De algún modo sobreviví la noche
y entré en el día.
Al salvado le basta su salvación
aunque no sepa cómo.

— Somehow myself survived the night, Emily Dickinson

La noche se dibujaba lenta en un compás desequilibrado. Los rizos de Hayley se le pegaban a la nuca en un sudor frío y temblaba a causa de las pesadillas. De pronto, estaba de nuevo el día donde había gritado a Leyla, diciéndole cosas horribles y haciéndola sentir mal. Luego el día de la fiesta donde irremediablemente no le pudo decir un "Lo siento" por su mera culpa y su orgullo y egoísmo. Podía recordarlo de forma dolorosamente vivida, el largo pelo rojizo de Leyla, sus huesos finos y sus ojos bien abiertos, asustados. Su piel pálida, con moratones demasiado bruscos para su delicadeza angelical. En silencio forzado por la cinta, murió sin hacer ningún sonido, tan diferente a su usual algarabía con las palabras. La culpa que sentía era abarcadora, destructiva. Se encontraba en un lugar oscuro y no creía posible lograr salir de allí nunca. Era un calvario que estaba segura de merecer hasta el fin de los tiempos, ver y ver el rostro sin vida de Leyla recordándola de sus errores, para toda la eternidad.

Asher no titubeó antes de abrir la puerta. No la vio inmediatamente cuando entró, la habitación estaba casi a oscuras, excepto por la luz de la ventana la cual inundaba la habitación de la ciudad y del edificio contiguo. Para su sorpresa, era una habitación mucho más pequeña e incómoda de lo que imaginó. Hayley hizo un pequeño sonido con los labios, lo que la llevó a verla. Su ceño estaba fruncido, los ojos cerrados y la piel pálida. Sintió un vuelco en su corazón, casi doloroso.

La llamo por su nombre y a la segunda mención ella abrió sus ojos, asustada. Vio como mudaba su semblante: espanto, incredulidad, algo parecido a deleite pero que no llego a ser. Ella se incorporó, con su cabello dorado cayéndole por el rostro.

— ¿Az? —dijo con voz de niña.

—Hola, corazón. —respondió el, con la voz melancólica.

Esa fue la pieza que faltaba, esa palabra. Hayley bajo de la cama de un salto y ambos se unieron en un abrazo tembloroso. Asher olía como siempre a nieve, menta y algo profundo y rico como el chocolate amargo, sin llegar a serlo. Las lágrimas de Hayley se deslizaban por sobre sus mejillas y caían en el hombro de Az, quien la rodeaba con brazos fuertes y firmes. Los dos casi perdieron la respiración al encontrarse, Hayley intentó pronunciar algo pero unos nudos se le formaron en la garganta, interrumpidos por sollozos, mientras que él solo sabía repetir su nombre. Podía sentir como los pulmones de el también tenían un ritmo desequilibrado por llorar silenciosamente.

—Hayley. —Fire enterró su cabeza en el hombro de Hayley con el ceno fruncido por el dolor, pero su calor le era reconfortante. La estrechó con más fuerza y permanecieron así por un momento. Ambos estaban tan apoyados el uno al otro que era difícil saber donde comenzaba uno y donde terminaba el otro, sus respiraciones trémulas y ruidosas cortaban el silencio sepulcral de la noche, juntos compartiendo algo que no sabían, sintieron que podían respirar nuevamente. La aflicción y el suplicio ambos agarrándose firmes en las sombras, a penas permaneciendo de pie.

—Asher. —suspiro ella, como si aún no se lo pudiera creer y el muchacho miró su rostro, mojado por las lágrimas, con el suyo propio humedecido y crispado en tristeza. Estaba más flaca de lo que recordaba y tenía una magulladura en el rostro, junto con una cicatriz aún rojiza en el lagrimal derecho. Asher sintió como su sangre hormigueaba de ira, puso ambas manos en sus mejillas buscando con tormento por cualquier otra herida.

Ella tocó su hombro con firmeza, para asegurarse de que no estaba en un delirio.

—Asher. —repitió ella. Y lo observó con sus ojos brillantes—. Asher, eres un idiota.

La mente de Az hizo cortocircuito. El ambiente cargado en el que ambos estaban segundos antes fue interrumpido bruscamente.

