CAPÍTULO 2
*Foto de portada: ALEXANDER*
Priscila había llegado a su casa tan rápido como pudo. Cerró la puerta detrás de si y apoyo la espalda en ella y se quedó allí un buen rato. Estaba agitada como si hubiera corrido, pero era su corazón el que latía incontrolable. No podía creer volver a sentir tales emociones. Hacía mucho tiempo que había cerrado su corazón y no quería abrirlo para nadie más.Sin embargo, la vida la estaba poniendo a prueba nuevamente.
Priss había tenido muy malas experiencias con sus parejas anteriores. Todas llevadas al fracaso. Y la última relación, si no hubiese sido por Kevin, quizá no estaría contando la historia.
No podía permitir que un desconocido llegará de la nada y conquistara su corazón.
Pero la imagen de Alexander recorría su mente.
-Tengo una terrible abstinencia sexual.- Dijo Priss riendo, y decidió tomar un largo baño para calmar esa ansiedad.
Alex se quedó en la cama el resto del día, pensando en esos hermosos ojos.
-Por que tenía que ser tan hermosa? Nadie me dijo que lo fuera.-
Uno de sus objetivos de estar en esa ciudad era para conocer a Priscila, lo que no imagino era que está mujer pudiera embrujarlo con su belleza.
-No debería desviarme del camino. Es sólo una mujer hermosa.-
Alex había pasado la mitad de su vida buscando justicia en New York. Cuando tenía quince años había perdido a su madre de la peor manera.
Una tarde volviendo de hacer algunas compras, Alex y su madre estaban por cruzar la calle, cuando de la nada en la esquina dobló un patrullero a toda velocidad, perdiendo estabilidad y llevándose todo por delante, incluso a Mariann, su madre.
El patrullero había impactado sobre el cuerpo de la mujer. El policía bajó para ver a la víctima. Era un hombre rubio de ojos verdes, de estatura alta y con un físico absolutamente atlético, espalda ancha, brazos enormes y piernas fuertes. Su apariencia daba miedo, y su rostro estaba endurecido por la frialdad.
-No te preocupes muchacho, en unos segundos vendrá una ambulancia. No toques a la mujer- Dijo el policía con el ceño fruncido.
Dicho esto volvió a su patrullero y arrancó a toda velocidad.
Tal y como había dicho, la ambulancia tardó sólo siete minutos. Los cuales fueron fatales para Mariann.
Cuando llegaron al hospital ya era tarde, había fallecido en el camino. De igual forma le hicieron los estudios de rutina y la autopsia. En la cual se veía claramente una fractura de clavícula, traumatismo de cráneo, y lo peor una fractura vertebral a nivel cervical cinco y seis, con ruptura medular, lo cual dejaba claro que si la mujer vivía, lo único sano, sería su cabeza, del cuello hacia abajo sería un vegetal.
Después de ese día no supo más nada del patrullero, ni del policía que había asesinado a su madre. Y juro sobre su cuerpo sin vida que encontraría a ese hombre y lo haría pagar con la misma moneda, por haberle arrebatado la vida.
Alex había quedado completamente sólo. No tenía padre, sólo su tío estuvo a su lado en ese momento y con el cual vivió unos años, hasta que logró ingresar a la universidad de arquitectura y conseguir empleo.
Mientras tanto investigó desde el primer hasta el último policía de New York.
El rostro del hombre que conducía ese patrullero había quedado grabado en su memoria con mucho rencor. Quería matarlo sin importar que tuviera que terminar en prisión. Pero valía la pena si era la única forma de hacer pagar a ese hombre por la muerte de su madre.
Después de años de búsqueda, encontró al hombre que buscaba en la Estación Policial Número Cinco, ubicado en Elizabeth Street.
Casi ocho años habían pasado de la muerte de su madre. Pero aún así tenía que vengar su muerte. Busco muchas maneras de matarlo a sangre fría, pero no tuvo agallas. No era fácil quitarle la vida a alguien. Fue entonces, cuando investigó todo sobre la vida de este hombre, quería saberlo todo, para así idear un plan y destruirlo. Si no podía matarlo lo haría sufrir de la peor manera.
Por medio de algunos contactos, se entero que este hombre se llamaba Edwin Kahler, descendiente alemán. Vivía con su esposa, Hanna y su hija Priscila.
El plan estaba casi listo, podría envenenar a cualquiera de las dos mujeres, y con su muerte viviría en agonía, como lo hacía él. Debía tener contactos en la vida de las mujeres como para tener acceso sin problemas. Pero ese mismo año Priscila había desaparecido del mapa.
No importa, aun puedo ir por su esposa- Penso con frialdad.
