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SMS

Mi vida era un desastre, nadie era mi amigo y no, Alexa no la consideraba mi amiga porque una amiga no te abandona después de todo, cambió mucho y se alejo de mi, y Miguel no dejaba de maltratarme, aunque, pensándolo bien, el nunca fue mi amigo después de lo que paso.

Vino Evan a mi vida y todo cambió, al fin tenia un amigo, un compañero, alguien con quien estar y ademas, Miguel ya no me esta molestando como antes. Ahora le gusto a alguien y no se como puede estar pasando esto, enserio ¿Yo? ¿Tantas chicas en el mundo y se enamoran de mi? Pero  no lo iba a dejar ir, no podía solo dejarlo, tenia que saber quien era el, nadie sabe, tal vez sea el amor de mi vida. Sin pensarlo dos veces saque una hoja y un lápiz y empece a escribir.

"hola, por favor no lo hagas, tu me interesas y no importa quien seas, enserio quiero hablar contigo y leer tus cartas, por favor no dejes de hacerlo.

Atte: Angelica."

Al terminar doble la hoja y... un momento ¿Quién le iba a entregar a carta? Mi profesor dijo que no, tal vez la señora de la cafetería, así que me dirigí hacia allá y al llegar no la encontré, había un hombre gordo y alto ¿Entonces quién se lo daría? Busque a Evan y no lo encontré, salí al patio y me senté en un banco a pensar ¿Quién me podría ayudar? La respuesta era nadie, en verdad ninguna persona conoce a anónimo, uhg ¿Qué voy hacer? Tal vez el anónimo tenia razón, tal vez tenia que dejarlo, ya que si voy a seguir hablando con el, me voy a ilusionar y nunca me diría quien es.

No importa, sufriré las consecuencias así que seguí buscando una alternativa, le voy a suplicar a mi profesor. Corrí hasta que llegue al salón, justo el profesor estaba guardando sus cosas.

—Hola —me acerque a el con la poca esperanza que me quedaba.

—Angelica, ¿Qué pasa? —frunce el seño.

—Profesor le pido por favor que le entregue esta carta a anónimo —junté las manos en forma de súplica.

—Angelica, ya te dije que no seré su mensajero—dijo fastidiado.

—Si pero, le juro que sera la ultima vez, por favor —lo mire fijamente a los ojos.

—¿La última? —levantó una ceja y cruzó los brazos.

—La última —afirmé.

—Esta bien —suspiró.

—Gracias —sonreí y le entregué la carta—Por favor dígale a anónimo que busque algún medio de comunicación ya que usted no será nuestro mensajero.

—Esta bien, ahora si puedes dejarme ir, seria muy amable de tu parte —estaba parada justo en la puerta.

—Si, disculpe y gracias—le di espacio y el se fue.

Bueno ya que entregue la carta podre seguir mis clases mucho mas tranquila, pero ¿Dónde estaba Evan? Lo busque en el colegio y no estaba en ningún lado, que raro. 

Termine las clases y me dirigí a mi casa preocupada por Evan. Llegué, subí a mi cuarto y llame a Evan.

—¿Si? —respondió una vos en la otra línea.

—¿Evan? —sonreí.

—¡Angelica!

—¿Qué paso? ¿Por qué te fuiste? 

—Nada solo que mmm... —lo interrumpi.

—¿Estas bien? —ahora si me había preocupado.

—Si, solo que mi papá tenia una cita medica y tenia que...—lo interrumpí de nuevo.

—¿Él esta bien?

—Si tranquila solo se sentía un poco mal —dijo nervioso 

—¡¿Seguro?!

—Si tranquila.

—Bueno espero que se mejore, y cambiando de tema ya le entregue la carta a mi profesor—sonreí.

—¿Qué?... ¡Ah! La carta.

—Pero ese anónimo debe encontrar algún método de comunicación ya que...—me interrumpió.

—Angelica, deja de intentarlo —hizo una pausa y tomó aire—Creo que no te va a enviar más cartas.

—Deja de decir eso, si lo hará —dije molesta—¡Adiós! —y colgué.

Estaba molesta con Evan ¿Por qué rayos no me apoya? ¿Y como sabe que no me enviara cartas?El no sabe nada. Me acosté en la cama imaginando muchas estupideces y de pronto un sonido inquietante sonó, provenía de mi estomago, tenia mucha hambre, baje por un poco de comida y al llegar a la cocina mire la hora, eran las 5:27 pm, el tiempo paso rápido, abrí la nevera y había un gran pedazo de torta de chocolate, estaba enfrente de mi llamándome para que lo comiera, mi boca estaba babeando.

Diez minutos después había desaparecido la torta del plato, estaba simplemente delicioso.
subí de nuevo al cuarto lamentándome por las mil calorías que acabo de consumir. Me puse la pijama y me acosté en la cama, apague la luz de la mesita de noche y me acorruque en mi cama, lo único que pasaba por mi mente en ese momento era anónimo, tenia miedo que no me responda pero ignore esos pensamientos y trate de dormir.

Estaba en el salon de clases y no había nadie, solo yo y justo sentada en el primer asiento, estaba escribiendo en el cuaderno "anónimo", cuando de repente se abre la puerta, entra un chico pero tenia el rostro borroso, no se podía ver quien era, pero sabia que era anónimo, el llevaba las cartas que yo le envié, se acercó a un cesto de basura y las botó, saco una caja de serillos de su bolsillo derecho del pantalón y prendió un fósforo, lo lanzo en el cesto de basura y todas las cartas estaban en llamas

—Déjame en paz, ya no te quierosalió del salón.

Desperté, tenia demasiado frió, por alguna razón estaba triste por el sueño pero a la misma vez confundida. Me senté el la cama y mire la hora, eran las 7:42am.

