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25

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- retráctate. - fue lo primero que se me ocurrió decir. No sabía cómo reaccionar, no sabía si sonreír o llorar o reír o lo que sea pero estaba llorando. ¿Por qué tengo que llorar?

- ¿qué me retracte? No, no lo voy a hacer. - este dice de lo más indignado, inclusive enojado.

- si, eso es exactamente lo que te estoy pidiendo. Que te calles, que no digas tonterías cómo esas. - me crucé de brazos y me negué a escuchar algo más que viniera de su boca pero este tan solo me pone los ojos en blanco y se cubre el rostro.

- ¿cómo el decir que estoy enamorado de ti es una tontería? - y de nuevo con eso, con esas palabras que no me hacían nada bien oír.

- porque se que es mentira, se que solamente lo estás diciendo porque estás sintiendo lastima por mi en estos momentos. - este niega con la cabeza y se intenta acercar a mi pero no se lo permito. - y es que lo que más me puede doler en estos momentos es aquel rechazo de todo mundo, que el lo vea y lo único que decida hacer es sentir lástima por mi y disculparse o al menos inventarse algo como esto que es, el que según esto, me quiere.

- yo no siento lástima por ti. - me mira con disgusto, al menos lo suficientemente enojado como para mirarme así. - basta de eso Valentina, no puedo tolerar que hables así de ti misma cuando...

- ¿cuando qué? - dije de nuevo sintiendo mis ojos humedecerse. - ¿cuando tu amigo dejó bien en claro que es imposible que tú llegues a enamorarte de mi?

- ¡Steve es un idiota! Oh vamos, no le hagas caso...

- es solo una persona de las muchas que han estado en nuestro camino. En mi camino. Una de las muchas personas que no creen que valgo la pena. Como lo fue Michael, que no hace mucho me dejó porque no me creyó suficiente y ahora desposara a tu hijastra. No tengo un trabajo y si lo tengo es gracias a ti, no soy mi hermana y no soy... - reí entre lágrimas. - nadie. - me limpié el rostro antes de seguir. - no digo nada de esto para causar lástima, es lo que menos quiero. Pero necesito que entiendas que me es imposible creerte, cuando me dices que sientes eso por mi. No veo porque eso sería verdad. Es todo.

- ¿de verdad no puedes creerlo? - no dije nada, realmente no sabía que decirle. Este era un momento el cual no esperaba estar pasando ahora. - Valentina, se español. - lo miré confundida porque, bueno... no sabe español. - okay, no soy el mas grande experto pero me defiendo. Estuve practicando y todo por ti. Por ti, hago y haría todo. Por ti es que estoy en otro país el cual desconocía cuando podría estar en estos momentos con mi familia. Por ti acepté hacer una película de terror... ¿sabes cuanto odio las películas de miedo? No las tolero. Pero se que tú las amas y por eso lo hice.

- jamás te pedí que lo hicieras...

- por Dios ¿de verdad tienes que arruinar el momento? - este me interrumpe.

- lo siento.

- claro que no me pediste que lo hiciera. Porque cuando uno hace este tipo de cosas es sin que se las pidan. Es por amor. Es amor lo que siento por ti Val y si tú no puedes ver eso entonces... entonces no se que hacer.

- el problema aquí es que crees que esto es el destino. Si, tú crees que porque nos conocimos hace años, eso significa algo pero creo que no Aaron. De verdad, no te equivoques. No arruines tu vida por una creencia tonta.

- no, no creo que sea tonto. Creo que es verdad. - negué con la cabeza y este pone sus manos sobre la cintura. - te vi y supe que existía el amor a primera vista. - empecé a llorar más y me voltee para irme pero este empuja con la mano la puerta y quedó entre sus brazos con la espalda sobre la puerta y este mirándome a los ojos. - te perdí, y ahora que estás en mi vida no deseo hacerlo de nuevo.

- no me tienes, no te tengo. No puedes perder lo que no tienes.

- soy todo tuyo ¿okay? - dice colocando una mano sobre mi mejilla y se acerca aún más. - te pertenecí desde el momento en el que cruzamos miradas mientras ambos perdimos ese tonto avión hace trece años. - sonreí entre lágrimas y acepté su tacto sobre mi rostro. - y si te iba a besar. Cuando dijiste que... que iba a besarte y no te dejaste y golpeaste. - me reí. - si, si iba a hacerlo, tenías razón. He tenido esta... desesperada necesidad de tenerte. De sentirte.  - dice pasando sutilmente sus manos por mi espalda baja y deteniéndose en mi cintura. - de besarte... y se que ha pasado pero fue porque el estúpido de tu ex novio nos estaba mirando y tú querías ponerlo celoso. Ahora solo me pregunto, cómo sería besarte en la situación correcta.

