Son las 6:00am, suena mi la alarma con un ruido muy fastidioso, muevo el brazo para apagarlo y me levanto de la cama lentamente abriendo mis ojos con dificultad por la luz del sol entrando por mi ventana.

Voy al baño y hago mi aseo personal. Cambio mi ropa, me coloco un pantalón negro, una camisa roja y mis vans negras, me coloco un poco de labial y camino hacia la cocina.

Al llegar me siento a lado de mi hermana Grecia que es mayor que yo y empecé a desayunar.

Mi mamá entra la cocina junto con mi papa. Digamos que tengo buenas relación con mis padres pero en algunos casos no les cuento todo lo que me pasa, casi no conocen mi vida o lo que pasa en mi día a día. Y bueno, con mi papa digamos que no hay mucha relación pero aún así lo quiero.

Después de terminar me despedí y me fui al colegio que quedaba cerca de mi casa.

El colegio es el único lugar que odio y no es por las clases, profesores o tareas sino por las personas.

No soy para nada sociable, no conozco gente, solo tengo una amiga que conozco desde hace tiempo. Al llegar me dirijo hacia el patio y saludo a mi unica amiga, Alexa.

—Hola ¿cómo estas? —me preguntó mientras elevaba la comisura de sus labios sin mostrar los dientes.

—Hola, bien —dije sin ninguna pizca de animo.

A los minutos sonó la campana, me dirigí a mi clase. Al entrar me sente en mi puesto que raramente no esta al final del salon pero bueno, me gustan las clases, y soy buena estudiante, soy como la "nerd" ¿creo?. Al sentarme puse mi cuaderno de ingles ya que me tocaba esa materia y luego matematicas, coloque mi libro.

Alguien pasó corriendo en frente mio y me tumba lo que tenia en la mesa.

Genial.

Levante mi vista para ver quien fue el estupido, al hacerlo vi al graciosito de la clase; Lucas, ese era su nombre.

—¡Hey! ¡ten cuidado! —le grite pero me ignoro.

Bajé la cabeza para recoger mi cuaderno y al estirar mi brazo para agarrarlo me lo recoge alguien más, levanto mi mirada y me encuentro con una sonrisa burlona, una sonrisa que en algún momento de mi patetica vida me hizo feliz, una sonrisa que me provoca borrarla de un solo golpe, esa sonrisa es de, Miguel Colins ese idiota, estupido, hijo de... mejor me callo.

Se preguntarán quién es él. Pues he aquí la respuesta:

En 7° año el primer dia de clases cuando entré por esa puerta sin conocer a nadie, caminando tímidamente, me lo encontré frente a frente, con esos ojos negros como su alma y esa sonrisa tan grande que aceleraba mi corazón doscientos kilómetros por hora, era tan bello y fue la primera persona en darme la bienvenida.

tiempo después nos hicimos mejores amigos y yo estaba más que enamorada, y dudaba que el no sospechara nada pero en fin, un día me digne a decirle lo que sentía asi que fuí directamente a donde el estaba, lo llame y lo miré a esos bellos ojos.

—Hey... —estaba muy nerviosa pero fui directamente al punto—quería decirte que desde hace tiempo, bueno desde que nos conocimos yo estoy perdidamente enamorada de ti —mi corazón se iba a salir de mi pecho.

De pronto se formó una sonrisa en su rostro.

—Tranquila, eso ya lo sabia —yo quedé asombrada y me atacaron aún mas los nervios.

—¿Que? pero... —me interrumpió.

—Se te nota —soltó una risa—a mi también me gustas, eres muy linda —dijo nervioso y de inmediato me puse roja como un tomate.

Pero para no alargar la historia digamos que desde ese momento empezamos a salir, poco después fuimos novios por unos meses o algo así, pero poco a poco lo vi cambiar demasiado, no se por que pero me dolía, y cada vez que hablamos sobre ese tema el me gritaba y me ignoraba hasta que un día terminó conmigo, me dolió demasiado, no sabia la razón y no quería saberlo, estaba muy triste, el me rompió el corazón.

Pocos días después iba en el parque con mi amiga Alexa, íbamos caminando y de pronto lo vi, lo vi a él y una chica de la mano dándose besos, mis lagrimas salieron, salí corriendo y me pare debajo de un árbol, mi amiga Alexa me siguió y me abrazó pero me esforcé y deje de llorar, me seque las lagrimas y seguí adelante y no deje que eso me marcara de mala forma en mi vida, pero desde ese momento cada vez que iba al colegio el se burlaba de mi delante de todos haciéndome ser mas pequeña de lo que era y desde ahí traté de no enamorarme otra vez, y cada vez me alejo de las personas para no sufrir de alguna manera negativa. mi vida siguio empeorando ya que Miguel y sus amigos siempre me lastimaban, y lo peor es que nunca me puedo defender de ellos.

dejando ese tema de lado, creo que explique demasiado y no hacia falta ya que dudo que me enamore de nuevo ¿o si?

Cuando vi que el me recogía el cuaderno pensé: No otra vez, ¿que querrá?

—Hey, creo que esto es tuyo, aquí tienes —tenia una sonrisa burlona en su rostro, rode los ojos.

—Si, es mío —se lo quite de la mano mirándolo con un poco de enfado mientras toda nuestra historia pasaba en mi mente.

—¿Qué pasa? —preguntó.

—¿Qué? ¿ahora si te importo? puedes irte, por favor —dirigi mi vista al escritorio, lo vi encogerse de hombre para asi darse media vuelta he irse a su puesto. Suspire.

Las clases se terminaron y todos salimos del salón y antes de salir del instituto vino Lucia la "chica popular" con esa cara que tanto odio, se dirigió a mi y me entrego una carta, se fue con sus amiguitas y al observar la carta estaba llena de colores y no tenia ni la menor idea de que se trataba, pero no le di importancia la guarde y fui a mi casa.

Al llegar a mi casa me dirigí directo a mi cuarto el cual estaba muy desordenado pero ya que, me senté en la cama y saqué la carta que me dieron y la abrí, leí rápido y de inmediato puse una cara de confusión ya que la carta decía:

"te invito a mi fiesta , este sábado 23 de marzo. ¡No faltes!

Att: Lucia."

—¿esto es para mi? —dije con el ceño funcido, claramente sorprendida—¿Como es que me invitaron a una fiesta de "populares" a alguien como yo?

Miles de preguntas pasaban en mi cabeza, pero la verdadera pregunta es... ¿voy o no?

Tome mi celular y busque entre mis contactos el numero de Alexa y la llamé.

—Hola Alexa, una pregunta —le dije aún confundida.

—¿si? ¿que pasa?.

—Lucia me dio una carta invitándome a su fiesta ¿Qué hago? —vi nuevamente la carta.

—¡A mi también me dio una carta! —dijo sorprendida y emocionada—¿Y que tal si vamos las dos juntas?

—No estoy segura ¿y si es una trampa o algo asi? además no somos nadie ¿recuerdas? no se por que nos invitaron—dije con indiferencia.

—Amiga no interesa, prepárate que vamos a ir.