La carta
—¿Evan? —escuche una voz masculina, trate de abrir los ojos pero una luz blanca me lo impedía, los abrí despacio y puede observar a mi padre enfrente mio—¡¡Evan, despertaste!! —se lanzo a abrazarme, fruncí el ceño confundido.
—¿Qué pasa? —tenía la voz ronca y la garganta muy seca—¿dónde estoy? —mire a mi alrededor y estaba en una habitación blanca, estaba en una camilla y tenia un montón de tubos en mi cuerpo, habían unas cuantas de maquinas a mi alrededor, me asuste y me levante de un tirón pero mi cabeza me empezó a doler demasiado así que me volví a acostar.
—No te muevas, Evan —dijo tranquilo—Iré por el doctor —salió de la habitación y me quede a solas, pase mi mano por mi frente y me acomode en la camilla, la puerta se abrió de golpe y vi entrar a un hombre alto, de mediana edad, tenia los ojos verdes y el cabello castaño, y vestía una bata larga hasta las rodillas.
—Me alegra demasiado que hallas despertado —habló el hombre con voz gruesa, se acerco a mi y revisó una de las maquinas, me vio y coloco su mano en mi frente—Estas muy bien —anoto algo en unas hojas que estaban en un portapapeles—Mañana mismo te daremos de alta —dijo sonriendo y salio de la habitación mire a mi papa confundido.
—¿Qué paso? —mi padre me miro triste y se sentó en la camilla, tomo mi mano y la acaricio.
—No lo recuerdas ¿cierto?
—No mucho —cerré los ojos y trate de recordar, las imágenes de Miguel golpeándome vinieron a mi mente—Tuve una pelea con Miguel —pare y seguí -Choque contra los casilleros y todo se volvió negro —abrí los ojos y vi a mi papá mas triste de lo que estaba—¿Qué pasa, por que estas triste? —el iba a decir algo pero un nombre vino a mi mente y lo interrumpí—¡Angelica! ¿Dónde esta? ¿Está bien? —dije en voz alta, mi papá se sobresalto pero luego bajo la mirada.
—Hijo... —siguió sin mirarme—Tengo que decirte algo —me senté bien en la camilla y lo mire atentamente, no sabia lo que estaba pasando—Angelica venía todos los días a visitarte, se sentaba a tu lado y acariciaba tu mano, no paraba de decirte lo mucho que te amaba —sonreí débilmente—Pero, algo cambio en ella, ya no tenía ese brillo en los ojos y esa esperanza se desvaneció. Hijo tienes tres meses en coma, y hace dos meses una tragedia paso, Evan... Angelica murió —esas palabras fueron como mil espadas en mi corazón ¿Cómo que Angelica murió? Esto no puede ser verdad.
—¿Qué? ¿Qué clase de broma es esta? —grite.
—Evan, esto no es una broma —me miró a los ojos—Ella se suicidó —mi corazón se partió en un millón de trozos, esto no puede ser verdad. Mis ojos se cristalizaron y las lagrimas salieron como una cascada. ¿Angelica se suicidó? ¿Por qué?
—¿Por qué lo hizo? —dije entre sollozos.
—No lo sabemos, pero dejó esto —saco una carta del bolsillo de su pantalón, la tome y la mire detenidamente, la abrí cuidadosamente y la empece a leer.
"Querido Evan, perdóname por dejarte de esta manera, me ha costado aceptar esta decisión pero lo hice y espero lo entiendas porque lo hice por ti, por tu bien. No podía permitir que te sigan lastimando por mi culpa, yo no soy buena para ti, lo único que hago es agregarle más problemas a tu vida. Así podremos estar a salvo, yo ya no sufriré y tu tampoco, ambos seremos felices.
Y no quiero que estés triste, porque no es tu culpa, esta es mi decisión. Quiero que sigas adelante, que me olvides y que sigas construyendo tu vida. No quiero que te desveles todas las noches pensando en mi, quiero que te enamores de nuevo, que ames a otra chica tanto como me amabas a mi. Que la acaricies, que siempre la beses como si fuera la ultima vez que lo hagas. Que le dediques tus mas bellas sonrisas y tus mas sinceros "te amo".
No te preocupes por mi, siempre te estaré cuidando desde arriba, y recuerda que cuando estés feliz yo también lo estaré. Sigue adelante, ama, arriesga, vive.
Gracias por ser mi luz en la oscuridad.
Con amor Angelica."
Mis lagrimas salían aún más intensidad y mi corazón latía fuerte. Esto no podía pasar, tiene que estar viva, ella debe estar aquí.
Me recosté de nuevo en la camilla y tape mi rostro con mi manos, mis lagrimas no paraban de salir y tenia un gran dolor en mi pecho.
Ella se fue como se va un enfermo de la vida: despacio, con dolor pero sabiendo que al final, es lo mejor. Que después, quizás vendrá el cielo y si no, al menos el descanso.
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