- yo igual. - dije en voz baja.

- ¿perdona?

- estoy enamorada de ti. - sonreí al decir aquello. - bastante que... me aterra mucho. - se dedica a limpiar de mis lágrimas con sus manos.- y no quiero ser alguien malo en tu vida...

- no lo eres. - me interrumpe. - Val, no puedes ser tan mala como crees. Para mi no lo eres ¿que no es eso suficiente?

- lo es. - este sonríe ante lo que dije y se inclina para besarme. Me preparo para recibir aquel beso y cierro los ojos, el cual estuve esperando por tanto tiempo y... nos interrumpen. La puerta se abre y ambos tenemos que movernos.

- me alegro que sigan aquí, por alguna razón creí que ya se habían ido y... - es Steve quien se muestra y como es el dueño del lugar, tiene mil llaves para entrar y entra a nuestra habitación a lo que Aaron se la avienta en el rostro para golpearlo y toma de mi mano.

- no la necesitamos, has lo que quieras con ella, no nos interesa.

- ¿vas a irte en serio? - este nos dice y ni contestamos cuando los dos nos fuimos corriendo de ahí para entrar del elevador.

- no iba a pasar más tiempo en este lugar, no íbamos a darle el gusto. - este me explica y reí nerviosa, mientras claramente me sonrojaba al verlo. - a donde... quieres que vayamos.

- a acampar con mi familia si no queremos morir. - este hace una mueca, viendo que el momento se perdió pero es que, no hallaba que más decir. - que... dices.

- vamos.

...

Llegamos a la ubicación de siempre donde mi familia suele acampar en esas cabañas familiares y donde todos estaban en este momento acabando de cenar. Habían comprado tamales dulces y verdes y mientras los adultos terminaban y se iban a descansar, los jóvenes se fueron a jugar fútbol y a estar en la fogata. Me encuentro en la entrada del lugar con mi hermana y esta tan solo estaba guardando de sus cosas cuando nos ve llegar y me recibe con un gran abrazo.

- hey, hola. Que bueno que si llegaron... ¿cómo les fue? - esta me pregunta y yo tan solo sonrío. Tratando de fingir que todo estaba bien. - oh, um... en ese caso... toma. - me entrega la llave, ahora para entrar a nuestra cabaña. - ni me preguntes cómo es que papá aceptó que tuvieras una propia, y con tu novio pero la tienes. Sea lo que sea que tengan que arreglar...

- no estamos peleados. - aclaré.

- bueno, no luces muy normal. No se porque pero luces rara. No quiero saberlo. - levanta ambas manos. - lo dejo en ustedes. - ella dice y me da un beso en la mejilla para irse. - mucha suerte, descansa.

- um... vamos a la cabaña. - dije volteando me para ver a Aaron y ambos caminamos hacia la casa hermosa de madera. O más bien cuarto, porque solo había una cama y un sofá. Nada mas, nada menos. Este se voltea para verme, y parece que esta por decir algo pero lo interrumpo. - pijamas. Me voy... a cambiar. Tú deberías hacerlo también. Para que descansemos de una vez.

No me dice nada y ni se lo permito pues, me encierro en el baño y el resto es historia. Me puse unos shorts tan solo y una camiseta. Claramente yo no tengo pijamas, al menos no como tal. Y ni siquiera se que está pasando, o que es lo que quiero que pase. O que es lo que el quiere que pase.

¿Quería besarlo? Si. Pero ¿era el momento? El momento fue hace unas horas, no ahora. No se que hacer. Abrí de la puerta del baño para salir en busca de el y lo primero que pasa es que lo veo, esperándome, de la misma manera viendo que hacer ahora.

- no, no quiero dormir aún. No ahora. - abrí la boca para decir algo pero me interrumpe cunado toma de mi rostro y lo duda por un momento pero es el quien se anima a besarme. Y lo agradezco tanto.

En el momento en que sus suaves labios hicieron contacto con los míos, perdí toda noción de tiempo, lugar y espacio. Le respondí el beso instantáneamente. Y es que claro que lo deseaba, lo deseaba más que nunca. Hoy que el me había dicho por fin como se sentía y el saber que era mutuo tan solo lo hizo aún mejor. Me besaba como si quisiera debocarme, pasando sus manos por todos lados sin saber donde tenerlas.

