Capitulo 21. Amar es un punto frágil
¡No amen! Aquello que amas bien puede morir,
Tal vez se desvanezca en la tierra de la felicidad, en las estrellas silenciosas,
el azul y sonriente cielo.
Brilla sobre su tumba, como sobre su nacimiento.
¡El amor no!
—Love Not, Carolina Norton
Hayley caminó a paso lento por los corredores de la instalación. En algunos sectores la luz se presentaba etérea, como si no les abasteciera el presupuesto para mantener esa zona iluminada, a penas se podían vislumbrar formas y sombras. Esos pasillos, los especialmente tenues le hacían recordar a los versos de una poesía: la luz del santo cielo no desciende a esta ciudad. Todos los niños de la isla debían aprender ese poema, por más aterrorizante que pudiera ser. "La ciudad en el mar" era como un patrimonio cultural, algo que representaba a las tres ciudades, en los sentidos buenos, los malos y los peores.
Se suponía que tenía órdenes juiciosas de ir junto a Victoria inmediatamente, pero Hayley se tomo un tiempo para recorrer y planificar medios y formas de huida por si se diera el caso. Los corredores y escaleras le parecían infinitos a veces, en algunos sectores se notaba por la infraestructura que nada se había modernizado desde 1900-2000, pero en los pisos superiores se veía tecnología de la mejor calidad. Si tuviera que apostar diría que el edificio tenía dos niveles subterráneos: donde la tenían a ella y uno más profundo para guardar municiones. La oficina de Vinicius estaba en la primera planta de los años 2000, y por lo que había recorrido la mayoría de las cosas que había en ese piso eran archivos; prohibidos de fisgonear para ella, claro. En la segunda planta estaba la habitación en la que durmió su primera noche de ''libertad''. El comedor también quedaba en el primer piso, era una construcción adjunta donde quedaba la oficina de Vinicius. Sabía que en el último piso estaban las habitaciones más lujosas, como la de Camille o incluso la de Asher. Encontraría a Victoria en el penúltimo piso donde quedaba la sala de informática y todas las cosas tecnológicas. Y eso era todo, ese era su vasto conocimiento sobre la OIS. Aun habían numerosos pisos de los que no tenía idea de para que servían, y tampoco sabía dónde estaba la maldita salida, porque obviamente debía haber una.
¿Por qué rayos no ponen carteles donde diga: salida a 5 metros? Que falta de seriedad. Ni siquiera salidas de emergencia, debería demandarlos. –pensó para sí misma-.
A pesar de todo, Hayley se sentía positiva. Solo llevaba una mañana en la organización y ya sabía todo eso, además ya consiguió que dos personas le sonrieran. Eso debía considerarse un gran progreso.
—Victoria.—pronunció frente a la puerta de la chica. Un leve sonido a música indie resonaba en el aire, la música colándose hasta por las grietas. Oír algo así era como un alivio para Hayley, hacia tanto tiempo estaba sumida en el silencio.—Victoriaaa...
Ella abrió la puerta antes de que pudiera terminar de pronunciar su secuencia de ''as''. Victoria estaba tan pálida como siempre, su cabello negro y liso caía hasta sus caderas descuidadamente. Ella se mantenía sin expresión alguna, lo que era algo atemorizante. No podía tener más de 16 años, y sin embargo ser tan seria. Hayley nunca fue una persona seria, por lo que encontraba fascinante la naturalidad con la que Victoria simplemente no sonreía. Hayley no se guardaba las sonrisas y risas y las regalaba como se regala dulces a niños.
—¿Este es el momento en el que me dices que pase y me encargas mi misión ultra secreta y peligrosa que solo alguien tan increíble como yo podría cumplir y me dices que es un honor tenerme en la organización?—pregunto con ensayada emoción.
—Hum, no. –Victoria no cambió de expresión, pero la invitó a pasar.
Todo seguía exactamente igual a la última vez que había estado allí, a excepción de que esta vez Victoria tenía las persianas abiertas y entraba más iluminación. Ella tomó asiento y Hayley admitió que había algo cautivante en ella, así como había algo cautivante en los gatos o en los búhos. Era grácil y en sus ojos se notaba su inteligencia, como si estuviera pensando en muchas cosas a la vez.
