
—Bien, bien. Ni que tuviera fama de mentirosa. Yo comienzo. ¿Primera novia?
La risa prolongada de Asher siguió a sus preguntas. Hayley apostaría a que definitivamente se sintió halagado por su elección y no había quedado como una tonta.
—¿Enserio Hayley? ¿De todas las cosas que podías preguntar preguntas sobre eso?
—¿Que habíamos dicho? Debes responder a t-o-d-a-s.
—Nunca tuve una novia enserio. Pero la primera chica con la que salí se llamaba Valerie. Era alta, bonita, tenía unos labios maravillosos... —Asher prolongó la palabra irritantemente. Bien, ahora solo estaba molestándola. Si quería jugar, perdería.
—Si fuera insegura de mi increíble belleza te reprocharía, pero como soy muy confiada y obviamente mucho más bella que el promedio no te dire nada. —Hayley empujó su cabello hacia atrás con melodrama y se acosto en la arena, sosteniendo la cabeza con su brazo así como se encontraba Fire.
—Te estas alabando a ti misma para ganar más confianza.
—No. Te toca.
—¿Primer amor?
Hayley sonrió, orgullosa. Era la pregunta que su ser narcisista necesitaba.
—Preguntas la misma cosa que yo y te atreves a criticarme, vaya, vaya—Hayley río contagiosamente—. Tenía catorce, él era mayor. Jugaba (adivina) si, jugaba en el equipo de fútbol. (Adivina dos) sí, era el capitán—Asher no parecía nada impresionado—. Era alto, musculoso, cabello rubio, tierno, etc. Bueno, me enamoré de él y al final termino me rompió el corazón. Fue la única vez que deje que me lo rompieran. Me toca. ¿Música favorita?
Asher entrecerró los ojos, malicia en su media sonrisa.
—Apuesto a que el muchacho se llamaba Brandon o Josh o Petter o algo así bien típico de novela juvenil—Hayley le dio una amenaza no verbal—. Pero ya me di cuenta de que no quieres hablar de eso; así que la respuesta es que no tengo una música favorita. Me gustan muchas músicas, o bandas o lo que sea pero no tengo una en especifico. Me gusta todo. Últimamente escucho algunos indies por culpa de Victoria, pero están bien. ¿Y tú? ¿Cuándo comenzó a gustarte esto de tocar instrumentos, cantar y componer? ¿Las cosas antiguas, como el hotel?
Hayley asintió. La música era uno de sus temas favoritos, extrañaba simplemente escuchar a sus artistas favoritos. Observó al agua, que ahora tenía un tono azulado y rojizo dejando atrás al profundo ultramar de la noche.
—No son exactamente las cosas en si—le respondió—. Son a quienes pertenecieron, las manos que tocaron, como debía ser en otras épocas, otros amores, otra forma de pensar. Eso es lo que hace que las cosas antiguas sean tan especiales. Y sobre la música: Era un escape. Para no pensar, o para no sentir. No te imaginas las veces que cantar o tocar algo me salvo de caerme en pedazos. Escribir canciones me ayudaba a poder darme cuenta de como realmente me sentía. Es mágico ¿verdad? Como una canción puede recomponerte pieza por pieza. Y tampoco tengo una canción favorita, no se entiendo la gente puede tenerla. Tengo, tal vez una favorita para cada momento de la vida. Ahora mismo pondría Sweater Weather de The Neighbourhood. No tengo preferencias de estilos, me gusta todo siempre que la letra signifique algo para mi.
—Todo lo que soy es un hombre. Quiero el mundo en mis manos. Odio la playa, pero me paro en California con mis tobillos en la arena. Influencia de Victoria, que te digo. Tu turno.
Asher comenzó a juguetear con la arena, hundiendo los dedos y creando formas en ella distraídamente.
—Tu mamá. Cuéntame más sobre ella. Y tu hermanito. Tu padre.
Az se calló por lo que podrían hacerse pasar por eternidades. Su vista permaneció en el sol en su carro Ártico listo para iluminar la ciudad entera y hacer dormir a la otra mitad del mundo.