—¿Qué? ¡¡Es muy tarde! —me levante de la cama de un tirón, salí corriendo al baño, luego me vestí y sin desayunar salí corriendo al colegio.

llegué y no había ni una hoja volando en el pasillo, todos estaban en sus respectivas clases, corrí a mi salón y entré por la puerta interrumpiendo la clase, todos voltean a verme y la profesora de biología me miró enojada.

—Lo siento profesora —caminé hasta mi puesto.

—Señorita Angelica ¿Me puede decir por que llego tarde? —arqueó una ceja.

—Mmm... lo siento pero... —me interrumpió.

—Que sea la ultima vez.

—Si.

Pasaron cuarenta minutos y sonó el timbre, haciendo que todos los alumnos salieran corriendo del salón, yo me quedé de ultima como siempre y salí, tenia demasiada hambre, no había desayunado y en lo único que pensaba era en comida y mas comida.

Llegue a la cafetería y me compre un gran sándwich, estaba buscando donde sentarme y vi a Evan sentado solo en lo ultimo.

—Hola —me acerque a él.

—Hola —le dio un gran sorbo de su jugo de naranja.

—¿Puedo sentarme? —le dedique una sonrisa.

—Si, claro —dijo y seguidamente me dio un espacio para que me sentara.

—¿Cómo sigue tu papá?

—¿Mi papá? —frunció el ceño.

—Si ¿Él no se sentía mal? —me confundí.

—¡Ah! si —dijo algo nervioso—Esta mucho mejor —levante una ceja.

Le di un gran mordisco a mi sándwich, estaba delicioso, y al tragar recordé la carta, nadie me había dado aún la carta.

—¡Oye la carta! No me a llegado aún —dije preocupada.

—Angelica, creo que no hay carta—bajó la cabeza.

—¡Eso no puede ser! —dije alterada—¡Tiene que enviarme las cartas! —alcé la voz.

El solo me miro triste seguidamente se levantó y se fue.

Él no podía dejar de enviarme cartas, necesito saber quien es, esto no puede terminar así.

Terminé las clases y me dirigí a mi casa, estaba muy triste y enfadada con anónimo. Llegué y me fui a mi cuarto me cambie sin ánimos y baje a almorzar, mi mamá no estaba ni mi papá solo mi hermana pero ella estaba encerrada en su cuarto. Termine de comer y lave los platos, luego subí a mi cuarto y me acosté en la cama, me sentía mal, entonces me sumergí en mi mente imaginando miles de cosas.

Un ruido que sono muy fuerte me alejo de mis pensamientos, conocia ese sonido, era el tono de mensajes de mi celular, me senté en la cama y extendí mi brazo, tome mi celular y al ver la pantalla había una notificación que decia "nuevo mensaje".
desbloquee el celular y presione la pantalla para entrar en el mensaje, al abrirlo era de un numero desconocido, al leer el mensaje mi ojos se abrieron de par en par.

Numero desconocido: Hola Angelica, lamento haber decidido no enviarte cartas, pero lo considere y ahora te voy a enviar sms. Atte: anónimo.

De una vez una sonrisa se formó en mi rostro haciendo que gritara de alegría, no podía creer que me enviara un mensaje ¿Cómo rayos sabe mi numero? Ay eso no importa ¡El me esta escribiendo!

—¿Estas bien? —se oye una vos femenina del otro lado de la puerta de mi cuarto.

—¿Qué? —dije confundida.

—Soy Gresia ¿Estas bien? ¿Por qué gritas?

¿Ahora que le digo? No le voy a decir que recibí un mensaje de un chico anónimo que me enviaba cartas diciendo que yo le gustaba y que posiblemente a mi también me gusta.

—Mmm... —pensé en algo rápido—Nada, solo que había un bicho en mi cuarto —dije nerviosa.

—¿Segura?

—Si tranquila, estoy bien.

—Okay, estoy en mi cuarto —vi en la parte inferior de la puerta como su sombra se alejaba.

Solté aire aliviada.

Rápidamente agrego el número de anónimo y le envío un mensaje.

Yo: Hola, que bien que me enviaste un mensaje, me estabas preocupando, por favor no quiero que dejes de hacerlo, eres muy importante para mi.

Lo envié esperando su mensaje con ansias, suena mi celular y fijo la mirada en el.

Anónimo: tu también eres importante para mi, por eso no podía dejar de escribirte, te veías triste cuando no te envié una carta.

Muero, me dijo que soy importante, nunca me lo habían dicho.

La curiosidad me invadió y le pregunté con intriga.

Yo: ¿Pero como conseguiste mi numero?

Visto a las 5:10pm

Salio el icono de escribiendo pero luego se detuvo, y salió de nuevo.

Anónimo: eso no importa, lo importante es que puedo hablar contigo.

Yo: bueno es cierto.

Visto a las 5:11pm

Pasaron los minutos y no me respondió ¿Qué le había pasado?

Yo: ¿Hola? ¿estas ahí?

Visto a las 5:18pm

Me estaba preocupando y luego suena el celular.

Anónimo: si lo siento, estoy haciendo algo, hablamos luego, te quiero.

¿Qué estaría haciendo? ¡Ay, eso no importa! ¡Me dijo te quiero!

yo: adiós <3

Visto a las 5:19

Al terminar encaucho un ruido en el piso de abajo me paro de la cama y abro la puerta asomándome.

—¿Mamá? —pregunto esperando una respuesta pero no oigo nada—¿Hola? ¿Eres un asesino serial?

 —Soy yo, Angelica —suspire de alivio al escuchar la vos de mi mamá.

—Está bien —no escuche una respuesta así que me encerré de nuevo en mi cuarto.

Okay, sigo sin superar que anónimo me haya escrito, espero poder hablar más con él.

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