Desperté confundida. Recuerdo que estaba acostada a lado de Evan y me dormí, ya no esta, se debió ir a su casa.

Estiro mi brazo para tomar mi celular y veo que hora es, son las 4:26pm. Me levanto y me estiro, me quedo mirando la pared, no pensaba en nada solo estaba ahí contemplando la pared. Baje a la cocina y mi mamá estaba ahí, en seguida me sentí nerviosa, la culpa de haber faltado a clases regresó. No quería decirle, me refiero a lo que paso, así que seguí mi camino sin hacerle caso pero ella me llama.

—Angelica —llama mi atención pero no sabe que ya la tenia desde que entré a la cocina. No quería hablar con mi mamá pero ella insistía—despertaste —dice acercándose a mi.

—Si, ¿que pasa? —respondo evitando el contacto visual porque se que me pondré más nerviosa.

—Bueno, al llegar a casa encontré un ramo de flores en la entrada, creo que son para ti.

—¿Flores? —no entendía, ¿será anónimo?

—Están en la mesa del comedor —se aleja de mi para seguir lavando los platos. Camino hasta el comedor y efectivamente ahí están las flores, son bellas. Me acerqué y las tome con cuidado, tiene una nota.

"Lo siento.

Att: Anónimo"

El enojo se formó dentro de mi, no quería saber nada de anónimo, el solo me hacia daño.

Tomé las flores con fuerza y fui a la cocina, camine hasta el cesto de basura y las bote, voltee y mi mamá ya no estaba, menos mal.

¿A caso anónimo no entiende que no quiero saber nada el?

Subí a mi cuarto enojada dando grandes pasos, me acosté en la cama y varias lágrimas salían de mis ojos, recordé como comenzó todo. Esa primera carta, recuerdo mi gran sonrisa, y ahora solo tengo lagrimas.

Pero Evan, el cambia mis lagrimas por sonrisas. El es único, mi gran amigo, mi todo. El tiene esa sonrisa que te hace sentir bien, y esos ojos simples para otros pero especiales para mi.

Me quede dormida después de pensar mucho en Evan y analizar cada parte de el, cada detalle. Esos dientes blancos, su suave cabello, sus malos chistes que me hacen reír, sus abrazos cálidos que te hacen sentir a salvo, todo en él es perfecto para mi.

***

Desperté por el sonido de mi alarma, trate de localizar mi celular con la mano hasta que la encontré y apague la alarma. Me levanté de apoco y trate de abrir mis ojos. Fui al baño y luego me vestí para ir al colegio, no sabia si Evan iba a ir, pero se encontraba mejor ayer así que tal vez si vaya.

Llegue y una sonrisa se formó en mi rostro al ver a Evan sentado en un banco.

—¡Hola!

—Hola ¿Que tal? —me dio un espacio para sentarme a su lado.

—Bien, ¿Y tu? ¿te sientes mejor? —le dedique una sonrisa.

—Ya estoy muy bien, gracias.

Me alegré al saber eso, ya podemos reunirnos para estudiar.

—¡Que bien!, ahora podemos estudiar en tu casa —dije emocionada, aunque no de estudiar sino de poder estar con Evan y conocer a sus hermanos.

De pronto suena el timbre.

—Perfecto, entonces mañana te espero en mi casa —dice y aleja de mi con una sonrisa en su rostro.

Voy a mi salón evitando todo contacto visual de cualquier persona, quería evitar cualquier conflicto, ya estaba harta de que todos me hagan daño sin ninguna explicación, y ademas estoy harta de mi, de no poder defenderme, solo soy una cobarde.

Llegue a mi salón, me senté en mi puesto y comenzó la clase.

***

Suena el timbre y la ultima clase termina, coloco mi bolso en mis hombros y salgo.

Encontré a Evan guardando sus libros en su casillero.

—Evan.

—Hola —me sonríe.

—¿Me acompañas a casa? —sólo lo dije como una excusa para estar con Evan, siento la necesidad de estar con el.

—Claro.

Salimos del colegio y nos fuimos caminando a mi casa, estábamos en un silencio no incómodo pero el lo interrumpe.

—Y... —toma aire y continúa—¿Qué paso con anónimo?

Puse los ojos en blanco al escuchar "anónimo", ¿nadie entiende que no quiero saber nada de el?

—Solo te diré que no quiero saber nada de el —crucé los brazos, estaba un poco molesta.

—¿Por qué? —no quería hablar de ese tema así que sólo lo ignore y seguí caminando.

—Okay, mejor me callo —dice colocando sus manos en los bolsillos delanteros de su pantalón.

Me sentía mal por hacerlo sentir así, el no hizo nada, pero me enfadaba hablar de ese tema.

Llegamos a mi casa y antes de entrar Evan me da un beso en la mejilla, en seguida me sonrojo, apenada entro a la casa rápido y cierro la puerta.

Entro y en la casa hay un gran silencio, sabía que mi hermana estaba en casa ya que vi su bolso tirado en la entrada. Subí y toque la puerta de la habitación de Grecia.

—¿Si? —se oye su voz del otro lado.

—Soy Angelica, ya llegue —apoyo mi cabeza en la puerta.

—¿En serio? —dice con sarcasmo, rodé los ojos y entré en mi habitación.

Me recuesto en mi cama después de haber cambiado mi ropa. Me quedo analizando todo lo que paso hoy, en realidad no paso mucho, solo lo de las flores, pero eso no me interesa.

En ese momento, estando sola en la habitación dentro del silencio, una sensación de soledad me invade. Me froto los brazos tratando de pensar en otra cosa pero no lo logro. De alguna manera me sentía sola, y aunque tenía a Evan en mi vida, esa no era suficiente, quería más. Quería que mi familia fuera más unida, que me quieran un poco más; quería amigos, no enemigos que me golpeaban.

No me sentía bien, pero de alguna manera lo evito y trato de poner mi atención en lo único bueno que tengo, que es él, Evan.