—Yo... ¿qué?—pregunto parpadeando en confusión.

—¡Eres un idiota! —Hayley tenía el ceño fruncido y la mirada limpia—, ¿Sabes lo preocupada que estaba por ti?¿Lo cuanto me atormentaba no saber cual fue tu destino? ¿El pensar que podrías estar muerto?

Se echó a reír, una carcajada genuina de pura sorpresa.

—¡¿De que te ríes?! —dijo ella de forma demandante.

—De ti. ¿De que más podría ser? Sigues siendo tú. Y es impresionante que aún en un pijama y con lagrimas en los ojos puedas resultar aterradora cuando te enojas.—dijo para tratar de hacerla sonreír.

Ella rió por lo bajo, y su sonrisa cansada iluminó la habitación. El mundo podría estar destruido pero si tenía esa sonrisa solo para él, todo estaría bien.

Asher unió sus labios con los de ella y todo se sentía malditamente bien. La besó tratando de transmitir todo lo que las palabras no podían. Que la necesitaba y que la extraño y que juntos saldrían de esta. Se separaron y Hayley tenía las mejillas sonrosadas y los labios rojos, un brillo en su mirada indicaba que no todo estaba perdido.

—¿Como es que ya estás aquí? Vinicius dijo que iba ser difícil sacarte de donde sea que estabas...

—¿Acaso importa? El punto es que estoy contigo Hayley. Eso vale más que todo.

—Si, pero...

—No quiero hablar de eso ahora, Hay—le respondió pacientemente—. Te prometo que luego te contaré todo, tú también tienes muchas cosas que contarme. —Él miró a su alrededor con el ceño fruncido.— ¿Cómo es que te pudieron dejar en un lugar como este?

—Ahm, bueno, antes estaba en un lugar peor.

Hayley lo dijo con tal simplicidad que estaba seguro que una vena en su corazón se rompió en ese mismo instante.

—Ven, vayámonos de aquí. —dijo ofreciéndole una mano.

—¿Que no estamos secuestrados o algo así?

—No nos dirán nada si no salimos de la instalación. ¿Confías en mí o no?

—No confió en ti, por eso mismo te seguiré. Me gustan los peligros.

—Con tal de que no le digas eso a Thiago estaremos bien.

Asher abrió la puerta y empezó a guiarla por los corredores. Los pies de Hayley estaban descalzos, pero no le importo. Se sentía en un delirio febril.

—¿Conoces a Thiago?

—Se podría decir que si. Es mi mejor amigo.

—¿¡Tienes amigos?! —preguntó consternada mientras ambos trotaban hacia corredores de los cuales Hayley no prestaba atención.

—Pues claro que si, preciosa.

—No seas idiota, pero enserio, ¿Thiago?

—¿Cómo te estuvo tratando ese imbécil? Cuando me capturaron le hice prometer que se haría cargo de ti, en todo lo que pudiera.

—¿Thiago? —preguntó aún atónita—, Fue un imbécil si, pero siempre me traía más comida y agua, mantas y hasta libros aveces.

Asher asintió como si no se esperaba menos. Finalmente —luego de subir varios pisos en el ascensor— se detuvieron en una puerta de roble blanco. El pasillo en esa sección era mucho más moderno y lujoso comparando con el que ella había estado minutos antes, se notaba que se construyo recientemente.

—Reza para que nadie haya tomado mi habitación durante este tiempo.

Asher abrió la puerta, cosa que pareció rara a Hayley, ¿porqué debería estar abierta ?

La habitación era mucho más lujosa de lo que Hayley imagino que sería. Tenía varios artefactos modernos, muebles de una madera negra elegante, y una gran cama.

La boca de Hayley se entreabrió en sorpresa. Sentada con las piernas cruzadas en la cama estaba Camille, con uno de sus típicos vestidos al cuerpo y los labios teñidos en fucsia. Al verlos se levantó y les dedico una sonrisa, se les acercó y lío sus brazos alrededor del cuello de Fire y del de Hayley, dejándola a ella en el medio. Ambos estaban demasiado atónitos como para decir algo.

—Hola amores. Hacemos un buen trío, ¿No creen?