Hayley no espero a que le dieran permiso y se sentó en una de las sillas giratorias. Victoria no dijo nada, pero la vio enarcar una ceja casi involuntariamente. Aún no llegó a entender porque la chica tenía una sala entera de informática para ella sola.
—Vinicius me informo que tendrás una nueva habitación. Está casi al lado de la de Fire, podrás ir a dormir allí hasta que tus padres paguen tu rescate y luego de eso tendrás que traer algo de ropa. Debes ser o muy lista o muy tonta para mudarte allí.
—¿Por qué lo dices?—preguntó distraídamente. Su silla giratoria eclipso todo su interés.
—Porque sí. En fin, hay cosas más importantes de las que debemos hablar. Deja de girar.
—Pero es divertido, ¿tú no lo haces?
—No. Debemos hablar de Ahren, Barbie.
—Deja de llamarme así. – Hayley dejó de girar y Victoria dio una sonrisa de suficiencia.
Luego de un instante Victoria giró los ojos y tecleo algo en su ordenador. Enseguida comenzó a reproducirse una cinta de aquel día, donde ella tuvo que saltar al mar. Un momento después notó que el vídeo transcurría luego de todo el desastre y se veía a una chica pequeña acostada en el suelo frío. Parecía una niña, no mayor de catorce años y tenía el rostro sereno. Se podría decir que estaba durmiendo si no fuera por las manchas de sangre en su vestido. Un joven—Ahren, notó después—se acercó a la chica con confusión y desespero. Le temblaban las manos al alzarla, pero su voz sonó firme y fuerte cuando gritó por ayuda.
Hayley sintió un dolor inmenso en su corazón, y apretó la mandíbula para no llorar frente a Victoria.
—Vinicius quiere que traigas a Ahren a esta organización. A que trabaje con nosotros. Pues yo me adelanté a los hechos. Ya hable con tu primo, y, de hecho, ya lo traje hasta aquí.
Ella hablo con la mayor neutralidad del mundo, sin ni siquiera despegar los ojos de su computadora.
—¡¿Qué?! ¿Secuestraste a Ahren?
Victoria rió, como si eso fuera totalmente absurdo. Hayley pensó que tal vez esa fuera la primera vez que la veía reír genuinamente y fue a la mención de su primo.
—No, claro que no. Lo persuadí a que venga, cosa que fue bastante fácil. Ahren, ya puedes salir.
Y de hecho, Ahren salió de la puerta de lo que debía ser el baño. Estaba con la barba sin hacer y la camisa arrugada. Tenía cara de que no había dormido bien por algún tiempo, pero cuando le sonrió, su sonrisa era radiante. El cuerpo de Hayley pareció expandirse de felicidad y cuando Ahren abrió sus brazos ella no dudo en ir a abrazarlo. Él estaba allí, en medio de su catástrofe y tenerlo junto a ella era como tener a una debilidad, pues no dejaría que nadie le haga daño, pero también era su alegría. No había percibido de cuánto lo había extrañado hasta que volvió a verlo.
—Hola, estúpida. Fuiste muy tonta si pensaste que no te encontraría. Por cierto, ¿cuál es la contraseña del Wi-Fi?
Se echo a reír, a llorar, a sacar todo de su interior y a sostenerse de la camisa arrugada de Ahren.
—¿Qué rayos te dijo Victoria para que vinieras aquí? Fuiste muy tonto al hacer eso, ¿y si era una trampa y te secuestraban a ti también?
Ahren echo una miradita a Victoria, sin embargo ella no estaba prestándoles atención. Parecía bastante concentrada en alguna cosa en la pantalla.
—La conozco de hace mucho tiempo. ¿Recuerdas que te comenté que las italianas eran muy sexys? Bueno, Victoria es la única italiana que de hecho, no intento ser sexy conmigo y decidio hacerme increíblemente miserable en Italia. No ruedes los ojos Victoria, o se te saldrán de sus órbitas.