Así que de un momento a otro intento acercarse a ella con amabilidad buscando momentos oportunos para ayudarla, como ir a los mismos lugares de compras y encontrarse de casualidad. Era una mujer sumamente sabia, e inteligente. Era muy generosa, y muchas veces le daba algún que otro consejo. Podría decirse que se habían hecho amigos o buenos conocidos.
-Seria un pecado aun mas grande si me deshiciera de esta alma tan buena y no del maldito asesino-
Así que tampoco tuvo agallas para asesinar a la bondadosa mujer. Debía encontrar a su hija. Así que en uno de esos encuentros "casuales", Alex comenzó a preguntar por ella. La señora amablemente le contó hasta el color de sus calcetines.
-Priscila, es una jovencita muy educada y dulce. Es demasiado alegre y confianzuda, así como yo. Pero tiene un gran parecido con su padre, es rubia de ojos verdes y de tez clara. Lo único que le doy gracias a dios, es que no haya heredado el físico de mi marido. Creo que mi pequeña seria una monstruosidad.- Dijo Hanna con simpatía.
Por esos momentos, Priss tenía veintidós años y estudiaba Administración de Empresas en Ohio. Por lo cual decidió dejar de lado sus planes y terminar la universidad. Ya que llevaba atrasado casi dos años. Después de recibirse de arquitecto. Volvió a tener contacto con Hanna, Y cuando Alex pregunto por Priscila, ella ya estaba en la gran ciudad. Con lagrimas en los ojos le había contado que había tenido algunos problemas personales, y había decidido vivir en otro país. Donde trabajaría en una cafetería llamada MUSIC MELODY. Toda esa información basto para que Alex decidiera viajar y encontrarse con la muchacha y cobrar venganza.
El único problema, era que tenía que acercarse a ella, pero al parecer iba a ser bastante difícil. Sin embargo, Alex seguía yendo a la cafetería todos los días. No solo para ver a Priss, sino por que el lugar le encantaba. Había días que ni siquiera la veía.
No había vuelto a buscarla para hablar, y ella no le dedico ni un minuto para preguntar que era lo que quería hablar con ella, esa tarde que se encontraron en la calle, y huyó despavorida.
Así que un día fue a la tarde, sabiendo la hora exacta que salía Priss, decidió esperar. Había llevado planos para adelantar trabajo mientras esperaba, Estaba muy concentrado pero miraba a su alrededor de a ratos. La entrada de un hombre muy bien vestido, le llamó atención, el hombre Rubio de ojos claros, saludó a todos y entró en la oficina.
-Seguro debe ser el dueño- Dijo Alex con fastidio. Y unos minutos después salió Priss con una sonrisa radiante y muriendo de risa.
Alex sintió una leve punzada de celos. Se veía aún mas hermosa sonriendo, hacía dos meses que iba a verla todos los días y era la primera vez que la veia sonreir. Quizá ese hombre sea su novio, o algo así. Y sintió aún mas la ira correr por sus venas.
Al rato llegó una chica joven de veinte años, saludando a todos y causando un leve alboroto entre todos. Vió que Samy, había dejado todo para saludarla. Alex estaba mas concentrado en lo que ocurría en el lugar, que en su trabajo.
Priss estaba tan radiante y cuando se encontró con la joven, se saludaron y comenzaron a hablar aceleradamente. En un momento Priss miró hacia donde estaba sentado Alex, y éste al darse cuanta, volvió la mirada hacia sus planos.
-Que me pasa? parezco un idiota.- Se dijo a si mismo.
Luego salió Kevin de la oficina, y Emma sin vergüenza alguna fue a su encuentro y con un cálido abrazo, besó sus labios.
-Hola amor, no te esperaba.- Dijo Kevin con evidente felicidad.
-Nos liberaron antes de tiempo, ya no daba mas. Estoy agotada.-
-Quieres comer algo?-
Emma lo pensó unos segundos y dijo.
- Si, a ti.- y Rió sonoramente.
-Hay por dios, los odio cuando se ponen cursis, mejor me largo.- Dijo Priss saludando a Kevin y a Emma.
Alex observaba todo desde su mesa, sin dejar de sacarle la mirada a Priss, ella lo miró con descaro y cuando quiso caminar a la salida, kevin le dijo en un susurro.
-Veo que tienes un admirador, podrías aprovechar, para bajar la turbulencia de tus aguas.-
-Ni muerta, y menos con ese tipo. Me genera rechazo- Dijo Priss con enfado.
-Eres tu quien los rechaza, no te puedes hundir en el pasado mujer. Si no buscas alguien que te haga feliz, terminarás tan amargada como lo era yo.- Le dijo kevin con una sonrisa y tomando de la cintura a su novia.
- Preocúpate por tus asuntos. Eres un empresario, no cupido.- Dijo Priss marchando a paso firme por la puerta sin mirar hacia Alex.
