Pasaron dos días y aún no hemos decidido que día reunirnos, cada uno esta en su mundo y ninguno le hace caso a los exámenes. Tome la iniciativa y llame a Evan para decirle que ya nos tenemos que reunir.

—¿Hola? —escuche la voz de Evan.

—¡Evan!

—Angelica ¿Cómo estas?

—Muy bien ¿Y tu? —respondí esperando su respuesta.

—No muy bien —me preocupe.

—¿Por qué? —me mordi una uña.

—Tranquila, solo estoy un poco enfermo —se escuchó un poco triste.

—¿Qué tienes?

—Un poco de fiebre y dolor de cabeza, no es demasiado.

—Bueno, espero que te mejores —me sentía mal por el.

—Tranquila lo estaré, ademas me alegró tu llamada —enseguida sonreí, no sabia que responder, hubo un silencio incomodo y recordé para que lo llame.

—Evan —mordí mi labio inferior.

—¿Si?

—Te llame principalmente para recordarte que tenemos que reunirnos para estudiar —dije y seguí—Pero ya que te sientes mal tendremos que esperar a que te mejores.

—Si, tal vez en algunos días me sienta mejor.

—Me avisas si te sientes mejor y cualquier cosa que necesites yo estaré.

—Muchas gracias, hasta luego —colgó.

Me recosté en la cama y me quede mirando el techo de mi habitación, mi mente estaba en blanco, ningún pensamiento recorría mi mente, y de repente me llegó un lindo recuerdo, una linda persona, una persona a la que no conocía su rostro, no conocía su voz, simplemente no conocía quien era él, me causaba dolor no saber quien podría ser ese amor que me podría salvar de esta cruel vida, ese amor que me falta, ese amor que puede llenar ese vacío en mi.

Lo único que me anima, lo único que tengo es Evan, el es lo único que me ayuda a seguir, sin el... sin el no tengo nada.

Pero la única pregunta sin responder, la pregunta que me esta destrozando.

¿Quién es anónimo?

¿Quién eres? ¿Por qué te escondes?

Me senté y tome mi celular, abrí el chat de anónimo y escribí con tristeza.

Yo: Hola.

Enviado a las 7:23pm

Deje mi celular a un lado y me quede esperando su mensaje. Suena mi celular y lo tomo rápido.

Anónimo: ¡Hey! ¿Qué tal estas?

Yo: mal...

Anónimo: ¿Por qué? ¿¡alguien te hizo algo!?

Yo: si... tu

Anónimo: ¿Qué? no entiendo ¿Qué hice?

Yo: lo siento, pero si no me quieres decir quien eres tendré que dejar de hablarte, me haces mucho daño al no saber quien eres, y no quiero seguir haciendo esto, no vale la pena seguir hablando con alguien que no conozco.

Anónimo: Angelica, no por favor, no hagas esto.

Yo: lo siento mucho, pero no puedo seguir sufriendo por alguien que no conozco.

Anonimo: no lo hagas Angelica.

Yo: entonces dime quien eres ¿Por qué te escondes?

Anonimo: Angelica, no es fácil, enserio quiero decirte, pero el miedo no me deja.

Yo: no tienes que tener miedo.

Anonimo: Angelica yo te amo y no se que haría sin ti.

Yo: lo siento anónimo, adiós.

Anonimo: Angelica...

Baje mi cabeza y mis ojos se cristalizaron, enserio no podía seguir así y tuve que hacer esto, borre a anónimo de mis contactos y todos nuestros mensajes desaparecieron, ya no había rastro de él en mi celular y pronto no habrá rastro de él en mi memoria.

Apague mi celular y y me acosté abrazando mi almohada mientras mis lagrimas salían y enseguida ya estaba sumergida en un profundo sueño.

Adiós anónimo.