—Pregunta difícil—comenzó—. Cuando éramos una familia unida éramos realmente muy felices. Yo venía de la escuela con mi hermano de la mano pensando en que comida mamá nos tendría preparado. Ella era muy cariñosa, eso lo recuerdo bien. Hablaba sin parar y hacía reír a todos. Te hubiera gustado, y se que ella también te amaría. Quisiera... quisiera que las cosas no fueran como son y que yo pudiera llevarte a casa y presentártela, que pudieras jugar con Nick y que conozcas a mi padre.
—¿Y Nick? Tu hermanito, como era—Hayley se inclinó hacia delante, interesada en la conversación.
—Era... era todo lo que yo no soy. Se parecía más a mi madre de lo que lo hago yo. También hacía reír a todo el mundo. Cuando el ambienten estaba tenso él se ponía a decir cosas chistosas y todo el mundo se relajaba. Yo... es difícil hablar de esto. —Hayley tuvo un caos en su corazón. Lo que significaba que no podía definirlo con ninguna palabra. Era como si el corazón comenzara a temblar, encogerse de dolor y a la vez hincharse de amor y ganas de proteger a Az.
—Lo entiendo. Elizabeth y yo solíamos ser muy unidas, cuando pequeñas. Fingíamos que el hotel era un reino místico y nosotras las reinas que debían salvarlo—Esperó. Contempló la marea. Sintió la brisa—. Fue muy difícil para mi perder eso, perder tener a alguien a mi lado en todo momento y ahora que se que está viva estoy aterrorizada. Por las expectativas, por el tiempo, por lo que ella piense. ¿Como alguien que fue tan cercana ahora es una desconocida?
—No lo sé. La vida es muy complicada, vivimos los momentos buenos y no nos damos cuenta de lo buenos que son porque siempre pensamos que habrán más o mejores. Y aveces simplemente no los hay. Tu tienes la oportunidad de tener a Elizabeth de vuelta, Hay. Haz que cuente.
Hayley sabía que era probable que tuviera razón. Pero no quería pensar en eso todavía.
—Sí. Te toca.
Asher tosió. Ahora, el carbón de sus cabellos y pestañas era totalmente nítido gracias al sol en su inmensidad. Sus ojos brillaban, casi transparentes como una gota de agua al ser contrastados con tal brillo.
—¿Como era en el colegio con Camille, Nate y Leyla?
—Era, como dijiste, un buen momento que no sabía que lo era. Éramos los más geniales del colegio, yo y Camille las chicas más deseadas, ya sabes todo eso. Éramos lo mejor. No sé como explicarlo, pero ahora que ya no tengo un grupo de amigos que sepan mis cosas y que tengamos historias juntas me doy cuenta lo bueno que era la tradición de pedir pizza después de clases y hace tiempo que no me río como me reía con ellos. Todo era graciosisimo, por algún motivo. Tal vez era que éramos muy felices. Camille y yo nos arreglábamos juntas para las fiestas y Leyla escribía en su blog la entrada para el próximo día o nos sacaba fotos, Nate bromeaba con nosotras y corríamos por la calle como dioses inmortales. ¿Pero sabes que? Uno nunca se entera cuando alguien va ser tu amigo como lo fueron ellos para mi, pero tengo la fe puesta en que nuestro grupito de hoy puede llegar a serlo. Mi turno. ¿Por qué te enamoraste de mi?
Asher la escuchaba con atención, sentía que eso era lo que ambos querían. Solo escucharse y compartir. A su pregunta, él se giró hacia ella y frunció las cejas en un gesto pensativo. Ahora que lo pensaba, Hayley podía estar equivocada. Asher nunca le dijo que estaba enamorado, ella simplemente lo asumió y continuaron así hasta ahora. Bueno, ahora que repasaba la pregunta quería que la arena la tragara.