Pero éste sin duda se sintió el mas idiota de todos, por que mientras el miraba a Priss que salía de MELODY, el grupo que estaba con ella, se quedó mirándolo a él, incluida Samy. Se sintió tan estúpido con las miradas clavadas en él, que quiso huir.
-Samy, me podrías traer la cuenta por favor?- Dijo Alex, con una sonrisa dudosa.
La fría mirada de Kevin lo intimidó. Y mas aún cuando éste se le acercó. La voz tan gruesa y aspera, no era la misma que hacía unos segundos. Cuando abrazó a la muchacha, su voz era cálida, y en ese momento parecía que quería matar a alguien.
-Buenas tardes, Soy Kevin El dueño de MELODY. Y usted es?...-
-Mucho gusto, Alexander.-
- Usted no es de aquí puedo notarlo por su acento. De donde es?- Dijo Kevin en tono frío y cortante.
-De New York. Estoy trabajando en unas construcciones por este radio y vivo en frente por ahora.- Dijo Alex con algo de temor.
- Yo también viví un tiempo y estudie en New York. Es usted arquitecto?-
-Así es señor, y por favor, le agradecería que me tuteara.- Dijo Alex algo más relajado.
-Me gustaría hablar contigo, podrías venir a mi oficina?- pregunto Kevin.
- Si, Por supuesto- Dijo volviendo a ponerse nervioso.
Cuando iban camino a la oficina lo presentó con Emma.
-Ella es Emma, mi prometida. A Samy seguro ya la conoces, y bueno, la mujer que prácticamente salió huyendo es Priscila. Mi amiga y administradora de MELODY.- Kevin volteó para hablar con Emma.- Quédate un rato más. Que Samy te haga compañía, mientra hablo con el muchacho, si?-
-Si te esperaré, pero no me quedaré mucho, Mañana tengo práctica en un hospital y debo madrugar, así que hoy me iré a dormir temprano.- dijo Emma agachando la cabeza con aire cansado.
En la oficina, Kevin lo invitó a sentarse. Le pregunto sobre toda su educación. Donde había estudiado, o en que tipo de construcciones se experimentaba. Alex le fue sincero, tenía dos construcciones a cargo y eran las primeras. Había sido ayudante de maestro mayor de obras. Pero no tenía ninguna experiencia.
A Kevin eso le bastó. Tenía planes de agrandar MELODY. Y sin dar más vueltas le pregunto.
-Que posibilidad hay, de que agrandes mi cafetería? Tenemos demasiados clientes y hay horas que mucha gente se queda afuera. Cuanto tiempo te llevará esas dos construcciones?-
Alex abrió los ojos sorprendido, Todo estaba saliendo a la perfección. Estar en MELODY sería mas fácil tener acceso a Priss.
-Supongo que la construcción terminará en seis meses, pero yo podría comenzar acá en dos meses. Debo sacarme de encima lo más pesado.-
- Está bien. Confío en ti. Cuando quieras, puedes ver las instalaciones, se que vienes más seguido por la mañana. Así que si no te molesta, podrías preguntarle a Priss cualquier duda. Yo le avisaré que tendrás acceso a todo el lugar.-
-A mi no me molestaría, al contrario, he querido acercarme a ella, pero me evita todo el tiempo- Dijo Alex sin una pizca de falsedad.
Estaba siendo totalmente sincero. Kevin le había caído muy bien.
-Bueno, podrías aprovechar la oportunidad. No será fácil, Priss ha tenido una muy mala experiencia en el amor. Ha sufrido demasiado y no quiere volver a pasar por lo mismo. Tendrás suerte si logras que por lo menos te salude con una sonrisa.- Le dijo Kevin retándolo a que lo intentara.
Y en Alex había despertado cierta curiosidad. Quería saber más de ella. Toda esa mujer era un misterio. Todo lo que Hanna le había contado de su hija, no parecía ser cierto. Hacía dos meses que estaba dando vueltas a su alrededor y no había encontrado ni rastro de la dulce y alegre Priscila de la que su madre había hablado.
-Será todo un reto. Pero haré hasta lo imposible por ganarme su corazón.- Dijo Alex con firmeza y seguro de si mismo.
A Kevin le causó gracia, y meneo la cabeza sin poder creerlo y dijo.
- Me gusta tu ánimo, Mucha suerte. . . La necesitarás.-
CONTINUARÁ. . .
HOLA HOLA A TODOS!!!
Estoy feliz x los bellos comentarios en mi novela anterior. y no voy a dejar de agradecer a todas aquellas personas que dedicaron un poquito de su tiempo para darle un visto, un voto y dejar un comentario.
Espero que la historia de Priss y Alex sea tan atrapante como la de Emma y Kevin.
los kiero cn todo mi ♡.
Les dejó un millón de besos y un fuerte abrazo!!! espero votos y comentarios para esta linda historia!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro