
CAPÍTULO 5
<Que debo hacer dios?> Pensó Priscila abatida.
Deseaba que su cerebro mandará información a todo su cuerpo para que rechazará a ese hombre tan bello.
No podía quedarse con él, no podía hacerlo, pero si quería. Quería con toda su fuerza sentirlo, tocarlo, besarlo, decirle cosas hermosas y que él la amara.
Pero su corazón dudaba, no quería salir lastimada.
<No me volverá a pasar> Se dijo a si misma.
- A que le temes Priss? no te haré daño-
Priscila tomó aire y aún dándole la espalda le dijo.
-Todos los malditos hombres con los que he estado me han dicho la misma mentira. Y adivina que? me hicieron más daño que el que esperaba.- Dijo Priss con lágrimas en los ojos.
-No me compares con ellos preciosa, por que no haces la prueba? seguro que seré mejor que esos cobardes. Te diré por que ninguno de esos imbéciles no han llegado a nada contigo.-
Priscila se secaba las lágrimas con él pulgar a medida que las lágrimas iban descendiendo.
-Por que crees tú?-
-Por que eres la mujer más hermosa e inteligente que han conocido, esos idiotas se sentían tan poca cosa que no toleraron ser menos que tú, no soportaron estár bajo tu influencia. No podían llegarte ni a los talones. Y al no poder dominarte, lo más sencillo era lastimarte y hacerte sufrir. Me equivoco?- Dijo Alex serio y con la mirada cargada de impotencia.
-No lo sé Alex. Sólo se que al principio eran los hombres perfectos, y luego terminaron siendo la misma basura-
-Te diré una cosa, sabes por que soy diferente a esos idiotas?- Dijo Alex acercándose cada vez más hacia ella- Por que me has enamorado, Por que daría cualquier cosa por tenerte aunque sea cinco minutos para mirarte. Por que acepto lo inteligente que eres, y no me importaría estar a tus pies si eso te hace feliz. Te quiero a mi lado, te quiero conmigo, y si no puede ser, al menos lo he intentado y ya lo sabes. Me conformaré con verte unos minutos cada día en MELODY.-
Priscila había dejado de llorar en medio de esa declaración y sin pensarlo un segundo más, dejó que todos sus sentidos explotaran. Dejó a un lado la creencia hacia los hombres. Ese momento era de ellos y no podía permitir que nada lo opacara.
Priss se adelantó a besarlo sin rodeos. Alex se apretó más a ella, apoyando su espalda en la puerta. Sentía sus venas arder con el paso de su sangre en ebullición.
Priscila respiraba entrecortadamente. Lo deseaba urgente quería sentirlo, de pronto la ropa se le hizo insoportable y luchó por sacarse la blusa. Alex la ayudó con una delicadeza que ella no pudo soportar.
Quería todo rápido, Forcejeo con la camisa de Alex, que debajo tenía una remera.
-Por que tienes tanta ropa?- Pregunto divertida.-Eso es muy poco atractivo-
-No tenía pensado hacer el amor hoy mismo, pero dada las circunstancias, prometo que la próxima vez tendré menos ropa.- Dijo riendo y mordiendo su cuello.
Fue dejando un rastro húmedo hasta su boca, y la tomó con ardiente deseo, jugó con su lengua y absorbió todos sus gemidos.
Término de sacarse la remera y aflojó con una mano su cinturón. Priscila con su mano presionó su pecho y su abdomen, luego siguió bajando hasta colarse entre su pantalón y el calzoncillo.
Encontró la fuente de calor, estaba tan dura y firme que se sintió débil, quería tenerlo dentro. Sus partes más íntimas latían de ansiedad. Sintió sus enormes manos en su cintura y la levantó como si no pesara nada. La llevo hasta la cama y terminó de desvestirla.
Su ropa interior era tan sensual y erótica como inocente, era una delicada lencería de encaje blanco. Alex no podía soportar por más tiempo. Tenía que hacerla suya. Quería que ella sintiera lo mucho que provocaba su ser.
Alex se terminó de desvestir y jugó con su cuerpo, sabiendo lo impaciente que estaba. Con dulces y delicados besos en los hombros fue bajando los tirantes, mientras tanto con su pierna entre las de ella hacía presión para separar sus muslos. Con una de sus fuertes manos acarició todo su cuerpo a lo largo. Priscila sentía el rose del bello masculino entre sus muslos y se excitaba cada vez más, hasta que el deseo se hizo incontrolable.
Ella lo acarició con desesperación, pero el iba tan despacio que se estaba volviendo loca.
-Por favor Alex, no aguanto más. Hazme tuya de una vez.-
Esas palabras bastaron para que Alex se sintiera necesitado, querido.
Había estado con muchas mujeres, pero sólo por una necesidad física. Lo que sentía por Priscila era más que una necesidad, era amor.
De nada valía pensar en una venganza cuando, el ser que quería usar para vengarse le estaba entregando su cuerpo y quizá su corazón.