—Esa es una pregunta injusta. No sé porque me enamoré de ti. Cuando éramos pequeños, mucho menos. Solo se que eras increíble, te miraba y solo podía prestarte atención, eras—eres, como una bola de luz brillante que zumba a mi alrededor y siempre fuiste tan interesante... —Asher negó con la cabeza y sonrió—. Y tu sonrisa, Hayley, siempre ame lo fácil que era hacerte sonreír y la forma que lo haces, como si fuera un regalo solo para mi. Me gusta eres valiente a todas las dificultades , que no dejas que nadie te diga que hacer. Eres increíblemente graciosa cuando no intentas serlo, inteligente a toda regla, a pesar de que te guste disfrazarlo de vez en cuando para engañar a las personas y sientes con intensidad todo. Dijiste una vez que querías ser invulnerable; la nota que recibiste de Elizabeth decía que para ser invulnerable debes dejar de amar. Ser invulnerable no significa nada si no amas a nadie, no vale la pena ser invulnerable en un mundo sin amor. Lo que tenemos, Hayley, es mucho más que algo circunstancial, qué pasó por coincidencia; lo que tú y yo somos fue una verdad desde el comienzo y siempre fuiste la persona que tenía que encontrar y que encontraría en cualquier otra vida y sentiría que forma parte de mi a pesar de no conocerte en absoluto, porque eres mi corazón, Hayley. Cada parte de el, eres tú. —Asher terminó de hablar, le sonrió y le preguntó: —¿ Y tú, porque te enamoraste de mi?
Hayley quedó sin palabras. Nadie nunca le había dicho nada así, sintió a su alma expandirse a través del cielo por estar allí en ese momento.
—Estoy a punto de decir algo terriblemente romántico y ridículo, así que no te rías. Sin embargo, será épico así que querrás grabarlo (solo bromeo no lo hagas, pero será memorable). Tus ojos son grises—comenzó—. Antes de conocerte relacionaba este color con cosas frías, mórbidas. Un cielo nublado, una tempestad. La clase de tempestad que destruye alegres paseos en el parque, o la llovizna que te provoca un dolor de cabeza y arruina tus planes de esa tarde. El color de las cenizas de un fuego que se apagó y consumió la madera, transformándola en algo sin vida, muerto. El frío del invierno, (sabes cuanto lo odio) y entonces, a través de tus ojos pude presenciar mucho más de todo lo que pensaba. Es algo un poco ridículo, pero nunca relacione este color a algo bueno. Hasta evitaba usarlo, porque no iba con mi personalidad usar un color tan monótono. Luego llegaste tú, y me sonreíste, mostraste la simplicidad de la felicidad con una mirada cargada de humareda gris del misterio y de una amistad sincera. Ahora, ese momento parece en otra vida. Ni siquiera me identifico más con aquella niña sentada en el piano y estoy segura que tampoco eres el muchachito de sonrisa amistosa. Pero, desde ese momento tus ojos siguieron teniendo el mismo significado. Y cuando nuestras miradas se volvieron a encontrar, muchas vidas después y con nombres distintos fue como si una pared se derrumbara en mi interior, tal vez fue una ironía del destino que nos volviéramos a ver en diciembre, en la estación mas fría del año. Y por primera vez, recordé, entre negativas y un orgullo tremendo, que el color gris no mostraba solo tristeza, sino en la magia de estos colores pálidos reflejadas en un sol poniente. ¿Esa remera gris que siempre usas, impregnada de tu olor tan característico?podría perderme en ella y en tus brazos. Comencé a apreciar días de tempestad, el cielo nublado me recordaba a tus palabras, la electricidad en ellas me recordaba a tu mirada cuando digo algo gracioso y finges que no lo es y solo me regalas una media sonrisa, pero se que te encantan mis bromas absurdas. ¿Y la lluvia? me recuerda a los días que pasamos juntos, solo tú y yo, cuando afuera todo se desmoronaba pero nosotros estaríamos bien mientras estuviéramos junto al otro. Solía pensar que el dorado era el color más alegre. Que el gris era para días de luto y melancolía. Tu me probaste lo equivocada que estaba. Y aunque me gusta decirte Fire bromeando y tomándote el pelo o cuando me enojo contigo, me gusta aún más llamarte Asher, por que Asher es una persona que aún no conozco bien pero amo cada parte que conozco. No es Az, mi amigo de niñez, no es Fire, mi rival. Eres Asher, a quien volví a encontrar sin imaginar que lo haría y tal vez cuando todo esto acabe seremos una mejor clase de persona. Y seremos felices—terminó y le sonrió.
El sol se alzó por completo, y ambos podían ver sus rostros con claridad. Él la observó, con devoción por unos largos sesenta segundos.
—Te amo, Hayley. —le respondió él y el peso de esas dos palabras, dichas con honestidad era mucho más de lo Hayley esperaba merecer alguna vez.
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