Hayley estaba a segundos de regañar a Ahren, pero el sonido de algo quebrándose la saco de lugar. Giro la mirada hacia el amplio ventanal y todo fue demasiado rápido para procesarlo. De un momento a otro se cubrió la cabeza y se agachó por instinto, tratando de empujar a Ahren con ella y fallando miserablemente. Apenas dio tiempo de ahogar un grito y al siguiente instante, el momento había pasó y los restos de vidrio cubrían todas las superficies como escarcha de nieve y donde hubo el ventanal de Victoria solo había pedazos y fragmentos de hierro y cristal. Sentía como pequeños restos de ellos cortaron su piel, pero el dolor estaba ahogado, como si estuviera en aguas turbulentas. Luego, al bajar su vista gritó. Allí donde estaba encogido Ahren, se veja una camisa empapada de sangre y sus hebras del color del sol manchadas de su sangre.
No tenía idea alguien más conocería esa sensación, de cómo algo parece vaciarse dentro de ti, de cómo tu alma se encoge al tamaño de una nuez y quieres gritar. Quieres romper algo, quieres llorar. Te tiemblan las manos y crees que tus pies no pueden llegar a sostenerte. De repente, tus hombros son una carga muy pesada, pero te aferras a algo: la esperanza. Es ella la que te da las fuerzas para correr y ponerte al lado de quien amas tanto y tratar de salvarlo. Es lo que te da la fuerza para dar una ojeada general y gritarle a Victoria que llame a ayuda. Es lo que te hace llorar, pero también te hace hacer lo imposible para no caer al borde del abismo que es la muerte.
Los detalles fueron olvidados por la mente de Hayley. Apenas recordaba ese lapso de tiempo donde el vidrio quebró. La mayor parte fue para Ahren, los trozos enormes que se le clavaron en el hombro y los brazos. Ella contaba con unos arañones en la mejilla, los brazos y un corte feo en la pantorrilla, Victoria, gracias a sus años de entrenamiento en la organización apenas fue herida y sus rápidos reflejos la salvaron. Pero no era eso lo que más inquietaba.
Lo más inquietante era la nota que arrojaron luego de quebrar la ventana de cristal. Era un dibujo a crayones como cualquier otro, a diferencia que Hayley sabía por cuales manos fueron hechas esos dibujos. La letra, en cambio no le era familiar.
"Para ser invulnerable debes dejar de amar"
***
—Tranquilízate, hermano.
Thiago lo miraba con sus grandes ojos almendrados mientras comía con ímpetu una hamburguesa. ¿Porqué comía una hamburguesa grasosa a las siete de la mañana? Nadie lo sabía, pero eso lo mantenía contento.
Asher y Thiago aún estaban sentados en la cafetería mientras esta se iba llenando cada vez más con el correr de los minutos. La paciencia de Asher, en cambio, estaba agotándose. Una línea tensa surcaba por su rostro y sus ojos estaban turbulentos. Thiago pensó que si se fijaba bien podía notar como en sus ojos se formaba una tormenta.
Estaba así desde que Hayley se marchó a hablar con Vinicius, ella lo miró y le dijo con los ojos: Esta es una de las cosas que debo hacer sola. Y Asher la entendía, pero era difícil dejarla sola en este lugar y con el recuerdo reciente delo que le pasó. Su tenedor recorría de mala su desayuno y trató de comer, a pesar de no tener apetito en lo absoluto.
—¿Crees que ya vendrá? —preguntó Thiago escudriñando el aire, su nariz aguileña estaba erguida como la de un sabueso.
—¿Hayley? No. No creo. —respondió algo desconcertado.
Thiago resopló y hizo un ademán como para quitarle importancia. Unos mechones de cabello caracoleado cayeron en su frente al simple gesto, cuando se diera la oportunidad —se dijo a si mismo– obligaría a Thiago a cortarse el pelo.
—No hablo de ella, hablo de...
Asher casi se atragantó de una carcajada. Al parecer, las cosas no habían cambiado demasiado en todos estos meses.