Dejó de pensar en ello, y fue directamente con sus dedos en la entrada de su cuerpo. Estaba húmeda y caliente, estaba más que lista para recibirlo.
Besó tiernamente sus senos, jugueteó con sus pezones y mientras se estremecía de placer Alex buscó la posición para entrar en su cuerpo.
Había sido la sensación más hermosa y sensacional que hubiera experimentado en su vida. Se movía con delicadeza y Priss le seguía el ritmo, mientras él besaba su cuello y sus labios, Sintió como ella elevaba las caderas, los espasmos del clímax se estaban haciendo dueños de su cuerpo. Alex comenzó a dar rápidas embestidas y logrando endurecer aún más la excitación. En menos de un minuto, se había liberado en ella.
Estaban exhaustos, les faltaba el aire, el calor de sus cuerpos envueltos era sensual. Se miraron con una ancha sonrisa y él hablo primero.
-Tu me lo has dicho preciosa. Sería difícil pero no imposible. Y aquí estás y créeme que no dejaré que te vayas de mi lado.-
Priss sólo sonrió, pasó sus dedos por su hermoso rostro. y le dijo.
-No podemos estar juntos cielo. Ya he sufrido lo suficiente para creer en el amor.-
-No te pido que me Ames. Sólo que me dejes amarte.-
A la mañana, cuando Priss abrió los ojos, se encontraba en la pequeña cama junto al hombre que la había llevado al espacio.
Él la tenía entre sus brazos y ella no podía sentirse mejor en contacto con ese cuerpo firme y bien marcado. Trato de no despertarlo mientras se soltaba de los fuertes brazos. Cuando quiso salir de la cama,Alex tomó su mano y le pregunto.
-A donde crees que vas?-
-Al baño- Se acerco para darle un beso en los labios- Ya es tarde, debería estar en MELODY. Me dejas ducharme?-
-Solo si puedo ayudarte.- Le dijo sonriendo pícaro.
No creyó que lo haría, pero cuando se estaba duchando, Alex se presento en el pequeño espacio para compartirlo con ella.
El comenzó a acariciar su cuerpo, enjuagando el jabón, y esto la excito hasta la médula. Las caricias y los besos se hicieron mas abrasadores y sin perder mas tiempo, Alex la puso de espaldas a el, y con delicadeza le hizo el amor.
-No te vayas aun, quédate a desayunar conmigo.- Suplico Alex, parecía un niño caprichoso.
- Que tienes para desayunar? es obvio que no tienes nada, porque siempre desayunas en MELODY.-Alex rió a carcajadas, por tal descubrimiento.
- Tienes razón, no tengo ni siquiera te, para ofrecerte.-
Conforme iban pasando los días, Alex y Priss se habían convertido en buenos amigos y muy buenos amantes, sin un nombre exacto a la relación, ambos se sentían cómodos por tenerse uno al otro, ya sea para salir un rato a divertirse o simplemente juntarse en casa de él o de ella, cenar y hacer el amor.
Con la llegada de diciembre el calor era mas intenso. Navidad y Año Nuevo estaban cerca y Priss ya tenia planes de viajar a New York a pasar las fiestas con sus padres. Alex al enterarse de esto también decidió pasar la fiestas allí y visitar a su tío, Así podría ir y volver con ella.
No tenia intensión de invadir su espacio familiar, pero tenía un motivo mas por el cual ir en esas fechas, y era porque el aniversario de la muerte de su madre estaba próximo.
El veintinueve de diciembre se cumplirian catorce años, y al recordarlo, ese día se sintio solo, decaido y triste.
No fue a desayunar a MELODY, ni mucho menos a trabajar.
Las reformas estaban casi terminadas, solo quedaban mínimos detalles, de los cuales se encargaba él y otro ayudante mas. Priss se sintió abatida por la ansiedad de saber si estaba bien y comenzo a llamarlo al celular, esperó tres tonos, antes que sonara el correo de voz para dejar un mensaje, intento dos veces mas, y al no tener respuesta, le dejo un mensaje de texto.
[HOLA CIELO, QUE PASO QUE NO VINISTE HOY, TE SIENTES BIEN? CONTESTA POR FAVOR, ESTOY PREOCUPADA. IRE A TU CASA SI NO RESPONDES]
Pero Alex al ver ese mensaje ya estaba medio barracho. Lanzó el celular contra la pared. Estaba bebiendo desde temprano.
El aniversario de la muerte de su madre. Catorce años sin poder vengarse del asesino y haberse enamorado de su hija, era lo que mas le dolia y todo eso lo estaba matando. Ya que, su intension era deshacerse de ella, para que su padre sufriera la perdida de un ser querido.
Podria haber matado a Hanna, pero terminó queriendo tanto a esa mujer que desistió de hacerle daño. Estaba perdido en sus recuerdos. La imagen del robusto hombre y el cuerpo de su madre empapado en sangre, era lo único que había quedado de esa tarde del veintinueve de diciembre de 1992.