Empezando por mi rostro y luego abrazando de mi cintura, pegando mi cuerpo al suyo, con sus labios aún sobre los míos y robándome un pequeño gemido que queda atrapado en su boca. Sus labios se mueven agresivamente contra los míos, su lengua invade mi boca de manera sutil enviando escalofríos de placer por todo mi cuerpo. Intento mantenerme recta o cuerda ante esto pero no podía. Mi respiración estaba de lo más agitada y sentía todo mi cuerpo entrar en calor.

Aaron me levanta, y entonces enrollo mis piernas alrededor de su cintura. Jadeo cuando siento lo duro que está contra mí. Y es que no podíamos dejar de besarnos, era como si estuviéramos hambrientos el uno del otro. Deseándonos terriblemente que no podíamos soltarnos.

Me acuesta lentamente en la cama y se sube encima de mí, paso mis manos por su pecho definido y por su abdomen sintiendo cada músculo, sin poder creer aún que esto estaba sucediendo. Él mete mi mano por debajo de mi blusa para tomar de mis pechos, un gemido de apreciación sale de mi boca. Estoy demasiado caliente en estos momentos, como nunca en mi vida lo había estado. Solo quiero sentirlo a él, todo él en mí.

En la oportunidad que tuve, le retiré la camisa de encima y por todos los cielos, estaba de más decir lo Perfecto que era. No podía creer como un hombre tan precioso estaba en estos momentos conmigo.

Estaba besando de su cuello, mordiéndoselo, acariciándole como loca el cuello, el pecho y la espalda cundo este se separa un poco y lo veo confundida.

- no haría nada que no quisieras.

- eso lo sé. - le dije con la respiración agitada. El no sabe que hacer ahora. Se que lo dudaba, se que no estaba seguro de si seguir o no. No lo sé, al menos eso pensaba. Se acerca de nuevo lentamente a mi y me empieza a retirar de la camisa con gentileza y al momento en el que me ve sin camisa, me empiezo a sonrojar.

- eres preciosa. - negué con la cabeza y me acerqué de nuevo para besarlo pero me detiene para seguir mirándome. Veo como sonríe mientras ve de mis pechos y luego sube la mirada de nuevo para verme. - la mujer más hermosa... - hace una pausa para darme un beso en los labios. - que he visto en toda mi vida.

- veo que puedes ser mentiroso. - me sonríe y se inclina lo suficiente como para quitarme el sujetador, liberando esos pechos que parecían volvían loco, ya que sumergió su cara en ellos y empezó a morderme los pezones. Sentía el contacto de su lengua en la piel como llamas. Empezaba a gemir y ante ello me tapé de la boca de inmediato para que nadie más pudiera oír aquello.

- jamás te mentiría. - dice con sus labios aún pegados sobre mi piel. - estoy loco por ti, no puedo controlarme.

Bajó sus manos a mis caderas y bajó de mi ropa interior, estaba tan desesperado que casi la rompe, ansioso de ver mi cuerpo desnudo. Aaron me tomó por el trasero y me atrajo hacia él. Sentí su miembro masculino, duro y rígido contra mi entrada. Aaron balanceó sus caderas, y empujo suavemente su miembro hacia mi interior, una sola vez. Instintivamente tensé las piernas.

- como te necesitaba. - me empieza a besar con dulzura y me acaricia del rostro, haciéndome sentir aún más segura y sobretodo querida por el. Y era lindo, era Perfecto, pero yo estaba lo que seguía de húmeda por el. Lo necesitaba, necesitaba esto.

Comenzó a mover las caderas al principio lento y luego con verdaderas embestidas. Ella lo sentía entrando y saliendo cada vez con más fuerza, rítmicamente. Baja el rostro un poco, lo suficiente como para alcanzar a besar de mi cuello mientras yo entrelazaba mi cabello entre sus dedos. Apretando bien fuerte mientras cerraba los ojos y mordía de mi labio inferior en busca de control ante... lo que parecía ser la mejor sensación de mi vida.

Me besaba, los labios, el cuello, sus pechos, jugaba con sus pezones, mientras se hundía una y otra vez, en ella. De sus labios y su boca salían profundos gemidos.

- ya no puedo más. - admití, básicamente gimiendo, sin poder controlar lo que sentía. Como este empujaba su miembro contra mi y estremecida por la sensación de placer intenso y electrizante que ese contacto le había producido. Cuando menos me di cuenta, había soltado mi último gemido y me encontraba descansando sobre la cama mientras este daba sus últimos empujones mientras me tomaba con fuerza y al terminar, se recostaba a un lado mío.

Cerré los ojos, tan solo para descansar. Cuando este me toma de la mano y me acerca a si mismo, y lo abrazo. Abrazo de su torso desnudo y tan solo... tan solo disfrutó de lo que fue.

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