—Hablando del diablo... —Thiago ahogó un sonido nada masculino y se limpió la grasa de la boca. Confirió el aliento (Asher estaba seguro que estaba apestoso) y se arreglo el cabello. Él simplemente suspiro resignadamente y se cruzo de brazos.
Camille hizo su entrada dramática, con sus caderas meneando y se acercó hacia ellos en cuanto los vio. Aún no se había cambiado su vestido de esa misma mañana, pero tenía el largo pelo castaño atado en una coleta. Sus tacones resonaron por todo el comedor y varias personas se voltearon a darle un segundo vistazo. Ella se sentó al lado de Thiago y este contuvo la respiración.
Thiago siempre tuvo un flechazo por Camille, desde hacia más tiempo del que Fire podría recordar y ella parecía decidida a seguir fingiendo que no lo percibía. Camille no sabía desear lo que podía tener, no sabía cuidar lo que ya floreció.
—Hola chicos. ¿Hablaban de mi?—se cruzó de piernas y Asher notó que tenía los ojos rojos como si hubiera estado llorando. Al ver la mirada cómplice entre Ash y Thiago, Camille asumió que tenía una respuesta y siguió hablando—. Les sugiero que se levanten ahora mismo y me sigan.
—Si, lo que tú digas.
Asher dio una patada a Thiago por debajo del asiento y luego de una advertencia visual a su amigo, giró sus ojos tormentosos hacia Camille.
—¿Porqué te seguiríamos? —Trató de usar una voz más amenazadora pero sería inútil, Camille sabía bien lo que hacía. Ella la conocía tan bien como el a ella, era dificil engañar a un amigo. Ella frunció los labios al mirarlo y seguidamente le sonrió, una de sus sonrisas piratas.
—No seas maleducado, Fire. Deberías aprender algo de Thiago.
Thiago dio un respingo por lo bajo y miro a su hamburguesa, con las orejas rojas. Y todo porque Camille sabía su nombre. Nunca dejaba de sorprenderle como alguien como el, que se escondía detrás de chistes burlones, era uno de los agentes mas efectivos y fuertes que conocía podía desarmarse por completo ante el poder que Camille tenia sobre el. Suponía que el amor era así, irracional, doloroso. Anhelante por cualquier fragmento de reconocimiento.
Asher la miró de mala gana y ella le volvió a sonreír diciéndole: ¿Tengo razón o no?
—¿Para que quieres que te sigamos? —volvió a preguntar con más énfasis en sus palabras.
Ella giró los ojos y apoyó la mejilla en una mano, como si él fuera lo más aburrido del mundo. Le dirigió una mejilla cómplice a Thiago, y el fingía no interesarse en absoluto por ella y se había reclinado por completo en su silla, mirándola en la cima del fingido desinterés.
—Un accidente en el piso de Victoria. Adivina quien estaba allí—Camille enarcó sus delicadas cejas al volver mirarlo—. Sí, Hayley. Y su primo, Ahren, al parecer.
Asher ya había recorrido la mitad del camino fuera del comedor cuando Thiago y Camille lo alcanzaron.
—Están en la enfermería. ¿Dónde pretendías ir si aún no te lo había dicho? —su tono resaltaba su molestia al ser dejada de lado tan rápidamente.
—Lo hubiera deducido. —dijo simplemente y siguió caminando.
Eventualmente, los tres llegaron al cuarto de la enfermería y el olor a antiséptico y alcohol casi se podía palpar en el aire. La habitación estaba bien iluminada y aireada a diferencia del resto de las instalaciones. Hayley estaba de párpados cerrados apoyada en la cabecera de la cama de Ahren, en cuanto los escuchó llegar sus ojos se abrieron velozmente y el intenso azul de su mirada se volvió más brillante. Inmediatamente se levantó y lo abrazó, gesto que sorprendió a Asher. La sujeto por la cintura y la volvió a sentar en la cama con delicadeza. No parecía tener muchos daños físicos, pero aún así no pudo quitarse de encima la sensación de que algo andaba mal.