Sabía que Priss llegaría minutos pasados las tres de la tarde, y no le importó que lo viera asi. Para cuando sonó el timbre, Alex estaba totalmente alcoholizado, no entendía nada, ni siquiera podia mantenerse en pie, fue hasta la puerta sosteniendose de las paredes y cuando vió a Priss se deshizo en lagrimas.
-Oh cielo, que paso? Por que estas asi? No me has respondido las llamadas ni el mensaje.- Alex solo sollosaba en su hombro.
-Te necesito Priss, quedate conmigo.- Dijo arrastrando las palabras.
Priscila, se encargo de sacarle la botella de vodka que tenía en la mano, y lo llevo al baño para que tomara una ducha. Lo ayudo a penerse ropa interior y lo condujo a la cama. Ella se sentó a su lado y él se abrazo a sus caderas.
- Te amo Priss, nada cambiará lo que siento por ti, me oyes? Nada de lo que haga cambiará lo que siento por ti.- Dijo Alex y se quedó dormido.
Priss también cerró sus ojos y durmió casi una hora. Luego se despertó y comenzó a ordenar todo el departamento, abrió las ventanas y limpió todo. Habían papeles en la mesita de la pequeña sala y los ordeno sin prestarle atención hasta que vió una foto de su padre.
<Que hace Alex con la foto de mi padre>
Comenzó a revisar todo apresuradamente y habían datos de Hanna y tambien de ella misma y sintió como los nervios y la intriga florecían en su interior.
No sabía que hacer, ni que pensar. Después de ordenar todo volvió a la cama con él, y mientras acariciaba su cabello, se preguntó una y otra vez, que debería hacer.
Preguntarle directamente sería una mala idea, Asi que, solo decidió dejar que él decidiera como y cuando darle una explicación y ser precabida. Lo cierto era, que no tenía miedo, solo sentía curiosidad.
A la noche, Priss había cocinado y despertó a Alex para que comiera. El dolor de cabeza era tan intenso que no quería salir de la cama. Priss le alcanzó aspirina y agua y le acercó la comida a la mesita de noche.
-Cuando te sientas mejor, podrás contarme el porque de este comportamiento?- pregunto Priscila sin levantar la voz.
Se notaba que todo sonido le retumbaba en la cabeza.
-Lo siento si te preocupé. No recuerdo nada, te hice daño?- Pregunto Alex temiendo una respuesta positiva.
Si bien el la amaba, no podía dejar de lado sus planes de venganza.
-Por que me harías daño? Hice algo malo para merecerlo?-
-Por supuesto que no preciosa, sólo que no recuerdo ni cuando llegaste y eso me preocupaba. Me agarrarste en un estado depresivo. El veintinueve se cumplen catorce años de la muerte de mi madre, y aún me duele como si hubiese sido ayer- Dijo Alex con un tono de voz apagado.
-Cielo te he dicho mil veces que puedes contarme lo que sea, y sigues guardandote todo lo relacionado con tu madre. No te voy a presionar, pero temo que te hagas daño, y eso me hará mal a mi-
-Algún día te contaré todo. No te preocupes. Eres una gran compañera, un gran apoyo.-
Mientras Alex comía, el silencio reino en la sala. Priscila lo veía como una adolescente enamorada.
-Por que tu no comes? - Pregunto él.
-Mientras cocinaba, el olor casi me hace vomitar. Al perecer algo que comí temprano me cayó mal. Pero ya se me pasará.- Dijo bostezando.
-Por que me miras así?-
-Me dijiste algo que no pensé escuchar nunca. Dijiste que me amabas y que nada cambiará los que sientes. Y soy la mujer más feliz del mundo- dijo Priscila sonriendo.
Pero Alex no se mostró tan feliz como ella. Tuvo miedo de haber hablado de más. Él sabía que esas palabras eran exactamente por los planes de venganza que tenía hacia su padre. Realmente amaba a esa mujer, pero tenía que hacer justicia por la muerte de su madre.
-Iremos juntos a Estados unidos, pasaré las fiestas con mis tíos, pero antes de volver quisiera conocer a tus padres.-Dijo Alex sin mostrar ninguna emoción.
A Priscila la invadió una sensación de frío en todo el cuerpo. Tenía una mala espina, pensó en la mala experiencia que había tenido con sus ex novios, aunque Alex era muy diferente a todos ellos, igualmente sintió que debía rechazar esa propuesta.
-No creo que sea el momento. No hace mucho que estamos juntos, y no quiero apresurar las cosas. He tenido muy mala experiencia, y deseo conservar esta relación por mucho tiempo.-
-Lo sé, y te entiendo. Pero sólo quiero conocerlos y luego me vuelvo con mis tíos. Ya te había dicho que quiero que disfrutes de tu familia. Yo te tendré todos los días cuando volvamos.-
Inocente de los planes de Alex, aceptó la propuesta.
<Que podría pasar de malo? Sólo será un día>
CONTINUARÁ. . .
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