Si no fuera por Evan, ahora estaría de nuevo en el hospital, gracias a el estoy a salvo, en verdad el ha cambiado mi vida entera.

Estoy camino al colegio y estoy pensando en darle una sorpresa a él por todo lo que ha hecho por mi, tal vez un regalo, no se aún que darle pero lo sabré.

—¡Evan! —le grito al verlo en la entrada y salgo corriendo a abrazarlo.

—¡Hola! —me dice con una gran sonrisa que ilumina su rostro.

—¿Qué pasa? —fruncí el ceño.

—¿Qué pasa de que? —levantó una ceja.

—Pues que te veo muy feliz —sonreí.

—Ah, solo estoy feliz de verte.

—¡Aw! —dije y me interrumpió el sonido del timbre.

—Nos vemos —dice alejándose.

Las horas pasan y sigo pensando en que darle a Evan, y no me viene nada a la mente, recuerdo el día en que me regaló el brazalete y todavía lo tengo, es tan bello.

Suena el timbre de la salida y me quedo en el salón pensando que hacer.

Ya se que darle.

Esto le encantara, ¡Voy a invitarlo al parque de diversiones!.

Salí corriendo del salón buscando a Evan y lo vi saliendo de su salón, buscando algo de su bolso, no se que era, parecía una hoja o un sobre.

—¡Hola! —sacudí la mano.

Rapidamente el me ve y cierra el bolso de un jalón y se lo coloca en el hombro.

—¡Hey! ¿Qué pasa? —preguntó nervioso.

—Pues... —hice suspenso.

—¿Si? —dijo rascando su nuca.

—Te voy a invitar a un lugar muy especial —no le iba a decir a donde, quería dejarlo como una sorpresa.

—¿Si? ¡Que bien! —sonrió —¿A donde?

—No te lo diré —crucé los brazos con una sonrisa .

—¿No? —levantó su ceja derecha.

—No —lo imité.

—¡Y que tal después de esto! —se lanzo encima mio y caímos al suelo, el empezó a hacerme cosquillas y yo no pare de reír, el seguía y yo no podía decir nada con tantas risas.

—¡Basta! —logre decir, pero el seguía.

—No hasta que me digas —dijo sonriendo.

—¡No! —pude sacarlo de encima, me levanté del suelo y le estire la mano para ayudarlo a levantarse.

—Bueno, ya que no me dirás ¿Cuándo será?

—Hoy en la noche —estaba emocionada—Yo paso a buscarte.

—Okay, muy bien señorita Flores, como desee —dijo jugando.

—Bueno ¿Vamos? —señalé la salida.

—Si, solo espérame afuera ya vengo.

—¿A dónde vas? —pregunté confundida.

—Solo voy al... —levante mi ceja.

—¿Al que? —fruncí el ceño.

—Al baño —dijo con la vista en el baño de varones.

—Okay, te espero afuera —dije dudosa.

Pasaron 10 minutos y Evan no había salido ¿Qué estará haciendo?

—¡Listo! —se me acerco Evan por detrás.

—¡Al fin! —me acerqué—Y pensaba que nosotras las mujeres tardamos en los baño —sonreí.

—Bueno, vamos —cambió de tema.

Evan me dejó en casa y se fue a la suya. Ya no podía esperar a que la noche caiga, estoy segura que el se divertirá.