—¿Estás bien?
Ella hizo una mueca, pero enseguida sonrió. Su sonrisa siempre fue una de las más brillantes y sinceras que ya había visto. De esas que sabes que es una persona sumamente alegre y brilla eso en su rostro, pero por esta única vez su sonrisa no llegó a sus ojos.
—No diré ninguna cursilería como eso de que ahora que estás aquí todo está bien. Bueno, ahora que estás aquí todo está mejor. Eso es lo máximo de cursi que obtendrás de mi.
—Eso me tranquiliza. Si estás a la defensiva quiere decir que estás bien. —respondió sintiendo como sus labios se comenzaban a curvar en una sonrisa.
—Saben —dijo una voz entusiasta que acababa de entrar por la puerta—, ustedes tienen una relación rara chicos. Que se conocen de niños y que la intentaste secuestra y que ahora tienen toda esta aura de amor floreciente trágico.
—Oh, cállate Thiago. —dijo Asher con una sonrisa ya totalmente curvada en sus labios. Se sentía bien estar con Hayley, estar con sus amigos, se sentía bien solo hablar y tontear, pero luego tenía que volver a la realidad.
—¿Que tu no estabas desaparecido también? —El muchacho que estaba recostado en la cama de la enfermería lo miraba con el ceño fruncido. Ahren Miller.
—De hecho, si... —No pudo evitar hacer una mueca al responder aquella pregunta, sus días de "desaparición" eran un tema un tanto complicado.
Tenía el mismo color dorado que Hayley en sus cabellos, y —Asher supuso—, la misma sonrisa radiante. Eran bastante parecidos en casi todos los aspectos, a excepción de los ojos. Ahren tenía los ojos pardos, esos ojos sin un color en específico, a veces miel, aveces verde, a veces marrón.
—¿Y estás saliendo con mi prima? —volvió a preguntar con el mismo tono y el ceño fruncido.
—De hecho, si, algo así. Creo. — respondió nervisoso y procuró la mirada de Hayley, y notó que ella se estaba burlando de él con una simple mirada.
Finalmente, Ahren relajó su mirada y su tono se volvió más cordial.
—Hum. Bueno. Supongo que estás mejor que el estreñido.
A Asher le encantaría poner una pausa en aquel momento de confraternidad, o tal vez tener un aparato que permita desligar su audición cuando no quisiera escuchar más nada que arruinara las cosas. Lastimosamente, no tenía ninguna de las dos cosas, así que cuando Camille se acercó a hablar no pudo hacer nada.
—Então*. Ya que estamos todos reunidos aquí. —dijo ella ceremonialmente, volvió la mirada a Hayley y Asher esperó que estuviera siendo sincera. La verdad era que nadie tenia ganas de escucharla últimamente, excepto Thiago, que le bajaría el cielo pero no lo admitiría a ella.— Hayley, te pido una tregua. Al menos por ahora y no seas tan hija de puta de no aceptarla porque lo pido de corazón. Sabes, siempre tuvimos algo así como la relación de Serena y Blaire. Supongo que funcionará una tregua por ahora. Sea quien sea que tiene el poder para atacar la organización merece mi atención.
Por un momento, todos en la habitación contuvieron la respiración, incluso Thiago. Tenía miedo de la reacción que Hayley pudiera tener, no sería agradable para nadie.
—No confió en ti. Para nada. Pero está bien. Tregua, por ahora. Para mí es muy importante vivir de la manera que yo quiero. Sin personaje co-adjunta metiendo mano en la trama de la protagonista. —Su tono de voz era normal, pero dejaba una estela de advertencia en las palabras.
—¿No estás siendo algo dramática? —preguntó Camille cruzándose de brazos. Hayley le regaló una sonrisa.
—La vida solo tiene sentido si parece que estoy viviendo en una película y el director tiene que ser George R Martín mexicano, que sea mexicano es fundamental. Lleno de vueltas y escenas que te quitan un suspiro, con muchos close ups de mi bello rostro.
