CAPÍTULO 15
*Capítulo 15*
— ¿Estás seguro de esto?— pregunto mientras coloco mi brazo sobre su hombro— No me hago responsable de huesos rotos, hermanito.
— Claro, no creo que golpees tan fuerte— dice y me mira con burla— Eres bajita.
— Cállate, idiota— todo su mano y lo guío dentro del local.
Un chico moreno con demasiados músculos está en el mostrador, nos acercamos a él y soy la primera en hablar.
— Hola, venimos a la clase de boxeo— digo sonriendo.
— Por supuesto— me mira de arriba debajo de forma rara— Yo soy el encargado, síganme.
Lo seguimos a lo que parece una pequeña jaula.
— ¿Han practicado boxeo antes?— cuestiona el chico y mi hermano niega.
— He golpeado antes, ¿Eso cuenta?— pregunto y el moreno sonríe.
— Claro que cuenta.
Me ayuda a colocarme los guantes y también ayuda a Andy, después nos ponemos frente a frente y el chico quiere que le hagamos una especie de demostración.
Me coloco en lo que, supongo, es en guardia. Andy hace igual e iniciamos.
— No creas que porque eres mi hermana te voy a dar ventaja— dice sonriendo.
— No creas que porque eres mi hermanito te voy a golpear suave— contrataco.
Andy estira su brazo y me da un golpe por encima del hombro, me adelanto y golpeó sus brazos.
— ¿Desde cuándo sales con Logan Coleman?— cuestiona de repente y me detengo en seco.
— ¿Qué?— lo miro incrédula.
— Dejaste tu teléfono sobre la barra de la cocina— murmura y me golpea en el abdomen suavemente— Estaba desbloqueado.
— ¿Revisaste mi teléfono?— le pregunto molesta, golpeando su cabeza.
— Solo lo vi— dice quejándose— No quise hacerlo. No le diré a papá si es lo que te preocupa.
— No, claro que no lo harás— golpeo su brazo varias veces.
— ¿No es muy grande para ti?.
— Eso no te importa— respondo con el ceño fruncido.
— Uy, perdón— se burla— ¿Cuándo vas a golpearme cómo es?.
No lo pienso dos veces y estiró mi brazo, dándole un fuerte golpe en la nariz. Andy cae hacia atrás y yo solo soy capaz de abrir la boca.
— ¡Oh por Dios!— ahogo un grito y me agacho junto a él en el suelo— ¿Estás bien?. Andy, lo siento.
— Está bien— dice el chico moreno deteniéndose junto a mi— No es nada— dice observando la nariz de mi hermano, de la cual, sale un hilo de sangre— Puedo curarlo.
— Oh, no— me levanto y cómo puedo me quito los guantes— Voy a llevarlo al hospital.
— No creo que sea para tanto— dice mientras me ve quitarle los guantes a Andy y ayudarle a levantarse.
— Claro que lo es— digo— Me lo dieron en una pieza, así mismo lo entregaré. Gracias por la clase.
Andy sostiene su nariz mientras caminamos fuera del gimnasio.
— No es nada, Sol— murmura— Solo me dolió.
— Algo te pasa y Angélica me mata— detengo un taxi y obligo a mi terco hermano a subir.
— No es nada— dice la enfermera colocándole un par de algodones en las fosas nasales— Solo fue un mal golpe, pero todo está bien. No hay fractura ni nada que se le parezca, estará bien.
— Gracias— le digo viéndola salir de la habitación.
— No sabía que te gustaban mayores— murmura mientras se recuesta.
— ¿Puedes callarte?— ruedo los ojos— No estoy de humor.
— Oye, soy tu hermano. Tengo derecho a saber— dice.
— Aún no, Andy— niego— Aún no.
Dos horas después, papá vino por nosotros y nos llevó a su casa.
— No fue mi intención golpearlo— me disculpo con Angélica.
— No te preocupes, cariño— me sonríe como siempre, con amor— Es culpa de este inútil.
Golpea a Andy en la cabeza y este se queja haciendo que suelte una carcajada.
— El próximo lunes me envían los papeles de la venta del departamento— informa papá, luego de sentarse junto a mí.
— ¿Por cuánto lo vendiste?— cuestiono.
— Veinte mil— se encoje de hombros.
— ¿Qué?— pregunto atónita— ¿Veinte mil?, Pero si me costó ocho mil.
— En el mundo de los negocios todo se redondea, solecito— palmera mi brazo.
¿Veinte mil?. Si, Sol. Veinte mil.
— Logan...— susurro en medio de un jadeo, su mano me impulsa a seguir subiendo y bajando sobre él.
Mis brazos rodean su cuello y beso sus labios, mi respiración se atasca en mi garganta y mi cuerpo tiembla sobre el suyo.
Cuando nuestras respiraciones se normalizan, sus manos apartan los mechones rubios de mi rostro. Sus labios se juntan con los míos y me encuentro sumergida en él.
La presión del brazo de Logan sobre mi abdomen me molesta, por lo que, tomo su brazo con delicadeza y lo coloco más abajo. Sé que debo despertarme, pero no quiero.
Entreabro los ojos y me encuentro con su rostro frente al mío. Sus ojos están cerrados y su respiración es calmada, sus largas pestañas rozan sus pómulos y sus labios están entreabiertos.
Mis dedos se pasean por su mejilla y un ligero rastro de barba roza mis dedos, su brazo me atrae más hacia él, haciendo que nuestras narices se rocen.
No será difícil acostumbrarse a esto.
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¡Les está gustando el maratón de hoy!
2/3
No se vayan.
¡Voten y comenten mucho!
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