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CAPÍTULO 23

*Capítulo 23*



Veo a mi madre entrar al pequeño café que está en el centro comercial, veo a la mujer rubia, bajita pero esbelta, de ojos verdes esmeralda y con un gran ego.

La mujer que me dio la vida y me recriminó demasiadas cosas, la mujer que me culpo porque mi padre no le dio más dinero. Pero es la mujer que perdoné sin pensarlo, la que le dí todo mi amor y comprensión.

A la única persona que le rendiré cuentas, a parte de mi padre.

Achina los ojos y busca por todo el lugar. Si, mi miopía es herencia de su parte.

Gira su rostro un poco y me encuentra, su sonrisa se hace grande y trota hacia mi, más de un hombre dirige su mirada hacia ella. No es algo nuevo, mamá siempre ha llamado la atención.

— ¡Mi niñita!— chilla envolviéndome entre sus brazos.

Nos hacía falta un abrazo de mamá.

— Hola, Bianca— la molesto, a ella no le gusta que le diga así.

— Voy a ignorarte porque estoy de muy buen humor— sacude su mano en el aire. Se sienta y me observa— Estás hermosa, mi Sol.

— Gracias, mamá— sonrío con timidez— Tu también te ves muy bien.

— Hago lo que puedo— se encoje de hombros.

— ¿Cuándo llegaste?— cuestiono.

— Ayer, pero ya era muy tarde para llamar— me informa— Además, estaba muy cansada y tampoco quería molestarte.

— No había problema— le digo— Sabes que duermo tarde.

— ¿Has estado tomando tus medicamentos?— cuestiona, asiento— ¿Has estado comiendo sano?.

— Lo normal— hago un mueca.

— No has parado de comer pizza— afirma, arrugo la nariz— ¡Sol!.

— ¡Mamá!— exclamo cuando pellizca mi mano— Sabes que me gusta.

— Pero no puedes comer tanta grasa— me reprende— Eres terca.

— Cómo tú— sonrío— Hoy desayuné un sándwich de pavo.

— ¿Y los días anteriores?— arquea una ceja.

Es como verte frente a un espejo.

— Los días anteriores también— me encojo de hombros.

— No me mientas— me apunta con el dedo— Soy tu madre.

— Y yo tu hija— vuelvo a sonreír, ella frunce el ceño. Es tan fácil hacerla enojar.

Como a ti.

— Te he extrañado mucho— me dice con ternura.

— Y yo a ti, mamá— tomo su mano.

— ¿Has hablado con tu padre?— asiento.

— He estado pasando más tiempo con él— digo.

— Me contó que vas a entrar a la universidad— asiento y suspiro.

— Tuve muchas influencias para aceptar...

— Tu padre me dijo que estás saliendo con alguien— ruedo los ojos.

¿Puede ser mi padre más chismoso?. No, creo que no.

— Si, estoy saliendo con alguien— afirmo— Pero no es asunto de nadie.

— Me dijo que es mayor que tú— golpeo mi frente— ¿Qué tanto?.

— Siete— murmuro y ella abre los ojos.

— Bueno, puedes aprovechar y ya— dice y arqueo una ceja.

— No estoy con él por dinero— aclaro— Mamá, perdóname pero no soy como tú.

— Sé perfectamente que no eres como yo— concuerda y me sonríe— Y estoy orgullosa de ti por eso.

— Bueno— suspiro.

— Por eso mismo te digo que no te ilusiones— dice y frunzo el ceño— Todos los hombres son iguales.

— ¿A qué te refieres?— arqueo una ceja.

— Vamos, Sol— ríe— No crees que está contigo por amor, ¿Oh si?.

Mis labios se entreabre.

— ¿Qué Insinúas, mamá?— pregunto en un susurro.

— Sol...— su voz sale rara— Nena, es mayor que tú, y...

— ¿Y que, mamá?— vuelvo a preguntar con el corazón latiéndome a mil por hora.

— Pues... él es importante y tú...

No soy suficiente para él— susurro entrecortado.

Mis ojos se cristalizan y mi madre me ve frunciendo el entrecejo.

— Sol...

— No quiero hablar, mamá— me levanto y limpio una sutil lágrima que baja por mi mejilla.

— Sol, no quise decir eso...

— Ya no importa— la esquivo y salgo del local.

Camino a paso rápido por todo el centro comercial y bajo las escaleras eléctricas prácticamente corriendo.

Salgo a la calle y lo primero que soy capaz de hacer es de caminar en dirección al centro. Camino lo más rápido que puedo para poder llegar a mi casa. Solo quiero encerrarme y dormir de por vida si es necesario.

¿Y si tienen razón?. ¿Y si no estás a su nivel?.

Niego y trato de controlar mis pensamientos.

Sol, no descartes la idea de que, no seas suficiente para él.

Llego a mi casa y cierro la puerta de un portazo.

Dejo caer el bolso al suelo y observo todo.

Mi mente es un remolino y no sé en qué pensar. Inhalo profundamente y me doy la vuelta para salir nuevamente.

Necesito aclarar todo de una vez por todas.




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Esto está en sus manos, ¿Maratón para el final?.

Los estaré leyendo.

¡Voten y comenten mucho!

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