Ahren dio una carcajada que cortó el ambiente tenso.
—El sueño de Hayley es terminar una pelea con un "Todo bien Carlos Daniel, si es que ese es tu verdadero nombre..." seguido de un efecto sonoro dramático y aplausos. —dijo el muchacho y volvió a sonreír.
— E indicaciones al Oscar. —respondió Hayley. Asher notó la diferencia en su mirada, hacía solo una noche vio a una muchacha destrozada, pero ahora veía como estar con personas que amaba la hacían reconstruirse a pequeños trozos.
—En fin... Se desviaron del tema, capullos. —La voz de Victoria sobresalto de todos, al parecer estuvo escuchando todo desde detrás de su cortina.— Esta persona o cosa o lo que sea desactivo mis cámaras de última generación para poder arrojar lo que ocasionó que un vidrio polarizado se rompiera. Debió ser bastante poderoso pero pequeño porque no encontramos fragmentos de la bomba.
—¿Estabas ahí todo el tiempo? Debes dejar de asustarnos así, Vic. —Thiago refunfuñó y Fire no pudo estar más de acuerdo con él. Esa chica daba miedo. En respuesta, ella simplemente blanqueo los ojos.
—¿Eso quiere decir que alguien quiere hacer algo contra la organización? —preguntó Camille.
—Lo dudo. Solo quiere hacer algo contra mí. Y creo que debe saber muy bien quién soy. Quien era antes de mudarme a Pleiade. —La pregunta iba dirigida a Victoria pero Hayley respondió sin mirar a los ojos a ninguno de ellos.
—Siempre dándose protagonismo... —musitó Camille y enseguida fue interrumpida por Hayley.
—Es verdad. Había una nota. Un dibujo de Elizabeth, sin duda. Tal vez uno de los que estaban en casa, no lo sé. —ella jugueteaba con sus dedos mientras hablaba, Asher sabía lo desganada que se sentía al no tener respuestas o una forma de encontrarlas. Todos permanecieron en silencio por un tiempo ante sus palabras, reconociendo que conocían la historia y sabían de Elizabeth.
—¿Crees que fueron tus padres? —preguntó cuidadosamente y ella finalmente lo miró a los ojos.
—No ellos no querrían... no querrían hacerme daño.
—Considerando el historial de Claire Miller y Paul Stone... —Victoria dejo la frase en el aire.
—¿Qué hicieron mis tíos? —Ahren se recompuso en la cama con una nueva de dolor, se notaba su confusión. Asher entendía que no debía ser fácil para él, ni mucho menos para Hayley.
—Cállate Victoria. No lo empeores. —Interrumpió él antes de que pudiera responderle al muchacho.
—No fueron ellos.—Hayley sonaba absolutamente segura de lo que decía.—No hay ningún motivo. Fue alguien que sabe lo de Elizabeth o se enteró y quiere lograr algo con ello. Quiero decir, solía ser la organización y Eddy los que estaban volviéndome loca con esto de Elizabeth, pero ya no pueden ser ellos, ¿cierto?
—O tal vez sea Elizabeth que te envía mensajes desde el infierno. Pero no, no creo que tenga nada que ver con nosotros pues no me entere de nada.—pronunció Camille, arriesgándose a que Hayley la fulmine con los ojos.
Asher suspiró. Nada de lo que tenían en frente sería fácil.
—¿Qué tal si comemos algo? Comida estaría bien. Luego problemas. —dijo finalmente, tal vez la perspectiva de un desayuno animaría más a todos.
—Me cae bien este tipo. —dijo Ahren desde su cama. Tenía un par de vendas en el cuerpo, pero por el brillo de su mirada sabía que se pondría bien.
—Mociono un pastel de chocolate. —Hayley alzó un brazo como si estuviera en una sala de aula.
—¡Tocino! —dijo Thiago siguiéndole la corriente y se alejó con una sonrisa en el rostro.
—Camille, por cierto, ¿qué pasó de Nate? —Hayley se levantó de la cama y preguntó distraídamente.
—¿Nate? Aquele panaca? Sei lá.
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